Las Vegas – Unos años atrás cuando empezó todo.
[con comentarios de Luz y David]
[Ximena]
Mientras me encuentro sentada en la barra tomando mi bebida la tristeza me invade por completo. No me siento feliz, no soy feliz, y aún así aquí estoy festejando a la persona quién se casará con la persona que me ha hecho tanto daño. A veces fingir no se me da muy bien, soy callada, tímida y creo que a veces prefiero no molestar a las personas que convivir.
Mientras todas se han ido al club yo he decidido separarme para tomar algo sola y pensar. Tengo que decidir si seguir en México con mi local o cerrarlo e irme a vivir a otro lado alejándome de todo, estoy deseosa por un nuevo comienzo uno que me haga sentir mejor, quiero enamorarme profundamente, empezar de cero, quiero a alguien que no me conozca para nada y que se deje llevar por la primera impresión que tiene de mi, no por otro de los amiguitos tontos de mi hermano que parece que me conocen de memoria.
—Another Tequila please — le pido al chico del bar y me sonríe.
Este es mi tequila número 5 de esta noche. Nunca había tomado tanto pero hoy me place, y me place mucho, quiero relajarme, reírme, quiero ser yo por un momento ya que por mucho tiempo no lo he sido. El caballito llega a mis manos y sonrío.
—En nombre sea De Dios que no se me haga vicio — murmuro y me tomo la bebida de un trago.
[Luz]
En realidad mi madre siempre dice ese dicho cuando va a tomar tequila.
De repente volteo y veo a mi lado a un chico alto, bien parecido y extremadamente bien vestido sonriéndome. Nuestras miradas se cruzan y siento unas ganas de llorar enormes ¿han escuchado del amor a primera vista? Puedo pensar que eso es lo más cercano a eso.
[Luz]
En verdad mi madre si se enamoró a primera vista de mi padre.
—Creo que eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida — me dice el chico mientras me veía con sus hermosos ojos color café.
—¿Crees? — pregunté insegura.
—Sí, tú no lo sabes, pero yo me casaré contigo, tendremos cuatro hijos y viviremos felices en un palacio. Yo te cuidaré y te amaré tanto que no querrás jamás separarte de mi.—
Me río, pero a la vez siento que es en serio lo que me está diciendo y no sé porqué. Es una lástima que la primera declaración que escuche en mi vida sea de un desconocido ebrio.
—¿Tu nombre es? —
—Tristán.—
—Un nombre muy raro.—
—Bastante raro… — me contesta arrastrando un poco las palabras — pero es lo que hay.—
Sonrío — ¿De dónde eres? —
—De una tierra muy lejana, España… ¿y tú? —
—No suelo darle a los desconocidos mi ubicación.
—¡Vaya! Sí que eres buena en eso de sacar información — y ambos nos reímos.
—Y dime Tristán ¿qué te trae a Las vegas Nevada? —
—El amor.—
—¡Ah! ¿Una despedida de soltero? — y él asiente.
—Así es, de mi mejor amigo… o eso creo.—
Me río de nuevo —¿Crees que eso es lo que te trajo o que es tu mejor amigo? —
—No sé, es que en realidad eres tan hermosa que me estoy poniendo nervioso.—
Ambos nos reímos de nervios, no sé si yo estoy loca pero este chico tan directo y tan atrevido comienza a agradarme.
—¿Y a ti? — pregunta.
—Vine a convencer a alguien que no se case.—
—¡Ah! Al amor de tu vida.—
—No — y niego con la cabeza.
Tristán se sienta al lado de mi y pide un whisky con ese hermoso acento español que me está encantando, luego voltea a verme y me sonríe — te ves triste ¿estás triste? —
—Podría decir que si, la he pasado muy mal últimamente.—
—Igual — contesta — perdí a la única persona en la vida que me importaba, y ahora estoy aquí festejando porque no me dejan llorar.—
—Eso es muy deprimente.—
—Lo es, lo es… ¿no me dirás tu nombre? —
—¿Te acordarás si te lo digo? —
—No, pero tú ya sabes el mío así que es un intercambio justo.—
Sonrío — me llamo extraña del bar —
—Extraña del bar… me gusta, es más me encanta, sé que no es el verdadero pero me agrada.—
—Mi verdadero nombre significa “él que escucha” me lo puso mi madre.—
—Tal vez por eso te me acerqué a ti porque dije extraña del bar me va a escuchar.—
—Estas ebrio — le hago saber.
