[Tristán]
La pedida de mano el el globo fue perfecta. La verdad es que nunca me la imaginé y me tomó por sorpresa completamente haciéndome muy feliz. Veo el anillo de oro blanco tan bonito que ella me compró y me sigo preguntando cómo es que planeó todo esto sin que yo me diera cuenta.
―Ellas saben como hacerlo cuñado. Las mujeres tienen trucos.―
―Trucos ¿eh? ― le respondo a Paco mientras acomodo los papeles después de la junta que tuvimos.
―Sí, trucos. Además, te diré algo, esta relación que ustedes tienen es bastante problemática ¿sabes? ―
―¿Problemática? ― pregunto.
―Tú con tus serenatas y ella pidiéndote matrimonio en un viaje en globo… que nos deja a los que no somos detallistas.. ¿eh? ― me reclama.
Esbozo una sonrisa y lo miro ― yo no era detallista ¿sabes? ― le confieso ― era todo lo contrario a lo que soy ahora. Odiaba las citas, las demostraciones así de amor. Incluso mi vida era fiesta y playa.―
―¡Qué! ― dice Paco sorprendido ―A ver.. a ver… ¿fiesta y playa? ¿Tú? ― me pregunta.
―Sí, vivía en Ibiza, mi padre es dueño de la mitad de los clubs allá y pues yo… era otro. Hasta que conocí a tu hermana y ya no quise ser así.―
―¿Ximena te puso un “hasta aquí”? ¿Cierto? ― y yo lo veo.
―No, yo comprendí lo valiosa que era tu hermana, además lo súper arruiné mintiéndole y haciendo todos esos trucos, así que me tuve que aplicar.―
―Cierto, pero aún me dejas mal parado en frente de la hermana de Maquena, que se ha enterado de todo eso y te ama por ser tan detallista.―
―Pues te dejaré más mal parado porque… ― y saco un anillo de compromiso de mi bolsa y se lo enseño.
Paco lo ve y alza el rostro ― ¡No! ― me comenta.
―Llevo prácticamente meses con el anillo en la bolsa ― le confieso.
―Ves, ¿por qué haces eso? Cuando le diga a Montse se derretirá de amor.―
―Es parte de las siete citas que le prometí a tu hermana, según la carta es la cita y el momento de la séptima carta ha llegado… ― y sonrío.
―Me cagas por romántico ― responde enojado en broma y yo guardo el anillo en mi bolsillo ― ¿Y cuándo va a ser? Pintaras su nombre en el cielo y una orquesta tocará su canción favorita ― exagera Paco.
―No te lo diré porque los magos hacen el truco pero no revelan el proceso y si te puedo dar un consejo…―
―No tienes ni idea ¿cierto? ― adivina.
―No tengo la menor idea. Tu hermana me ganó la propuesta maravillosa y me he quedado ahora con algo muy grande que superar.―
―Nunca vas a superar una propuesta en globo ― me desalienta.
―Gracias Paco, por eso Montse dice que muere de ternura conmigo.
―Oye, oye, es broma… ¿tienes ideas? ―
―Unas cuántas… pero sé que serán pésimas así que las quitaré de mi lista.
―Dímelas.―
―Flashmob ―
―Ximena saldrá corriendo ― me contesta.
―Cena y baile. ―
―Muy obvio.―
―Poner el anillo en la champaña. ―
―¡Pésimo! ― comenta.
―Entonces, sigo en ceros.―
―Pues, te deseo suerte, eso te pasa por hacer citas tan maravillosas― me bromea.
― Y yo te aconsejo que empieces a hacerlas… ¿Ves a Carlos? ¿El diseñador? Me dijo que le gustó Montse y déjame decide que Carlos sabe lo que hace ― contesto y él pone cara de celos ― bueno, me voy, le prometí a Mena que la llevaría al cine.―
―¡Y si le pides matrimonio en el cine! ― propone.
