[Ximena]

Después de meses de pesadumbre, de postergar tres veces mi planes y de volver a sentirme un poco yo. Por fin ha llegado el tan ansiado viaje en globo que le prometí a Tristán meses atrás en su cumpleaños. 

Desde que lo conozco, él siempre ha querido conocer Teotihuacán y se me ocurrió que la mejor forma sería hacerlo desde el aire y después bajar para recorrerlo a pie, todo esto envuelto en una cita de pareja que empeazaría desde las 4:00 am de un sábado por la mañana y terminaría el mismo día viendo la puesta del sol en algún lugar que nos plazca y debo decir que estoy increíblemente emocionada, porque él y yo hemos pasado meses terribles y sobre todo, un poco separados debido a las circunstancias. 

Así que hoy que bajamos con Luz dormida entre mis brazos y Tristán con una pequeña maleta con su ropa a la casa de Lucha, puedo sentir que está será una de las mejores citas. 

―¡Qué lástima que no puedan llevar a Luz! La niña estaría fascinada ― dice Lucha mientras la recuesto sobre la cama y la cubro con la manta. 

―Hasta pronto mi amor, te portas bien ¿si chiquita? ― y le doy un beso en la frente ― recuerda Lucha ― le digo volteándome a verla. 

―Sí, sí, ya sé… tú no te preocupes ― y me guiñe el ojo. 

Salimos de la habitación y veo a Tristán de pie en la cocina comiendo un pan dulce y tratando de hacer un café ―¿Es en serio?  Te dejo 5 minutos y pasa esto― le digo sonriendo. 

―Creo que soy adicto al pan dulce ― confiesa y le robo un pedazo de pan y me lo como. 

―¡Oye! ― me reclama. 

―Llévate otro para el camino mijo ― le dice Lucha mientras le envuelve una concha de chocolate en una servilleta.

―Gracias Lucha, te amo ― le dice mientras le da un beso en al frente. 

―¡Diviértanse mucho! Yo cuido a la niña, traen muchas fotos y sobre todo… ― y me murmura a mi ― reencuentrese. 

―Lo haremos Lucha. Ahora nos vamos antes que Tristán no pueda subir a la canasta del globo por exceso de peso ― bromeo. 

―El lunes voy al gym ― contesta ― así que no hay problema ― y saca la otra concha de chocolate de la servilleta mientras me toma de la mano y salimos del departamento. 

―¿Al menos me das un poquito? ― le pregunto y él se pone un pedazo de pan entre los dientes y yo me par de puntitas y lo alcanzo con mi boca para que después él me bese. 

Tristán y yo, hemos pasado mucho tiempo sin besarnos y ahora parece que sólo quisiera estar haciendo eso y nada más. Además, los ratos de intimidad han pasado casi a cero porque Luz cada día está más pegada a nosotros y bueno, no tengo que explicar otros detalles en los cuáles estamos trabajando. 

Lo tomo de la mano y comenzamos a bajar las escaleras ― hoy soy yo quien te tiene una sorpresa ― le digo feliz. 

―¿Ah si? Ya no me está gustando eso de que me robes las ideas… ― bromea y yo sonrío ― mi pan también.―

Él me toma de la cintura y me ve a los ojos ― si tu sorpresa es que ya puedo abrazarte de nuevo y besarte, es de las mejores.― 

―No, es otra… pero no la descubriremos si no nos vamos de aquí.―

―Vale, vámonos ― me dice mientras me toma por sorpresa y me carga entre sus brazos. 

―¡Tristán! ― le digo entre risas y él me carga al estacionamiento donde tenemos el auto para después tomar el camino e irnos hacia el Teotihuacán. 

Teotihuacán, también llamada la ciudad de los dioses, es un complejo arqueológico al norte de la ciudad de México, donde hace muchos, pero muchos años atrás, antes de la llegada de los españoles, habitaron los mexicas y que  aloja las pirámides del Sol y de la luna, únicas en el mundo y que ahora son parte del patrimonio de la humanidad. 

Para llegar a esta zona arqueológica se debe ir todo al noreste Del Valle de México  a los municipios de Teotihuacán y San Martín de las pirámides, donde ya desde ahí se puede disfrutar la zona arqueológica que está rodeado de restaurantes, bares, así como locales de artesanías y para hacer todo tipo de actividades, incluyendo el viaje en globo. 

Tristán y yo llegamos justo a las 6:00 de la mañana, cuando el sol apenas se asomaba por el horizonte y el globo apenas se inflaba. Es impresionante ver como los estos enormes globos van llenándose de aire caliente para lograr que éste se pare y quede listo para subir, se pueden ver los destello del fuego dentro de la lona y sólo de pensar que todo ese esfuerzo terminará en un bonito paseo lleno de colores con un paisaje maravilloso, vale la pena llegar a esa hora. 

