[Tristán]

Después de la plática acerca de Rodolfo, todo entre Ximena y yo se volvió un poco más amoroso que de costumbre. No es que ella y yo no lo hayamos sido antes, sino que, cuando sabes que una persona ha sido herida o lastimada te vuelves un poco más cuidadoso en tus actos, en las palabras, en el trato. 

Ahora, diariamente, tan sólo despertarme me volteo y las beso, a ambas. Le hablo un momento a Luz que cada día se mueve más y que se pone feliz al escuchar mi voz. Ximena y yo platicamos de nuestros planes del día y luego me preparo para salir a trabajar. De regreso, por la tarde, llego y hago la cena. Cada día me he vuelto mejor cocinero y mejor amo de casa, ya que debo ayudarle cada vez más a Ximena en cuestión de las cosas del hogar. 

Mi mexicana hermosa me inspira fuerza y valor, de pronto la veo desde un enfoque diferente, uno muy bueno, que sé le pasará a Luz y la hará la mejor mujer del mundo. Sí,  hay veinte mil cosas que en este momento me pasan por la cabeza acerca de todo lo que pasó, cómo fue, cómo lo vivió, pero que no quiero tocar porque Ximena me ha pedido que no se hable más del tema; la respeto pero por las noches las dudas me mantienen despierto, las más comunes ¿por qué me dejó entrar a su casa ese día que nos conocimos? ¿Me tenía miedo? ¿Pensaba que le iba a hacer algo? 

Todas las mañanas, mientras hago el desayuno, ella se sienta en el balcón a tomar el té al lado de Solovino o a terminar esa hermosa cobija que teje para luz y  la observo fijamente tratando de que ella voltee y me pregunte algún ¿qué? O ¿qué pasa? Para que así me dé pie para preguntarle.  Es todo lo que necesito para confesarle lo que siento, para que aclare todas mis dudas, para ayudarme a dormir por las noches. Pero ella no lo hace, se ha vuelto gris, como el cielo de junio que se ha cubierto de nubes porque empieza le época de lluvias en esta parte del país. 

Las citas han quedado pospuestas por ahora, y no porque ya no las vaya a hacer, sino porque otras cosas de la vida nos han hecho parar por un momento, entre ellas, la mudanza al piso de arriba, la decoración del cuarto del bebé y el hecho de que Ximena cada día se mueve menos y ya no puede hacer tanto, en un mes mi hermosa mujer entra el tercer trimestre de este embarazo y la emoción no disminuye, al contrario… aumenta. 

Por otro lado, el trabajo se ha vuelvo cada vez más pesado, mucho más de lo que pensé. Nunca había trabajado en mi vida y ahora que lo hago se me ha hecho cada vez más pesado conforme los socios del extranjero han estado respondiendo a todos los correos y propuestas que les hemos hecho y como jefe del equipo tengo que estar al pendiente de cada una de las situaciones que lo envuelven sin dejar que nada de información se me deslice por las manos y sobre todo, le llegue a Rodolfo. 

Los mexicanos trabajan mucho, en exceso diría yo y a veces la paga no es lo que deberían darles. Hay veces que salimos a las 9:00 de la noche de la empresa y regresamos de nuevo a las 8:00 de la mañana para continuar. Las horas extras que nos quedamos, no se pagan, y ahora entiendo a veces porque hay varios que se quejan en la oficina o sólo hacen las cosas dentro de sus horarios de trabajo, me sigo adaptando y lo hago rápido, pero a veces me cuesta entender eso. Por otro lado, mi equipo ha sido bueno conmigo, Jaime, Roberto y ahora Stéphane que está con nosotros para todo lo que tiene que ver con contratos en otros idiomas, ya que él es traductor y sabe además de francés, inglés e italiano, se quedan conmigo a altas horas de la noche para terminar los proyectos y poder enviarlos. Evidentemente a Rodolfo no le agrada la idea, y cada vez que va a mi nueva oficina a molestar, me dan ganas de agarrarle a golpes por lo que le hizo a mi mujer… pero no puedo, Ximena me lo prohibió, así que no caigo en su juego y lo ignoro, aunque en mi mente, ya lo golpeé millones de veces. 

De nuevo le pregunté la razón del porqué no quiere decirle a su hermano y padre lo que pasó, ya que eso me ayudaría mucho en mi plan  y de nuevo ella me responde —mi padre acaba de salir de un infarto mi amor, si le decimos lo que pasó hace nueve años no sé como reaccione, puede que de un coraje se muera y necesito a mi padre vivo para que conozca a su nieta — me aclara  mientras estamos en el Centro Comercial buscando cosas para la habitación de Luz. 

