[Tristán]

“El miedo no anda en burro” escuché esa frase una vez en México y nunca la comprendí, hasta que Iñaki me envío los papeles que había firmado anteriormente el mismo día que se los pedí, no después, lo que me hizo bastante feliz ya que logré firmarlos y esconderlos en mi habitación antes de que la voz se corriera, ahora sólo debo esperar al 50% de mis ganancias en ese negocio que tengo con él y estoy listo para atacar; mientras tanto, aquí estoy recostado en medio de la noche pensando en ella. 

— Si aquí es media noche allá son las siete de la tarde y como es domingo seguro Ximena regresando de la comida familiar de los domingos o, si no va, está sentada cerca de la barra de la cocina haciendo los últimos arreglos a algún vestido o dibujando un nuevo diseño — murmuro mientras veo su foto en mi móvil. 

Debí haberle tomado más fotos así no tendría que estar viendo las mismas una y otra vez. Si las fotos en el móvil perdieran su color de tanto mirarlas, en el mío estarían en blanco y negro. 

—Te juro que voy a volver mi mexicana bonita — le hablo al móvil — te juro que voy a volver y a reconquistarte. Irémos a todos esos lugares a los que e querias llevar, y tomare muchas fotos — y sonrío. 

Dejo el móvil al lado y veo hacia el techo de mi habitación, ésta que desde que regresé no es mía, no la reconozco, no sé dónde estoy. Siento que le hace falta color, vida, a ella.. a mi Ximena. 

¿Estará pensando en mi? ¿me odiará? y la pregunta que me hago a todas horas ¿me aceptará de regreso? Yo creo que no, después de lo que le hice yo tampoco me aceptaría, sobre todo porque ella piensa que soy un cobarde, mentiroso, que la engañó por meses y jugó con ella… en pocas palabras le rompí el corazón, y sé, que eso me costará caro, muy caro. 

—Sólo unos días más — me doy ánimos — sólo unos días más y volverás con a México y esta vez lo harás bien Tristán Ruiz de Con, sin secretos y sin mentiras y aceptarás si Ximena te rechaza y ya no te quiera en tu vida.—

Sólo de pensar lo último me hace un nudo en la garganta, uno que siemplemente se me quita llorando y sin poner nada de resistencia lo hago, lo necesito hacer ahora, solo en este lugar, antes de regresar a su lado, porque cuando lo haga me tengo que concentrar en conquistarla y en amarla, amarla como se merece. 

—Vale, ahora concentraté ¿cómo vas a reconquistar a Ximena Caballero? eso es lo que deberías pensar, y no en que todo saldrá completamente mal.— 

Entonces tomo la almohada que está al lado y la abrazo, lo hago fuerte y de nuevo cierro los ojos para soñar con ella, con su cuerpo al lado del mío, durmiendo pacíficamente mientras yo observo su hermoso cabello negro cayendo sobre su espalda. 

—Te extraño — murmuro — perdóname, te juro que no era mi intensión.— 

Y así diciendo esas palabras, me quedo dormido, no sé qué a que hora lo hice o cuánto tiempo pasó, pero los golpes en la puerta hacen que abra abruptamente los ojos. 

—¡Tristán!… Baby ¿estás despierto? — escucho la voz de Bego afuera de la puerta— Amorsito, please ábreme, que tengo muchas cosas que contarte de lo que haremos hoy.—

Veo el reloj de mi móvil y me percató que son las ocho de la mañana, siento mi cuerpo aún cansado y no, no es momento para ver a Bego. Me pongo de pie, escojo la ropa en mi armario y luego me dirijo a la ducha. Cierro la puerta, abro la llave y dejo que el agua corra por mi cuerpo. Aún escucho a Bego tocando sin parar y cuando menos lo pienso, la voz de mi madre. 

—¡Tristán! — me grita y yo reacciono. 

—¡Me estoy duchando! — grito. 

—Cuando salgas te vistes porque irémos a ver el vestido de novia de Bego, sé que es de mala suerte pero bueno… — comenta. 

No quiero ir, pero por ahora tengo que fingir que me quedaré aquí para casarme con ella y además debo esperar a que la transferencia de mi dinero caiga para poder comprar el boleto y regresar a México con mi mexicana linda. 

—Por cierto, Iñaki me envió los papeles del divoricio, ya los firmó “ella” — y al decir ella lo hace en un tono que no me agrada — ya no hay pretextos cumple con lo que siempre debiste cumplir — me amenaza. 

