[Tristán]

Después de la plática, el festejo de cumpleaños de Ximena pasó a segundo plano, algo que en mi causó mucho coraje porque se supone que a partir de hoy empezaríamos a planear la cena para la pedida de mano. Ella traía ideas de lo que se podría hacer, y ahora, tenemos que esperar a que yo diga que mis padres vienen para concretar los planes, si no, puedo olvidarme de que el padre de Ximena me acepte como yerno, aunque lleva prácticamente dos años diciendo que lo soy. 

De pronto no importa si ella y yo tenemos una hija, si yo le di una casa o si trabajo en su empresa y le lleve tantos socios como pude, el hecho de que mi familia no esté presente es sumamente importante para él. 

Así que después de un festejo aburrido, lleno de miradas incómodas y de una Luz que por ratos nos despejaba de lo que sentíamos y nos entretenía con las maravillosas cosas que hace. Regresamos temprano a la habitación para descansar y estar solos o más bien  huyendo de mi suegro y Rosalva, y pensar en algo que podríamos hacer para evitar que esto sucediera. 

―¿Crees que podríamos contratar actores? ― le digo a Ximena mientras veo como le da pecho a Luz y ésta se está quedando dormida sobre sus regazo. 

―¿Actores? ¿Contratarás actores que finjan ser tus padres? ¿Qué es esto? ¿La señorita Laura?― me dice ella seria. 

―Tus padres no conocen a los míos, podría ser posible.―

―Tristán.―

―Lo sé, lo sé, sólo bromeaba ― le digo, aunque en realidad era mi opción número uno. 

―¿En qué momento se complicó tanto? ― dice ella melancólica  mientras  sonríe al ver a Luz. 

―No lo sé, además en tu cumpleaños mi amor… ni siquiera pudimos disfrutar de la comida y fue bastante incómodo con tu papá y Rosalva, fue como si todo esto opacara tu día. Mi cumpleaños fue maravilloso y el tuyo… ni siquiera me dio tiempo de darte tu regalo.―

―¿Me tienes un regalo? ― dice ella feliz. 

―Claro que sí… ― y me pongo de pie y voy a la maleta y saco una pequeña caja con un listón y vuelvo a la cama.―

―¿Me lo abres? ― dice tierna, ya que no quiere moverse para que Luz no se despierte. Tomo el listón, lo abro la caja y al verlo sonríe al ver un estuche de tela color azul  ― Un set de costura portátil ― dice feliz. 

―¿Te gusta? ―

―¡Me encanta! Gracias.―

―Escuché que te quejabas del otro que tienes y decidí comprarte un nuevo para que siempre lleves eso contigo en tu bolsa.―

―Gracias Tristán… te amo ― y lo abre para ver todo lo que está dentro. 

―Aún así, no era como yo esperaba y sigo diciendo que todo se arruinó ― insisto. 

―Siempre es así… mi papá siempre ha sido así… pero si Paco y Montse se casaran hoy mismo a escondidas, sería un ¡Eso campeón! ― e imita su voz ― no entiendo porque es así conmigo.―

―Tal vez, cuando Luz esté grande y esté a punto de casarse, lo entenderé… pero, hoy no― y Ximena sonríe. 

Le doy un beso sobre la frente y luego veo a mi hija dormida en su regazo ― con una cosa si coincidido con tu padre.. ¿quién no quisiera conocer a esta nena hermosa? ― y tomo una de sus manos y la beso. 

Me doy la vuelta y tomo  mi móvil, el teléfono de mi casa está ahí desde hace mucho tiempo y no me atrevo a marcarlo. Mis padres no son como los de Ximena, mi madre no me ama y a mi padre no le importo ¿por qué ahora necesito su permiso para casarme con el amor de mi vida? Nunca lo pedí para hacer otras cosas… y ahora ¿esto? 

―Hablaré con mi papá mañana amor, que se haya pasado esto ¿si? ― ella me consuela ― le diré que tienes una relación pésima con ellos y que en realidad por eso no quieres que vengan. Él comprenderá y yo te ayudaré y mira… si no nos casamos… no pasa nada, mientras sigamos juntos  con Luz.―

Acaricio el cabello de mi hija y ella se mueve acomodándose mejor para tomar el pecho de Ximena y luego  le doy un beso ― No mi amor, te debo una boda increíble, eso no va a pasar.. se arreglará… tal vez mis padres en estos meses hayan cambiado,  sean diferentes y me lleve una sorpresa ¿no crees? ― digo tratando de sonar positivo. 

―Mi amor… ― contesta ella. 

―Iré a caminar al jardín, con suerte se me ocurre otra idea que no sea contratar actores ― y Ximena sonríe ―buenas noches mi amor, sueña con los angelitos ― le digo a Luz y le beso. 