―Perdile matrimonio en frente de todos en el cine… No, sólo la llevaré a ver una película, es todo ― y salgo de mi oficina ― estamos un poco cansados de ver baby Tv todos los días, Luz no nos deja cambiar el canal… Ya me sé las canciones de memoria y hasta las sueño.―
Paco sonríe ― me da gusto que tú y Mena ya estén mejor después de lo de… ― y ve el escritorio donde Rodolfo se sentaba antes que ahora se encuentra vacío ― espero que la terapia funcione ― me dice apenado.
―Cuñado ― me acerco a su lado y le abrazo ― Ximena no esa enojada contigo ¿sabes? Ella, no está enojada con nadie, así que te recomiendo que hables con ella y platiquen ¿vale? Si no te acercas ella va a pensar que no la quieres ver tú. Aprovecha el fin de semana que iremos a Cuernavaca para festejar su cumpleaños, hazle saber que estás con ella… te lo va a agradecer. Ahora me voy, que si dejo a Ximena con 3 horas más de baby TV, el que va a necesitar terapia, soy yo.―
―Va cuñado, sólo te puedo dar un consejo yo.―
―Dime.―
―A Ximena le gustan las cosas sencillas y directas, piénsalo mientras planeas como pedirle matrimonio ¿si? ―
―Lo tomaré en cuenta ― contesto y salgo de la oficina jugando con el anillo dentro de la bolsa de mi pantalón.
***
Desde el momento que pisé México de nuevo, hace un año, me ha dado vueltas por la cabeza la forma en que le pediría a Ximena matrimonio, al principio planeaba llevarla a un viaje en helicóptero o algo muy elegante, tipo como lo que haría si me casara con Bego en caso de estar enamorado de ella. Después llegué y me dio la sorpresa de que estaba embarazada y todos mis planes cambiaron, ahora, necesitaba incluir a mi hija en una pedida de matrimonio por lo que una viaje en helicóptero o una cena elegante y romántica en el restaurante Quintonil de Polanco quedaba fuera de mis opciones, así que paseo con el anillo en el bolsillo de mi saco o en el portafolio en busca del plan perfecto que por circunstancias varias, no se ha dado.
Salgo del metro de Barranca del muerto y antes de irme al piso paso a saludar a mi amigo Beto y felicitarlo por su tercer bebé, un niño que por cierto le puso Tristán, según en mi honor.
―Es en tu honor güero, porque desde el momento que me diste los $200 pesos ―
―Que me estafaste los $200 pesos ― le aclaro.
―Bueno, desde ese día, mi negocio prosperó y ahora no sólo tengo un puesto en esta estación, si no en otra.―
―Bueno, pues felicidades por Tristán ― le digo.
―¡A huevo! ― dice él y saca dos vasos de plástico y una pachita de tonayán, un licor de caña, muy barato y famoso en el centro de México, lo venden casi en todas las tiendas OXXO’s y con unos cuantos tragos te puede marear un poco.
―¿Lima limón o toronja? ― me pregunta.
―Lima limón ― contesto y me sirve tonayan para después echarme un poco de soda para rebajar.
―¡Por mi chamaco! ― me dice y después de chocar los vasos se lo toma de un sorbo y al ver que yo me lo tomo despacio, me empuja el vaso con la mano hasta que me lo termino y siento el alcohol quemarme la garganta.
―Este no te deja ciego güero, no te preocupes ― me asegura y yo me río ― Y pues ¿cuándo le pedirás matrimonio a tu mujer? Yo ya voy por mi tercer chamaco y tú todavía no te atreves.
―¿Por qué hoy todos insisten en eso? Si lo haré ¿tú como le pediste matrimonio a la tuya? ―pregunto con la esperanza de que se me ocurra algo.
―¿A la Jessi? Nah, pues la neta, la neta… el primer chamaco nos unió, ya después le dije en los tacos que si se casaba conmigo.―
―¿En los tacos? ¿En la taquería? ― pregunto divertido.
