[Tristán]

«Voy a ser padre, voy a ser padre » es el único pensamiento que se me viene a la mente mientras viajo en el metro hacia la empresa de mi suegro. Estoy que no quepo de emoción, es como si la vida me estuviera diciendo que por primera vez lo hice todo bien, que la decisión de renunciar a todo en España y regresar a México para estar con Ximena, fue lo correcto. 

«Voy a ser papá » pienso ilusionado. 

Bajo de metro y camino rápidamente hacia el edificio. Si Ximena no me mintió entonces eso quiere decir que soy bienvenido a la empresa y no tengo que preocuparme de nada al encontrarme a su padre o hermano ahí.Después de unas cuadras, camino hacia adentro del edificio y Lydia me saluda de lo más cortés. 

—¡Hola Tristán! — me dice feliz y luego sale detrás del mostrador y me da un abrazo —¿Qué me trajiste de Ibiza? — me pregunta. 

—Lo siento, pero es fue rápido — le digo. 

—Me hubieras traído a tu amigo el español de la otra vez, estaba bien guapote — bromea y yo me río —me da gusto que hayas regresado, la empresa se ha vuelto fea sin ti.—

—¿Fea? — pregunto. 

—Sí, porque eres el más guapo — y me guiñe un ojo. 

Me sonrojo —¿Cómo está tu hija? — pregunto y ella sonríe.

—Pues ahí vamos, quiere ser bailarina de ballet ¿sabes? y pues la meta a una academia de baile allá por mi casa en el Estado de México, pero pues ahora la maestra me presiona con que necesita que las zapatillas y el traje este con el “tutu” ya sabes.. pero pues no sé si me alcance, tal vez la tenga que sacar.—

—No, no la saques — digo de inmediato. 

No sé si es porque me siento increíblemente feliz de que vaya a ser padre que siento deseos de comprarle hasta el teatro a la niña, por lo que saco dinero y le doy — ten, de parte de Mena y mía, para que le compres lo que necesita ¿vale? —

Lydia me abraza — ¡Eres un pan de Dios! Yo sabía que era mentira lo que el tal Rodolfo estaba diciendo — comenta. 

Me separo  y la veo —¿qué estaba diciendo? — pregunto. 

—Bueno, pus estaba diciendo verdá que tú habías engañado a todo el mundo, que eras un sangrón, niño de papi rico y bueno pa nada y que al final te habías regresado a las Europas verdad… pero yo digo que es pura envidia.—

Siento que la sangre mi hierve. En mi felicidad y reencuentro con Ximena me había olvidado del asunto de Rodolfo y de andar de “boca floja”  contactando a mis padres y pidiéndoles dinero por mi paradero como si fuera un criminal. 

—Claro que es mentira Lydia… te lo aseguro. Ahora, si me permites tengo que ir a ver a mi suegro.—

—Nah, él ya no está aquí, ahora el joven Paco es quien lleva el negocio aquí — me comenta. 

—Mejor, voy a ver a mi cuñado, con permiso.— 

Subo en el ascensor hasta el piso de la gerencia y al abrirse las puertas del ascensor lo primero que veo es a Paco con uno de los empleados platicando. Me ve. 

—¡Tu cabrón! — me dice mientras camina rápido hacía mi —¡Cómo te atreves! — y cuando llega hacia mi cierro el ojo esperando los el golpes pero su brazo pasa por detrás de mi espalda y me abraza — ¡Cómo que te largas a Ibiza y ni avisas! Mira hasta rimo.—

Me quedo en silencio un poco confundido, esperaba de verdad un golpe pero al contrario, él está feliz de verme — pues es que fue rápido — contesto. 

—Tan rápido que ni llegaste a tu fiesta de compromiso… sospechoso ¿eh? — y me ve. 

No tengo ni idea de lo que Ximena les dijo que fui a hacer, pero como en este momento no está, es mi turno de improvisar. 

—El Rodolfo andaba diciendo que te fugaste o algo así… pa’ mi que era pura envidia. En fin, esos días que te fuiste sin avisar no se pagarán ¿eh? — me comenta y yo asiento. 

—¿Crees que pueda hablar contigo? — pregunto y él asiente. 

