[Ximena] 

Un beso aquí, otro allá, besos que apenas rozan los labios y otros que se prenden de ellos. Así despertamos Tristán y yo esta mañana. Él poco a poco me desnuda con sus grandes manos y esos largos dedos que varias veces han recorrido todo mi cuerpo. 

Tristán siempre sabe como tocarme, como quererme, hablarme al oído y decir las palabras que me pueden llevar al cielo sin necesidad del contacto físico. Este hombre me ama y yo lo amo, y no son necesarias 7 citas para comprobármelo. Aunque debo admitir que la cita de la serenata será siempre mi favorita. 

Mi camisón deja mi cuerpo y de nuevo me encuentro desnuda ante él — me gustan esos lunares que tienes en la línea de tus pechos — me dice con esa voz tan sensual que siempre hace cuando me habla de cerca, junto con ese acento español que no tienen idea como me vuelve loca. 

—A mi me gustan los pequeños hoyuelos que se forman en tu espalda baja — le respondo y de pronto sus bóxers salen volando hacia algún lugar de la habitación y ambos estamos desnudos. 

—¿Qué más te gusta de mi? — me pide que le diga y me besa en los labios para luego bajar poco a poco por todo mi cuello hacia mis pechos. 

—Me gustan tus ojos, tu cabello, tu cuerpo…. tus brazos, tus manos me vuelven loca desde la primera vez que me tocaron — le confieso excitada mientras caigo poco a poco en este juego de amor y seducción que me fascina. 

Tristán baja hasta mi vientre, ya más abultado, y lo besa. Lo hace diferente, con cariño. Debo confesar que antes nos daba miedo tener relaciones porque pensábamos que algo le pasaría a la bebé, pero después de miles de libros que leímos, de preguntas al ginecólogo entre otras investigaciones, concluimos que no pasaba nada y así decidimos como se dice en México “darle vuelo a la hilacha” y desde ese momento no hemos parado. 

—Ven a mi, mujer — me dice él excitado y yo lo puedo sentir cuando su hombría roza una de mis piernas. 

Tristán se recuesta sobre la cama y yo enseguida me subo a horcajadas encima de él. Una de las pociones más cómodas que he encontrado para poder disfrutar de todo esto. Él me toma de la cintura, mientras yo entro en él y ambos gemimos por el increíble placer que esto nos causa. 

Comienzo a moverme, a pasar mis manos por mi cuerpo, erizando mi propia piel mientras los ojos de Tristán se clavan en mi. Ni siquiera son las 7:00 am y puedo ver como el cuarto se va alumbrando con la luz del sol que se escabulle en los pequeños espacios que no tapa la cortina. 

Mi cuerpo brilla, y él su mirada clavada en mi me excita en maneras que nunca pensé. Tristán tiene esa mirada tan intensa, tan sencilla y que revela todo lo que él siente en esos momentos así que es difícil que él me pueda mentir. Una mirada de Tristán es todo lo que necesito para saber la verdad de su alma. 

Sigo moviéndome, disfrutando de esta nueva etapa para mi en el sexo, una que me ha hecho descubrir cosas que nunca pensé que descubriría. Siento que mis sentidos se han magnetizado a un nivel increíble, y que todo el placer que Tristán me da, se eleva al 110%. Lo amo, me ama… y esta habitación ha sido vestido de ese amor varias veces desde que llego a mi vida. 

—Te amo Ximena — escucho que murmura cuando una ola de placer recorre toda mi espina dorsal y desemboca en él provocándole lo mismo. 

—Yo te amo más — murmuro apenas recobrando el habla y dejando que mi cuerpo se descargue sobre la cama. 

Tristán se voltea a verme y me da un beso — amo el sexo por la mañana — me confiesa y me hace reír — hace que llegue feliz al trabajo.—

Su comentario me sacar una increíble carcajada, porque de pronto me viene a la mente a Tristán llegando feliz y cantando a trabajar — ¿hasta cuándo dijo el doctor que podemos tener sexo? — me pregunta. 

—Hasta el día del nacimiento de Luz — le respondo y él sonríe. Tomo su mano y la pongo sobre mi vientre — alguien está feliz — y Luz comienza a moverse. 

—Buenos días Luz, espero que esto no me haga pagar terapia desde tus primeros meses de vida — bromea y yo me río. 

