[Tristán]
Salí de la oficina con una sonrisa en el rostro, era una de total satisfacción al ver Iñaki con esa cara de estúpido que siempre ponía, después de años le había dado un poco de su propia medicina y aunque no soy vengativo, esto era para festejarse.
Definitivamente era un Tristán nuevo, uno mejor del que había salido de aquí, más comprensivo, paciente, fuerte y ágil. Un padre amoroso de tres hijos que me aman con locura, me casé con el amor de mi vida, viajé con ellos, lloré, reí, con ellos, construí la vida que siempre deseé y ahora regresaba a mis origines con la frente en alto, saboreando las mieles de un futuro prometedor.
A mi mente en ese momento vino Lucha, que en su lecho de muerte me dio el mejor de los consejos, me acordé de mi padre de la vez que me dijo que estaba orgulloso de mi, de mi madre que a su manera me había pedido perdón y una ola de sentimiento se formo en mi haciendo derramar algunas lágrimas que creo eran de descargar este peso que por años cargué.
—Sin recores, mi Luchita, sin rencores — murmuré.
Llegué a la sala de juntas donde David daba la última parte del discurso y cuando entre las miradas se pusieron sobre mi.
—Y para que vean que esta fusión se quedará con ustedes y en la familia Ruíz de Con, Tristán mi amigo y ahora socio se encargará de llevar la otra parte, ya que su hija Luz es accionista de la empresa por herencia del su abuelo, pero creo que eso ya lo sabían.—
Sonrío, puede que a muchos no les guste la idea de que yo vuelva de la nada y que de pronto me haga cargo de todo. Sin embargo, para mi sorpresa, unos sonríen y asienten con la cabeza. Pensé que Iñaki los había convencido a todos pero por lo que veo también había sido otra de sus mentiras.
—Tu padre siempre nos dijo que regresarías — me dice uno — haciéndome sonreír.
—Tristán tendrá que regresar a México unas semanas para arreglar algunas cosas allá, así que yo me quedaré aquí para ver lo que le hace falta a la empresa y quitaremos la suciedad — y al decir eso me guiñe el ojo.
—¿Seguro que no te quedarás otros diez años allá? — bromeó un socio.
—No, ya no… esta vez, México se viene conmigo — contesto orgulloso.
Una de las asistentes entra al lugar con la botella de mezcal que le regalé a David la noche anterior y varios vasos. Llego a la mesa junto con él y abre el nuevo contrato que está listo para firmarse.
—¿Estás seguro amigo?—
—Seguro— murmuro —mientras siempre seamos primero amigos, después socios.—
—Siempre, te lo prometo.—
Firmo el contrato y luego se pasa uno a uno con los de la mesa y lo firman igual. Al final todos aplaudimos y la satisfacción vuelve a mi.
— Sé que tal vez no sería un movimiento que hubiera hecho mi padre, pero yo no soy él, soy Tristán Ruíz de Con y haré las cosas a mi manera con ayuda de ustedes y de David, continuaremos el legado de esta empresa.—
Tomo la botella de mezcal y comienzo a servir un poco — escuché por ahí algo de una “maldición mexicana” pero siento decirles que eso no existe, la única que existe es la “maldición gitana”—
—¿Y esa cuál es? — dice David interesado.
Comienzo a servir el mezcal en los vasos — “tomas en lunes, tomas toda la semana” — y todos se ríen— México fue mi hogar durante 12 años y lo amo con todo el alma, no sólo porque me dio a mi familia que pronto podrán conocer, si no porque me enseñó muchas cosas, entra ellas.. a quitar maldiciones.—
Todos me ven extrañados en espera de lo que voy a decir. Tal vez piensen que sacaré incienso y lo pondré por toda la sala, aunque Ximena ya me dijo que lo primero que debo hacer es pasar un poco de hoja santa por todo el lugar para alejar las malas vibras, como lo hizo con el taller después de lo que pasó con Rodolfo.
—Tomen todos sus vasos con la bebida sagrada y sigan este sencillo ritual — y veo a David — arriba — y levanto el vaso — abajo — y lo bajo un poco — al centro — y estiro las manos a la altura de mi pecho — y pa’ dentro — digo entre risas y de un trago me tomo el mezcal que debo presumir ya no me afecta tanto.