Me pongo de pie y salgo de la habitación. La casa del papá de Ximena es enorme y mientras recorro el pasillo hacia las escaleras, voy viendo las miles de fotografías que tienen pegadas sobre la pared. Sonrió al ver una de Luz, unos días después de que nació. Qué lindo es saber que mi hija pertenece a una familia que la ama tanto y que haría todo lo posible por verla feliz, no como yo, que en realidad no siento ningún apego por mis padres y ahora debo traerlos a que arruinen mi vida acá. 

Bajo las escaleras con cuidado y salgo al jardín donde solovino duerme a pierna suelta en la terraza ―¡Ah! Aquí si se te da la gana dormir sobre el suelo ¿no? ― le murmuro, pero el perro no me hace caso y sigue recostado. 

Camino hacia el pasto y me quedo viendo al cielo. Calculando las horas, allá en España apenas van despertando y no sería apropiado llamar en este momento. Tengo meses sin saber de ellos, y para ser sincero esperara que fueran años, que nunca más volvieran a saber de mi ni por error, pero parece  que para el papá de Ximena  tiene otros planes y es muy importante que ellos sepan. 

Tomo el móvil y marco, tres tonos después escucho su voz y sonrío ― hola Lucha ― digo. 

―¡Mijo! ¿Qué pasó? ― me pregunta de inmediato. 

―¿Cómo sabes que me pasó algo? ― pregunto entre risas. 

―Una madre sabe… ― contesta. 

Sonrío, hubiera dado todo porque Lucha hubiera sido mi verdadera madre. No me hubiera importado vivir en ese piso lleno de fotografías y tabaco durante mi infancia porque sé que el 80% hubieran sido mías, como ahora tiene de Luz por toda la sala y hubiera sido muy, muy feliz con ella.  

―No salieron las cosas bien con el papá de Xime ― le confieso. 

―¡Y Ahora que hizo ese señor! ― comenta. 

―Pues, descubrió lo de Las Vegas y que Xime y yo nos divorciamos por lo que pasó…―

―¡Ah! ― dice Lucha. 

―Y Ahora no me dejará casarme con ella si no traigo a mis papás a la pedida de mano  ― comento melancólico. 

Lucha se queda en silencio, espero que esté pensando un plan porque en ese momento yo no veo mucha solución. 

―Tráelos ― dice sorprendiéndome. 

―¿Qué? ¿Después de todo lo que te he contado quieres que los traiga?, puse un continente de por medio para alejarme de ellos… ¿qué te hace pensar que los quiero aquí?― le pregunto levantando la voz ― Tú sabes que ellos no aceptan a Ximena ni nada que tenga que ver con este país… será un desastre ― le digo. 

―¡No me levantes la voz Tristán! ― me dice como su fuera mi madre. 

―Lo siento Lucha, es que no veo la lógica en todo esto.― 

―Lo sé, por eso… tráelos… que el padre de Ximena escarmiente… ese señor siempre tratando de hacer lo correcto sin importarle nada. Lo hacía igual con mi hermana, lo hace ahora con Ximena… ¿por qué crees que Paco no se casa? ― dice ella divertida. 

―Si sabes que traerlos es romper mi juramento de nunca más verlos en mi vida ― le recuerdo, ya que eso se lo dije el primer día que regresé ― y yo no quiero romperlo…―

―Pero no lo romperás porque tú quieres… lo harás porque te lo piden. Tienes que demostrarle al padre de Ximena que estás dispuesto a hacer todo con tal de casarte con ella, aunque eso signifique romper tu juramento y que él vea, que a pesar de que se llevan del carajo los tres… lo harás por amor.―

―¡Ay Lucha! ― le contesto. 

―Mira, no tienen que venir el mes completo. Tráelos de viernes a lunes y después que se vayan. Que demuestren su verdadera naturaleza y cumple con lo que prometiste. Él dijo que los tenías que traer no que tenían que agradar ¿o si? ― me pregunta y yo río. 

Me encanta hablar con Lucha, siempre me da los mejores consejos de vida, y por ello le estoy agradecido. 

―¿Estás segura de eso? ― pregunto. 

―Sí, no te queda de otra… piensa mejor… ¿Ximena vale la pena? ―

―¡Claro que sí! ― respondo. 

―Entonces, cumple… que no quede en tí. Que el papá de Ximena se haga bolas con ellos, tú sólo tráelos y piensa que con eso tendrás carta blanca  para casarte con ella sin ningún reproche. ―

―No creo que los papás de Ximena se lleven bien con los míos… no son tan… amables.. ― digo suavizando las palabras.―

―No es tu problema… tú estás cumpliendo con la condición y se acabó. Cuando se vayan podrás decirle a Francisco a la cara “ahí está… deja de fregar” ― y comienzo a reírme. 

