[Ximena]
Cuando bajé del avión en Ibiza, con mis tres hijo un perro, sentí un golpe de alegría nunca antes sentido. No podría creer que yo Ximena Caballero iba a vivir en el extranjero, tal y como una vez lo soñé cuando era más joven.
Ahora, vengo de la mano de estos tres maravillosos niños que vienen completamente adormilados, cansados y con una aspecto terrible después de tantas horas en avión, y qué decir de Solovino que no sólo viene profundamente dormido por la pastilla que le dieron, si no que, cuando abra los ojos estará en un nuevo hogar.
Dejar a mis padres y a mi hermano fue difícil, y también a mi país. El último día que estuvimos juntos fue llorar al máximo, recordar viejos tiempos, desear lo mejor y sobre todo darnos muchos besos y abrazos como si fueran los últimos, aunque esperamos que no. Según lo que yo tengo entendido, Tristán nos prometió que regresaríamos seguido a México y que todo estaría bien, por lo que doy por hecho de que los volveré a ver más de una vez.
Pero ahora, México soy yo, soy el México de mis hijos, seré el que los mantenga arraigados a sus origines y que les recuerde todos los días que son de este lugar maravilloso aunque vivan en otro lugar, uno que se ve diferente desde que salimos de la puerta de salidas internacionales ya que un letrero que dice “Fam. Ruíz de Con Caballero” nos espera en detrás de las líneas.
Un chofer alto y de buen aspecto nos da la bienvenida cn una sonrisa.
—Bienvenida a España señora Ruíz de Con, bienvenidos todos — nos dice amable.
—¿Y Tristán? — pregunto un poco confundida.
—El señor Ruíz de Con se disculpa, dice que una cita se le atravesó y no pudo venir, pero me pidió que los llevara a su casa.—
Mis hijos están cansados que ni se quejan así que sólo jalan su maleta y lo siguen. — no, déjenme ayudarles — dice él amable.
—No, estamos bien… mis hijos pueden con sus maletas, pero puedes ayudarnos con Solovino.—
El chofer me ayuda con él y después de subirnos al la camioneta y acomodar nuestras cosas, salimos a donde sería nuestro nuevo hogar. Todos vamos viendo fascinados el paise que se explaya delante de nosotros, María Julia va increíblemente emocionada más porque su hermana le va explicando algunas cosas de cuando estuvo aquí semanas atrás.
Comenzamos a dar vuelta en varias calles y yo voy admirando las casas. Definitivamente este lugar es algo elegante, y comienzo a darme una idea de como será esto.
—¡Ya llegamos! — escucho a Luz y cuando se para el auto ella abre la puerta.
—¡Con cuidado Luz! — le digo preocupada y ella sale corriendo a la entrada.
—¿Podemos ir con Luz? — pregunta María Julia.
—Sí, pero esperenme por favor, necesitamos sacar a Solovino — les pido y Luz se regresa para ayudarme.
El chofer me ayuda con la transportadora de Solovino y Manuel me toma de la mano al igual que Julia. De pronto abrimos la puerta de la enorme casa de color blanco y..
—¡Sorpresa! — escuchamos que nos gritan y sale Tristán detrás de una de las paredes junto con otra chica —¡Bienvenidos! — nos dicen y se escuchan el sonido de un tronido y miles de papelitos vuelan.
—¡Si! — grita María Julia — ¡Magia! —
Tristán se acerca corriendo y abre los brazos —¡Vengan para acá amores míos! — les dice y ellos corren a sus brazos y se funden en un abrazo enorme y él comienza a besarlos en las mejillas y la frente —¿está bien? Los extrañé a rabiar — les confiesa.
—Nosotros también te extrañamos — dice Luz feliz.
—Ya llegamos Tristán —le responde María Julia.
Tristán se pone de pie y me ve directo a los ojos, luego camina hacia mi y me da un abrazo tan fuerte que me libera el cansancio — llegaste mi mexicana hermosa ¡Te extrañé tanto! Ya no me hacía sin tí — me confiesa y luego me da un enorme beso, uno tan apasionando que me quita la respiración— ¿estas bien? ¿Todo bien? — me pregunta preocupado.
—Todo bien amor… feliz de estar contigo a tu lado.—
Él vuelve a abrazarme y me besa la frente — bienvenida a Ibiza, vida mía.—
Voltea de pronto y vemos a la mujer que nos dio la sorpresa detrás de nosotros —Hola — me dice emocionada.
—Mena, mi amor, ella es Alicia.—
—Me han hablado mucho de ti Alicia — le digo feliz.
—¿En serio? Espero cosas buenas.—
—Alicia, ella es mi esposa, Ximena Caballero, y ellos son mis hijos Manuel y María Julia.—
Ambos se acercan y le dan la mano — mucho gusto señora — le dicen en un tono muy formal.
—Mucho gusto. Yo soy Alicia y soy la ayuda en la casa.—
—¿Cómo que la ayuda? — pregunta Manuel.