Dejo que el agua siga corriendo y cuando sé que ya pasé mucho tiemo metido, salgo para secarme y arreglarme. La habitación ya se escucha serena y tranquila, así que me tomo mi tiempo para volver a ver el móvil y el horario de México. Ahora Ximena está dormida y tan sólo de imaginármelo quiero recostarme sobre la cama y fingir que duermo con ella. 

Me visto. Me veo frente al espejo y sé que mi ropa ya no me queda igual. Ese Tristán con ropa de cara de marca se ve tan falso que esquivo la mirada del reflejo y simplemente me enfoco en verme presentable. Abro la puerta y veo a Tita con un zumo de naranja. 

—Para usted señor — me dice. 

—Yo iba a la cocina a hacer mi desayuno, incluso ya hice la cama Tita, gracias — y ella se asoma y se queda asombrada al ver que todo está acomodado. 

—Señor, si sabe que tendré que dehacer la cama para poder hacerla de nuevo — me dice y yo me río. 

—Si tú no dices, yo no digo — le confieso y ella sonríe — venga, vamos a ver que voy a desayunar, aunque te confieso no tengo nada de hambre — y ella me acompaña. 

Entro a la cocina donde todos sirven la comida para el desayuno y cuando me siento sobre la barra se quedan en silencio — uno de ustedes saber hacer huevo a la mexicana — bromeo. 

—¿A la qué? — pregunta Matt el chef. 

—Es broma sólo dame algo ligero porque sé que no duraré mucho tiempo comiendo aquí con ustedes — y él se ríe. 

Tomo un poco de zumo y luego una tostada cuando mi madre entra —¡Qué haces aquí! — me dice firme. 

—Desayunando madre — le contesto y pongo un poco de jamón york sobre la tostada y doy una mordida — le hacen falta unas rajas de chile — comento. 

—¿Qué pretendes? — pregunta mi madre indignada — ¡sálganse todos! — les dice a los cocineros y a Tita y en segundos nos dejan solos. 

—Sólo desayuno madre, no sé que es lo que piensas — le contesto serio. 

—No, no sólo eso, me desafías Tristán. Desde que llegaste de México estás distinto, ya no te reconozco… estás distraído y …—

—Dirás que ya no soy tan maneable como antes — y ella me ve enojada. 

—¿Es por la mexicana? — pregunta — ¿es ella la que te dio algún tipo de no sé…? — y las palabras no salen así que mejor frunce los labios. 

Me pongo de pie, llevo el plato y comienzo a lavarlo ante sus ojos — ¡Qué haces! Regresa al comedor, regresa a tu vida.—

Dejo los platos y me volteo — estoy aquí no, eso querías, pues no tienes nada de que quejarte, pero nunca dije que estaría de la mejor actitud y eso sí lo voy a cumplir. Ya tienes lo que querías, un divorcio, la boda con Bego, tu dinero y tu estilo de vida… te estoy dando lo que deseas a costa de mi felicidad.—

—Pfff… felicidad — dice ella sarcástica. 

—Creas o no lo era, y mucho. En esta casa soy una transacción más de mi padre, un muñeco más tuyo y de Bego hacen lo que quieran conmigo pero allá…. era feliz, servía para algo, ella me amaba con locura y le daba sentido a mi vida y si no hubiera sido por la traición de Iñaki y de Rodolfo… seguiría allá, feliz.. bailando los sábados en mi sala con ella mientras escuchabamos la música de la maestra de bailes latinos del piso de al lado o paseando por el Centro Histórico… o cocinando, o aprendiendo. No me puedes pedir que regrese a ser quién era, cuando por fin sé quién soy, lo que puedo lograr.—

Mi madre me mira, fría, sin nada de expresión, ahora me pregunto si siempre me había mirado así o sólo por esta ocasión, porque no le gustan mis palabras lo hace de esta manera. 

—Hazme el favor de ir al comedor como la gente decente y sentarte junto con Bego y tu padre.. — contesta — no me importa lo que quieras.—

Me acerco a ella y la miro a los ojos — a mi tampoco me importa lo que quieras madre, nunca me importó… así que si me disculpas estaré en mi habitación esperando a ir por ese “vestido de novia” — y me alejo del lugar. 