―Sí, le invité una orden de suadero y pues… aquí estamos.―
Comienzo a reírme a carcajadas, no sólo por la anécdota, sino porque me siento tan tonto pidiendo consejos de como pedirle matrimonio a Mena. En unos días ella tendrá que sacar la séptima carta con esa propuesta y yo al menos debería tener la mitad del plan listo, aunque los tacos no suenan mal.
―Lo pensaré, no creo que a Ximena le guste que su anillo esté lleno de grasa de taco de suadero ― ¿Te puedo preguntar por qué en unos tacos? ― digo curioso.
―Porque ningún mexicano le dice que no a unos tacos o te dice que no en los tacos. Quieres que alguien te diga que si, le invitas una órden de tacos y es como un hechizo.―
―¡Ah! Vale, vale.. bueno me voy. Gracias por el brindis.―
―¡Gracias por el nombre güero! ― me dice feliz y salgo del metro para irme directo al piso.
Llego al edificio y Ximena está justo saliendo del piso de Lucha. Al verla sonrió, se ve tan hermosa con ese vestido azul marino, los labios rojos y el cabello suelto sobre los hombros. Tenía meses que no se arreglaba así y me da mucha alegría verla así de bonita. Hasta ganas me dan de pedirle matrimonio en este momento.
―¿Listo? La película empieza a las 7:00 pm Tristán y es Reforma 222 el cine más cercano.
―Ya voy, en unos momentos estoy listo ― le comento mientras le doy un beso en los labios.
―¿Tomaste? ― me pregunta extrañada.
Ambos entramos el piso y yo dejo mis cosas rápido y voy a la habitación a cambiar ― No, pasé con Beto al puesto, tuvo un hijo.. le puso mi nombre ― le resumo.
Tomo el anillo del otro pantalón y lo meto en mi bolsa ―¿qué tienes ahí? ― me dice Ximena de pronto y yo me quedo quieto.
―¿Qué? ¿Dónde? ― pregunta.
―Ahí, en tu bolsa ― insiste y se acerca a mi y yo me alejo.
―No, espera..― y ella mete la mano en el bolsillo y saca un calcetín de Luz.
―Esto tontito, te ibas a ir al cine con un calcetín de tu hija ― y se ríe.
Suspiro. La tomo de la cintura y la beso ― Andas muy nervioso ¿eh? ¿Estás tramando algo? ― pregunta curiosa.
―Estoy tramando llevarte por unos tacos al salir del cine… ¿vienes? ― y ella sonríe.
―Me encantarían unos tacos, pero primero el cine, porque necesito quitarme la melodía de Baby Tv de la cabeza― bromea. Y yo me río con ella.
Ximena se aleja y yo meto la mano en la bolsa donde se encuentra el anillo y lo siento entre mis dedos. Planee un viaje a Taxco, uno a Puerto Vallarta, una serenata, un roof Garden, clases de baile pero no puedo planear una pedida de matrimonio. Ahora todos están a la expectativa de lo que va a pasar y sospecho que Ximena ya sabe que la séptima carta es la pedida de matrimonio, así que se me debe ocurrir algo genial, algo que deje huella y que cierre con broche de oro todas las citas que hemos tenido.
Así que salimos al cine, y mientras caminamos observo los lugares donde podría pedirle matrimonio, ella me lleva de la mano por paseo de la Reforma, mientras me platica que cosas de Luz que para ser honesto no he escuchado por venir concentrado en el asunto.
―Oye ¿estás bien? ― vuelve a insistir.
―Sí, sí… todo bien, vengo pensando en cosas del trabajo.―
―¿Seguro? O es que no quieres ir al cine… ¿prefieres ir a caminar? ¿Al café? Hay un Cielito Querido aquí en la esquina ― me comenta feliz.
La veo a los ojos y sin más le digo ― ¿cómo hubieras querido que te hubieran pedido matrimonio? ―
―¿Qué? ― me pregunta divertida.
―Cuándo soñabas en casarte y eso ¿si es que soñabas con eso?―
―Hmmmm… París, en la Torre Eiffel…― me dice feliz ― después de recorrer los Campos Elíseos.―
―¡Ah! ― comento sonriendo.