—No, no creo que lo sepa… sólo sabe que su mamá está feliz gracias a su papá.— 

Nos quedamos viendo un momento — ¿Qué pasa? — pregunta. 

—Nada, sólo me gusta verte… eres guapísimo… estoy segura que en Ibiza tenías muchas mexicanas que te adoraban — le comento. 

Él me ve — mi vida en Ibiza era muy diferente a la que tengo aquí contigo, ya lo sabes, mi círculo era muy reducido y no había espacio para mexicanas, ni españolas que no fueran Bego. Era una vida plana, aunque aclaro que sólo mi vida era así, pero en si la vida de los Españoles no es así. —

—¿Cómo es España? — le pregunto. 

Tristán sonríe, supongo que recordó la primera vez que le pregunté y él no supo que decirme. Me da un beso sobre la frente — Es hermoso, tiene una mezcla de arquitectura increíble, comida deliciosa que confieso a veces me encantaría volver a probar. Tiene unas playas hermosas, con el agua azul turquesa y Madrid, esta ciudad me recuerda tanto a Madrid sobre todo por los edificios, las calles, porque la Ciudad de México es el centro de todo como allá. Fui varias veces y ahora me arrepiento de no haber puesto más atención para contarte con tanto detalle como tú lo haces con México. 

—¿Sabes? Te tengo mucha envidia a veces — le confieso. 

—¿Cómo es eso Ximena Caballero? —me pregunta divertido. 

Suspiro — Por todo lo que tienen allá que es tan valioso. Nosotros tenemos nuestra cultura sí, y nuestras tradiciones… pero.. ustedes tiene a Picasso, a Velázquez.. millones de pinturas, estatuas, cosas que aquí sólo se ven en los libros de historia, La Sagrada Familia en Barcelona, al mismo Gaudí decorando sus calles… para algunos España es un sueño, es una tierra lejana donde viven reyes y reinas y me pregunto… ¿ustedes estudian lo mismo de nosotros allá? ¿Ustedes tienen la misma curiosidad de venir a ver Teotihuacán o Monte Alban? de probar nuestra comida y ver nuestras tradiciones, como nosotros de ir a ver La Sagrada Familia…y caminar por sus calles— le digo y él sonríe. 

—Te confieso que yo no tenía ni la más mínima intensión de saber más, pero hay muchas personas que sí, yo no represento a todos los españoles del mundo — y me río — mi vida era exclusiva  allá y mi mundo era dirigido a un sólo propósito; complacer a mi madre. Así que nunca me pasó por la mente venir a comer, tomar, trabajar, vivir en México y mucho menos, enamorarme de una mexicana y tener una bebé con ella — y me besa— te prometo Ximena, que te llevaré, las llevaré para que demos un paseo por la Gran Vía, y entremos al museo Del Prado y todo lo que quieras hacer, mi ñoña favorita.—

—¡Oye! — le reclamo y él me besa. 

El celular de Tristán suena y él levanta la ceja un poco molesto —  ¿Quién nos interrumpe a esta hora? — me dice y se estira para tomar el celular. 

—¿Diga? — contesta. 

De pronto se levanta de inmediato —¿Qué? ¿Dónde? Sí, sí… voy para allá — y cuelga. 

—¿Qué pasó? — pregunto asustada. 

—Es Lucha, se puso muy mal hace una hora y me llamaron del hospital. Iré a verla.—

—Voy contigo — comento y me levanto con cuidado. 

Veo a Tristán vestirse como se viste de inmediato — Saco a Solovino rápido, para cuando regrese necesito que estés lista ¿vale? — me pide y luego sale de la habitación preocupado. 

****

Hay un dicho que dice que algunas familias se escogen y creo que en este caso Tristán y Lucha se han escogido mutuamente. El saber que Tristán es su contacto de emergencia para cualquier situación me ha enternecido completamente, así que tan sólo entrar al hospital él se dirigió a la habitación mientras yo esperaba abajo en la sala de espera. Minutos después, bajo con un rostro más tranquilo pero igual de preocupante. 

—Vamos mi amor — me dice y me toma de la mano para que subamos a la habitación. 

—¿Qué le pasó a Lucha? ¿Todo bien? — pregunto. 