—¡Claro que sí cuñado! Para ti siempre estoy disponible… ven pasa— y abre las puertas de su oficina nueva, la que antes era de su papá. 

—¿Está bien mi suegro? — pregunto preocupado. 

—Sí, no te preocupes, ya sabes que el doctor le dijo que le tenía que bajar al trabajo y pues ahora soy yo quien lleva esto y él no más supervisa desde la casa. Vendrá una vez a la semana y si no tiene que venir, pues no vendrá ¿verdad? — y me ofrece que me siente. 

Paco siempre habla así, medio confuso y rápido pero siempre se da a entender. Me siento en el sofá y luego respiro, sé que tengo mi trabajo, pero no puedo seguir con un trabajo así, sobre todo ahora que seré padre, necesito algo en serio. 

—¿Qué tienes que decirme cuñado? Sobre el último proyecto que hicimos, los clientes quedaron encantados e incluso quieren que trabajes de nuevo con ellos.—

—Me encantaría, pero te tengo buenas nuevas — le comento. 

—¡Ay Wey! Como el Arcángel San Miguel — me dice y yo sonrío. 

—Mira, sé que tienen problemas expandiéndose hacia el extranjero y en mi viaje de una semana pude hablar con unas personas que nos ayudarán a eso… ya sabes.—

Mi cuñado me ve interesado — bueno, no sé si sepas que esa es el área de Rodolfo — me dice y yo asiento. 

—Sí, pero ¿cuántas cuentas extranjeras te ha traído en este tiempo? — habla por hablar pero en realidad estoy seguro de que la respuesta es cero. 

—No pues, una vez dijo que estuvo a punto de cerrar un trato pero que se arrepintieron por eso de la inseguridad y cosas así…— me responde. 

—Bueno, sé que no sabes, pero mi padre es uno de los mejores inversionistas en Ibiza y se mueve en el área de construcción de hoteles y clubs nocturnos… digo, Ibiza al final… ya sabes fiestas, vacaciones, playa… ¿Isla de Formentera? — 

—Interesante — comenta. 

—Bueno, yo podría contactarlos por ti, enviar los diseños y el trabajo… algún proyecto muestra y hacer los trámites ¿qué te parece? No le caería mal a esta empresa una cuenta extrajera.—

Francisco sonríe y golpea en la mesa emocionado —¡Ya sabía que eras un chingón! — me comenta y yo sonrío —Sí, me encanta la idea, es más… le dire a mi papá que si te da el trabajo del Rodolfo que no hace nada .—

—No, no, no quiero si trabajo— le digo sincero. 

—¡Ah! Ya sé que es lo que quieres — me comenta —¿puesto en la gerencia? ¿algo pesado? — sugiere. 

—No, no… sólo deseo que seas tú quien viaje en caso de regresar.—

—Pero pues, sería mejor que fueras tú ¿no? Y así te llevas a la menita allá a Europa a que conozca. Es uno de sus sueños ¿sabes? — y sonrío al acordarme. 

—Bueno, sólo por ahora me gustaría mi trabajo normal de lunes a viernes y posiblemente.. algún papel que me permita quedarme legalmente — le comento. 

—¡Hecho! — dice — hablaré con mi papá para que hagamos esos trámites con la migración y puedas estar tranquilo aquí… ahora dime ¿por qué se suspendió lo de la pedida de mano? ¿ya no quieren? — me pregunta. 

Estoy a punto de contestarle cuando recibo un mensaje de Ximena. 

XIMENA: 

Hoy, 5:50 cita con la ginecóloga. 

—¿Crees que te pueda decir después? — le pregunto — necesito mejor pedirte favor de que me dejas salir antes… Ximena me pidió que fuera con ella a algo a las 5:50 y no me dará tiempo de pasar por ella.—

—Mira, no mas porque me trajiste buenas noticias te dejaré, pero necesito tu propuesta por escrito antes de que te vayas para poder mostrársela a mi papá y qué él la lea ¿va? —

—Vale, hoy  la entrego — respondo de inmediato poniéndome de pie y saliendo por la puerta. 

