[Ximena]
Después de salir del consultorio del doctor con una lista enorme de cosas por comprar y los sentimientos a flor de piel. Él y yo regresamos al piso, donde ahora Tristán me observa de lejos, sin decir nada. Simplemente me ve esperando que yo diga algo, lo que sea pero en realidad no sé qué decir, estoy abrumada con lo que acabo de verano puedo caer que un bebé tan hermoso esté creciendo dentro de mi, y que esté tan sano y tan fuerte, no sabía que se podía sentir esta clase de amor; el amor a primer latido.
Me coloco la mano sobre el vientre — ¿Te sientes bien? — me pregunta preocupado.
Simplemente asiento con la cabeza y sonrío ligeramente, así que él no se mueve de su lugar y sigue esperando a que hable. Puedo ver en sus ojos la desesperación de saber qué decisión voy a tomar, pero es simple, no hay más que decidir.
—Tristán — comienzo y él simplemente toda aire — si sabes que eso de no tener al bebé lo dije porque estaba herida ¿verdad? — le comento y él saca el aire aliviando y veo como los ojos se le llenan de lágrimas, pero aún no se acerca a mi.
Me pongo de pie y voy hacia la cocina para ver la lista de vitaminas y cosas que debo comprar para que el bebé crezca sano y esté bien, la leo — voy a tener este bebé — le aseguro. Cuando Tristán escucho el “voy” cambia el rostro a preocupación y tristeza — Sé que tu eres el padre, pero debido a las circunstancias que pasaron entre los dos no puedo decirte ahora que regresarémos pero… te diré mi regla número cinco.—
Él se acerca a mi y pudo ver su cara de ilusión. Sé que en este momento él quisiera saltar por todo el departamento de felicidad de que será padre, pero no lo hace porque sabe que no todo está bien entre nosotros.
—Debes estar en cada ultrasonido que me haga, clase o evento que tenga que ver con el bebé — le comento y él asiente.
—Sí, claro que si— me comenta.
—Aún no sé si quiera casarme contigo o al menos vivir en unión libre, eso te lo debes de ganar tú — digo firme — y te advierto una cosa.—
Él se pone serio — Quiero que recuerdes que hagas lo que hagas ya no me estarás fallando a mi, si no al bebé, así que de ti depende si cumples tu palabra o no.—
— No te fallaré, no les fallaré — corrige — estaré con ustedes por el resto de mi vida y seré el mejor padre para ella o él, te lo aseguro — y siento como las lágrimas caen sobre sus mejillas — gracias Ximena, muchas gracias.—
Lo veo tan vulnerable y me puedo imaginar que está pasando en este momento. Tristán, por lo que me dijo, renunció a todo lo que tenía por mi y se ha de sentir increíblemente solo e inseguro en el mundo, así que tomo su mano y la pongo lentamente sobre mi vientre. Él se deja llevar y al tocarlo puedo ver como se le escapa un suspiro.
—Aún no se siente nada… — digo.
—Pero ya vimos que aquí está, y cuando menos lo esperemos saldrá y anunciará que viene en camino — me comenta tierno.
Una sensación abrumadora me invade de improvisto, una mezcla entre amor, emoción, miedo y sin pensarlo dos veces me acerco a Tristán y le abrazo. Él me pega a su cuerpo y yo no puedo resistir ponerme a llorar. Lo hago y no sé por qué. No se si es porque por fin él está de regreso y por lo mucho que lo extrañé y pensé que no lo volvería a ver, por el hecho de que tengo tanto miedo en esta etapa, o todavía del coraje de que él, la persona que tanto amo, hizo lo que me hizo.
—Si te vas de nuevo Tristán te juro por la vida de este bebé que no me volverás a ver — digo con un tono entre tristeza y coraje — te juro que nos iremos de tu vida y nunca jamás nos encontrarás.—
—No me iré, te juro por mi vida que no me iré. Regresé para quedarme a tu lado y ahora al lado de nuestros bebé, y así no volvamos a estar juntos como pareja, te juro que nunca le faltará nada, ni amor, ni consejos, ni nada que conlleve ser padre — me confiesa — voy a trabajar hasta el último día de mi vida para darles la vida que se merecen y seré el hombre que necesites y el padre que debo ser.—
Me alejo y dejo de abrazarlo, me quito las lágrimas — no me lo prometas, sólo hazlo, no me gustan las promesas — le digo y él asiente.
—Lo haré — y sonríe.
