[Tristán]
En México hay todo tipo de tacos, y cuando digo de todo tipo es porque la variedad es enorme. He probado casi todos, digo casi porque tampoco me quiero pasar de antojos y ganar peso, incluso, he convencido a Paco que me acompañe al gym, pero él, parece que solamente quiere comer tacos.
Volviendo a mi tema, hay diferentes tipos de tacos, pero mis favoritos, los que siempre como de desayuno son los tacos de canasta o tacos sudados, son buenísimos y muy baratos a cinco pesos más o menos por taco, y los encuentras casi en todas partes del centro o de la ciudad porque los que los venden andan en bicicletas con ellos guardados en una canasta, de ahí su nombre, y se ponen en las salidas del metro para que la gente se acerca a comerlos.
Hay de frijol, de chicharrón prensado y de papa, a veces de papa con chorizo o papa con rajas, y encima unas cebollitas al vapor, deliciosas, le pudes echar cualquier salsa que esté ahí y te los ponen para llevar o para comer ahí.
Les cuento todo esto porque los jueves en la oficina siempre son de tacos de canasta y de pronto se volvió como el día más esperado por mi y porque Paco siempre hace sus juntas “ejecutivas” conmigo ahí, aunque debo de admitir que sospecho que Ximena me está pasando sus antojos porque tengo un enorme de salsa verde con taco de papa, y no sé que tan contraproducente sea eso.
—Me da dos más de papa con rajas y mucha cebolla arriba — le digo al chico que en seguida los sirve sobre una hoja de papel destraza.
—¿Entonces para cuándo nace mi sobrino o sobrina? — me pregunta Paco mientras le pone más salsa roja a su taco.
—En Septiembre, a mediados — le comento.
Le doy una mordida a mi taco y de pronto siento la gloria entre mis labios. Amo, amo, amor la comida mexicana.
—Pues si sigues comiendo tacos así, cuando llegue septiembre serás toda una bola de tacos de canasta —me comenta.
—Bueno, al menos yo tengo todavía uno que otro músculo formado, pero tú — le comento — además, ya te dije que iré, iremos al gym juntos y nos mantendremos en forma, tu para la hermana de Maquena — le digo.
—Mmmm, no sé, no sé si eso funcione — me dice — bueno, luego te platico cuñado, necesito que me des el reporte de como va lo de tu plan ese de expansión al extranjero.
¿Ya les dije que México es surreal? En muchas cosas pero sobre todo en que cualquier lugar es bueno para platicar de todo y no sé si un reporte de un plan estratégico de expansión se pueda dar en los tacos. Aunque bueno, antes de irme fuimos a cerrar un negocio y terminamos en un table dance, nunca se lo dije a Ximena, pero creo que ella sospecha.
—Va bien, incluso ya he hablando con tres y necesito que envíes el portafolio a unos correos que me dieron.—
—Va, va, va, dile a Rodolfo que lo envíe y para que quede eso enseguida.—
Me quedo en silencio y mi puedo sentir la salsa verde quemando mi garganta. Él me ve — ¿qué pasa? — me pregunta.
—¿Cuánto tiempo lleva Rodolfo trabajando en la empresa? — pregunto.
—Pues, como unos 7 años ¿por qué? —
—Pues, es que mira Tío, yo no sé, pero si en todo este tiempo no ha logrado nada, con ninguna empresa, me hace pensar que posiblemente no ha hecho nada.—
Paco se queda observándome y luego toma un sorbo de la Coca Cola sin azúcar, para cuidar la figura según él, y me señala — yo también ya se lo había dicho a mi papá, pero quién sabe que hizo ese cabrón que sigue entre nosotros.—
Después de pagar los tacos, caminamos de regreso a la oficina — Pues bueno, sólo debo decirte que los tratos con gente del extranjero requieren mucho movimiento tanto monetario como de personal, lo que te quiero decir es que si lo logramos necesito que Rodolfo se pongo a trabajar para que esto se haga. La gente con la que me estoy contactando no sólo es de Europa, puede que sea con Japón, y sobre todo ese país es bastante difícil hacer negocios. Si Rodolfo no hace nada y lo perdemos quemamos la única y la última portunidad ¿me entiendes? — le explico a Paco.