—No lo sé, me dicen que el doctor la verá en unos minutos y bueno… nos explicará — contesta. 

Llegamos a la habitación y veo a Lucha recostada sobre la cama con oxígeno y el suero contactados. No la veo bien, en realidad nunca se le ha visto bien, pero es tan necia que necesitaba tocar fondo para que pudiera reaccionar. 

—Lucha — le digo feliz. 

—Mi Ximenita… traer a una bebé al hospital no es bueno — me regaña — no es una sensación que ella deba sentir.—

—Tú preocúpate por ti, yo por Luz — le respondo. 

—Tristán, mijito, podrías ayudarme con la almohada — le pide y Tristán se acerca y la acomoda. 

Nos ve a los dos y nos sonríe — perdón si interrumpí su día, pero insistieron en el hospital que llamara a alguien y pues… ustedes son mi único contacto de emergencia — y nos toma la mano. 

—No te preocupes Lucha, estamos para ti siempre — responde Tristán mientras le da un beso sobre la frente. 

Mientras veo esa linda escena, el doctor entra por la puerta haciendo que todos volteamos al mismo tiempo, para mi sorpresa él me sonríe y se acerca a mi —¿Ximena? ¿Ximena Caballero? — me pregunta. 

—Sí…— contesto. 

—¿No te acuerdas de mi nenita? Soy Raúl, Raúl Sandoval — me dice. 

—¡Claro! — digo emocionada — ¡Raúl! ¿Cómo éstas? Pensé que nunca te volvería a ver — digo emocionada —La barba te da otro aspecto.. — confieso — No lo puede creer, pensé que no te volvería a ver.—

—Pues ya ves… ¿Destino? ¿Casualidad? Te ves increíble nenita y ¿estás embarazada? ¡Wow! Felicidades… ¿el padre está aquí? — 

—¡Yo soy el padre! — escucho a Tristán levantar la voz y ambos volteamos. 

Tristán se acerca a mi y me toma de la mano. Raúl le sonríe. 

—Sí, él es Tristán, él es…—

—El padre del bebé y pareja de Ximena Caballero — dice Tristán seguro y puedo percibir un poco agresivo. 

—Raúl Sandoval, soy amigo de Ximena de la infancia, crecimos juntos ¿cierto neni? Nuestros padres eran vecinos y así se dio la amistad… también, bueno, fuimos un poquito más que amigos — y me sonríe. 

—Nada serio, cosas de niños — le digo a Tristán. 

—Si lo que sea… ¿Exactamente qué haces aquí? — pregunta. 

Raúl lo ve y le sonríe — Soy el doctor de Lucha. Vengo a revisarla y a recetarle el tratamiento .—

—¿Ya te transfirieron aquí? ¡Qué bueno! — contesto. 

—Sí, no quería seguir trabajando en Texas, así que mejor me vine para acá — contesta Raúl. 

—y ¿Cuál es tu especialidad? — pregunta Tristán. 

—Oncología… — dice Raúl. 

—¡Ah vale! ¿Pues qué te parece si nos concentramos en eso? — pregunta Tristán. 

—En seguida guapo— le dice Raúl.

Él se acerca a Lucha y comienza a checar los signos vitales y a apuntar ciertas cosas — Entonces Neni ¿cómo te ha tratado la vida? La última vez que te vi fue en esas vacaciones de Semana Santa en Puerto escondido ¿recuerdas? ¿Cómo a los 16? —

—Bueno, creo que nos vimos un poco antes de que me fuera a Las Vegas… — contesto. 

—Cierto… pero parece que ha pasado mucho.—

—Bueno, pues,  es mucho que contar… — digo emocionada —¿qué te parece si mejor te invito a cenar al departamento y platicamos? Digo, sin que tengas que estar revisando a Lucha y así… — 

—Me parece bien Nena ¿te parece mañana por la noche? — me pregunta. 

—¡Claro! Mañana por la noche está bien… ¿te sigue gustando el pastel azteca? — pregunta. 

—Me encanta, me recuerda al pastel azteca de tu madre… ¿lo sabes hacer igual? —

—Bueno más o menos, no es la gran cosa — contesto. 

—Momento, momento — escucho la voz de Tristán — ¿Cena? ¿Pastel Azteca? — pregunta. 

