[Ximena]

Después del viaje a Puerto Vallarta todo el tiempo que pensamos que teníamos para prepararnos para la llegada de Luz, simplemente se fue como agua. Oficialmente hemos entrado al tercer trimestre y según el ultrasonido viene sana y grande. Pudimos ver sus pequeños deditos, sus piernitas y según me imaginación una pequeña sonrisa que esboza para decirnos que esa feliz por nacer. Tristán y yo no podemos estar más emocionados de su llegada al grado que hemos comprado todo lo que ella necesita y creo que un poco más. 

Así que, a partir de ese ultrasonido que nos hicimos, podría resumir mes tres meses de embarazo como tres capítulos largos que pasaron en un libro y que está tan entretenido que los lees sin poder soltar el libro, lo que te indica que pronto serás madre, que tu vida cambiará por completo y que tienes miles de cosas por hacer antes de la llegada del bebé y ni siquiera haz empezado en hacer la mitad; y eso fue lo que nos pasó. 

Empezamos con la ansiada mudanza al departamento de arriba, sí, oficialmente nos cambiamos y ya no estaremos con mitad de los muebles en uno, mitad en el otro, así que podría decir que este capítulo de mi vida se llama “Inicio de los cambios” porque después de la mudanza, llegaron más, unos malos y otros buenos, pero todos para darnos a entender que ya nada sería lo mismo. 

Por otro lado, Tristán, después de lo de Rodolfo,  se ha vuelto increíblemente sobre protector conmigo, al grado que no me deja hacer nada, absolutamente nada en la casa, ni siquiera me deja sola para ir la baño o a veces cuando necesito tomar algo, como por ejemplo el libro que estoy leyendo, prácticamente se para él de inmediato para alcanzarlos sin dejarme ni siquiera intentarlo. Sé que es un acto tierno de su parte pero a la vez es algo que no me gusta ya que me hace sentir enojada e inutil y a veces siento como si me tuviera lástima y mucha. Le he insistido que dejemos el tema aparte, pero parece ser que él no lo puede olvidar, y para ser honesta yo tampoco. 

Así que, antes de la mudanza llegó un cambio repentino, uno que básicamente yo no esperaba y que debo admitir me dolió un poco saberlo, en pocas palabras, me quedaría sin local para mis vestidos de novia. Todo llegó por un anuncio de Martita a mi celular donde me dijo que la dueña del lugar quería hablar conmigo para decirme algo importante, así que cuando llegué la noticia me cayó como un balde de agua helada. 

—¿Cómo que lo venderá? — pregunté de inmediato cuando ella me lo dijo. 

—Así es Ximena, sé que haz tenido este local por mucho tiempo y que tus clientas ya te ubican aquí pero, mi hijo el Charlie me dijo que me fuera a vivir con él al otro lado, y la verdad ya no puedo estar al pendiente de los locales, las rentas. Recuerda que mi hijo Ricardo, el que me ayudaba, ya ni siquiera vive aquí, así que he decidido venderlos.—

—¿Pero? ¿Cuándo tenemos que desocuparlos? — pregunto angustiada. 

—Sé que estás embarazada así que te daré hasta finales de octubre, sé que en septiembre nace tu hija, así que te dará tiempo en estos tres meses de planear todo, limpiar y sacar — me comenta firme. 

Veo a Martita y ella alza los hombros sin responder nada. Me enoja, la señora me habla como si no tuviera tanto que planear antes, como si no tuviera un desastre en mi departamento, muebles nuevos de bebé esperando a ser armados… y ahora ¿me pide que planee todo lo del cierre de mi negocio? ¿Qué haré con los vestidos que están en exhibición? 

—Lo siento Ximena, pero así son las cosas… así que te aviso en julio para que en octubre ya esté todo listo. Hasta luego.—

Ella sale del local y yo me siento sobre la silla que hay detrás del mostrador y me pongo las manos sobre el vientre. Estoy de verdad enorme, a penas y me puedo mover y no quiero pensar como estaré en dos meses más cuando esté a punto de parir. Martita me ve desde el otro lado del mostrador y me sonríe. 