Subimos por el elevador y al llegar a su gran oficina que ha cambiado completamente la decoración porque no le gustaba la de su papá se sienta en la silla de cuero negra y me ve — Sé que no te gusta tomar el trabajo del Rodolfo, y eso lo entiendo, pero ¿qué te parece ser como mi mano derecha? — me pregunta.
—¿Mano derecha? —
—Así es, qué te parece si te hago, Vicepresidente.—
—¡Qué! — pregunto sorprendido — Así, así no más.—
—Pues somos familia y te tengo fe, si quieres le ponemos otro nombre si no quieres que se vea acá muy de “palancas” lo que quiero es que te vuelvas supervisor del proyecto y que estés al tanto de Rodolfo.—
—¿Me harás un puesto para que lo tenga vigilado? — pregunto.
—Meeeehhhhh… algo así — y mueve la mano haciendo un “mas o menos” — lo que quiero es que lleves hasta el final este proyecto y escojas a un equipo de trabajo que pienses nos dará los proyectos. La neta te confieso es bueno tener a alguien de la familia que sepa eso de los tratos internacionales, y no tengamos que depender de alguien como Rodolfo ¿me entiendes? —
Lo entiendo y la verdad es que no puedo creer que me esté pidiendo esto. Allá en la empresa de mi padre era básicamente un don nadie y aquí me quieren hacer vicepresidente o jefe de proyecto.
—Obviamente te conviene también güero, porque podemos hacer que migración acelere tu permiso de trabajo y pues, ganarías un poco más, lo necesitas ahora para que llega el bebé ¿que no? Acéptalo — insiste.
—Vale, pero no puedo trabajar más de las horas que a trabajo. Quiero decir, que me tienes que dejar tiempo para estar con Ximena y mi bebé y los fines de semana puedo trabajar pero sólo medio día… o desde casa.—
—Ya, no te azotes, sólo dí si o no, tu pues pones los horarios y con que me saques el proyecto acá chingón no me importan tus horarios de trabajo ¿estamos? —
—Estamos — repito la palabra y le doy la mano.
—Muy bien, pues bienvenido vicepresidente/ Jefe de proyecto, tu beneficios son un carro de la empresa, un saliario más…—
—¿Carro de la empresa? — digo de inmediato.
—Sí, uno de la empresa ¿por qué? — pregunta.
Sonrío, es perfecto eso para mi plan y me cayó como anillo al dedo porque estaba a punto de rentar uno — ¿Crees que me lo puedas prestar mañana? — le digo.
—Sí, porque no, te puedes llevar hasta al Arturo, es el chofer de mi papá.
—No, no, sólo el carro. —
—Va,va ,va, ahorita lo arreglamos… —
El “ahorita” algo tan mexicano que es difícil de entender. Yo lo busqué en google la primera vez que lo escuché y la definición es así:
Indica un momento muy próximo al presente, inmediatamente antes o después del momento en el que se habla o se escribe
En pocas palabras hacerlo cuando se a la gana pero con la esperanza de que en algún momento se hará.
—Pero ahorita, ahorita— le digo.
—Sí, tú no te preocupes, tendrás para antes de que te vayas el carro.—
—Vale, confío en tí. —
****
El carro estuvo para el viernes por la tarde, pero aún así todo seguía en plan. Así que mientras llevo a Ximena con los ojos vendados hacia el lugar donde está la pensión del estacionamiento me siento emocionado porque será la segunda cita que ambos tendremos.
—No me puedes llevar así por todo el centro — me dice ella un poco temerosa.
—Lo sé, lo sé, ya llegamos, así que una, dos y tres — y le destapo los ojos y ella ve el Focus color rojo en frente de nosotros.
—¿Compraste un auto sin consultarme? — me dice y yo me río.
—No mujer, es de la empresa, y este auto nos llevará a nuestro siguiente destino.—
—¿Destino? —
—Si, andale, andale, súbete — le digo y abro la puerta y Solovino salta al asiento de atrás y se recuesta y luego Ximena sienta en el asiento de adelante.
Doy la vuelta y me subo del otro lado y me siento. Le pongo el cinturón y aseguro a la altura del vientre y ella me sonríe. Luego tomo la tarjeta y se la doy —Léela — le pido.
Ella la voltea y lee “ Viaje a Cuernavaca – Taxco”.
—¿Me llevarás a Cuernavaca? ¿En Viernes? ¿Por la tarde? — me pregunta y yo asiento.
—Y mañana iremos a Taxco y compraremos plata y veremos el centro y caminaremos con Solovino y disfrutaremos nuestro fin de semana — contesto seguro.
—Amo la idea, pésimo día — me dice y yo volteo a verla un poco confundido.
—¿Qué quieres decir? — pregunto.
—Te darás cuenta cuando vayamos para allá, ahora te recomiendo que avances ¿va? — y yo enciendo al auto.
Salgo del estacionamiento y con ayuda del GPS, o sea Ximena diciéndome por donde, por fin salimos rumbo a Cuernavaca y me doy cuenta de lo que decía ella con ¿Viernes por la tarde? Al ver el horrible tráfico que se hace en la ciudad a esa hora.
—Yo no lo sabía — le confieso y ella se ríe.
—Tienes mucho que aprender mi joven padawan.
—¿Te gusta Starwars? Sexy — le bromeo y ella sonríe.
— Pues encontremos algo con qué pasar el rato mientras vamos a vuelta de rueda… — me propone.
—¿Como? —
—¿Qué te parece? — y prende el radio.
—¡No! — le digo y ella me ve.
—¿Qué pasa? —
—Tu hermano me dijo que no prendiera el radio porque hay un cd atorado y que después de prenderlo la misma canción se repite una y otra vez y la única manera de apagarlo es si paramos el auto y ahora no podemos.—
Los acordes de “Mala Gente” de Juanes empiezan y Ximena hace una cara de pocos amigos — Dios, no soy muy fan de Juanes que digamos y ahora debemos irnos con él todo el camino. Deberían poner una post it que diga “No prenda el radio porque suena Mala gente” — y luego se ríe y yo hago lo mismo.
—Supongo que si le bajamos el volumen y lo ignoramos podremos conversar de otra cosa.—
— O.K. — contesta.
Ximena lo hace y luego voltea a verme — ¿Haz pensado como le pondremos a nuestro bebé? — y sonrío al escuchar eso.
—No, pero no quiero que lleve mi nombre, quiero uno que se pueda decir en las dos nacionalidades — y Ximena se ríe.
—¿O sea en Español? — pregunta y me río al escuchar de su boca lo que acabo de decir.
—Lo siento, estoy un poco cansado. Sí, nada como Jennifer, ni Alisson… o Jonathan, ya sabes… algo que rime con Ruiz de Con Caballero.
—¿Mmm? Qué te parece Juan Estaban y le decimos Juanes de cariño.—
—Es en serio Ximena…—
—¿Qué malo que dices eso pero que bueno que se acabó? — me comenta dejándose llevar por la canción que va en su sexta repetición.—
—No, pensaba para niño algo como Pablo, o Manuel — comento.
—Pablo Ruiz de Con Caballero… suena aristócrata — me dice coqueta — Ok, de acuerdo, me agradan ambos y cuando lo veamos veremos si tiene cara de Pablo o de Manuel… y ¿si es niña? — me pregunta y yo volteo a verla.
—Luz — y sonrío.
—¿Luz? ¿Por qué? —
—Porque desde que estás embarazada parece que tienes una luz especial en ti, y eso es lo que es para mi, una luz que brilla fuerte indicándome lo que tengo que hacer.—
Ximena me ve a los ojos y luego alza la ceja— wow, si que estás cañón amigo — y rompe el encanto del comentario — las telenovelas en verdad te está dando unos diálogos que no sabía que sabía que existían — y se ríe.
—No es gracioso — digo un poco molesto y vuelvo a ver al frente donde las pequeñas luces del tráfico de la avenida Tlalpan que nos llevarán directo hacia la caseta de cobro de la autopista.
Ella toma mi mano del volante y la besa — no te enojes, es broma —pero yo la ignoro como si estuviera haciendo un berrinche.