—Sí, pastel Azteca es un platillo que se hace con tamales… delicioso…— le explica Raúl — aunque no sé si te guste mucho porque pica y pues tal vez no estés muy acostumbrado al picante.. veo que no eres de aquí… ¿español? — comenta Raúl. 

—¿Podrías concentrarte en Lucha? — contesta Tristán enojado — Creo que es más importante que un pastel azteca.—

Ambos nos quedamos en silencio y Raúl se concentra completamente en Lucha, quién tendrá que quedarse unos días más en el hospital para ver alguno de sus estudios, situación que ella negó completamente y decidió darse de alta en ese momento sin ninguna medicina o tratamiento que llevarse a casa. 

Así que después de ahí salimos y al llegar al departamento Tristán cierra la puerta de tal manera que me hace voltear de inmediato. 

—¿Todo bien? — pregunto.

—Raúl Sandoval… ¿Ha estado en este piso junto contigo? — me pregunta. 

—¿En este piso? — comento. 

—Sí, él ha estado en este piso… como mi amigo..—

—¿Qué tan amigo? — pregunta de nuevo. 

—Como un amigo Tristán… un amigo mío desde la infancia — digo tranquila. 

Tristán cruza los brazos sobre el pecho — ¿neni? ¿Nenita? A mi me pides que te diga Mena o Xime, pero él te puede decir ¿nenita? — pregunta.

—¡Oh vamos Tristán! — digo entendido todo —¿Estás celoso de Raúl? —

—No, pero no me gusta eso de nenita, además… ¿lo invitaste a cenar? ¿Sin mi permiso? — me dice. 

—No sabía que tenía que pedirte permiso para invitar a alguien en mi casa — le digo seria —Cuando te invité a ti hace meses atrás no pensé que te molestara.—

—Es diferente, yo soy tu esposo, el padre de tu hija… no un doctor que te dice Neni, además yo no tenía esas confianzas.—

—Porque Raúl es amigo mío desde mucho antes de que te conociera — le contesto y voy hacia la cocina para servirme un vaso con agua. 

—¿Entonces gana por antigüedad? — insiste — ¿tuviste algo con él? —

Cruzo los brazos — ¿Me estás preguntando si tuve algo íntimo con Raúl? ¿Haz escuchado lo que no fue en tu año no te hace daño? — 

—¡¿Entonces tuviste sexo con Raúl?! — pregunta Tristán enojado. 

—No sé si tenga que decirte eso..— le contesto. 

—¡Claro que sí! Porque eres la madre de mi hija y necesito saber todo, absolutamente todo… porque es importante. —

—¿Saber todo uno del otro? — pregunto — Cómo tu me dijiste toda la verdad meses atrás antes del “acontecimiento” — le digo. 

—Es diferente— alega — muy diferente, porque yo regresé y ya te dije todo y de pronto de la nada aparece “Raúl” a arruinar todo.. Dime si él y tú tuvieron algo.—

—Eso no te importa, lo que debe importante es que estoy contigo y que eres el padre de mi hija y que vives aquí Tristán, no lo que hice meses atrás de conocerte… de casarme contigo… es como si yo me enojara por todo el sexo que tuviste con Bego o con otra de tus amigas antes de conocerme… es ridículo — y me río. 

—Raúl es ridículo, y no lo quiero cerca de ti. Es evidente que le gustas.—

Dejo el vaso con agua sobre la barra y lo veo —¿Y eso a ti te molesta? —

—Porque… no— dice Tristán. 

—¿Porque no estamos casados? ¿Porque tienes miedo de que él se entere de que somos ex marido y mujer? ¿Qué el pueda obtener una oportunidad conmigo al enterarse de que estoy soltera? — le pregunto a Tristán y él me ve a los ojos — si estoy contigo Tristán, lo estoy… eres mi elección no mi sentencia… así que Raúl vendrá a la casa y comerá pastel azteca y tu eres bienvenido si quieres a la mesa… — 

—Pues créeme, aquí estaré… —me contesta enojado. 

—Pues muy bien… ahora si me disculpas “Tristán Celos de Con” iré a tomar un baño mientras tú sigues pensando en si Raúl y yo tuvimos algo.—

—¡Pues bien! — me dice enojado. 

—¡Pues muy bien! — y cierro la puerta de la habitación. 

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