—Sí, Alicia nos ayuda a hacer la limpieza y cosas en la casa, pero, eso no quiere decir que haga todo ¿eh? Seguiremos con las tareas normales — les dice Tristán.
Los niños asienten — ¿podemos ir a ver la casa? — pregunta María Julia.—
—Sí, pero con cuidado, no vayan a romper algo— les digo y Luz toma de la mano a su hermana y salen al jardín.
—¡Sííí! Tenemos piscina — echamos la voz de María Julia y nos reímos.
—¿y éste quien es? — pregunta Alicia.
—Es solovino, nuestro perro.. ya es un poco viejo y no hace nada, así que no esperes muchos desastres de su parte.—
—Yo lo digo por tu madre Tristán — dice Alicia de pronto y yo lo veo.
—No te preocupes Alicia — dice Tristán abrazándome de nuevo — yo lo veo con ella. —
Alicia se retira y él y yo nos quedamos solos. Siento sus besos por encima de mi cabello y sus manos acariciando mi espalda.
—¿Cómo se quedo tu papá? ¿Rosalva? —
—Bien, pero no me recuerdes que me pongo a llorar de nuevo — le comento y él sonríe.
—Gracias mi amor, gracias por seguirme hasta acá — lo escucho.
—Eres el amor de mi vida mi español guapo… iría contigo a cualquier lugar del mundo.—
Tristán suspira —¿quieres ir a ver la casa? — me pregunta.
Me toma de la mano y subimos escaleras arriba, de pronto todo toma forma en mi mente. Tristán me describía esta casa tanto que ahora que la veo me doy cuenta que mi imaginación no estaba tan mal. Esta es mi habitación — me dice feliz — y entramos los dos y al verla sonrío.
—Me encanta. Muy tú.—
En eso Tristán me toma de las piernas, me carga y me deja caer sobre la suave cama que debo admitir que sabe a gloria. Pone su cuerpo un poco encima del mío y me ve a los ojos — siempre quise tener a una chica hermosa en esta cama y mira como son las cosas — bromea y me da un beso en los labios.
—Tristán ¿chofer? — le digo.
—Es Mateu hijo, él es nuestro chofer. Las cosas no van a cambiar en la familia, te lo juro, pero hay cosas que pudo darle a mis hijos que nos ayudarán mucho, como un chofer para que los lleve.—
—¿No podré manjar acá? — pregunto.
—Claro que si, pero por ahora tendrás que usarlo, Xime, tendrás que adaptarte justo como lo hice yo en México, a “Pasito tun tun” — me dice y yo sonrío.
—Está bien… pero nada más… no quiero a mis hijos malcriados y consentidos ¿O.K? —
—Jamás señora — me contesta Tristán y yo lo beso.
—Te extrañé tanto… —
—Pero ya estás aquí y hoy dormiremos juntos, y haremos otras cosas de las que te traigo ganas — me dice y yo me sonrojo.
—¡Tristán! Tu madre está aquí.—
—Sí, pero será silencioso, como lo hacíamos antes — y comenzamos a reírnos.
Sólo de pensar el hecho de que mi suegra pueda descubrirnos a Tristán y a mi teniendo sexo me causa mucha vergüenza. Él me da un beso — te tengo una sorpresa.—
Se pone de pie y me da la mano para que me ponga de pie. Salimos de la habitación y entramos a un estadio lleno de cuadros y libros. Él toma un folleto y me lo enseña.
—¿Qué es esto? — pregunto.
—Tu casa señora Ruíz de Con.—
—¿Cómo? — pregunto viendo las fotografías— ¿No se supone que viviríamos aquí?—él niega con la cabeza.
—No, tú y yo tendremos nuestra casa para vivir con nuestros hijos. Será decorada por ti, amuebleada por ti y posiblemente yo — me río — mañana iremos a verla y si te gusta, es tuya.—
—Pero Tristán… es muy grande.—
—Parece grande, pero tiene cinco habitaciones, jardín, piscina, cocina, comedor y ya.—
—Pero ese jardín parece un bosque— hago la observación.
—Lo sé, imagínate a nuestros hermoso hijos corriendo por ahí— me toma de la cintura — sólo dale una oportunidad. Si no te gusta, escogemos otra ¿te parece? —
—O.K—
Me da un beso sobre la frente — déjame darte un poquito más de lo que ya te daba mi amor ¿si? Sólo un poquito— asiento.
—¡Mamá! ¡Mira! — grita María Julia mostrándome una área de juegos.—
—Les mandé a poner eso, la verdad es que se veía muy vacío el jardín.—
—Buenas tardes — escucho y al voltear veo a la mamá de Tristán.
—Buenas tardes señora — digo amable.
—Espero que el viaje no haya sido largo — me pregunta.
—Lo fue, fueron 11 horas de vuelo y con dos niños y una preadolescente — y milagrosamente ella sonríe—pero fue misión cumplida y aquí estamos.—
—Me da gusto que ya estén aquí, Tristán ya los quería ver, todo el tiempo hablaba de ustedes.—
Tristán vuelve a abrazarme — ya quería ver a mi mexicana hermosa, a mi bella y valiente esposa — me murmura y besa mi cabello —¿cenaras con nosotros madre? — le pregunta.