—No, estoy triste, no ebrio, o no sé. Estaba con mis amigos allá en aquella mesa — y voltea y ya no hay nadie — bueno, donde había alguien —Me río — y te vi.—
—Me viste.—
—Con este hermoso cabello negro y este deslumbrante vestido que traes y pensé… esa es la mujer de mi vida.—
—Pero si no me conoces — y me río —¿Qué tal si soy una asesina serial y me hacen llamar “la viuda negra” — le digo y él se ríe.
—Wow, wow, no sólo eres bonita, si no eres graciosa. Bueno, bueno, te sugiero algo.—
—Dime.—
—Qué te parece si hacemos honor a que estamos en Las Vegas y apostamos.—
—¿Apostar? —
—Sí, mira… — Tristán saca un juego de cartas de su bolsillo y las abre frente a mi y comienza a sacarlas.
—¿De dónde sacaste eso? — pregunto.
—Me las….compré — comienza a barajarlas y de pronto las extiende — escoge una carta.
[Luz]
Estoy segura que mi papá se robó esas cartas, no se las compró…
—¿Qué? — preguntó entre risas.
—Escoge una carta, sé hacer magia así que hagamos esto, toma una carta y si adivino cuál es nos quedamos juntos y nos conocemos todo lo que podamos, si no la adivino, me voy y te olvidas de mi Extraña del bar.—
—Estas loco.—
—Posiblemente, pero bueno… escoge una carta.—
Tristán abre las cartas y la saco. Debo admitir que ya estoy un poco ebria y por eso no puedo distinguir bien si es corazón o diamante, sólo sé que son rojos.
—No me digas, memorízala y ahora métala en este montón.—
Hago lo que me pide y después él vuelve a revolver las cartas, hace uno que otro movimiento y de pronto la saca —¿Esta es tu carta Extraña? — y me muestra una carta de puntos rojos que parece que son corazones, veo el número y es el mismo que vi.—
—¡Sí! —
[Luz]
Lo que mi padre no sabía es que mi madre nunca supo que carta era, sólo vio puntos rojos.
—¡Excelente! Eso quiere decir que podemos conocernos mejor.
—OK, apuestas son apuestas — y sonrío.
Él toma de un sorbo lo que sobre de la bebida y yo hago lo mismo —Vamos, salgamos de aquí, de por si ya nos abandonaron.—
Me le quedo viendo a la mano que me está ofreciendo y él me ve a los ojos —No te haré daño ¿sabes? —
—Cómo sé que es verdad — contesto insegura.
—Veme a los ojos — y yo lo veo — mi María decía que los ojos son el espejo del alma, si te acercas un poco puedes ver mi alma y verás que… es una gran alma.—
Lo veo a esos hermosos ojos café y sonrío. Tal vez estoy loca, pero me quiero ir con él, quiero conocerlo, quiero incluso casarme con él y tener los cuatro hijos que desea y no sé por qué o tal vez estoy muy ebria.
—¿Qué dice mi alma? ¿Te gusta? Porque a ella le gustas.—
Me río — Ok, vamos, pero te advierto que llevo gas pimienta en la bolsa y no temo usarla.—
—Vale, es válido — me contesta y me toma la mano — Vamos, caminemos quiero ver esas fuentes que anuncian en la televisión del hotel.—
Salimos del bar y él me va tomando de la mano. Mientras camino le echo otro vistazo, Tristán es verdaderamente un galán, de esos tan guapos que piensas que es irreal que exista o que es un pecado andante. Puedo ver como las mujeres voltean a verlo pero él va decidido a salir de ese hotel en el que estamos. Comenzamos a caminar por la calle sin soltarnos de la mano, y vamos viendo las luces de la hermosa Vegas. Empecé esta noche con unas amigas y nunca pensé que terminaría con un galán español caminando por las calles.
—Tienes las manos muy suaves — me dice.
—Gracias, tú tienes unos ojos muy hermosos.—
Tristán sonríe y yo me sonrojo — Nunca había sonrojado a una mujer, se siente bonito.—
—Bueno, no es que tengas ese efecto ¿eh? ¿Viste a las mujeres atrás? —
—No, da igual las otras mujeres cuando la más bonita viene a mi lado.—
Sonrío y me muerdo el labio, esto parece sacado de una película de amor, sólo faltaría el número musical y todo listo.