―Van a arruinar la pedida de mano de Ximena… y no quiero.―

―Pues que la arruinen ― dice más convencida… que Francisco sienta su merecido… ya después me la pides a mí… soy prácticamente igualita a su mamá… es válido.― 

Suspiro ― prométeme que tu estarás aquí ― le pido. 

―Te lo juro mijo, ahí estaré, apoyándote con siempre, además de que quiero ver el desmadre que se arme porque el Francisco anda metiendo su cuchara.―

Vuelvo a reirme ―Gracias Lucha… ― contesto aliviado. 

―De nada mi amor… sabes que te adoro con el alma, y ahora me voy que ya empieza la repetición de mi novela ― y cuelga. 

―Esto será un desastre ― murmuro mientras vuelvo a ver el cielo despejado de las noches de primavera en Cuernavaca ― un verdadero desastre… pero, podría aprovechar para hacer algo que prometí.―

Tomo mi móvil y marco el teléfono que según yo borraría meses atrás pero que en verdad no pude y sólo lo mantuve ahí. Me quedo viendo el nombre y suspiro ― bueno, al mal paso darle prisa ― comento. 

Camino hacia la terraza y me siento sobre una de las sillas que hay ahí, esperando a que conecte la llamada. Suena una, otra y otra hasta que escucho una voz alegre. 

―¿Diga? ― pregunta. 

―¿Tita? ― respondo. 

―¡Tristán! ― dice emocionada ― ¡Cuánto tiempo! ― 

―¿Te desperté? ― pregunto avergonzado. 

―Pero no importa… vale la pena… ¿Qué pasa? ¿Todo bien? ―

―Sí, todo bien… ― digo poco convencido, aunque en realidad, todo está perfecto, tengo una hija preciosa, una hermosa prometida, una vida maravillosa, boda en puerta… ― Sí, todo perfecto― re hago la frase. 

―Pensé que ya no querías nada de acá.―

―Aún no lo quiero.. bueno, te quiero a ti ― y ella se ríe. 

―¿Me vas a presentar otro bebé? ― dice entusiasmada. 

―No, no… sólo tengo una por el momento y creo que se quedará así unos años más… es hermosa ¿sabes? Es increíble la forma en que puedes amar a una personita así sin condiciones… es traviesa, alegre, feliz… ama la fruta y la calabaza ― y Tita se ríe bajito ―es, lo mejor que me ha pasado en la vida y justo hoy por la mañana me dijo papá así que si ya estaba enamorado de ella, imagínate ahora.―

―Me imagino… pero no me llamas para eso ¿cierto? ¿Qué se te ofrece? ― pregunta entre risas. 

―Te enviaré un dinero en unos días… ― le comento. 

―¿Para qué? ― pregunta curiosa. 

―¿Tienes pasaporte Tita? Porque creo que lo vas a necesitar ― 

*** 

―Ma -má― 

Escucho a Ximena que le dice a Luz mientras ambas están en el jardín de la casa

―Ma-má. Vamos mi amor… Ma-má ― le dice. 

―Maaaaa ― y se ríe. 

―Me conformo con eso ― y le da un beso sobre la frente y la niña sonríe.

―¡Papá! ― me grita Luz cuando me ve entrar. 

―¡Mi amor! ¡Preciosa mi Luz! ― y me acerco y la cargo para darle muchos besos en el cuello y empiece a reír alegre ―Dame, dame cuello ― le insisto mientras ella me pone las manos en la cara para que pare. 

Luz para de reir y le doy un beso que me sabe a mango ― Buenos días mi amor ― le digo a Ximena y la beso sobre los labios ―¿Por qué no me despertaste? ― pregunto. 

―Te veías tan lindo dormido que no quise hacerlo. Además, últimamente tienes mucho trabajo, y casi no descansas.―

―Lo siento mi amor ― le pido perdón y tomo su rostro y le doy otro beso ― pero es que prometí que sería el mejor de los hombres para ti y Luz y debo trabajar mucho.―

―Te entiendo.. no pasa nada. Mientras estés en el desayuno, los fines de semana con tu hija y le enseñes muchas cosas… yo estaré feliz.―

―No, estaré con ustedes cada tiempo libre que tenga… ― le corrijo y Ximena me besa. 

―Hablaré con mi papá ― comenta ― iré y le diré que no te puedo obligar a algo que no quieres, y que quiera o no, nos casaremos bajo nuestras condiciones ― dice ella firme. 

―No, no.. tiene razón, que conozca a mi familia, que sepa quienes son, haga su propio juicio… espero que con eso él sepa que soy diferente a ellos y que sea merecedor de tu amor… ― le comento. 

