[Tristán]

El dinero del 50% de mis ganancias llegó a mi 3 días después y al verlo reflejado en mi cuenta lo primero que hice fue comprar el boleto de regreso a México, sólo ida, sin regreso, no pienso volver y si lo hago lo haré sólo para enseñarle a Ximena las maravillas de mi país tal y como ella ha hecho con México. Regreso a México con sólo un pensamiento. 

«Regresaré, la buscaré, la conquistaré y la amaré por el resto de mi vida »

Así, sin pretextos, sin dudas, sin secretos. Eso haré y no me importa si me quedo en la pobreza extrema o sin apellidos de renombre. Sé que el destino nos volverá a encontrar y que Ximena y yo tendremos la historia de amor que nos merecemos. 

Hoy es la fiesta donde se anuncia el compromiso mío y de Bego, y tal vez pensarán ¿cómo es que he dejado que esto llegue tan lejos? y yo contestaré… todos juegan un papel en esta obra de teatro y él mío es el del niño rico manejable pero con un plan a cuestas, y lo interpretaré tan bien que no quedará duda de que supe actuar mi papel. 

Respiro profundo mientras guardo alguna ropa en la maleta que he estado haciendo poco a poco para que no haya sospechas y que Tita ha estado escondiendo en su habitación. Me aseguro que esta vez me lleve toda la ropa que necesito, además de un traje para que Paco no tenga que prestarme otro y que Ximena tenga que modificarlo. Guardo cosas personales, sin embargo no me llevo ninguna foto, nada de mi familia, todas son retratos fríos y armados que mi madre quizo hacer para presumir que nuestra familia es de lo mejor. Sé que me veo como mal hijo diciendo estas cosas, pero en realidad… no tiene nada de malo alejarte de las personas que sólo te hacen sentir peor persona, también hay familiares tóxicos. 

Escucho que alguien toca la puerta y escondo la maleta debajo de la cama —¿Sí? — pregunto. 

—Señor Tristán — dice la voz de Tita e inmediatamente abro la puerta y la invito a pasar. 

—¿Qué pasa? — pregunto. 

—Su madre quiere saber si ya está listo — y sonríe. 

—Más listo que nunca. Mi otra maleta está debajo de la cama, cuando nos vayamos la llevas a tu cuarto y esperas por mi ¿vale? — y ella sonríe. 

—¡Qué emocionante! Es como en las películas de amor — y Tita sonríe. 

—¿Los papales ya están debajo del asiento del auto? — le pregunto y Tita asiente.

—Me aseguré de que estuvieran justo donde me dijo y sólo usted los puede encontrar.—

La abrazo — Tita, si te meto en problemas.—

—No pasará nada.. Yo oficialmente salgo para Almería hoy para ver a mi hermana, pedí estos días de vacaciones así que cuando regrese fingiré que no sabía nada.—

—Gracias, gracias, gracias — le repito — ahora me voy ¿si? Y… —suspiro.

—Suerte Tristán — comenta.

Tomo mi móvil, la cartera con el poco dinero que saqué para tener como moverme al aeropuerto y antes de salir me veo frente al espejo. Esta será la última vez que me reflejaré en este espejo, no puedo esperar a mañana, no puedo esperar a irme. 

Bajo las escaleras y mis padres están en la sala —Buenas tardes — digo serio. 

—¡Vaya! — contesta mi madre — pensé que nunca bajarías ¿nos vamos? — 

Simplemente me dirijo a la puerta y me subo al auto. Mientras mis padres salen reviso rápido que debajo del asiento sigan los papeles y al tocarlos con mi mano respiro. Mis padres se suben y cuando estamos listos el chofer arranca. 

Vamos los tres en silencio, se siente como si me estuvieran llevando por el corredor de la muerte hacia mi ejecución y el aire está tenso, muy tenso. No sé si mis padres sospechan lo que haré, pero sólo de pensar en volver a ver a Ximena me hace seguir con esto. 

—Es por tu bien Tristán — dice mi mamá rompiendo el silencio — es por el bien de tu vida, de la familia, de todo … no me lo tomes a mal.—

No contesto, no me importa ¿qué le puedo decir?, así que simplemente miro por la ventanilla disfrutando del paisaje uno que sé recordaré vagamente cuando llegue a México. 

—Tristán ¿no le agradecerás a tu madre por haber evitado el desastre? — me dice mi padre. 

Volteo y los veo — gracias — comento frío y regreso a lo que estaba haciendo. 

No me dice nada, saben que no pueden salvar una relación perdida desde hace años en veinte minutos de viaje, así que me dejan ser, me dejan sumergirme en mis pensamientos, en repasar mi plan una y otra vez, en recordar el discurso que le daré a mi padre cuando llegue el momento. 

El viaje pasa rápido y cuando menos de doy cuenta estoy entrando a la casa de Bego, donde será este evento que sé terminaría con una persona llorando sobre el suelo, un novio en fuga y mi padre feliz, muy feliz… sobre los últimos dos ya sé quienes serán, la persona llorando sobre el suelo, está por descubrirse. Me bajo y lo primero que viene a mi es Bego con un vestido café tierra y un peinado parecido al que Ximena llevaba el día que le rompí el corazón ¿lo habrá hecho a propósito? 