De pronto, todos los socios comienzan a toser y yo me río — y así es como se liberan las maldiciones señores — y todos se ríen —¿qué les parece si nos tomamos otro? No le hace que no haya doblado el día.—
Y entonces en ese momento no sólo me gané otro apodo dentro de la empresa “el español más mexicano” si no que empecé una nueva etapa, pero esta vez no solo, si no con mi familia que pronto se uniría a mi.
***
Salí de la empresa dejando a David Canarias a cargo de todo, tal y como lo habíamos acordado ayer por la noche, caminé por la calle hasta que llegué a un pequeño café para sentarme y disfrutar de lo que acababa de pasar. Había tomado una de las mejores decisiones de mi vida, aunque sabía que esto conllevaba enormes cambios, unos que afortunadamente eran muy buenos.
Saqué el móvil de mi bolsillo y le marque a Ximena que me contestó de inmediato, sonreí al ver su cabello revuelto, seguro se había quedado profundamente dormida con el móvil en la mano.
—¿Cómo te fue? — preguntó en seguida.
—Épico. Digno de telenovela, sólo faltaba la música dramática atrás.—
Con mi comentario Ximena se ríe y me alegra el día. Deseo tanto estar con ella, la extraño a morir, su mirada por las mañanas y sus besos por las noches.
—Estás segura de esto ¿cierto? — le pregunto de nuevo.
—Tu familia te seguirá, sólo que….—
—… no la lleve por un sendero que no me pueda seguir — complemento — te lo pregunto porque te alejarás de todo lo que conoces por seguirme a mi.—
Ximena sonríe — hace 12 años entró un hombre de 28 años con el rostro asustado y la sonrisa más hermosa que pude haber imaginado, lo agarraron a golpes con el palo de escoba, le hizo mal la comida el primer día y no sabía prender el calentador del agua. Ese hombre se quedó en México por mi, se adaptó a todo, le dio la bienvenida a lo bueno y a lo malo y ahora… es mi turno seguirlo, porque no hay cosa que no haría por él. Tristán Ruíz de Con, tu amas México tanto como yo te amo a ti y donde vayas, México se irá contigo.—
Ella termina su discurso y siento ese nudo en la garganta de nuevo — te juro que nada cambiará, que te amaré más hoy que ayer y más mañana que hoy y que en el momento que ya no quieras estar aquí, nos iremos… juntos porque yo te seguiría hasta el fin del mundo.—
Las lágrimas corrieron por sus mejillas. Ella sabía que dejar su país era un poco más arriesgado para ella. Cuando yo me fui lo hice huyendo de lo que no me gustaba de aquí, pero Meman tiene toda una vida allá y en este momento su padre estaba viejo y habría la posibilidad de que no estuviera con él cuando llegara el final.
—Sólo júrame algo.—
—Lo que quieras — le respondo.
—¿El picante también va? — y yo me rió con ganas.
—¡Claro que si! Es el primero que saltará a la maleta.—
—Perfecto, porque el sábado de chilaquiles es esencial para la familia Ruíz de Con Caballero.—
Ambos reímos — ¿Cuándo se lo dirás a Luz? —
—En un rato. No sé como tome la noticia.—
—Lo tomará bien, sabrás cómo decírselo, siempre haz tenido una conexión especial con ella, sabes que es sensible y que le cuesta… pero sabrás hacerlo.—
—Nos vemos en unos días vida, ya quiero llegar a hacerte el amor.—
—Shhhhh, María Julia duerme al lado — me dice apenada.
—Lo siento… te amo — murmuro.
—Te amo Tristán. Buenos días.—
—Buenas noches, sueña bonito. —
***
Mi hija baja de la camioneta y al verme me sonríe. Cada día se parece más a Ximena, con ese hermoso cabello negro rizado y sus hermoso ojos que pueden mirarme y pedirme lo que sea. Estiro el brazo y le doy un abrazo.
—¿Te la pasaste bien con Ainhoa? — le pregunto.
—Sí, tomamos muchas fotos, ella dice que quiere ser modelo, aunque creo que aún es muy chica — y sonrío.
La tomo de la mano —¿Caminamos por la playa? — le pregunto y ella asiente. Se quita los tenis y luego los lleva en la otra mano.