Suspiro. En verdad me siento impotente, no sé qué decir, ni qué hacer, quiero dejar el tema a lado pero a la vez quiero que pague cada una de las cosas que le hizo a Mena. Es una sensación de tener las ganas pero no atreverse. 

—Ximena— murmuro y ella voltea a verme con una sonrisa — hay una pregunta que no me deja dormir por las noches, y necesito, de verdad necesito hacértela porque necesito descansar ¿si? — y ella baja el pequeño vestido que estaba viendo y lo pone de nuevo junto con los otros. 

—Dime — comenta tierna. 

—Si pasó lo de Rodolfo ¿por qué estuviste conmigo en Las Vegas? ¿Por qué me dejaste entrar cuando recién llegué? Era un desconocido, pude hacerte daño ¿sabes? — y Ximena hace una mueca en forma de sonrisa. 

—¿Haz escuchado hablar de la corazonada? — me dice. 

Yo asiento y ella me abraza — cuando te conocí tuve eso, una corazonada, supe de inmediato que había algo bueno en ti, que serías una persona que no me haría daño, fue como amor a primera vista y sentimientos a flor de piel, y no me equivoqué. Ya te dije que eres mi mejor acierto en esta vida, y a veces uno debe confiar de nuevo pero sin olvidar todo eso que la marcó. Te confieso que ese día que te quedaste a dormir en el departamento no dormí, me la pasé leyendo o arreglando algunas cosas, estaba alerta pero muy en el fondo sabía que no pasaría nada… y ahora aquí estamos, con una hija por nacer y viviendo la vida juntos. —

Ximena se recarga sobre mi pecho y yo la envuelvo entre mis brazos — sólo quiero que estés bien mi amor, es todo. Pero si sabes que esto no se puede dejar pasar ¿verdad? —

—Lo sé, pero en este momento no quiero pensarlo Tristán, sólo deseo tener a mi hija, disfrutar estos últimos meses del embarazo y cuidarla. Rodolfo tendrá su merecido mi amor, te juro que lo tendrá, pero debemos esperar, sé que tú harás algo por lo que me contaste de la empresa, y yo también lo haré… pero quiero estar segura primero de que Luz nacerá feliz, sabiendo que tanto su padre como su madre la esperan con todas las ganas del mundo y que darán hasta la vida por ella ¿si? — me pide. 

—Vale, me olvidaré del asunto por ahora, pero después… —

—Lo haré.. ahora mejor escojamos la ropa para tu hija ¿quieres? Y lo muebles, veamos esa carriola que está para morirse — y le doy un beso sobre la frente. 

—Te amo mi amor, y todo lo que hago, lo hago por ustedes… todo.—

La miro de nuevo y le sonrío. A veces provoco un destello de color en su rostro que me hace saber que en unos momentos ella volverá a ser la misma Ximena de antes, o al menos, la que se ríe por todo y sonríe. Fue muy mal momento para traer a colación lo de Rodolfo pero… ¿Cuándo es el momento indicado para confesar algo tan fuerte como lo que le pasó? 

Seguimos caminando por el centro comercial y después de escoger varios modelos de ropa, gorritos, guantes y la cuna que tanto deseamos nos sentamos sobre una de las mesas de los comedores para comer papas a la francesa. Sí, Ximena está loca por las papas a la francesa, sobre todo las de Mc Donald’s y cada vez que puede se compra una bolsa. Ella se come una y cierra los ojos disfrutando de cada momento yo me río. 

—¿Qué? Este es el único antojo que he tenido durante todo el embarazo, los demás te los llevaste tú — me reclama. 

—Sólo veo como lo disfrutas y me imagino si mi hija saldrá adicta a Mc Donald’s antes de nacer.—

—No, nuestra hija tendrá una nutrición óptima. Le daré muchas papillas de verduras y de frutas que haré yo misma, sólo tomará leche materna y cuando crezca leche vegetal. La alejaremos de toda la comida chatarra… pero, un Mc Donald’s una vez al año… ¿por qué no? — y sonríe. 

—¿Qué más planes tienes para nuestra hija? — pregunto y ella me ve a los ojos. 

—Amor, mucho amor… muchas clases de ballet, futbol, karate… idas a los museos cada fin de semana. Enseñarle a andar en bicicleta. Actividades juntos, los tres — le toco el rostro y ella sonríe. 

—Ni siquiera nace y ya tiene le horario completo — bromeo y ella se ríe conmigo. 

—Quiero que sea creativa, que se exprese en todas las maneras posibles ¿sabes? Que decida que quiere sin dudarlo, que sea feliz y se sepa defender sola pero también, se sienta segura de que sus padres estarán ahí para ella, en todo momento.—

Me acerco y le doy un beso que me sabe a sal — aún no puedo creer que vaya a ser padre — le confieso — y estoy feliz pero aterrado… hace unos meses atrás no me podía cuidar yo solo y ahora debo cuidar a este hermoso ser humano el resto de mi vida. Ni en mis sueños más profundos pensé que esto me pasaría.—

—Lo haremos juntos y será genial. Y ahora con todos estos momentos de serenatas y viajes tendremos millones de anécdotas por contarle.—

—¡Ah! Hablando de eso… sé que todavía tienes dos cartas con citas pero debido a tu estado no se pueden cumplir ahora por lo que te propongo una cita extra antes de que entremos al tercer trimestre de embarazo y nos concentremos en Luz por completo. 

—Te escucho — me comenta feliz. 

—¿Qué te parece si hacemos un último viaje? Pero esta vez a la playa.—

Ximena me ve sospechosa —¿Me lo propones o ya lo tienes planeado? — me pregunta. 

—No, te lo propongo. Tengo ganas de ir a la playa de sentir el mar… el sol. La verdad es que soy de Ibiza y la playa estaba en mi día a día… además, creo que de tanto smog he perdido mi tono dorado en la piel— y Ximena se ríe — es verdad, solía tener esta hermosa piel dorada que combinaba con mis ojos y ahora, soy un español más, pálido y blanco caminando por las calles del Centro Histórico.—

—¡Qué exagerado! Sigues igual de broceado que cuando te vi la primera vez— me dice. 

—¡Claro que no! Mira mis brazos… sin bronceado… eso no se puede quedar así.—

Ximena se ríe y luego acaricia mis brazos con ternura mientras sus ojos brillan. 

—¿Entonces qué? ¿Vamos? O como dice tu hermano ¿nos lanzamos? — y ella vuelve a reír. 

—Amo cuando hablas como mexicano, se escucha tan chistoso.—

—¡Ah! Soy tu bufón ¿eh? — bromeo y  ella vuelve a reír feliz, me encanta hacerla reír, su risa es la mejor señal y  lo que me da una enorme esperanza de que pronto se pasará esta etapa gris entre nosotros. 

—¿Y a qué lugar me quieres llevar Tristán? —

—A Puerto Vallarta y sé que no haz ido porque tu hermano me dijo.—

—¿Ahora le consultas a mi hermano todo? — pregunta divertida. 

—Sí, a veces necesito adelantarme a los hechos y esta vez quiero ir a un lugar que ambos no conozcamos y disfrutemos por igual. Quiero que esa pancita — y le acaricio el vientre — tome colorcito, te relajes, tomemos mucha agua de limón, nademos, caminemos por el malecón… nos conozcamos y reconozcamos de nuevo y así demos pasó al último trimestre que nos dará la aventura de nuestras vidas ¿te parece? — 

Ximena se acerca un poco más a mi y me da un beso — Gracias por siempre tratar de curarme Tristán — murmura. 

—Toda la vida lo haré, porque tú me curaste a mi.. así qué ¿lista para nuestro último viaje de dos? Porque le próximo será de tres.—

—Lista… a tu lado siempre estoy lista para vivir lo que venga.—

—Entonces… todo queda hecho. Nos iremos a Puerto Vallarta Jalisco en unos días y disfrutaremos como nunca. Ahora vamos, que falta comprar como miles de cosas más y tú seguro quieres volver a ir al baño.—

Ximena se ríe, lo hace fuerte y de pronto el destello de color reaparece sobre su rostro. Ella es feliz conmigo, muy feliz, y me encargaré de borrar todos los malos recuerdos que pasó mientras yo no estaba y también, me encargaré de que Rodolfo pague caro todo lo que ha hecho a mi familia, y lo haré empezando por descubrir si ya me ha robado el contrato falso que le enseñé la otra noche para tenderle una trampa. Porque ese hombre me responderá por haber lastimado a la mujer que amo, por haber hecho que nos separamos y por robarle el dinero a mi suegro… para formar sus propios tratos. 

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