Continuación… 

[David] 

—¡Wow! Me estás diciendo que tu madre le pidió matrimonio a tu padre.. Jamás lo pensé de ella.—

[Luz] 

—Era diferente, eran otras épocas… mis padres siempre han sido así..—

[David] 

—¿Cómo así?—

[Luz] 

—Cursis… en fin, continúo.—

***

[Ximena]

Tristán se separó de inmediato y me vio a los ojos —¿es en serio? — preguntó. 

—Sí cásate conmigo.—

Él me tomó me vio extrañado pero no asustado, si no asombrado por lo que le dije. 

—¿Tienes una moneda? —

Tristán la sacó y la puso sobre mi mano. La revolví atrás de mi —Si adivinas en qué mano está la moneda, nos casamos antes de que amanezca, si no lo haces, en este momento me voy y no nos volveremos a ver en la vida.— 

—Vale — murmuró. 

Le mostré ambas manos y él se quedó pensando un momento. Supongo que en ese momento la locura nos invadió a ambos y que pensábamos que esto en realidad se quedaría aquí y que no habría consecuencias, así que Tristán escogió la mano y cuando la abre la cara de decepción fue épica. La moneda no estaba ahí. Él me vio a los ojos y sonrío. 

—Su pongo que la suerte ha hablado — le digo. 

El viento pega un poco en mi rostro y puedo sentir como mi nariz se enfría por el frío. Tristán se acercó a mi , rozó su nariz con a mía y luego me dijo — no extraña del bar, lo que tú no sabes es que yo hago mi propia suerte.— 

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

—¡Hagámoslo! — contestó él de inmediato y me tomó de la mano para comenzar a caminar — pero primero, compremos las cosas indicadas ¿te parece? — 

—Me parece.—

Volvimos a caminar por todo la calle mientras reíamos como tontos. El alcohol en mis venas hacía que todo lo que pasara en ese momento fuera fantástico, pero también ese chico me parecía una persona maravillosa, una que debía tener en mi vida y que sabía podría ir conociéndolo el resto de mi vida. Me sentía segura, confiada, feliz, sobre todo eso, feliz, no me había sentido así desde hace mucho tiempo. 

Entramos a un lugar donde vendían cosas, no recuerdo muy bien de que tipo, y empezamos a buscar entre ellas hasta que yo encontré un velo que costaba 50 dólares que venía gratis con un ligero de color rojo que combinaba con todo. 

—¿Te gusta? —

—Me encanta— me dijo él mientras tomaba un pequeño moño y se lo ponía — estoy listo.—

—Listos… —

Ambos pagamos y salimos de ahí, y caminamos hasta la capilla que nos había recomendando la chica del local, pagamos los $150 dólares, y mientras nos tocaba el turno fuimos a un bar cerano. Ahí tuvimos nuestra “despedida de soleros”. Voví a tomar otros tres caballitos de tequila “para agarrar valor” y él me acompañó con lo mismo. 

[David] 

—Esa es una combinación terrible de alcohol, y no lo digo como médico si no como alguien que ya lo ha hecho.—

[Luz] 

—Lo sé, pero pues… el valor es valor…—

Cuando llegó nuestro turno, ambos caminamos hacia la puerta de la capilla y antes de entrar  nos miramos a los ojos. 

—Extraña del bar… te espero ahí dentro — me dijo feliz Tristán y yo sonreí. 

—Iré, no voy a huir.—

Él entró y yo me quedé con el ramo de flores en la mano, mi velo de novia sobre la cabeza y con una sonrisa en el rostro que estoy segura fue efecto de los tequilas, de pronto las puertas se abrieron y vi al hermoso Tristán al final del pasillo esperando por mi, y sin dudarlo dos veces, fui hacia él. 

[Luz]

Más tarde mi madre me contó que en realidad sabía que estaba muy ebria para tomar esa decisión pero al ver a mi padre al final… supo que era lo correcto, después comprobó que sí era el correcto… en fin.  

Después de la boda salimos de ahí felices, como si los dos hubiéramos hecho lo correcto. La señorita de la capilla nos pidió una dirección y él dio la suya. A continuación él tomó mi mano y me vio a los ojos. 

—Tú y yo somos dos almas heridas que se encontraron para sanarse mutuamente. Yo te pertenezco y tú me perteneces y estoy seguro que en algún punto de nuestras vidas, nos íbamos a encontrar.—

—Eso es tan romántico. Ojalá nunca lo olvide—le dije y le di un beso sobre los labios que me supo más a tequila que nada.

—Esposa mía, ¿vamos al hotel? — 

[David] 

—¡OK! Demasiada información…  No me explicarás toda la escena ¿verdad? Porque conozco a tus padres desde que era pequeño y no me gustaría imaginarmelos así.—

[Luz]

—¡Claro que no! Sólo lo que mi mamá me contó, te juro que es leve..entonces…— 

Tristán y yo nos fuimos al hotel y entramos a su enorme habitación. Tenía un increíble ventanal donde se veía toda la ciudad de Las Vegas y por un momento pensé que había llegado al cielo. Sentí como el me quitaba el velo de novia y lo aventaba por los aires cayendo por algún lugar de la habitación. Después me volteo a ver a los ojos y sonrió. 