—Baby! Te esperaba con ansias — me dice gritando y yo respiro. 

«Sólo por unas horas, sólo por unas horas » me repito a mi mismo mientras ella me toma de la mano y entro a la casa donde me impacta ver a unas 80 personas esperando por nosotros «Ups, esto será peor de lo que pensé». 

— Todos nuestros amigos del club están aquí — comenta y a lo lejos veo a Iñaki y a Pastora con una copa de champaña en las manos. Él la levanta y brinda al aire, como si me diera una señal de buena suerte. 

Bego me jala entre la gente y todos me sonríen y me felicitan, sobre todo sus amigas, las cuales me han caído mal desde que as conocí en el colegio. 

—No cabe duda que Bego se quedó con el más guapo — me dicen y yo sonrío levemente. 

—Mira baby, trajeron esta fuente de chocolate desde Francia — y toma una uva y la llena para dármela en la boca. 

Me alejo y la rechazo — no gracias le digo amable. 

La verdad es que traigo el estómago hecho un nudo como para comer algo. Veo mi móvil y no he pasado ni dos minutos aquí. Tengo que esperar a que la fiesta corra, que mi padre tenga unas copas de más para poder hacer lo que quiero, porque si lo hago ahora no me dará ni tiempo de subir al auto y escaparme de aquí. 

—Iré por algo de beber — le comento y me alejo de ella. 

—Kiss, kiss — me dice y se acerca a mis labios y me da un beso que me hace sentir infiel. 

Me alejo de ella y voy directo hasta la barra y el barman me sonríe — tequila, doble — le digo. 

—No tenemos tequila señor — me dice educado —¿gusta whisky o champaña? —

—Sólo dame un whisky en las rocas — comento. 

Cuando me lo sirve lo tomo de un sorbo y dejo el vaso sobre la barra —¿Otro? — pregunta. 

—No, sólo era para le valor no para la borrachera — respondo. 

—¿Disculpe? — me pregunta pero lo ignoro y me pongo de pie para distraerme un rato y esperar el momento para hacer mi plan. 

Las horas pasan, bastante lento para mi aunque el cielo ha cambiado de tonos pastel a una hermosa noche estrellada que se me gustaría ver con Ximena. Veo el reloj, seguro que ella en este momento está en su taller haciendo algo o al menos eso quiero pensar. 

—Baby— escucho a Bego y volteo. 

—Dime — contesto molesto porque me interrumpió el pensamiento. 

—Llegó el momento — me dice sonriente. 

—Espera, debo ir por algo al auto — le comento y me alejo de ella. 

Atravieso la sala sin prestar atención a nadie y cuando llego al auto le pido al chofer que me abra la puerta para sacar los papeles que tengo escondidos debajo del asiento — ¿te pido un favor? — le pido. 

—Dígame señor Tristán — responde. 

—En unos minutos cuando me veas salir por esa puerta arrancas el auto ¿quieres? — y él sonríe. 

—Si señor, como diga — sé que Tita le comentó algo, ya que él es uno de sus mejores amigos en la casa. 

Regreso sigilosamente y voy directo a mi padre que se encuentra platicando con el padre de Bego — ¿puedo hablar contigo? — le pido y él sonríe. 

—¿Mi hijo quiere un consejo mío antes de tomar el paso más importante de su vida? — me dice un poco ebrio. 

Sonrío pero no contesto. En este momento mi corazón está latiendo a mil por hora y la verdad es que no tengo cabeza para bromear. Si esto no sale bien, si no puedo llegar al aeropuerto a ese vuelo no sé qué haré. 

Ambos caminamos hacia el estudio del papá de Bego y cierro la puerta con llave. Él se sienta sobre el sofá y luego me ve — dime — me comenta relajado.

—¿Cuánto cuesta mi libertad papá? — le pregunto y él me ve extrañado. 

—¿De qué hablas? — pregunta.

—¿Cuánto cuesta mi libertad? — vuelvo a repetir y él toma un sorbo de la bebida. 

—¿Cuánto tienes? — comenta y se ríe. 

—Ponme un precio, dime una cifra y te la doy — le comento y él estalla en risas. 

—¿Tú? Hablando de dinero ¿conmigo? ¡Ay por Dios Tristán!— y se pone de pie. 

Pongo la mano sobre su pecho y lo siento — dime una cifra — comento seguro. 

Blofea y me ve a los ojos — medio millón de euros — me dice y toma un poco de whisky. 

Tomo los papeles y se los enseño — si los firmas te doy medio millón de euros para que me dejes ir y para que no veas que estoy bromeando, te paso 250 mil en este instante y después de la firma el resto.— 

Saco mi móvil, me meto a mi cuenta y agradesco tener más dinero del que él me pide. Hago los movimientos necesarios y después le muestro la transferencia — listo, firma.— 

Mi padre en su borrachera se pone de pie, saca su móvil y ve el dinero en su cuenta —¿De dónde haz sacado este dinero? — pregunta. 