Ximena se pone de pie y se sienta sobre mi regazo ― yo soy la que decido si eres merecedor de mi amor o no… y creo que está bien decidido porque tienes la prueba máxima al lado tuyo, comiendo mango con los dedos ― y ambos volteamos para la nena que juega con la comida.

―Xime, dime que pase lo que pase te casarás conmigo… ― le pido y ella me sonríe. 

―Me casaría contigo, ahora mismo.. si tu me dices que vayamos al registro civil, te juro que me quito el mango del cuello y vamos.―

―Yo te quito el mango del cuello ― y la beso en el cuello sintiendo el sabor del mango en mis labios mientras la beso. 

―¡Papá! ― grita Luz enojada y volteamos ambos. 

―Creo que tengo competencia ― dice Ximena divertida y me vuelve a besar. 

―¡No! Papá ― y trata de alcanzarme para separarnos. 

―¡Ay! ¡Ay! Pero qué pasa aquí… pero si yo las amo a las dos― y me estiro para sacarla de la sillita y ponerla en mi regazo. ―

Luz sonríe y me baja la mano para darle de comer a Solovino que no se desprende de su lado nunca ―prométemelo Ximena ― le digo y ella me ve a los ojos. 

―Esta es tu familia Tristán… Tu hija, Solovino, tú y yo… nunca te dejaremos, las personas que vengan de otro lado no te darán el amor que tu hija y yo te damos… ―

―Y no olvides a Solovino..―

―Y Solovino.. en el momento en que no nos guste, tomamos a nuestra hija, a nuestro perro… y nos vamos. Justos, siempre juntos.―

Ximena me vuelve a besar y Luz reclama ― ¡No! ― dice separándonos. 

―Creo que te tendrás que quedar tú, Luz no aprueba mucho que vayas con nosotros― bromeo. 

―Ja, ja, ja.. ― se ríe burlona. 

Me besa y cuando nos separamos la veo a los ojos ― eres maravillosa y siempre serás lo que el dinero no puede comprar Ximena… y no importa qué pase en estos próximos días… Te amo, te amo con toda mi alma, sin ti, estoy perdido.―

―No pasará nada mi amor… aquí me quedo a tu lado… ¿cuándo llegan las visitas antes dichas? ― me pregunta. 

―Entre hoy y mañana me comunicaré con ellos, pero el próximo fin de semana llega alguien especial que quiero presentarte.―

―¿Tan rápido? ―pregunta ella sorprendida. 

―Sí, te caerá bien… además, necesitamos una avanzada y ella, es la mejor avanzada…―

―¿Vendrá Tita? ― adivina y sonrío. 

―Le prometí que si podía encontraría la oportunidad de traerla… y pues…que mejor como agente en cubierto para que me diga antes como está la situación ¿no crees? Además, podríamos llevarla de paseo, quiero qu conozca a Luz antes que nadie y que platique contigo ―digo ilusionado. 

―Sí, le preguntaré todo sobre tí…― me dice. 

―¿Todo? Así … ¿todo? ¿Todo? ― 

―¿Qué? ¿Tienes miedo? ¿Eh? ¿Eh? ― me provoca y me da otro beso y luego me ve y se muerde el labio. 

―Muy bien.. no más mentiras… que te diga todo… ― y sonrío ―Te tengo una propuesta qué te parece si tomamos a esta nena hermosa sabor a mango, empacamos nuestras cosas, manejamos hacia la Ciudad de México, comemos en nuestro jardín un rico pastel de cumpleaños para celebrarte bien… y por la noche vemos los tres juntos Baby Tv ― 

―Me ganaste con Baby Tv― bromea. 

Volteo a ver a Luz que está muy atenta jugando con la servilleta de tela que está sobre la mesa ―¿Qué dices mi amor? ¿Quieres pastel? ― le pregunto y ella asiente.

―¡Mamá! ― contesta. 

Ximena me ve y sonríe ―¡Dijste Mamá! ― dice emocionada mientras la besa. 

―Máma ― repite. 

―Y quién soy yo..― digo emocionado. 

―Papá― contesta. 

―¡El mejor regalo de cumpleaños! ― dice Mena emocionada y me abraza con fuerza y a ella también. 

―Venga, vámonos, que quiero estar listo antes de que tu padre regrese de misa, en verdad no quiero estar aquí ― le digo. 

―Sí, sí vamos.. le diré a Lucha que nos compre un pastel y pediremos pizza, y comeremos cosas ricas…―

Ximena se pone de pie y carga a Luz ― Vamos, que debemos hacer maleta ―  y se aleja de mi con la niña en brazos y yo las veo sonriente mientras se alejan. 

―Espero que tengas razón Lucha ― murmuro mientras veo el número del móvil de mi papá, y toco el botón llamar para marcar. 

―Esto será un desastre ― y terminando la frase escucho la voz de mi padre. 

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