—Ya no eres extraña del bar, ahora eres… señora extraña del bar — y nos reímos porque el alcohol era lo suficientemente alto en nuestras venas como para tomar algunas cosas en serio. Él volvió a besarme y poco a poco me fue llevando hasta la cama. Yo me recosté en ella y… 

***

[Luz] 

—¿Y qué?—me pregunta David que está atento a la historia. 

—¿Qué de qué? — contesto. 

—¿Qué pasó? ¿Digo? Si se puede saber.—

David trae una cara de sorprendido que no puedo con ella, me río. 

—¡Bueno pero que no te rías! — me dice con ese acento español tan marcado. 

—Es que ya, ahí termina. Bueno, termina el relato. Mi padre luego me contó que mi madre cayó a la cama divertida, ya sabes lista… para el amor, él siguió el plan y después cayeron profundamente dormidos.—

—¿Dormidos? —

—Sí, mi padre y ella se quedaron profundamente dormidos porque la borrachera les alcanzó. Luego ella se levantó al siguiente día y se fue pensando que había sido sólo acostó de una noche. Mi abuela Soledad se enteró de la boda, porque le llegó el certificado a la casa y aquí estamos.. años después.—

—¿Y cómo se enteraron de todo esto? Digo.. estaban solos ¿no? —

—Ellos pensaron que estaban solos, pero en realidad todo pasó con testigos presentes pero estaban tan ebrios que no lo recordaron… incluso tu padre fue quien le dijo a mi padre que fuera a hablar con mi mamá.—

—Esa historia parece… de un libro de romance —dice incrédulo. 

—Pues sea verdad o no.. que yo sé que es verdad, porque todo lo que siguió después si es digno de un libro de romance, fue maravilloso y cuando lo cuentan, es mejor.—

Mi novio se ríe y luego me ve a los ojos —¿Por qué me cuentas esto Luz? — me pregunta. 

Suspiro — porque mis papás tuvieron una historia de amor ¡increible! Una que es difícil de superar y después de que descubrieron como se conocieron en Las Vegas ahora dicen que el destino los unió.—

—¿Y eso qué tiene que ver con nosotros? —

—Que lo nuestro no fue así. Digo, si eres el hijo de su socio y tal vez si coincidimos en Machu Pichu, Perú y nos hayamos reencontrado, pero no fue tan sorprendente como les pasó a ellos… —

—¿Y eso te molesta? —

—No, pero… nuestra historia de amor es menos “maravillosa” —

David  sonríe, me abraza y lo hace fuerte, amo sus abrazos son tan ricos y abrigadores — mi bella mexicana, tal vez si fue el destino quien nos unió, no tanto como a ellos pero el coincidir después de tantos años en un lugar tan lejos de aquí, no cualquiera — me murmura — tenemos nuestra historia de amor y si quieres podemos tener lo que ellos tienen… todavía recuerdo a tus padres bailando pegados en la sala mientras nosotros afuera jugábamos y platicábamos ¿recuerdas? — 

Yo me río levemente porque es verdad — ¿Crees que nos reclamen algo por habernos comprometido a los 25 años? — digo viendo mi anillo de compromiso. 

—¿Bromeas? ¡Tus padres se casaron en Las Vegas ebrios! — me dice entre risas— y dejaron su destino a las cartas y una moneda. Nosotros… al menos esperamos seis meses —se ríe — mi Luz, somos un reencuentro, uno increíble. Jamás pensé que la niña tímida Ruíz de Con se convertiría en una increíble fotógrafa, una mujer tan independiente y hermosa que llegaría a mi hospital por un golpe en la cabeza.—

—Ya te dije que calculé mal la altura de esa cueva — le respondo y él me quita el fleco y se puede ver mi cicatriz. 

—Te amo Luz Ruíz de Con y tu familia es genial y muero por pertenecer a ella… verás que les encantará saber que nos vamos a casar.—

—OK, sólo no les digas eso.. ¿si? Digo les diremos pero no así de pronto.—

—Vale, te lo prometo.—

Ambos bajamos del auto y después él me toma de la mano, toco la puerta de mi casa y Alicia nos abre.

—¡Luz! — me dice feliz — ¡Regresaste! — 

—Sí, regresé — digo feliz y David le sonríe —¿mis papás? —

—En la sala.—

Entro a mi hermosa casa una que extrañé tanto en este año y cuando entramos a la sala veo a mis padres bailando su canción favorita, bésame mucho, mientras mi madre tiene su cabeza pegada a su pecho. Mi padre, que a sus cincuenta y dos años se ve aún como si tuviera 30, le besa el cabello y escuchamos que le dice bajito — te amo, vida.—

Volteo a ver a David y él sonríe — ¿Quieres eso, verdad? — me murmura y yo asiento —pues eso tendremos, mi amor —Y luego me toma de la mano y comienza a bailar conmigo. 

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