—Sí, claro… iré a saludar a Luz y a tus otros hijos — y desaparece de nuestra vista.
Cuando ya estamos solos levanto la mirada — lo sé, hay mucho que contar ¿vamos a nuestra habitación? —
—Vamos — respondo.
Camino por el enorme pasillo que hay en la parte de arriba y Tristán me va explicando el orden del como dormirán nuestros hijos mientras estemos aquí. Luz y María Julia volverán a compartir habitación y sé que eso será la tercera Guerra Mundial.
Finalmente llegamos a una hermosa habitación bastante amplia, con vista al jardín y una cama King Size justo como la que quería en México.
—¿Bañera? — me dice él y abre el enorme baño donde una bañera blanca destaca entre todo.
—Bañera — digo confiada y ambos entramos.
Ya que estamos metidos en el agua caliente y estamos cubiertos de burbujas, Tristán comienza a lavarme el cabello lentamente mientras yo estoy un poco inclinada hacia adelante. La sensación es tan relajante que siento que me quedaré dormida dentro de ahí.
—Mi madre se quedará con esta casa cuando nos vayamos — me dice sin rodeos — ella siempre ha vivido aquí y ambos hemos hecho un trato de paz que sigue vigente y que nos ha ayudado mucho en la relación. Hablamos más, me pregunta más… incluso ella sugirió que te hiciéramos la bienvenida así, pensó que sería lindo. Esta casa es todo lo que conoce, así que.. —
—Te entiendo — murmuro.
Él me pide que me haga para atrás y me recargo sobre su pecho y acomodo mi cabeza sobre su hombro. La sensación de estar juntos de nuevo es increíble y de nuevo me siento en mi hogar.
—Es extraño, porque esta casa solía ser tan apática, tan horrible para mi. Juré por muchos años que no volvería a regresar y ahora que estoy aquí, me siento feliz, la veo de una perspectiva diferente, y con los niños aquí, se ve hasta alegre.—
—Es como un libro ¿sabes? —
—¿Qué? —
—Esa sensación, me pasó lo mismo cuando te viniste para acá la primera vez. Mi hermoso y colorido departamento se volvió gris el día que te fuiste, era como si el alma se hubiera ido de ahí. Con un libro pasa igual, lo lees a los 20 y dices que horror pero lo puedes leer a los 40 y llorar a mares— le digo y él acaricia mis brazos — ahora tu casa está llena de alma, y de colores y lo ha revivido.—
— Tú lo has revivido, llevas reviviendo mi vida desde hace doce años.—
—Doce años ¿crees que duremos otros doce años más? — pregunto y el me voltea a ver.
—¿Doce? Como 50 años más — me sentencia y luego me da un beso sobre los labios — ya te dije que nos haremos viejitos juntos, aquí, en México, no sé en Miami si quieres, pasiaremos de la mano recordando todo lo que hicimos, viajamos y vivimos y cuando llegue nuestro momento, nos iremos juntos porque Ximena Caballero, yo no podría vivir sin tí.—
—No digas eso que estoy sentimental — le reclamo y los ojos se me llenan de lágrimas.
— Lo siento vida, pero es verdad. Así que… no te desharás de mi tan fácil— y yo me río con ganas. Ésta invade toda la habitación y hace un eco enorme— ya extrañaba tu risa Ximena Caballero.—
—Y yo tus dramas y exageraciones y los baños en bañera. Sólo falta el vino y los chismes de la señora de la casa 9 — le digo y él saca una pequeña botella de vino que estaba al lado.
—¿Pero cómo? — pregunto y Tristán sonríe.
—¡Magia! — la abre y me la da para que le dé un sorbo — ahora sólo faltan los chismes de la señora de la casa 9 — bromea y ambos nos reímos.
Nos quedamos en silencio mientras disfrutamos del baño — tengo tantos planes contigo y con los niños aquí, viajes para mostrarles a nuestros hijos la tierra de su padre, la música, la comida… las fiestas. Quiero que ustedes se enamoren de este país como yo me enamoré de mi México, al grado de que éste se vino conmigo porque ya no puedo vivir sin él.—
Me recargo bien sobre su pecho y tomo otro poco de vino —enamórame de España, Tristán — le murmuro — así como me enamoré de ti. Estamos emocioandos de estar aquí, quiero que nuestros hijos amen ambos países tanto como nos aman a nosotros. Aquí tu eres mi hogar como yo lo fui en México y ambos somo el hogar de nuestros hijos, hagámos que lo amen.—
Él me envuelve con sus brazos y suspira — bienvenida a tu hogar mi mexicana hermosa, te juro que lo vas a amar.—
Y así lo hice. Tanto, que estuvimos aquí hasta que María Julia se casó.. pero eso va más adelante.