Sonrío porque sé que piensa que posiblemente lo pedí prestado o lo tomé de otro lado — parece ser que el hijo inútil, no fue tan inútil después de todo — le comento — firma.—

—¿Lo robaste? — pregunta. 

—¿Ahora te importa? — pregunto — Después de que tú ibas a obtener dinero de un matrimonio obligado, ahora si te importa de dónde lo saqué — y él me observa. 

—Siempre te ha gustado vivir en la ruina, pues está bien, te daré lo que quieres — comenta molesto. 

Sé que él es un hombre de palabra así que toma los documentos y me ve — tengo copias originales por si te atreves a romperlos — le comento y mi padre sonríe. 

—Acto de valor renunciar a toda la vida que te he dado por una mujer.— 

—No, no es valor, es amor y no es una mujer, es el amor de mi vida, así que todo esto no me duele, al contrario, me libera de los prejuicios, de una vida que no estoy dispuesto a llevar más. Regreso con ella porque me gusta quien soy cuando estoy a su lado y  eso ni todo el dinero del mundo me lo puede dar —le explico — ahora firma padre.—

Él toma la pluma y sin dudarlo dos veces firma todos los papeles donde está de acuerdo con todo lo que voy a hacer. A mi padre lo mueve el dinero, no el amor por su hijo así que tan sólo termina me hace la seña de dinero y yo paso el resto que le prometí. 

—Gracias — digo sonriente y con mi cuerpo tan ligero que siento que puedo volar. 

—Te vas a arrepentir tarde o temprano Tristán — me dice sonriendo. 

—Dice el padre que vendió a su hijo por dinero y ahora le dará su libertad por más dinero. Ahí está, pague mi libertad, mi cuota y si no tienes nada más que decirme me voy— tomo los papales firmados — cuando llegué a México te enviaré las copias digitales. Te pido que no me busquen en lo que resta de su vida — comento. 

Camino hacia la puerta — Tristán ¿a poco vale que te quedes sin nada en el mundo por una mujer que no sabes si te querrá de regreso? —me dice. 

Me volteo — Ximena vale todo, me quiera de regreso o no, vale cada euro que te di hoy y mucho más.— 

Salgo del estudio y lo primero que veo es a mi madre que viene junto con Bego —¿Dónde estabas? ¡Qué no ves que te estamos esperando! — me dice enojada. 

La veo y sonrío — ¿alguna vez me quisiste madre? — le pregunto y ella me ve directo a los ojos —¿alguna vez sentiste algo de empatía por mi? — 

—¡Ay Tristán! No se puede querer a una piedrita en el zapato — contesta fría. 

—Buena suerte Bego — le digo — te mereces a alguien que no te quiera por tu dinero. 

—¿De qué estás hablando Tristán? — me dice molesta. 

Camino hacia la puerta — ¡Tristán! ¡Escúchame Tristán! — me grita — ¡No me puede dejar así!— insiste.—

Mi madre me sigue y me toma del brazo — si sales por esa puerta te juro por la vida que nunca más volverás a saber de mi o de esta llevas — me  dice entre dientes. 

Tomo los papeles y se los enseño con las firmas tanto mías como de mi padre — ya me adelante madre, no te preocupes.—

Me suelto y  sigo sin mirar hacia la puerta de la casa, sintiendo como mi cuerpo vuela hacia la libertad. El chofer me ve y al subirme arranca el auto.

—Vamos a la casa — le digo — necesito ir por mi maleta.— 

Arranca, puedo ver a Bego haciendo una rabieta en al entrada de la casa, los invitados saliendo para ver qué sucede y a mi madre reclamándole a mi padre lo que acaba de pasar. Fue más fácil de lo que pensé, aunque luego veo que me costó casi todo el dinero que tenía, pero Ximena lo vale todo, cada sacrifico que haga. 

—Voy para allá mi mexicana linda, te conquistaré de nuevo y seremos felices — murmuro mientras veo pasar el mar frente a mis ojos. 

[***]

 — Y Aquí estoy doña Lucha — termino el relato — listo para volver a empezar. 

Ella me sonríe y luego me da una palmada sobre la espalda — ¿estás seguro que esta vez es toda la verdad? ¿sin nada que ocultar? — me pregunta. 

—Se lo juro, nada de secretos. Ahora, sólo falta que Ximena me acepte ¿cree que lo haga? ¿qué acepte a un don nadie? — y ella se ríe. 

—Lo hará, no será tan fácil porque Ximena es necia y testaruda, pero te ama..—

Escucho como Ximena sale del piso, toma las escaleras y unas ganas de salir a interceptarla se apoderan de mi, pero respiro y me quedo sentado. Doña Lucha se pone de pie y me da las llaves del piso de hasta arriba — es tuyo — me dice —así que más te vale que tu plan funcione porque si no… habrás perdido todo.—

—No, al contrario, recuperé mi vida y juro que seguiré con el plan, ya regresé, ahora falta buscarla, conquistarla y al final… amarla más de lo que se merece — digo de forma poética. 

Doña Lucha sonríe — hazlo muchacho, recupérala.— 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *