[Tristán]

La preparación para la cita que Ximena escogió, comenzó desde hace meses atrás, mucho antes de “el acontecimiento”, incluso la idea me llegó a la mente mientras veía con Lucha una de tus tantas telenovelas cuando pasaba un momento a verla por las mañanas cuando salía a pasear a Solovino. 

La escena se me hizo increíblemente romántica y, aunque a Lucha no le dije nada en ese momento, si comencé a hacer mis preparaciones a parte que fueron bruscamente interrumpidas por Iñaki y su pandilla… pero ahora, sigue en pie, y afortunadamente es la carta que ella escogió porque la neta me muero de miedo y nervios. 

(Viernes por la tarde) 

—A ver a ver…. Barajeamela más despacio… ¿Qué? — pregunta mi cuñado mientras comemos en la fonda de doña Mago un delicioso chicharrón en salsa verde con arroz a la jardinera al lado y una cerveza indio, una que se ha vuelto mi favorita.

—Sí — comento mientras tomo una de las tortillas hechas a mano de masa blanca y me hago un taco — Ximena y yo estamos divorciados — le confieso — es un acontecimiento muy lamentable que no me da tiempo de contrate y prometo que después lo haré, pero es verdad.—

—O sea… a ver… ¿Por qué me cuentas esto ahora? — me insiste. 

—Por Rodolfo — digo sintiendo el chile del chicharrón verde en mi paladar que provoca que tome un trago de cerveza — Rodolfo fue el que provocó todo.—

—¿Rodolfo? Ese güey no tiene vela en el entierro — me contesta y yo me quedo viéndolo de nuevo con cara de no entender nada. 

Es increíble como cumplo casi un año de vivir en México y aún no tengo idea de muchas expresiones que dicen aquí. Debo confesar que mi expresión favorita es ¿Te cayó la pedrada? Pero aún no sé como utilizarla. 

—¿Vela en el entierro? — pregunto. 

—Sí güero, que es bien metiche, en todo se mete y no entiendo como es que llegó a meterse en tu matrimonio con Mena ¿le hizo algo? — dice preocupado. 

—No, no… si es bien metiche — y al repetir la frase Paco se sonríe porque supongo se le hace gracioso escuchar a hablar así — pero no le hizo nada.. sobre mi cadáver si le toca un pelo a tu hermana — le digo serio — fueron otras circunstancias ya arregladas, el chiste de todo esto es que he decidido darle a tu hermana siete citas para que acepte casarse conmigo después… y pues, esta es la cuarta.—

Paco me da una palmada sobre la espalda con tanta fuerza que hace que toser — ¡No manches güero! Eres bien romántico ¿eh? Mena ha de estar súper feliz contigo  y ¿qué tiene de especial esta cita? — me pregunta. 

—No, no te voy a decir nada porque eres igual de metiche — le comento. 

Paco se hace para atrás y se recarga en el respaldo molesto — no seas mala onda cabrón, me dices para picarme y luego ¿me dejas así? No seas así… eso no es de amigos .—

Lo veo y  abro la otra cerveza indio que tengo sobre la mesa con la llave de la casa, truco que me enseño Beto, mi amigo del metro, que también me dijo que podía hacerlo con mi móvil, un encendedor, hasta con los dientes, pero ese nunca lo voy a intentar, bebo un sorbo que me quita un poco el sabor a chile. 

—Vale, te digo, pero si me arruinas la sorpresa…— 

—Nombre.. ya dime.. no te hagas del rogar.—

—Le voy a llevar serenata a Ximena — le digo seguro y él sonríe. 

—¿Neta? — pregunta. 

—Sí, sí, de verdad… bueno neta, llevo básicamente como 3 meses aprendiéndome canciones para cantarle.—

Paco sonríe — Eso es genial… ¿Puedo ir? — me pregunta. 

—¿Qué? ¡Para qué! — le respondo. 

—Pa’ hacer montón y te dé valor güero… podríamos hacer algo antes, ya sabes, para llegar entonados.—

—¿Entonados? — sé que es molesto que haga tantas preguntas y con Ximena cada día las hago menos porque ella me explica pero Paco, él no. 

— Mira, llamamos a mis amigos, los de la otra vez ¿recuerdas? Y jalamos al Jaime y a su marido, ese güero también me cae bien.—

—¿Jaime está casado con un extranjero? — pregunto. 

—Sí un belga, se llama Stéphane, es buena onda. El chiste es que vamos todos de a montón y pues te hacemos segunda.—

Tomo otro sorbo de cerveza y él me ve sonriente — Vale, vamos en ¿montón? Pero te advierto que si Ximena se entera, te juro que te vas a arrepentir.—

—No se entera, tú tranquilo y yo nervioso ¿eh? — y me sonríe. 

—Vale, confío en tí.—

—¡Esto se va a poner bueno güero! Y ¿Cuáles vas a cantar? — me pregunta con una sonrisa. 

La elección de canciones fue bastante rara para mi, primero porque me enteré que puedes contratar al mariachi por hora o canción, y en una hora salen más o menos como 6 canciones de las cuáles no tenía ni idea y tuve que hacer una investigación profunda de “canciones para cantar en mariachi” y  me salieron bastantes incluyendo muchos artistas como Luis Miguel, Alejandro Fernández, Vicente Fernández, José Alfredo Jiménez, Pepe Aguilar, Pedro Infante… entre otros tantos que me dieron para una lista de más de 100 canciones, después me di a la tarea de escucharlas mientras viajaba en el metro de la casa al trabajo y viceversa, en Ibiza cuando pasé tiempo allá, mientras arreglaba el piso, el roof Garden, por las noches cuando dormía en casa de Lucha y cuando tenía tiempo antes de vivir de nuevo con Ximena. 

Entonces, así empezó, mi travesía con el género del mariachi, uno que se me hizo bellísimo por los instrumentos, las letras, la pasión, los ritmos, algo que nunca había escuchado y que ahora me tenía románticamente enamorado y emocionado. Escogí seis o siete que según me podía aprender y que sobre todo a mi me gustaran  y debo confesar que cada vez que terminaba de escuchar “Ella” cantada por Pedro Infante me daban unas ganas de tomar tequila para acompañarlo en su dolor para después pensar ¿Cómo es eso de hallar ella olvido al estilo Jalisco?, respuesta que aún no sé. 

Esperé pacientemente a que Ximena escogiera la carta y cuando lo hizo, supe que era el momento de demostrar este lado de mi que no conocía: el Tristán cantante. 

( Sábado por la noche) 

Así que después de ensayar una y otra vez durante semanas, pedirle a Lucha que fuera con Ximena a las once de la noche en punto unos días después de mi última cita, para que ella también escuchara la serenata ya que me confesó que nunca le habían llevado una, ahora me encuentro en Garibaldi junto con Paco, Jaime, Stéphane y los amigos de Paco bebiendo un poco de tequila el sábado por la noche. 

—Las personas piensan que se toma tequila para el valor — me explica Paco — pero más bien es para calentar la garganta y para la entonación… ¿Eres entonado? — me pregunta. 

—Pues no creo que sea una pregunta muy buena antes de dar una serenata — digo nervioso. 

—Yo digo que si lo eres — escucho a Stéphane hablar español con ese acento francés muy marcado. 

—Gracias— comento tomando un poco más de tequila y queriendo huir por alguna razón. 

—También puede que salga algo mal — me dice Paco de nuevo. 

—Paco… sólo cállate — le digo tratando de concentrarme. 

—Puede que Mena no salga, tiene el sueño pesado. —

—Si así me das ánimos, te juro que no te contrato cuando los necesite — contesto. 

—Es broma, vas a ver que se te hace… pero no te me vayas a rajar ¿Eh? Que los mariachis ya está contratados, las canciones aprendidas y el tequila sobre la mesa… — me sentencia mi cuñado. 

—Además te vamos a ayudar — me dice Jaime sonriente — para eso básicamente nos llevas. Para hacerte segunda.—

—Vale, vale… — comento mientras me pongo de pie y me arreglo el saco negro que escogí para este día. Paco dijo que me vistiera de Mariachi pero era demasiado para mi, así que escogí un traje de tres piezas negro que me traje de Ibiza por si las dudas. 

—¿Vamos? — me dice Paco. 

—Vale vamos.— 

Paco toma la botella de tequila que está sobre la mesa y después de pasar por los mariachis que se encontraban en la plaza practicando, caminamos hacia el piso lentamente. Voy sumamente nervioso, más de lo que pensé y de pronto todas las canciones se me olvidan entrando en un poco de pánico. 

Stéphane va emocionado, tan emocionado que va grabando la travesía y sólo espero no salir en redes sociales como el español que le llevo serenata a su ex esposa y salió todo mal. 

Llegamos en frente del edificio y veo el piso completamente apagado  — espero que Lucha haya hecho lo que le pedí — le comento a Paco que me da la botella de tequila. 

—Tú tómale, ella sale — me dice dándome ánimos. 

Tomo un poco más de tequila que me cae ardiendo por la garganta y veo para arriba. Hay gente pasando por la calle y que se detiene para ver que pasa. Las manos me sudan, las piernas me tiemblan y de pronto uno de los mariachis se acerca. 

—¿Cuál primero joven? — me pregunta. 

—Claro, claro… corre la hora — le respondo — pues, mi favorita, la de cielo rojo — le digo y él asiente con la cabeza. 

Tomo aire, uno que me arde por el tequila y después escucho a  Paco que me grita —¡Échale güero! — y lo hace tan alto que me da risa de los nervios. 

Entonces los primero acordes de Cielo Rojo suenan y yo… veo hacia el balcón con la esperanza de que ella salga y todo salga bien. Cierro los ojos, el corazón me late rápido y cuando sé que es momento de cantar tomo aíre y abro la boca con la esperanza de que me salga la voz…. Y no sé si es el amor, el tequila o el talento pero al escucharme cantar las primeras palabras me sorprendo…. 

Solo sin tu cariño voy caminando voy caminando y no sé que hacer, ni el cielo me contesta cuando pregunto por ti mujer, no he podido olvidarte desde la noche, desde la noche en que te perdí, sombras de duda y celos sólo me envuelven pensando en tí…. 

«Estoy cantando, estoy cantando » pienso emocionado mientras observo el balcón del piso aún obscuro y sin respuesta. Lo hago con más seguridad, una que no sabía que tenía y cuando menos lo espero, se prende la luz de la sala, se abren las puertas y Ximena sale con un hermoso albornoz de flores que cubre el camisón que en este momento usa para dormir, momentos después sale Lucha muy emocionada. 

—¡Ya la hiciste güero! — me grita Paco mientras sigo cantando y Ximena sonríe sin poderlo creer y se ríe emocionada. 

La canción termina y de pronto escucho aplausos, más de los que yo pensaba. Volteo y ve que varias personas se quedaron de pie escuchando. Ximena aplaude feliz mientras Lucha me manda besos. 

El tequila pega o no sé si la seguridad pero empieza otra de las canciones que le pedí, la favorita de Lucha, la que tanto me dijo que le gustaba y sin dudarlo canto, ahora si, acompañado del Mariachi y de Paco que canta desde el fondo. 

Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez. Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después… 

Ximena se da la vuelta y se mete de nuevo al piso mientras Lucha se queda en el balcón, al parecer llorando. Momentos después sale por la puerta principal del edificio, con el rostro iluminado, con la sonrisa sin poderse borrar y ahí, en ese momento, sé que todo, todo, absolutamente todo vale la pena. La tomo de las manos y la veo a los ojos 

Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mi, piensa que tal vez mañana estaré muy lejos, muy lejos de ti…. 

Le canto mientras sus hermosos ojos negros brillan como nunca antes lo había visto. Dejo de cantar mientras el mariachi continua con la canción. 

—¡Estás loco! No sabía que cantabas — me dice emocionada. 

—Todo lo que hago es por ti, porque todo lo que me hace especial a mí, eres tú — le murmuro y Ximena me besa mientras se cuelga de mi cuello para estar más cerca. 

Nunca en mi vida pensé este nivel de romance en mi vida, incluso no me pasaba ni por la mente hacer este tipo de cosas, pero Ximena, su amor, su comprensión, su país, sus canciones, su comida… su acogida y bienvenida, me inspiraron a hacer cosas que ni en mis sueños pude imaginar. 

—Te amo mi mexicana hermosa — le digo. 

—Te amo Tristán. Eres…. Eres… lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. Ese As bajo la manga fue de lo mejor.—

—Recuerda que las cartas tienes varios Ases y hay otros que no has escogido.— 

—Tú eres mi As bajo la manga Tristán, eres mi buena suerte, el amor de mi vida, el padre de mi hija, mi mejor amigo, el compañero más… — y voltea a ver al Mariachi que ha comenzado otra canción y sonríe — más detallista y romántico del mundo.—

—Agradécelo a las Telenovelas de Lucha — y Ximena lanza una carcajada. 

La veo a los ojos y sé que hice lo correcto en seguirla hasta esta tierra desconocida para mi, en dejar todo lo que conocía para conocerme a mi mismo, porque este Tristán que ella tiene en frente es sólo de ella por siempre y para siempre. 

Y así escuchando el mariachi, bajo esta noche estrellada de principios de mayo y con todo el tequila que pude tomar en mi organismo, Ximena me da el beso de mi vida, de esos, que sólo se ven en las películas de amor, que sólo se leen en los libros, de esos que se quedan en la piel y en el recuerdo… ese beso que dentro de unos años, Luz escuchara como un cuento de hadas antes de dormir. 

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