—Luz me gusta. Luz Ruíz de Con Caballero, suena a mujer importante— y sonríe.
Sigo guardando silencio mientras manejo y ella voltea a ver por la ventanilla y luego voltea se inmediato asustándome.
—Tú me pides que regrese ahora, ahora, y ahora es a mi a quién no le importas.. — me canta y yo trato de no reírme —El día que tú naciste cariñoooooo, ese día nacieron todas mis penassssss.—
Me río y la volteo a ver — no me puedo enojar contigo — le murmuro y ella se acerca y me da un beso rápido en los labios.
—Creo entonces que ya tenemos nombres para nuestro bebé, niño o niña, no importa lo que venga, será feliz, muy feliz — comenta y yo asiento.
Continuamos el camino hacia Cuernavaca, y después de 1 hora ambos cantábamos a todo pulmón mala gente dentro del auto provocando que la gente volteara y nos viera raro. Ximena tenía razón, fue una tortura salir de la Ciudad de México el viernes por la noche así que llegamos a Cuernavaca a las 10:00 de la noche, muertos de sueño y con un hambre horrible que nos hizo pasar antes a la Calle del Taco (la calle Nueva Inglaterra) a una taquerías para comer un dos por uno en tacos de suadero, carne que viene de la res y se come con cilantro y cebolla arriba, un poco de limón y salsa a escoger. Sorprendentemente estos no le cayeron mal a Ximena.
Subo a casa de mi suegro para dejar a Solovino que viene dormido profundamente en el asiento de atrás y al regresar al auto le cubro los ojos a Ximena y ella se ríe — ¿Me vas a llevar a mi propia casa con los ojos vendados? — pregunta.
—¿Me das la oportunidad? — pregunto y ella asiente.
Le pongo la tela sobre los ojos y cuando me aseguro que todo esté listo, y manejo tratando de evitar las preguntas que Ximena me hace sobre el camino para adivinar donde vamos.
Manejo hasta que por fin estaciono el auto y con cuidado le ayudo a bajar —esta no es la privada Tristán —me dice segura.
—O tal vez cambiamos de privada — le bromeo y ella va dejándose dirigir por el lugar donde la estoy llevando. Atravesamos el corredor y cuando puedo abro la puerta de la habitación —¿Lista? — pregunto y ella asiente.
Ximena abre los ojos y frente a mi ve la hermosa habitación tipo colonial que hay en frente de nosotros. Vemos las dos camas matrimoniales que hay por debajo de un arco de ladrillos que corona todo, el decorado de madera y colores y sobre todo la terraza que hay de frente.
—¡Me trajiste a la hacienda de Cortés! — dice emocionada mientras camina hacia la terraza para ver la hermosa hacienda que se despliega ante nosotros.
—Así es ¿te gusta? — pregunto.
—¡Me encanta! — y voltea para darme un beso sobre los labios y abrazarme.
—Este es el inicio de nuestra segunda cita Ximena Caballero y quería traerte a un lugar especial donde podamos relajarnos y solo enfocarnos en nosotros mismos.—
Ella se voltea y ve las dos camas matrimoniales — ¿Y eso es? — pregunto.
—Porque ante todo soy un caballero, y prometí que lo haríamos hasta que tu quisieras—.
—Hmmmmm… — dice y luego me da un beso en la mejilla — pues si te portas bien y no hay nada de problema, puede que descubras un nuevo mundo en alguna de estas noches — bromea y yo sonrío.
—¿Ahora haces chistes históricos? —
Ximena se muerde los labios y vuelve a besarme — Gracias Tristán, gracias por todo esto que me das — y yo le beso la frente.
—Es la segunda cita de siete… y para el final podrás decirme tu decisión — y ella me ve a los ojos.
—Mi decisión la tomé en Las Vegas hace casi un año, ahora veremos si tomé la correcta — murmura y me da un beso que me sabe a pura felicidad, algo que nunca en mi vida había sentido con otra mujer que no fuera ella.
Así es… les dije que en México había distintos sabores, distintas comidas, distintos olores, pero… los besos de Ximena, no se encuentran en ningún otro lado, y por ellos vale la pena atravesar continentes y mares. Se los aseguro.