―Sí o en Venecia, recorriendo los canales con alguien cantando.―
―Basicamente querías ir a Europa ― bromeo.
―O casarme con un europeo ―
―¡Ah! ¿Entonces tu destino era casarte con un europeo? ― le respondo.
―Sí, con un francés.―
―Y seguimos con el frances…― le reclamo fingiendo celos.
―Me encantaban los franceses pero parece que ahora tengo algo por los españoles…especialmente por un español guapo, alto y muy tierno que se sabe la canción de baby tv de memoria y que se sienta con su hija todos los domingos a ver baby Mozart ― y me sonrojo ― Tristán, sé que lo vas a hacer, no sé cuándo, pero sé que lo harás y diré que sí.―
―¿Segura? ― le pregunto de broma ― porque estoy dispuesto a llevarte a Paris con tal de que me digas que sí.―
Ximena se ríe a carcajadas y luego acomoda sus brazos sobre mi cuello ― París o no… nos casaremos… y será increíble Tristán. Si me casé contigo en Las Vegas, es porque supiste como pedirme matrimonio ¿qué no? Quiero pensar que lo volverás a lograr ― y me besa ligeramente en los labios.
La veo a los ojos y me pierdo en su mirada. A Ximena podría pedirle matrimonio aquí mismo, en el metro, la taquería, en cualquier lugar y ella me diría que sí, pero sé que ella se merece más, mucho más y estaría dispuesto a mover cielo, mar y tierra con tal de darle una media de matrimonio inolvidable.
―¿Aún quieres ir al cine? ― le pregunto.
―Tienes una mejor idea…― responde.
―Estaba pensando que podíamos regresar al piso, prender la televisión y poner cualquier película lejos de los canales de baby Tv, y hacemos palomitas y la vemos juntos― le sugiero y ella sonríe.
―Me ganaste con la parte de cualquier canal lejos de Baby Tv ― bromea.
―Entonces vamos… que debemos regresar por Luz a las 10:00 pm y corre el tiempo ― y la tomo de la mano y corro con ella hacia la estación del metro.
***
Regresamos de nuevo al piso y mientras dejo las llaves sobre el tazón que tenemos en la mesita de al lado de la puerta veo a Ximena en frente de mi con ese vestido precioso color azul que enmarca perfectamente su cintura y que por dentro me vuelve loco, ella en si lo hace y ya sea con ese vestido o con el camisón que usa para dormir, la deseo con todo el alma. Ella me observa y sonríe ligeramente, sé que lee mis pensamientos y que esa mirada que le doy dice todo lo que siento en este momento, y así como ella está a la expectativa de que yo le pida matrimonio, yo estoy también en la mía de que en algún momento podamos volver estar juntos.
La extraño, la extraño mucho en la intimidad, pero sé que hasta que ella no se sienta preparada no me dará pie para que volvamos a retomar esto.
―Iré a darme una ducha, si quieres escoge la película y… estoy contigo en unos minutos.―
Ella asiente y yo entro a la habitación para comenzar a quitarme la ropa para darme una ducha rápida y aprovechar el tiempo que tenemos solos ella y yo. Abro la llave del agua y cuando se templa entro mojando todo mi cuerpo de una sola vez y dejando que el agua dé un ligero masaje en mi cuello para relajarme después del día pesado que tuve.
Cierro los ojos, siento el agua y de pronto, una mano toca mi pecho haciendo abrir los ojos de inmediato para verla a ella en frente de mi completamente desnuda. Me quedo en silencio porque no sé que decirle, mientras ella me ve a los ojos.
―Hay otra cosa a lo que tengo que decir que sí ― me murmura mientras acerca su cuerpo desnudo al mío ― pero necesito que también me lo pidas.―
Tomo sus manos con las mías y me acerco a ella para darle un beso sobre la frente. Mi corazón late en verdad agitado de la emoción y mis pupilas se deleitan con ese hermoso cuerpo, piel canela y sus ojos negros mirándome fijamente.
―Ximena ― le murmuro ― ¿puedo hacerte el amor esta noche? ― le pregunto y ella sonríe.
―Sí ― me responde y luego me besa con tanta dulzura y amor que sé que es el momento que he estado esperando con tanto ahínco.
Acaricio su rostro y juego con su cabello lentamente mientras siento como sus brazos me envuelven en un abrazo. Su cuerpo tiembla y sé que es de nervios pero no de miedo, porque ella sabe que conmigo está a salvo.
―Si quieres…― comienzo la frase.
―Sí, si quiero… te deseo Tristán ― me murmura y vuelve a besarme.
Cierro la ducha y ella sale para envolverse en la toalla ― no ― le pido ― así estás perfecta.―
La cargo entre mis brazos y así, desnudos los dos, salimos del baño hacia la habitación donde la recuesto con cuidado y ella se acomoda. Estiro mi brazo para apagar la luz y ella me detiene.
―No. Quiero verte ― me dice sonriente ― quiero verte a ti.―
Regreso a ella y comienzo a besarla lentamente, primero en la frente, bajo hacia su nariz, sus labios y finalmente beso su cuello haciéndola reír un poco ― lo siento, me haces cosquillas ― me dice divertida.
Sigo bajando por la línea de sus pechos hasta que beso su vientre. Ella juega con mi cabello y comienzo a escuchar como los pequeños gemidos se escapan de sus labios. Estoy nervioso y mucho. Lo mínimo que quiero es lastimarla o que algo malo pase y esto en lugar de ser un avance se convierta en un retroceso. Pero Ximena sigue, me indica que siga besándola y tocándola y ella comienza a disfrutar de todo lo que mis labios le pueden provocar.
Me permite jugar un poco con su intimidad y mientras siento sus dedos tocar mi espalda en respuesta a lo que siente, una rush de felicidad entra por mi cuerpo. Ella estará bien, y este es el día en que volvemos a ser nosotros dos. Donde las marcas que dejó Rodolfo han desaparecido y serán remplazadas por besos y caricias.
Vuelvo a mirarla a los ojos ―¿confías en mi? ― le pregunto y ella asiente con la cabeza.
―Sí, Tristán, confío en tí ― me repite y volvemos a besarnos para así yo entrar en ella con cuidado y sentir todo.
Veo a Ximena y ella sonríe ― todo bien ― me murmura ― todo muy bien.―
― Te extrañé ― le digo mientras comienzo a moverme poco a poco dentro de ella.
―Yo también, no sabes cuánto ― y con esas palabras comienzo a hacerle al amor a la mujer de mi vida de nuevo.
Vuelvo a sentir sus labios sobre mi cuerpo, a escuchar sus palabras de amor y mi nombre saliendo de su garganta, oír su respiración agitada, que junto con la mía hacen una melodía que invade el resto de la habitación.
Gracias a la luz, puedo ver su hermoso cuerpo curvado, volver a contar los pequeños lunares que tiene dispersos sobre la piel como si fueran pequeñas estrellas y esa piel canela que por muchas noches soñé con volver a acariciarla de esta manera.
Entre besos y caricias nos amamos y poco a poco la sombra que nos cubrió meses atrás se va desvaneciendo en el aire hasta que ya no se ve, ni se siente, ni se escucha, permitiendo que los dos volvamos a ser uno mismo de nuevo.
―Te amo ― le digo al oído mientras siento como todo mi cuerpo da la bienvenida a esa ola de placer increíble que sólo con ella he sentido ― eres la mujer más bella y valiente que conozco.―
Ximena me abraza y yo me acomodo sobre su pecho escuchando su corazón latir de emoción junto con el mío y mientras nos quedamos en silencio me viene a la mente la mejor idea para pedirle matrimonio a esta mujer que tanto amo.
―Xime ― le murmuro.
―Dime ― responde.
―Es hora de jugar la última carta… la carta siete.―