—¿Sabes? Tu presencia me hace sentir extremadamente feliz ¿Crees en el destino? —
—¿Jugarás esa carta para que me acueste contigo? —
—No, no.. yo no soy así, aunque no lo creas, soy un buen hombre, María crió a un buen hombre sólo que no he podido demostrarlo aún…—
Me detengo de inmediato y lo veo a los ojos. Ese Tristán, se ve de buena familia, con dinero y lujos pero se ve extremadamente triste y no sé porque me dan ganas de decirle — todo está bien.—
—¿Disculpa? —
—Todo está bien, tu vida será genial, podrás demostrar que eres un bueno hombre.—
—Gracias extraña del bar — y ambos nos reímos — pero te creo, te creo como no tienes idea.—
Luego él acaricia mi rostro y yo vuelvo a sonrojarme — no sé que te pase a ti, pero te prometo que todo estará bien… te lo aseguro.—
—¿Ah sí? Tú que sabes.—
—Porque — y toma mi mano y voltea para ver mi palma — esta línea de aquí dice que tendrás una vida larga y próspera — y recorre mi palma con la punta de uno de sus dedos — esta línea de aquí dice que serás amada y ésta aquí, dice que todos tus miedos se irán pronto y que te sentirás mucho mejor del corazón.—
Un nudo se me forma en la garganta y lo veo a los ojos — ¿en serio sabes leer la palma de las manos? — pregunto.
—Sí, lo juro.—
[Luz]
Mentira, mi padre inventó todo eso, el alcohol ayudó.
Tristán me ve a los ojos y se acerca a mi rostro — tal vez estoy muy ebrio, pero tengo muchas ganas de besarte ¿me dejas? — me pregunta.
Me muerdo el labio y esquivo la mirada. Prometí muy dentro de mi ser que jamás me besaría con alguien si no estaba en mis cinco sentidos pero bueno.. lo que pasa en Las Vegas… Levanto mi rostro y lo veo sonriente— te dejo— le murmuro.
Tristán se acerca y ligeramente me besa sobre los labios, esperando mi reacción, después se aleja y me ve a los ojos. Ahora yo soy quien se acerca a él y lo beso con todos las ganas del mundo. Sus carnosos y hermosos labios hacen contacto con los míos y nos fundimos en un beso que por el momento me sabe a whisky, él me acerca más y pone mis manos sobre mi cintura. Mi corazón late agitado pero yo estoy tranquila, de pronto a mi mente llega de nuevo esa palabra “conexión”, esa que nunca pensé que tendría con una persona. Termina de besarme y nos alejamos poco a poco disfrutando de lo último de este beso mágico que se quedará aquí.—
—Entonces así se siente — me murmura Tristán.
—Se siente qué— respondo.
—Dar un beso a la persona correcta.—
Río ligeramente y mientras siento mi piel tan sensible que hasta el frio está provocando sensaciones en mí que nunca pensé que sentiría.
—Si sabes que esto se quedará sólo aquí ¿verdad? — le murmuro y Tristán me ve a los ojos.
—No, no quiero que se quede solo aquí. Tu beso me ha hecho olvidar la tristeza que tenía en el alma y es una sensación de verdad increíble.—
—Creo que el alcohol te hace poeta Tristán.—
—No en verdad lo siento, todo lo que te digo lo siento, sólo que la gente no me cree.—
[Luz]
Sí, eso fue verdad… mi padre se sentía tan feliz en ese momento que olvidó prácticamente la tristeza que tenía y le declaró su amor a mi madre.
—Bueno, entonces yo sí te creo.—
—Perfecto… porque te volveré a besar, ya que quiero volver a sentirme así.—
Los labios de Tristán volvieron a prenderse de los míos y de nuevo sentía como me derretía entre sus brazos.
[David]
—¡Qué! En serio tu madre te contó eso.—
[Luz]
—Shhhhh, es romántico, no me interrumpas.—
Algo especial había en ese chico que debo decir que me conquistó de repente y no sé si fue el alcohol o si en verdad fue lo que sentía que se me escapó de los labios.
—Cásate conmigo..—