El silencio vuelve a reinar entre los dos después de tan conmovedora escena. Siento unas ganas arrebatadoras de besarle y hacerle el amor, lo extrañé tanto, pero mi orgullo puede más, así que me ocupo en otras cosas — sé que te estás quedando con Lucha así que relativamente estamos cerca — le digo.
—Sí, me estoy quedando con ella — afirma — me iba a cambiar a otro piso pero ahora que estás embarazada prefiero estar a unas cuantas escaleras — y se ríe.
—Estaremos bien — le respondo haciéndome la digan, pero la verdad es que saber que él estará cerca me hace sentir más tranquila porque no sé qué esperar de esto.
—Tú llámame a cualquier hora y yo estaré aquí, y no sólo por algo del bebé, para sacar la basura, a Solovino… prender el calentador— me dice y con lo último me río.
—Gracias — murmuro.
Tristán vuelve a guardar silencio y debo admitir que odio estos momentos tan incómodos entre los dos, hace unos días atrás no podíamos dejar de besarnos y ahora… esto se siente tan raro que me hace pensar qué Tristán es un desconocido.
—Bueno, ya es tarde y debes descansar — me dice y se voltea para salir del piso,
—Tristán —le digo y él me mira — creo que sería buen momento para que me cuentes todo ¿no crees? —
Él se regresa y se sienta sobre uno de los bancos de la barra, me le quedo viendo esperado a que empiece, puedo notar que le cuesta — ¿Si te llamas Tristán cierto? — le digo y él sonríe.
—Sí, me llamo Tristán Ruíz de Con García — añade — y nací en España — y sonrío con eso último — soy hijo único, no tengo hermanos y prácticamente ya no tengo a nadie — comenta y eso que dice provoca que mi corazón se haga pequeño — Crecí en un ambiente de mucha riqueza, prácticamente lo tuve todo, viajes, carros, escuelas caras… lo que se te ocurra, pero mis padres no me ponían la atención debida, así que nunca supe en realidad que eran las comidas familiares o … bueno en fin, no sé que más quieras saber.—
—Quiero saber porque me mentiste, porque no me dijiste nada — le digo aún con un tono de enojo.
Respira — Ximena, viste a mi familia, conociste a mi madre y sólo por unos minutos, no es una persona buena es fría y cruel, mi ambiente era horrible y no te quería involucrar. Sí, te confieso, al principio mi plan era pasar un buen rato contigo. Disfrutar y vivir feliz en el anonimato por un rato pero me enamoré de ti y todo eso cambió, ya no me gustó ser el Tristán de antes y tenía miedo de que si te decía la verdad me corrieras de tu vida…que al final lo hiciste.—
Sonrío levemente y poco a poco mi coraje va desapareciendo dando paso a la comprensión —¿Tu madre siempre fue así? — pregunto.
—Peor, y no quería que te hirieran pero tratando de protegerte yo te herí y eso nunca me lo voy a perdonar. Eres algo tan puro y lindo que no quería que mistar vida te contaminara y echara a perder lo que yo llamo mi felicidad, mi nueva vida, una que que estoy dispuesto a luchar por ella, porque me gusta quien soy cuando estoy contigo, me haces sentir útil, valioso, que valgo la pena… — y al decir esas palabras se le corta la voz.—
—¿Todo bien? — pregunto y él asiente.
—Y ahora que soy padre es una alegría mezclada en terror porque yo no tuve el ejemplo de unos buenos padres y no sé como le haré, pero de una cosa estoy seguro… los amaré hasta el último día de mi vida, así tenga que espérate todo los días afuera de tu piso o de tu casa y perseguirte donde vayas… porque yo sólo te tengo a ti.. a ustedes.—
Tristán se pone de pie y yo lo veo con un rostro más de ternura que de enojo, no quiero que se vaya pero tampoco puedo permitir que la tenga tan fácil y rápido por un momento — cualquier cosa que necesites ya sabes donde estoy, a cualquier hora, cualquier momento — y yo sonrío.
—Gracias Tristán — le respondo.
Él abre la puerta y antes de salir, regresa, y toca mi vientre — buenas noches bebé, no hagas sufrir mucho a tu madre con las nauseas ¿eh? — y después me mira a mi — buenas noches mi mexicana bella — murmura y antes de que yo pueda decir algo sale del departamento.