—No te preocupes mujer, todo estará bien, podrás conseguir otro local, uno más bonito y más elegante, y tendrás mejores clientes.—

—No me preocupa eso Martita, me preocupas tú. Este es el único trabajo que tienes y si cierro el local, de aquí que encuentre una solución, te quedarás sin el ingreso… — y ella esboza una sonrisa. 

—Tengo mis ahorros menita, no te preocupes… ahora regrésate a tu casa para que veas que esos hombres no estén acomodando cosas en lugares que no quieres. Yo cierro aquí.—

Me levanto como puedo y salgo del local con los ánimos más caídos que nada en el mundo. No es que yo me quede sin trabajo, si no que ahora no sé como resolver todo para seguir haciendo vestidos, quiero pensar que mi reputación es de lo mejor para que mis clientas me sigan buscando pero el local en la Calle de las Novias, era la publicidad perfecta, ahora, la he perdido.

Antes de ir hacia mi departamento, paso por la churrería del moro y me compró un consuelo para llevar. El Consuelo es como un sandwich de helado, pero en lugar de estar entre dos panes, ponen el helado entre dos churros que se en cuenta en forma de espiral, es simplemente delicioso, y para ser honesta son de los pequeños antojos que me permito mientras esté embarazada. 

Después de salir de ahí, camino hacia el parque de la Alameda y me siento en una de las bancas que da directo al edificio del Sears donde Tristán y yo nos dimos ese beso maravilloso, de pronto, no quiero llegar a mi casa a todo el caos, el ruido, el polvo… de pronto, me siento inútil, tanto que me pongo a llorar como tonta mientras dos algunas mordidas a mi pedazo de consuelo que comienza a derretirse y empiezan a caer las gotas de helado sobre mi vestido. 

Sé que es tonto que me ponga a llorar por una tontería así,  pero para ser honesta creo que esta tontería a desatado el llanto por algo más profundo, algo que he querido evitar hablar o sentir y que ahora se a manifestado. En cierta manera tomaré este momento como mi lapso de catarsis que necesito desde hace mucho tiempo, para poder darle paso a sentimientos y pensamientos nuevos y mejores por el bien de mi hija. Amo mucho a Tristán, lo amo de verdad, pero a veces me ama tanto que no me deja sentir tristeza o dolor y a veces lo necesito sentir, necesito un momento de Ximena, recordar por unos segundos quien soy y lo que está pasando a mi alrededor. 

Luz comienza a moverse al momento que empiezo a llorar y pongo mis manos sobre el vientre — lo siento mi amor, te juro que no pasa nada pero en este momento me siento increíblemente abrumada por todo y quisiera saber qué hacer para no agobiarme ¿sabes? — le platico a la nena que sé pronto estará entre mis brazos. 

Termino de comerme el consuelo y suspiro — tu padre trajo a la luz algo que ya estaba enterrado, según yo, y desde hace semanas atrás me siento completamente vulnerable, y saber que tendré a una hija me hace pensar si podré evitar que hombres como Rodolfo se te acerquen y quieran hacerte lo que me pasó a mi, creo que me moriría de dolor si algo así te pasara. Luego, tu mamá perderá el lugar donde trabaja, y todavía falta preparar todo para tu llegada y tu padre cada día trabaja más por eso de los proyectos y pasa más tiempo en la oficina y… — e interrumpo todo mi discurso cuando siento como una gota de lluvia me cae sobre el hombro. 

—¡Mierda! — digo en alto cuando recuerdo que no pude traer un paraguas y ahora estoy a cuadras de mi casa y tendré que caminar. Me quedo sentada mientras veo como poco a poco la lluvia va cayendo más y más fuerte hasta el punto que una tormenta se desata empapando mi vestido y el agua me escurre por todo el rostro. 

Tengo miedo, mucho miedo, de pronto toda la alegría que sentía se esfumó cuando me dijeron que cerrarían mi local. Hacer vestidos esta lo único que quedaba de la antigua Ximena y ahora todo está a punto de cambiar, y los cambios se vienen grandes, estoy a semanas de ser madre algo que nunca esperé que sucedería y no, no estoy lista. 