Mientras esperamos, subimos al pequeño salón donde hay una enorme ventana donde podemos ver no sólo el proceso, si no también el paisaje que poco a poco se va aclarando conforme la luz toca el cielo. Desde arriba podemos ver como el cielo va cambiando de color gradualmente hasta que se empiezan a distinguir las primeras montañas que rodean el área. 

―Hubiera sido genial traer a la niña para que viera esto ― me dice Tristán con melancolía mientras tomamos un poco de café que nos ofrecieron en el lugar. 

―Es muy pequeña  aún, pero te prometo que cuando esté más grande la traeremos y disfrutará con nosotros del paseo y que tendrá un bonito recuerdo, además le llevamos fotos ― le consuelo y lo abrazo rodeando su cintura con uno de mis brazos. 

No nos decimos nada, últimamente él y yo tenemos muchos ratos de silencio, pero no nos asustan, sabemos que sólo son un símbolo de paz, después de la guerra que combatimos meses atrás. Juntos observamos como el globo poco a poco va tomando forma y cuando menos lo pensamos éste ya está de pie, listo para llevarnos en vuelo. 

Uno de los chicos, que es parte de la organización, nos llama para que él y yo bajemos las escaleras y caminemos hacia el área donde los globos se encuentran. Se pueden escuchar las flamas del gas que salen de un lugar dentro de las canastas para mantener el aire caliente y que los globos no se vuelvan a desinflar. 

―¡Listo! ― le digo emocionada mientras uno de los chicos nos toma una foto cerca. 

―Listo ― me murmura mientras me da un beso.

Ambos nos acercamos a la canasta y después de que Tristán me ayuda a subirme y entrar en el pequeño espacio , él se sube casi de un movimiento gracias a su altura. Nos acomodamos ahí, juntos y el chico trae una manta que pone sobre la canasta por fuera, y luego pone una cámara de nuestro lado. 

Los nervios nos invaden, es la primera vez que hacemos esto los dos y no sabemos que tan bien y que tan mal podría ser. 

―¿No hay cinturones aquí? ― bromea él mientras se acerca a mi y me abraza por la cintura. 

―¿Pero tu me sostienes qué no? ― le murmuro. 

―Siempre, sólo que no te muevas mucho que siento que estoy sobre la cuerda floja ― y yo me río. 

Poco a poco el globo va subiendo, lento, sin prisas, como ha sido hasta ahora nuestra relación, y cuando menos nos damos cuenta, ya nos encontramos en al aire. 

―¡Mira mi amor! ― le digo a Tristán y él voltea a ver otros globos que, al igual que nosotros, han salido al amanecer de diferentes lugares cercanos y que ahora  surcan el cielo llenándolo de color. 

Tristán toma una foto con su móvil y luego sonríe ― Luz estuviera encantada viendo esto ― murmura y luego me ve a mi ― Gracias Ximena ― me dice con una sonrisa tan hermosa que hace que el mismo sol se opaque ante ella. 

―De nada, te la debía mi amor, y después de lo que pasamos te debo muchas, muchas más.―

Él me abraza y me da un beso en los labios, de esos que ya extrañaba de él. Intensos, apasionados, únicos ― no me debes nada, absolutamente nada ― me murmura ― sólo quiero que seas feliz y me ames con locura ¿estás dispuesta eso? ― me pregunta. 

―A eso y más… ―le contesto y sonrío ― estoy loca por ti desde que te vi en mi local hace dos años atrás, antes de que Martita te agarrara a escobazos ― y ambos nos reímos recordando el momento. 

Él me juega con el cabello de mi frente y me da un beso, su rostro cambia un poco, se pone más serio y un poco triste ― te confieso que hubo momentos en que pensé que te perdía. En que me dirías que no podías más con la situación  y te irías con Luz lejos dejándome sólo. Te veías tan perdida, tan diferente, que pensé que caminabas por un sendero en el que no te podría seguir en caso de que me lo pidieras. 

―Jamás, jamás me llevaría a mi hija lejos de ti y jamás caminaría por un lugar donde no pudieran seguirme… porque eres  el amor de mi vida y si tu volviste para estar conmigo… ¿por qué yo no haría lo mismo? ― y lo beso. 

―Dime que todo está mejor Ximena, dime que estás de vuelta conmigo ―murmura. 

Lo tomo de las manos y las beso ―Estamos aquí, juntos, los dos… y nunca más volverás a verme como hace tiempo atrás… ¿podemos dejar esto en paz y disfrutar de la vista? Necesito que recuerdes este día y no por esta plática en un momento tan maravilloso.―

―Como usted diga Ximena Caballero ― responde. 