—Oye Tristán — escucho mi nombre y volteo — bienvenido, me alegra que hayas regresado, si te soy honesto pensé que no lo harías.—

Lo veo desde la puerta — tu hermana está aquí ¿por qué habría de dejar a una mujer como ella? — respondo. 

Salgo del lugar y camino hacia el elevador para bajar a mi piso y comenzar a trabajar en la propuesta, otra parte de mi plan para ganarme la confianza de Ximena. Sé que la empresa de su papá no le está lleno muy bien, y tengo la sospecha que Rodolfo tiene que ver con esto. Se abren las puertas de nuevo y  ver el rostro de Rodolfo. 

—¡Tristán! — me dice sorprendido. 

Lo tomo del cuello del saco y lo meto al elevador. Puedo sentir como la sangre me hierve de coraje y furia, él arruinó todo y estoy seguro que quiere hacerlo más — ¡Cuánto te dio mi familia cabronazo! — le reclamo y él me ve con ese rostro de vividor.

—Mucho, mucho dinero… sé que ahora soy más rico que tú! — y se ríe. 

Lo azoto contra la pared del elevador — sé que tienes algo que ver con que la empresa esté así y lo voy a averiguar — le sentencio. 

Rodolfo comienza a reírse y me molesta mucho — ¡Ay españolito! — y me quita las manos de su cuello — acá puedes decir misa o hacer lo que se te pega la gana y nunca podrás hacer nada… de nada. Mejor sé el cuñado estrella o el yerno guapito y dedícate a lo tuyo. —

Sin soportar más le doy un golpe en la cara — ¡Chingada madre! — dice enojado. 

—Esa va por Ximena y por mi y por todo lo que dijiste mientras estuve lejos — y vuelvo a golpearlo — y eso solo para demostrarte que conmigo no te metes y si lastimas a Ximena o a alguien de su familia te juro que no te la acabas. —

Rodolfo se pone de pie y comienza a toser porque le saque el aire — eres un poco hombre golpeándomelas en el elevador — me dice. 

— Y tu más aprovechándote de una mujer como Ximena para escalar en la empresa de su familia — cuando le digo eso abre los ojos como platos — ¡Ah! Pensaste que sólo tu sabías mis “secretos” pues no, yo también he hecho mi trabajo y pronto, pronto te voy a exponer.—

—No si yo te expongo primero — me dice inútilmente. 

—Haz lo que quieras, se te acabo tu costal de dinero. Ahora sí me disculpas tengo mejores cosas que hacer, pero cuídate Rodolfo, cuídate — le amenazo. 

Salgo y voy hacia mi escritorio y me siento. Veo la foto de Ximena que nos tomamos en ese viaje de las mariposas monarca y sonrío ¿en ese viaje Ximena ya estaba embarazada? Abro mi ordenador y empiezo a hacer lo mío aunque confieso que me cuesta trabajo concentrarme y sé que así será hasta que vea a mi bebé y convenza a Ximena de quedarnos con él. 

***

Justo a las 5:00 me encuentro afuera de su local esperando a que ella salga. No me acerco a la vitrina porque sé que Martita saldrá con un palo y empezará a hacer lo suyo y no tengo ganas de más golpes hoy, así que la espero sobre la acera, prestando atención a los edificios que hay en frente de mi. En unas horas sabré como está el bebé y estoy tan emocionado con la idea de ser padre que a la vez me entra un terror enorme porque no sé podré llenar las expectativas. Nunca en la mente me pasó el ser padre, incluso sólo de pensar de serlo con Bego me aterraba la idea, pero ahora, el simple hecho de saber qué Ximena será la madre me llena de alegría. 

—Ptttsss güero — escucho y volteo hacia la puerta para ver a Marita en la entrada. No me muevo, esa mujer es de armas tomar —Andale ven — me dice moviendo la mano para que me acerque. 

—No gracias, la última vez no fue muy placentero — le comento. 

—No seas payaso, a ver ven…— y sale del loca para tomarme del brazo y jalarme hacia dentro. 

Me dejo llevar porque no sé que es peor, si resistirme o no. Entro al local y veo a Ximena apuntando algo en una hoja. No me ve — en unos minutos nos vamos — me dice aun viendo a la hoja. 