Suspiro de repente todo se siente vacío, no cabe duda que su presencia es importante en mi vida y ahora que ha regresado añoro más que nunca que todo esto funcione, aunque admito que por dentro, muero de miedo. Sin embargo, Tristán lo dejó todo por mi, y no hay mayor prueba de amor que dejar toda la vida que conoces para rehacerla desde cero en otro país, con otra cultura, con otras costumbres sin saber si va a funcionar o no.. lo que yo llamo un acto de valor.
***
[Tristán]
Corro por las escaleras y al llegar al piso de Lucha abro la puerta feliz — ¡Voy a ser papá! — grito feliz y entro para tomar a Doña Lucha y bailar con ella al compás de una canción que sólo existe en mi mente.
—Ya Tristán, tas loco — me dice ella entre risas —¿Cómo que vas a ser papá? No me digas que embarazaste a la Begoña esa — me dice.
—No, claro que no.. Xime, mi Xime está embarazada… ve — y le muestro una foto del ultrasonido donde se ve mi hermoso bebé grande y fuerte.
Doña Lucha la toma y sonríe — ¡No lo puedo creer! — me dice feliz — ¡Serán papás! —
—Sí, y Ximena me va a dejar estar con ella y podré verlo crecer y nacer… — y los ojos se me llenan de lágrimas — Tengo tantos planes. Ese piso de arriba tendrá un motivo más grande para hacer lo que haré — le confieso.
Doña Lucha me abraza y puedo sentir su amor y olor a tabaco invadido mis sentidos — Te dije que eres un buen hombre y los hombres así se merecen dichas como éstas — me comenta.
—Gracias, ahora no me siento tan solo —
—¡Qué! ¡¿Yo estoy pintada o qué?! — me reclama.
—No hablaba de usted, sin usted estoy perdido— le confieso y ella se ríe.
—Eres una persona especial y serás un papá increíble… muero por saber qué es para empezar a tejer uno que otra prenda para el bebé.—
Nos quedamos abrazados por un momento porque me gusta. A veces siento que Doña Lucha es la madre que debí tener y que yo soy el hijo que ella perdió años atrás en ese accidente de carro cuando viajaba de regreso a la Ciudad de México. La habitación donde me quedo era de él, y aunque ya guardamos todas sus cosas para que quedara limpia, sé que ella lo extraña con locura.
Me separo y vamos a sentarnos a la mesa — ¿qué quieres que sea? ¿Cuántos meses tiene? — pregunta.
—Tiene casi cuatro y no me importa que sea sólo que llegue bien y sano — contesto ilusionado— no puedo creer que esto me pesto pasando a mi — confieso.
—Lo sé, es un amor desconocido, no lo conoces pero ya quieres dar la vida por él y es… mágico. Luego llegan y son todo tu mundo, olvidas que antes hacías ciertas cosas o ibas a ciertos lugares por ellos y dejas de dormir porque te preocupa que no respiren en la noche, o que se quiten la mantita y les de frío… y cuando dicen tu nombre, se detiene el tiempo y sabes que serás suyo hasta el último día de tu vida y que no habrá nada ni nadie que te diga lo contrario.—
—Eso es muy bonito Doña Lucha — le digo y ella se quita las lágrimas de los ojos.
—Bueno ya, basta de la vieja que se pone sentimental, mejor dime como va lo del proyecto del departamento ¿cuándo el dirás a Ximena lo que planeas? — guardo silencio y bajo la mirada — oye, no esperes que te perdone de un día para el otro, recuerda que no es para menos, pero Ximena te ama y lo hará, sólo dale tiempo y no le aflojes en eso de conquistarla. Demuéstrale que estás ahí para ella y verás que en un santiamén estarás viviendo de nuevo en ese piso.—
—Gracias Doña Lucha, en verdad muchas gracias, sin usted… — y le sonrío.
—Bueno, bueno, ya, basta de sentimentalismos, haré la cena mientras tu me arreglas de nuevo ese cajón que no deja de caerse. Luego nos sentamos a ver la novela — y yo me pongo de pie y voy a la sala — ¿Ximena sabe que eres bueno en esto de arreglar cosas? — me dice y yo niego.
—Usted dijo que un poco de misterio en el matrimonio era la clave del éxito.—
—Sí, pero parece que tu te la tomaste literal la otra vez… así que no más misterios y más acción.—
—Si doña Lucha — le contesto sonriente y me dedico a hacer lo que me pide con una sonrisa de oreja a oreja que sé nada en el mundo me la podrá quitar, aunque por dentro me muera de miedo y me pregunte si llegaré a reconquistar a la madre de mi bebé.