Tristán se separa de mi y voltea a ver afuera del globo para ver a lo lejos las pirámides que ya con la luz del sol se pueden ver a la perfección ―¿Me quieres explicar eso experta en historia? ― me pregunta mientras señala las pirámides. 

―Esa que se ve allá, la más grande, es la pirámide del Sol y la que está al fondo es la pirámide de la luna ― le comento ― cuando bajemos y vayamos para allá caminaremos toda la calzada de los muertos, pasaremos la pirámide del sol, donde subiremos hasta arriba para casi tocar el cielo y luego bajaremos hasta el final de la calzada donde está la pirámide de la Luna.―

―¿Y ahí no subiremos? ― pregunta. 

―Claro que sí y tú tomarás millones de fotos.―

―Te tomaré millones de fotos ― me comenta enfatizando el “Te” ― porque eres la modelo más bella que hay en el planeta. Ni Heidi Klum te gana ― y yo lanzo una carcajada que resuena en todo el cielo. 

―Amo, amo, amo que te rias así ― y me da otro beso en los labios que me sabe a felicidad. 

Cada beso que me da lo hace con más intensión de recordarme lo maravilloso que es estar con él en la intimidad, algo que hasta ahora no hemos podido hacer, pero sé que pronto será, sobre todo después de este día donde me siento más segura que antes, mientras me envuelve entre sus brazos. 

―¿Qué te parece si mejor vemos el paisaje? ― le sugiero. 

―Ya estoy viendo al mejor paisaje― me dice viéndome a mi y yo levanto la ceja incrédula. 

Ambos volemos y mientras sentimos el calor del globo en nuestras cabezas, vemos los otros globos que suben y bajan,  en el cielo mientras poco a poco el viento nos lleva cerca de las pirámides. Arriba se siente libertad, como si no pesáramos nada y bailáramos dando vueltas lentamente sobre las nubes. 

El globo continua y pasamos por arriba de las pirámides para verlas desde arriba, una imagen tan genial que Tristán no deja pasar y la toma en una foto y después saca la mano con cuidado y pretende tocarlas con las puntas de sus dedos. Después subimos un poco más para dar un último vistazo al paisaje  y poco a poco nos vamos descendiendo hasta que el globo toca tierra en un campo abierto donde nos quedamos en la canasta y nos entrenemos viendo cómo desinflan el globo sacándole el aire. 

―¿Te gustó mi amor? ― le pregunto. 

―Me encantó. Esto hubiera  sido mejor que la serenata ― me confiesa. 

―¡Jamás! La serenata fue lo mejor que pudiste haberme dado… incluso ya estoy esperando otra ― le confieso. 

―Te la puedo dar privada, en nuestro piso si quieres, con Solovino sentado en el sillón y Luz tocando la guitarra … ― y me besa ― y yo vestido de charro.― me bromea. 

―Estoy segura que Luz te haría segunda. Te sigue en todo lo que haces, así que de acompañante de serenata seguro que si la hace ― y nos reímos ―esa niña te ama, porque eres el mejor padre de todos.―

―Es porque tengo a la mejor compañera del mundo ―y me abraza. 

Después de que guardan el globo y de que el chico quita la manta en frente de nosotros, nos dirigimos de nuevo en auto hasta el lugar donde salimos. Exactamente son las 8 de la mañana y el Sol ya está arriba en el cielo alumbrando todo el lugar. 

―¡Ven! ― le digo mientras lo tomo de la mano. 

―¿Aún hay más? ― pregunta 

―Tú ven… ―

Tristán y yo llegamos de nuevo a lugar con el ventanal donde unas copas de champaña nos esperan para brindar por haber completado el trayecto en globo. 

―Bridemos ― le digo sonriente. 

―¿Por qué Ximena Caballero? ―

―Porque regresamos a salvo del globo ― y me acerco a él y Tristán me toma de la cintura ―porque superamos todo lo que hemos pasado y porque estoy a punto de decirte algo que no te lo esperas y necesito alcohol para hacerlo sin equivocarme ya que llevo semanas practicándolo.―

Él alza la ceja y me ve con sus hermosos ojos café claro ― Te escucho bella.―

Una de las chicas se acerca a mi y me da una tablet que yo escondo un poco atrás de mi y Tristán sonríe. 