—¿Ahora sí me dirás que pasa? Eres el hombre más misterioso de la vida, papá.—
—Oye, ese misterio conquistó a tu madre — bromeo — pero sí, es hora de decírtelo, y quiero que me prestes atención.—
—O.K—
Comenzamos a recorrer la playa y pienso por un momento lo que le diré —¿Te gusta Ibiza? — le pregunto.
Ella asiente — me gusta mucho, extraño a mis hermanos, pero me gusta. La casa, el enorme jardín, me gusta que podamos caminar por la playa.—
—A mi también… — le contesto y la abrazo besándole el cabello — Luz, nos mudaremos para acá en unos meses. Regresaremos en unos días a México, iremos por tus hermanitos y por tu mamá, y nos vendremos a iniciar una vida juntos acá. En el testamento de tu abuelo paterno está estipulado que vivas unos años aquí para poder heredar lo que te dejó. No te preocupes, son cosas que por ahora no tienes que saber, pero sí es importante que lo sepas, te traje para que pasemos el tiempo juntos pero también para que vieras y conocieras Ibiza y porque sabes que..—
La niña me ve a los ojos —¿lo dices por el abuelo? — me pregunta.
—Sí— respondo.—
Luz es extremadamente cercana a su “Abu” y también una niña muy sensible y últimamente se ha sentido un poco mal, si sigue así, él será el primer familiar cercano que perderá en su vida.
— Luz, somos una familia y a veces debemos tomar decisiones que tal vez no nos gusten, ceder un poco para avanzar, sabes que haría lo que sea por hacerte feliz y que si en este momento tú me dices que no quieres quedarte tomamos nuestras cosas y jamás regresamos, pero… —
—Pero puede pasar algo ¿verdad? — y yo asiento.
—Eres una niña genial mi vida y eres tan inteligente como tu madre y sabes lo que te estoy diciendo. Si nos venimos para acá, posiblemente…— y se me corta la voz.
—No vea a mi abuelito jamás — y se le llenan los ojos de lágrimas y me abraza y se suelta a llorar.
La dejo que llore, que se desahogue, acaricio su hermoso cabello negro mientras al fondo escucho las olas del mar —pero yo me quiero venir contigo, con mi mamá, con Manu y María Julia… — me dice tierna —pero mi Abu.—
—Mírame mi amor — le digo mientras me hinco en la arena y la veo a los ojos — no te haré promesas que no sé si pueda cumplir, pero haré todo lo posible porque estés en el momento indicado con él ¿si? Aunque tenga que cruzar los mares nadando contigo a cuestas — y ella sonríe — te amo mi niña valiente, te amo con la vida, y créeme que si tu me dices que no te quieres quedar, dejaría este país de nuevo por tí.—
Ella niega con la cabeza — no, papá, te prometo que seré valiente.. sólo prométeme que veremos a mi Abu todos los días por videollamada.—
—Todos los días… es más ¿hablamos con él? ¿Le muestras el mar? —
—No — contesta — mejor caminemos juntos ¿si? Me gusta cuando caminamos juntos por la playa — y me toma la mano.
—¿Qué? ¿Ya no te da pena tomar a la mano a tu padre? Como la vez del centro comercial —le bromeo.
Ella sonríe— es que estaba Jonny el chico que me gusta.—
—¡Qué! — digo sorprendido.
—Pero ya no importa— y me toma la mano — se fue con Alison.—
—¿Con la güera de tu salón? ¡Dios! — me quejo y ella sonríe — algún día encontrarás a alguien que te ame tanto como yo, pero no por ahora…por favor — y beso su mano.
Y sí, Luz lo encontró, unos doce años después, pero eso todavía no me toca contarlo.
Seguimos caminando hasta que cayó la tarde y cuando vimos juntos la puesta del sol ella volteó a verme y me dijo —gracias papá.—
—¿Por qué? — pregunto.
—Por siempre explicarme las cosas para que yo entienda. Te quiero y te admiro.—
La abrazo —y yo te amo con la vida mi Luz, y te admiro más — y ella voltea y me toma una foto.
—¿Qué haces con todas las fotos que me tomas? ¿Las borras? — y me río.
Ella no me contestó, pero años después Luz hizo su primera exposición de fotografía y adivinen que, el tema principal, fuí yo.