Subo las escaleras y me encuentro inmediatamente a Tita — Señor Tristán — me dice apurada. 

—Dime Tita.—

—Sólo para avisarle rápido que su madre me ha pedido que le espíe para ver que hace — me comenta de inmediato — así que por favor, no haga nada que tenga que reportar — y yo sonrío. 

Tita, la hija de María, siempre fue mi confidente en esta casa, cuando salía de fiesta y regresaba tarde ella era la que me cubría todo tipo de tonterías, mi madre siempre le pedía que me espiara para ver qué hacía y ahora que ha regresado parece que volvió su función. 

—No te preocupes Tita, te prometo que pronto no tendrás que espiarme jamás.— 

Ella sonríe — la extraña mucho ¿verdad? — me pregunta — a la mujer de la foto.—

—Tanto como tu extrañas a tu mamá.—

—Pero al menos, usted la volverá a ver ¿qué no?—

—Shhh, Tita — le digo y ella sonríe. 

—¿Es bonito allá? ¿En México? — pregunta y yo me siento sobre las escaleras y ella conmigo.

—Muy bonito y con todo lo que me contaba Ximena era mejor ¿sabes? La historia, la comida… los viajes que hice, eran sorprendentes, lugares que nunca pensé que vería ahora parecen un sueño… ahora entiendo cuando la gente dice la frase “de regreso a la realidad”, porque allá parecía que estaba en un sueño, pero ahora que lo pienso, mi vida con Ximena era la realidad y acá estoy en una vil pesadilla de la que quiero despertar y que sé pronto lo haré.—

—¿Me llevarás contigo? — me pregunta y yo sonrío. 

—Te prometo Tita, que cuando pueda te llevaré conmigo y allá los dos seremos felices.— 

“¡Tita!” escuchamos el grito de mi madre. 

—Ahora ve, antes de que por mi culpa te regañe.— 

Ella se pone de pie — Oye Tita ¿puedo confiar en ti verdad? —

—Claro que sí señor, ya sabe— y baja corriendo dejándome sólo. 

Camino hacia mi habitación y al entrar veo la foto de Ximena sobre la mesita de noche y mi móvil con 10 mensajes que al leer veo que son de mi cuñado. Los abro con el corazón latiéndome a mil por hora porque no sé que es lo que me va a decir. 

PACO 

Cuñado ¿dónde se encuentran Ximena y tú? No llegaron a la fiesta de compromiso y nos dejaron como idiotas esperando a todos… Ximena no me contesta ¿todos bien? Te mando este mensaje a esta hora porque he tratado de comunicarme con ustedes todo el día y no contesta, supongo que a estas horas de la noche ya podrán contestar ¿no? 

«¿Cómo? Ximena no se ha reportado con ellos y ya pasaron tantos días ¿le habrá pasado algo? ¿estará bien?» pienso preocupado, ya que sólo imaginar de qué algo le pudo haber pasado me pone muy angustiado. 

Inmediatamente busco el número de Ximena y sólo veo fijamente el botón verde para marcar. Hay posibilidades altas de que ella veo mi número y no me conteste, así que marcarle sería en vano. 

Camino hacia el pasillo y tomo el teléfono de la casa y lo descuelgo, vuelvo a colgarlo — sólo hazlo Tristán — murmuro y vuelvo a descolgar el teléfono y marco todos los dígitos del teléfono del piso. El tono suena varias veces, pero nadie contesta. 

—Bueno, es de madrugada allá ¿qué esperabas? — me digo y vuelvo a colgar. 

Reviso los otros mensajes de Paco y me doy cuenta que en verdad está preocupado por ella, así que antes de contestar necesito asegurarme de que al menos he escuchado su voz. Vuelvo a tomar el teléfono y marco, el tono suena una y otra vez. Cuelgo, vuelvo a marca, suena de nuevo…1,2,3 veces y de pronto…. la gloria. 

—Bueno — escucho la voz de Ximena del otro lado y mi corazón se agita de felicidad —¿Bueno? — vuelve a repetir, pero yo no me atrevo a hablar, solamente sonrío como idiota aunque sé que nadie me está viendo —¿Bueno? — vuelve a preguntar y luego sin decir más corta la llamada y el tono de ocupado suena en mi oído. 

—Te amo — le murmuro y cuelgo el teléfono con un aire de esperanza y felicidad que sé me ayudará a vivir el resto del día. 

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