Me pongo de pie y comienzo a caminar rumbo a mi casa, sólo de pensar que todo estará hecho un desastre me hará llorar, y aunque sé, que en otro punto de mi vida esto no sería nada y simplemente diría “va, lo resuelvo” ahora siento que es la peor de las situaciones que posiblemente me pudieron hacer sucedido en este momento. 

Camino despacio, sin prisa, sintiendo como el agua cae sobre mi cuerpo, viendo el movimiento de la ciudad, el cielo gris, escuchando los truenos en alguna parte del cielo, y de pronto sé que todo esto se sincronizó con mi humor y que por fin después de mucho tiempo puedo decir que siento tristeza y pesar después de tantas emociones hermosas. 

Me voy acercando hacia mi departamento cuando de la nada veo a Tristán que sale con una sombrilla de jardín enorme y al verle lanzo una carcajada que me hace llorar a la vez. Él se da cuenta y camina más rápido hacia mí y cuando esta cerca me cubre con la sombrilla y yo lo abrazo. 

—Iba por ti al local— me murmura y de pronto comienzo a llorar desconsoladamente sobre su pecho. 

Él me abraza fuerte, lo más cercano a su cuerpo y acaricia mi cabello consolándome — tengo miedo — le murmuro. 

—¿Miedo de qué amor? — me pregunta. 

—Miedo de no hacerlo bien, miedo de que a Luz le pase algo, de no ser buena madre…— y sigo llorando. 

—Yo también, muero de miedo todos los días muero de miedo, pero luego te veo a ti y me repito a mi mismo “todo estará bien Tristán, no estás solo”, excepto que tú te sientas sola — me comenta. 

—Me siento inútil — le confieso — siento que de pronto voy a dejar de hacer todas las cosas que antes hacía, sé que los cambios son buenos pero…. tengo que cerrar el local —

—¿Qué? ¡Cómo! — y se aleja un poco para verme a los ojos. 

—Sí, en octubre tengo que entregarlo y bueno… ahora no sé que hacer.— 

Él me besa sobre la frente y luego me sonríe — pensaremos en una solución ¿si?, y seguirás haciendo tus vestidos y Luz verá como los haces y sabrá que tiene una mamá increíble  y un papá que sale bajo la lluvia a recoger a su madre con una sombrilla de jardín sobre la cabeza — y ambos nos reímos — lo siento, no encontré los paraguas y la tomé.—

—¿Pensabas pasearte por el Centro Histórico con una sombrilla de jardín sobre la cabeza? — le pregunto.

—Sí, con tal de que mi esposa no se mojara, pero creo que llegué tarde para eso — y volemos a reír. 

Tristán me mira — sé que estás triste por lo de tu local y que también llevo parte de eso yo porque no he estado mucho en estos días, pero te juro Xime que todo es para bien y que estoy haciendo todo lo posible porque tú y Luz tengan la mejor de las vidas ¿si? ¿Me disculpas por mis ausencias? —

Asiento con la cabeza y él me da un beso sobre la frente y luego me da uno en los labios, uno que me espanta todo el miedo y me devuelva la alegría que pensé que había perdido pero que sé sólo fue momentáneo. 

—¡Qué conveniente resultó esto! — me dice divertido. 

—¿Conveniente? — pregunto. 

Entonces él saca una hoja de papel de su gabardina y me lo muestra. En él, una increíble lista de todas las cosas que planeaba hacer en sus citas —¿Todo esto planeabas? — le digo. 

—Sí, tuve que reducirlo a 7 porque si no, creo que no terminaríamos pero, aquí está también una lista de deseos y … — me muestra una oración que dice “Beso bajo la lluvia”  y yo sonrío.

—Entonces es tu día de suerte — le murmuro. 