Martita si me ve y su mirada es de furia y de que si no fuera porque Ximena le dijo algo ya me hubiera agarrado a palos. Me quedo en mi lugar como si fuera uno de los maniquíes que ella tiene en la entrada y cuando nuestras miradas se cruzan ella sonríe levemente. 

—Me dijo Paco que regresaste a la empresa — comenta. 

—Paso número completado… tener un trabajo — le contesto. 

Ximena suspira — Martita, tengo que salir ¿cierras? — y va a la trastienda. Yo sigo sin moverme y Martita me ve detrás del mostrador y luego me hace una seña con las manos de que me estará vigilando. Ximena regresa y camina hacia mí —¿nos vamos? — me pregunta y sale delante de mi. 

Me adelanto y le abro la puerta — gracias — murmura. 

Cuando ambos salimos a la acera le doy el vaso que traigo en la mano — ¿qué es eso? — me pregunta. 

—Té, de manzanilla,  fui al piso, bueno, a donde me estoy quedando y te lo hice.. dicen que ayuda con las náuseas — le comento 

—Dicen o Lucha te dijo — me contesta. 

—Lucha me dijo y yo le creo — respondo. 

Ximena lo toma y le da un sorbo — ¿que tiene? — pregunta. 

—Piloncillo, Lucha no tiene azúcar así que…— y le sonrío. 

—Gracias — contesta. 

Comenzamos a caminar hacia el consultorio. Vamos en silencio, parece que ahora no hay nada que hablar o los dos estamos pensado en lo que nos dirá el doctor sobre el bebé. No voy a su lado, camino un poco atrás de ella, no quiero incomodarla. Además, creo que mi loción aún está sobre mi piel y no quiero que pase como en la mañana. 

Así, después de un recorrido a pie, unas cuantas estaciones de metro y unas cuadras más, llegamos al consultorio justo a tiempo, y mientras esperamos en la sala de espera ella sigue tomando el té tranquila mientras yo me distraigo viendo algunos folletos. 

—¿Ximena Caballero? — dicen su nombre —Pase por favor. 

Ella se pone de pie y yo me quedo sentando. Ximena se acerca a la puerta del consultorio y luego voltea — ¿vas a venir o qué? — pregunta y yo me pongo de pie de inmediato. 

Entro con ella al consultorio y un señor un poco mayor pero con rostro relajado nos mira. Nos sentamos cerca del escritorio y comienza a hacernos varias preguntas que ninguno de los dos sabemos como contestar bien o más bien, no queremos hacerlo. 

—Bueno, mejor vemos a tu bebé ¿si? — y la invita a que pase a la camilla y mientras apaga las luces yo ayudo a Ximena a levantarse la blusa. Ella suspira, puedo ver en sus ojos ese miedo e nerviosismo. 

—Yo también estoy nervioso — le confieso y por primera vez me da una sonrisa de empatía. 

—Bueno, bueno, veamos a tu bebé para calcular cuántos meses tienes — dice el doctor y después de prender el aparato del ultrasonido, comienza a buscar al bebé para momentos después ver un hermoso embrión bastante grande. 

—¡Pues definitivamente estás embarazada! — dice él — tienes aproximadamente 16 semanas, casi entrando a los cuatro meses — y yo sonrío. 

Escucho como late su corazón, fuerte y sano y no puedo evitar sentirme emocionado — Pero ¿por qué no se le nota? — pregunto. 

—Hay personas que no se es nota y después de la nada “plop” sale la pancita — y sonrío. 

Volteo a ver a Ximena que se ha quedado sin palabras y simplemente ve la pantalla. En eso estira la mano y toma la mía, el primer gesto de empatía que ha tenido hasta ahora — el siguiente mes podríamos saber si es niño o niña — dice el doctor y Ximena comienza a llorar.

Me acerco a ella y le doy un beso sobre la frente. Sé que sigue pensando en la decisión que quería tomar, se que ver al bebé no le ayuda a decidir, pero también sé que tanto ella como yo en este momento estamos felices e ilusionados y que podría ser el inicio de otra oportunidad para nosotros. 

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