―Tristán Ruíz de Con. Desde que te conocí mi vida ha dado un giro inesperado. Llegaste de otro país, sin previo aviso, para enseñarme que a veces el amor no se da como uno se lo espera y en ocasiones no se expresa con las mismas palabras que yo, ni hace lo mismo que yo o come o bebé lo mismo que yo ― y él se ríe ligeramente ― te abrí las puertas de mi casa y la alegraste de color,  me diste citas maravillosas que en la vida pensé que tendría, momentos inolvidables en lugares que ya daba por sentado que conocía,  viajes llenos de risas y besos, lecciones de vida que nunca pensé que tendría. Dejaste a tu familia por venir a formar una conmigo, dándome una hermosa hija que tiene tus ojos y tu cabello rizado, el que tanto te gusta peinar cuando está sentada en tu regazo, y que es amante de las frutas y Micky Mouse ― y Tristán se ríe ―  los dos bajamos al fondo del mar para nadar de nuevo hacia la superficie y nunca me soltaste, ni el  momento más terrible y desesperado, lo hiciste, al contrario, me sujetaste fuerte y me recordaste lo valiosa que soy y nunca me había sentido tan hermosa y sexy en mi vida. Eres el amor de mi vida y todos los días, mientras te veo dormido al lado de mi me pregunto, el porqué esperar tanto si todo va tan bien ¿no crees? ― él tiene su mirada clavada en la mía.  

―¿Qué estás insinuando? ― me dice con esa sonrisa que me volvió loca desde el primer momento que la vi. 

Saco la tablet que yacía escondida detrás de mi y se la muestro. Él la ve, primero abre los ojos incrédulo y luego se ríe y los ojos se le llenan de lágrimas.

 ―¿Es en serio? ―  dice feliz mientras ve la foto donde estamos los dos besándonos en las alturas con ese hermoso paisaje de las pirámides detrás y una manta colgada a la canasta del globo que dice “¿Te casas conmigo?” ,y yo asiento con la cabeza. 

―Como dice esta foto. Tristán Ruíz de Con, nada en el mundo me haría más feliz, que tú ― y saco un anillo de mi bolsillo y me pongo con una rodilla sobre el suelo ― aceptaras ser mi esposo ― y se lo pongo en el dedo mientras él no lo puede creer ―¿qué dices? ¿Nos casamos de nuevo? ― y él  lanza una carcajada tan sincera que me hace sonreír, me pone de pie y luego me toma el rostro con ambas manos y me besa moviendo los labios tan lento que me sabe a gloria ― ¿ese es un sí? ― pregunto cuando nos separamos. 

El asienta con la cabeza ― claro que es un sí mi vida.. ― dice  feliz ― Una y otra vez sí― y me abraza fuerte entre sus brazos. 

―¿Podrías  voltear para allá?― le digo mostrando el ventanal que da para el estacionamiento y Tristán lo hace para ver a mi familia aplaudiendo y gritando con muchos globos de colores. Mi padre, Rosalva, mi hermano, Lucha cargando a Luz Jaime y Stéphane están ahí… todos viendo esa declaración que sé Tristán no se esperaba. 

―Se supone que yo debía pedirte matrimonio a ti Ximena Caballero .―

―Todavía puedes hacerlo ― le contesto encogiendo mis hombros y él me vuelve a abrazar. 

―Tal vez lo haga ― me murmura. 

 ― Esta vez lo haremos bien ― le digo ― una boda mexicana para Tristán Ruíz de Con.―

―Mi maravillosa y valiente Ximena. Mi mexicana hermosa… eres lo mejor que me pudo haber dado la vida, eres… todo, vida mía ― me murmura y después me da un beso que puedo decir ha sido uno de los mejores que he tenido en toda mi vida… hasta ahora.  

Escuchamos los vitoreos de todos abajo y Tristán de pronto me carga sobre un hombro y de la felicidad comienza  correr conmigo entre sus brazos ― ¡Tristán! ― le dijo entre risas mientras viajo sobre su hombro y bajamos las escaleras hasta llegar con mi familia y los amigos que nos festejan y nos abrazan felicitándonos. Tristán carga a Luz y la niña sonríe feliz, de oreja a oreja, como si supiera qué está pasando y se ríe a todo pulmón mientras ve los globos de colores pasar frente a ella. Luego, él, me abraza a mi y me da un beso sobre la frente. 

―Gracias― murmura ― fue la sorpresa de mi vida ― y nos abraza a Luz y a mi protegiéndonos con su cuerpo.

 A Tristán y a mi nos une ya una hija… y dentro de unos meses, frente a nuestra familia y amigos, nos uniremos para siempre ante sus ojos. 

Y así… después de tantos meses, después de tantos encuentros y desencuentros… Tristán y yo tendremos nuestra  boda mexicana como siempre quisimos y sólo quiero recordarles que  él, todavía tiene un As bajo la manga… 

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