—Te prometo que después de este beso mi mexicana hermosa, todo será para bien y estos momentos de tristeza se irán.—

Eso no era verdad, Tristán y yo tuvimos muchos días de tristeza más, pero eso no lo sabíamos todavía, así que cerré los ojos de inmediato y sentí sus delicioso labios sobre los míos y el frío de mi cuerpo se fue por completo, entonces todas las quejas que tenía sobre él desaparecen. Si Tristán me ama y quiere hacerlo de esta manera, lo dejaré, al fin y al cabo, él si sabe quererme como me gusta, aleja mi miedos y me hace creer que todo estará bien. 

***

Y si, fue verdad, después de ese beso algunas cosas mejoraron bastante , empezando por él, cuando mi padre lo nombró vicepresidente de la empresa y a Paco oficialmente presidente de la misma, . Por lo que mi padre lanzó una increíble fiesta en su casa para festejar el nombramiento y también para anunciar su retiro permanente porque se dedicaría a descansar y a disfrutar de su próxima nieta que nacería en unos meses. 

La fiesta que sería “completamente privada” terminó en uno enorme, ya que Paco invitó a sus amigos a los trabajadores de la empresa y algunos trajeron a una que otra persona extra, por lo que de 30 invitados, subimos a casi 100 de un momento para otro. 

—Tristán — dice mi padre mientras lo ve con una cerveza en la mano y la levanta — debo confesar que le primera vez que te vi no me agradaste para nada, pero ahora, haz demostrado no sólo ser un buen esposo para Ximena, si no, una gran persona que ha ayudado a la empresa trayendo no uno, si no tres proyectos importantes que nos ayudarán a levantarla y hacer que brille de nuevo. Por eso es que te doy este puesto tan importante, uno que sé mi hija pareciera porque eso significa mejor estabilidad — y Tristán sonríe — felicidades yerno y muchas felicidades por la próxima llegada de este bebé. 

—Gracias — contesta él feliz y luego de brindar camina hacia mi y me besa — te ves hermosa hoy— me murmura. 

—Gracias, aunque siento que me veo como piñata pero bueno.—

—Entonces eres la piñata más sexy del mundo — y me besa. 

Ambos salimos al jardín para disfrutar un poco de la noche que es perfecta para este tipo de eventos y él me vuelve a besar — Señor Vicepresidente — le digo coqueta — ¿Eso quiere decir que podré comprar esa hermosa sala nueva para mi departamento nuevo? —

—Lo que tú desees amor, lo que tú desees — y me besa. 

—Entonces ¿también una lavadora nueva? ¿De esas que tiene secadora a la vez? —

—No te aproveches de mi ¿Eh?— contesta.

—¡En hora buena! — escuchamos la voz de Rodolfo atrás y de pronto mi cuerpo se paraliza sin poder hacer nada — sabia que pronto iba a pasar ¿Eh? No pudiste hacerlo en la empresa de tu padre pero si en la empresa de tu suegro— y se ríe. 

—Estas borracho Rodolfo — contesta Tristán y me toma del brazo para alejarnos de ahí. 

Rodolfo lo toma del brazo y Tristán sin poder aguantarse se regresa y le propina un golpe sobre la cara haciendo que él de deslavacé y caiga al suelo sin poder hacer nada y sin poder evitarlo se desmaya. 

—¡Dios! Estás bien — digo viendo la mano que comienza a inflamarse. 

—Sí no te preocupes, la verdad es que ya traía ganas — y comienza a reírse y yo lo hago también. —sé que la violencia no está bien pero… tomémoslo como un cierre de ciclos—  me comenta y yo  me río. 

Un invitado sale al jardín y ve a Rodolfo tirado sobre el suelo y nos ve de regreso — Estaba muy borracho y se pegó contra la pared tan fuerte que se desmayó — inventa Tristán — vente, vamos a la fiesta, que necesito un Tequila — me dice y yo le tomo de la mano y lo sigo adentro. 

Y así en esa noche, empezó el momento de los cambios, unos que llegaron de repente a nuestra vida y para los que honestamente no nos sentíamos preparados. Llegaron en la noche más esperada por México y la menos esperada por nosotros, cambiando totalmente nuestros planes , provocando un hermoso caos y a la vez dándonos la alegría mas grande de nuestras vidas. 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *