[Tristán]
Después del encuentro con Ximena, todo, absolutamente todo volvió a la normalidad en nuestras vidas, incluso, en la casa se volvió a respirar ese aire de paz que tanta falta nos hacía y que por mucho tiempo pensábamos perdido, por lo que tenía que aprovechar esta racha de buena suerte para pasar tiempo con mis dos mujeres preciosas que a veces por tanto trabajo no puedo hacerlo.
Afortunadamente los proyectos se han cerrado y firmado, la empresa del padre de Ximena va subiendo poco a poco y sé que en menos de lo que digo esto, volver a resurgir y dejará de estar en números rojos, algo por lo que me siento muy feliz. Aún sigo sin poder creer que yo haya hecho tanto en tan poco tiempo y sólo con el simple hecho de escuchar a mi padre a hacer negocios durante toda mi vida.
Así que hoy, he decidido que los tres, salgamos como familia antes de que se venga el cumpleaños de Xime y tengamos que ir a Cuernavaca con todos sus tíos y sus primos y no tengamos ni cinco minutos de paz.
―¡Familia! ¡Junta! ― les digo mientras tomo a Luz del suelo mientras juega con uno de sus blocs.
Ximena sale de la habitación y sonríe ―¿Ahora también tenemos juntas? ― pregunta divertida.
―Así es ¿verdad mi luz? ― pregunto y ella asiente.
Me encanta mi hija, a veces pareciera que me entiende y que me sigue el juego en todo lo que digo. Nunca en mi vida pensé que mi hija estaría tan apegada a mi, es más, nunca pensé que tendría una.
―Dígame señor ― dice Ximena sentándose en el comedor mientras Luz quiere bajarse para comenzar a caminar.
―Espere señorita ― le digo y la jalo hacia mí ― ¿qué les parece si hoy vamos a Xochimilco? ― le pregunto y ella sonríe.
―¿A Xochimilco? ¿A las trajineras? ― pregunta.
―Así es… en la oficina me dijeron que es un lugar muy, muy bonito y que podemos ir con Luz ¿quieres ir a navegar mi bebé? ― le pregunto a la niña que me ve atenta.
“Da,da,da” me responde.
―Eso es un sí papá― interpreto.
―A mi me sonó como que quiere ir al baño ― dice Ximena y la carga para llevarla a cambiar.
La sigo hasta la habitación y ella recuesta a Luz sobre la cama para comenzar a cambiarla.
―¿Entonces? ¿Qué dices? ¿Vamos? ― le pregunto.
―Hmmmmm… O.K, hace mucho que no voy a Xochimilco, ni siquiera sabía que querías conocerlo.―
―Pues ya ves que sí… vamos.. nos divertiremos y habrá comida y dicen que música ¿no? Y seguro que hay algo de historia que querrás platicarme ― y ella me sonríe.
―Es verdad… tiene mucha historia.―
―Tomaré eso como un “Si” ― respondo y me inclino para besar a Luz ―Te van a poner más bonita mi Luz, para que te tome muchas fotos ¿verdad? ― y la niña juega con mi barba y se ríe cuando comienzo a besar su cuello, ya que le hago cosquillas.
―Va, entonces vamos que Xochimilco queda algo lejos de aquí.―
Ximena se arregla un poco, se pone unos pantalones de mezclilla y una blusa blanca con los hombros descubiertos y un sombrero precioso que le hace juego. Después viste a luz con unos pantalones, una blusa roja que resalta sus hermosos ojos y la peina con dos chonguitos en la cabeza.
―Listas― dice.
―No, le hace falta un toque a mi hija ― y le pongo mis lentes de sol que la hacen ver preciosa ―ahora si, lista ― y cargo a Luz en mis brazos para después cargar la carriola y salir de ahí.
Esta vez para ir a Xochimilco tomamos un taxi que nos llevara directo al lugar, ya que andar cn Luz en el tranporte público no era de lo más conveniente en sábado, por lo que la única opción era esa. Además, así no perdíamos más tiempo y podríamos aprovechar el día en las embarcaciones.
Xochimilco es conocida como la “Venecia de México”, ya que está rodeado de agua, y la única forma de conocerlo es subiéndose en una de las embarcaciones y navegando entre los canales que hay en el lugar. Una de las características importantes de éstas, es que están pintadas de colores brillantes, adornadas con un arco de flores y cada una tiene un nombre como “Lupita” “Sofía” o “Alonso”.
―Los canales son porque eran los canales de riego del México prehispánico, y así regaban sus cosechas ― le explico a Ximena mientras recorremos el lugar con Luz en la carriola viendo atenta.
―Parece ser que alguien hizo su tarea y ahora me quita mi puesto.―
―Bueno, tú me quitaste la idea de las cartas ¿no? ― y Ximena se ríe.
Mi hija hace ruidos para llamar mi atención y la veo ―¿Qué pasó? ¿Cuál te gusta mi amor? ― y ella señala una que dice Xochimilco y está rodeada de flores.
―¿Esa? Vale, pues vayamos ― y la cargo entre mis brazos para dársela a Ximena y que con cuidado la subamos a la embarcación.
Minutos después, está comienza a moverse y Luz se ríe ― Ohhhh ohhh ― dice
―Así es oh, oh ― le imito y ella se para en la pequeña banca de la barca para ver hacia el agua.
La nena va fascinada, viendo las flores, las otras barcas pasar al lado de nosotros y a las personas cantando y bailando con música de diferentes ritmos, ya que, en otras trajineras, hay mariachis que se pueden acerca a la tuya para cantar mientras navegas, así como tríos de guitarras o música de banda, en pocas palabras música para todos los gustos.
Saco mi cámara y le tomo una foto a Ximena que sonríe junto a Luz mientras ve pasar otra trajinera y sonrío ― Siempre nos tomas fotos, me pregunto dónde las tienes ― me comenta.
―En mi oficina ― le digo ― toda mi oficina está decorada con fotos tuyas y de Luz, así, siempre que me siento cansado las veo y me repito “hazlo por ellas “ ― y Ximena sonríe y luego me da un beso.
Me pongo de pie y saco de la pañalera de Luz la última carta que me falta por darle a Ximena y se la ofrezco. Ella me sonríe curiosa ― Así nada más ― pregunta.
―Así es… así nada más Ximena Caballero… bienvenida a tu cita número siete, con un poco de modificaciones porque ahora tenemos a otra invitada― y le doy un beso a Luz ―ven con papá.―
―¿Está era la cita original? ― pregunta.
―No, era algo para los dos, pero después de la plática que tuvimos días atrás, decidí cambiarla. Así que… Ximena Caballero, tal vez no te pueda dar un viaje a Venecia en este momento, pero te puedo dar un recorrido por la Venecia de México ¿me lo aceptas? ―
Ella sonríe y me da un beso tierno sobre la mejilla ― Claro que sí, sólo que… falta mi persona cantando ― bromea.
―¡Ah! Eso se arregla fácil― y me pongo de pie y finjo que busco una barca con música, pero sólo le hago una seña al grupo que contraté mientras ella iba al baño con Luz hace rato. La trajinera se acerca y ella se ríe.
―¿Cómo lo haces? ― me pregunta sorprendida.
―Tengo mis trucos ― le bromeo.
―¿Tú me volverás a cantar? ― me pregunta.
―No, pero vamos a bailar ― y me pongo de pie cargando a Luz.
Ximena hace lo mismo y se acerca a mi ― ¿Y si tal vez puede que te cante? ― le murmuro.
Entonces los primeros acordes de “Piel Canela” comienza a sonar y acerco a Ximena a mi y comienzo a moverme al ritmo de la música con una Luz muy divertida.
“Que se quede el infinito sin estrellas, y que pierda el ancho mar su inmensidad, pero el negro de tus ojos que no muera, y el canela de tu piel se quede igual”
―Me importas tú, y tú y nadie más que tú ― le murmuro al oído.
Ximena sonríe y mientras seguimos bailando volvemos a ver a Luz y le cantemos ― me importas tú, y tú y solamente tú ― y la niña se toma de mi cuello y me abraza, ya que le da un poco de vergüenza.
―¿Te gusta mi amor? ― le digo a Luz mientras ella se mueve junto conmigo.
―¿Cuál era la cita original? ― me dice Ximena
―No había cita original Ximena… ― le murmuro ― la carta siete era un “comodín”.―
―Un comodín ― y se ríe.
―Así es… ― y saco la carta de mi bolsa y se la enseño y ella se ríe ― era la cita que tu me dijeras que querías y me la diste justo días atrás… lo único que no estaba programado era esta hermosura de nena que traigo cargando, pero ella lo ha hecho mejor.―
Ximena sonríe y de pronto los acordes de “Contigo a la distancia” comienzan a sonar y sus ojos se llenan de lágrimas ―¿Qué? ¿Qué pasa? ― le pregunto.
―Esa era la canción favorita de mi madre.―
―Lo sé. Lucha me lo dijo…así que, vamos a hacer ésta nuestra canción ¿te parece? ―
―Me parece.―
Ella se acerca de nuevo a mi, carga a Luz y luego me abraza por la cintura y se recarga sobre mi pecho y comenzamos a movernos al ritmo de la música. De pronto para mi sorpresa ella canta, con esta hermosa voz que hace tanto tiempo que no escuchaba. Ximena hace mucho tiempo dejó de cantar, antes de que todo pasara, lo hacía, y escucharla de nuevo me hace un nudo en la garganta.
“Contigo a la distancia, amado mío… estoy”
―Esto no se puede hacer en Venecia ¿eh? ― le bromeo mientras seguimos bailando.
―Aún así, quiero ir a conocerla ― responde y yo me río.
―Pronto mi Mena, pronto… pero mejor ¿qué te parece si comemos unas quesadillas de la trajinera de allá?
―Qué casualidad ¿No? Todo se te da…― y nos reímos ―¿Qué te parece mi amor? ¿Comemos? ― y Luz asiente.
***
Entonces nuestra séptima cita se hizo, mucho mejor de lo que se podría improvisar. Tomamos miles de fotos y después de unas horas de paseo, regresamos a la casa. Para mi buena suerte Luz venía aún despierta, así que la segunda parte de mi plan quedaría a la perfección.
Subimos lentamente las escaleras del edificio y cuando llegamos en frente de la puerta del piso tomé un respiro profundo porque quería que todo saliera perfecto.
Abrimos la puerta y Ximena entró de inmediato y abrió la puerta del balcón para que el aire de la primavera entrara.
―Muero de calor ― me dice
―Sí, igual.
―Me daré una baño ― dice.
―Sí, pero antes podrías subir al jardín, es que Solovino está arriba y no me gusta que haga desastres ― le pido.
―Qué raro.. según yo dejé la puerta abierta ― me dice y sube las escaleras.
Entro a mi habitación y al ver a Lucha sentada sobre la cama, le dejo a Luz en los brazos y luego la sigo escaleras arriba sin que ella se dé cuenta. De pronto, todo se alinea, la luz es perfecta, el día es perfecto y Ximena, al entrar al jardín se queda de pie sin poderlo creer.
Todo el jardín ha sido transformado solamente para ella. Con focos brillantes colgando de una pequeña carpa, una mesa muy elegante para una cena, otra llena de dulces, pasteles, vino, un chico tocando el acordeón y una pantalla blanca extendida con una proyección de un video de la Torre Eiffel, la llevé a Paris. Ximena ve el cordón donde cuelgan ,de pequeñas pinzas, las seis cartas de nuestras citas y se ríe al ver que hay una vacía, ya que falta una por colgar.
Ella voltea sólo para verme detrás hincado en una sola rodilla y no puede evitar emocionarse. Se lleva las manos hacia el rostro y lo cubre emocionada y se suelta a llorar.
―Ximena Caballero ― le digo sin dejarla hablar ― siete citas planeé para ti, siete, en las que cantamos, viajamos, bailamos y cenamos… y en el proceso tuvimos una hija, ratos de alegría, de emoción, ternura y desolación. Hoy por la mañana te llevé a Venecia y en esta noche, te llevo a París, y tal vez no son los verdaderos lugares pero, siempre estoy dispuesto a hacer tus sueños realidad.―
Ximena asiente con la cabeza ― y los haz hecho.
― Pero…― continúo ― sería muy, muy, muy feliz, si tú, hicieras uno de los míos realidad esta noche y para toda la vida…― entonces me pongo de pie y voy hacia la puerta del jardín para tomar a Luz entre mis brazos y sacar de la pequeña bolsa de su pantalón el anillo de compromiso.
―¡Sí! ― me grita emocionada.
―¿Me dejas terminar? ― le pido entre risas.
―Lo siento ―
―Me harías muy feliz si tú, Ximena Caballero, te casas conmigo ― finalizo.
Ximena se queda en silencio mientras ve el anillo en mis dedos y a la pequeña en mis brazos ― creo que esta es la parte donde dices que si ― le comento.
―Sí, sí, claro que sí ― me dice llorando de emoción y se acerca a nosotros.
―¿Le ayudas a papá? ― le pregunto a Luz y entre los dos le ponemos el anillo en el dedo anular a Ximena y yo termino por acomodarlo.
Ella lo ve y sonríe ― Este es el anillo que mi padre le dio a mi mamá ― dice feliz mientras el anillo de tres diamantes brilla en su dedo.
―Será porque tu papá me lo dio ― le respondo.
―¿Qué pasó con los primeros anillos? ―
―Los tiré al mar, en Ibiza ― le confieso ― esos anillos, no eran los indicados, pero éste… es el definitivo. Porque tiene la bendición de tu padre, el amor de tu madre y la baba de tu hija porque como tres veces lo sacó de la bolsita para metérselo a la boca en trajinera y tres veces tuve que quitárselo para que no lo vieras… ― y yo me río.
―¿Le diste un anillo a la niña? ― me regaña en broma.
―Ese no es el punto.. el punto es, que este es el anillo definitivo, y esta es la boda definitiva, la que nos unirá para siempre y que recordaremos por el resto de nuestras vidas― y ella se acerca a mi y me da un beso en los labios ― te amo Tristán Ruíz de Con, no sé que hice bien para merecerte ― me murmura ―¿Te puedo preguntar una cosa? ― me dice.
―Dime Ximena Caballero ―
―¿Por qué hay una mesa como para nueve personas allá? ―
―¡Ah! Porque resulta que todos querían ir a Paris ― le contesto.
―¿Todos? ―
Y en eso mi suegro, Rosalva, Lucha, Paco, Montese, Jaime y Stéphane entran al jardín felices y nos abrazan como lo hicieron en la pedida de mano del globo. Ximena sonríe emocionada.
―No pudiste quedarte atrás ¿Cierto? ― me dice divertida.
―Oh, no… te juro que ya estaba viendo vuelos a Paris en caso de que no se me ocurriera nada…―
―¿Sabes? ― me dice viéndome a los ojos mientras nuestra hija se empieza a quedar dormida entre mis brazos ― creo que mejor me quedo con el español… es mucho más creativo que el francés.―
―No te preocupes mi amor, si quieres te puedo hablar en francés ― y la beso ―¿Estás lista para casarte conmigo Ximena Caballero? ―
―Lista… desde el primer momento que te vi estuve lista ― me murmura.
La tomo de la mano y me dirijo con ella hasta el lugar donde se cuelgan las cartas. Ella saca la última carta de su bolsillo y la cuelga con la pinza.
―Tiremos las cartas de nuevo y veamos si nuestra suerte cambia ― murmura ella recordando lo que yo le dije justo hace un año que regresé de Ibiza..Y ahora sonreímos porque nuestra suerte….cambió, definitivamente cambió.
Me encanta, Tristán es muy amoroso, con Ximena, Luz y Lucha tiene todo el amor que le faltaba. No puedo evitar llorar con la historia de amor de.madre entre lucha y el, que padre que la vida le regreso un hijo a lucha ojalá a mi también me regresé algún día al mío