[Tristán]
—¿Bego? — digo sin poder creerlo.
—¡Hijastro! Gusto en verte, entra entra— me dice ella mientras me toma del brazo y me hace pasar a la enorme habitación —¡Cari! Tristán está aquí — grita y yo creo que sigo en estado de shock porque mi cuerpo no reacciona.
De pronto veo a mi padre salir del baño y literal abro la boca asombrado —¿Papá? — pregunto.
—Tristán, bienvenido.—
Mi padre, un señor de 67 años acaba de ponerse el cabello completamente rubio y cambiado totalmente en su estilo de ropa. Adiós trajes, hola bermudas.
—¿Qué? ¿No te gusta? Bego dice que me veo guapo.—
—Dije guapísimo —comenta ella coqueta y se dan un beso en frente de mi y agradezco seguir en shock para no reaccionar ante esta situación.
—Pero pasa, ven… — y nos sentamos en la pequeña sala que hay en la habitación —Me da gusto verte, estás… muy… fuera de moda— comenta y yo veo mi ropa y luego a ella.
—Mi estilo es más sencillo ahora, es todo… ¿me podrían decir qué pasa aquí? — pregunto y mi padre se sienta junto a Bego y ella me muestra el anillo.
—We are married! — dice feliz y lo abraza.
—Sí, eso se ve… pero ¿qué? — insistió.
—Pues nos casamos ¿qué hay que entender? — dice mi padre ignorándome.
Sé que mi padre no es de muchas explicaciones pero ahora quisiera que hubiera muchas. No puedo creer que Bego, mi ex prometida, ahora sea mi “madrastra” al casarse con mi padre, en que momento pasó esto ¡En qué estaban pensando!
—¿Y mi mamá? — pregunto.
—No lo sabemos, no se vino en el avión con nosotros — dice Bego divertida— pero cuéntame, digo cuéntanos.. como te va ¿sigues con la mexicana? —
Al escuchar eso me percato que Bego no ha cambiado ni un poquito su actitud, sólo cambió de marido y ya.
—Ximena está bien.. pero no vine a hablar de ella, vine a decirles que necesito platicar con ustedes y me gustaría que cenáramos por la noche, donde ustedes quieran.—
—¡Sí! Reunión familiar — dice Bego.
—¿No tienen problema con mi madre? — les digo.
Mi padre suspira — nosotros no tenemos ningún problema con ella, pero ella si con nosotros, por lo que debes preguntarla.—
—¿Y? ¿Dónde está? ¿Podré llamarla a la habitación? —
—No, no sabemos en que vuelo llega — dice Bego divertida.
—¡Qué! —digo reaccionado a esa frase —¿Mi madre se vino en un vuelo comercial? ¿A qué hora llega? —
—Sí, en un Iberia o algo así se vino — dice Bego — obviamente no podía venirse con nosotros en el avión, ya no es la señora Ruíz de Con, ahora soy yo… somos nosotros — y se frota el vientre.
Me quedo en silencio y mi rostro ha de ser épico porque mi padre lanza una carcajada — ¡Si Tristán! ¡Tendrás un hermanito! — y toca el vientre de Bego.
No reacciono, mi cuerpo, mi mente y mi atención se han ido por completo, es como un balde de agua fría que no deja de caer sobre mi cuerpo.
—¿Te imaginas que fuera niña? — dice Bego — Los vestidos… ¡Ay los zapatos! — dice emocionada.
—Será mi princesa — dice mi padre tierno y esa expresión de pronto me causa un poco de melancolía.
Me pongo de pie y suspiro — por favor, dile a mi madre que nos vemos a las 8:00 pm en el lugar que elijan y díganme donde es para poder ordenar mis asuntos y llegar a tiempo.
—¿Asuntos? — pregunta mi padre.
—Adiós papá, adiós Bego.—
—Dile madrastra — bromea mi padre de una manera pesada y yo sonrío levemente.
—Sólo envíame el mensaje.—
Salgo de la habitación sin podérmelo creer «¿Qué demonios está pasado? Esto será un desastre» y bajo en el elevador casi moviendo mi cuerpo en automático.
—Tita tendrá mucho que explicarme — murmuro mientras salgo casi corriendo del hotel hacia mi casa.
***
—¡Por qué no me dijiste que Bego era la esposa de mi padre! — le digo a Tita enojado cuando ella me abre la puerta del piso.
Tita se ríe y Ximena sale de la habitación junto con Luz que parece que acaba de despertar de una siesta —¡Me explicas! — le pido.
—Es que quería ver tu cara — y se ríe — acéptalo me la debes de todas las que hiciste — y vuelve a reír.
—Bego, Tita, Bego, mi ex prometida ahora me hace decirle madrastra y está esperando un bebé con mi padre que ahora es rubio y usa bermudas — le digo sin poder creer lo que repito.
Ximena se queda sorprendida y luego lanza una carcajada que Tita sigue y ambas se ríe —No le veo lo gracioso — respondo.
—¡Ay lo siento! ¡Lo siento! Es que…. ¿Y tu madre? — me pregunta Xime.
Entro al piso y me siento sobre el sofá — viene para acá pero no sé a que hora llega… se vino en un vuelo comercial — y al decir eso esbozo una sonrisa y comienzo a reírme con solo pensar en esa escena de mi madre viajando al lado de 600 desconocidos.
—Lo siento Tristán, pero, no supe como decirte que tu padre se había casado con Bego a los 3 meses que te fuiste… — me dice Tita — pero debes admitir que es chistoso.
—Wow esto sí es como la señorita Laura… sólo falta que tu madre esté casada con el chofer — dice Ximena divertida.
—Claro que no se casó con el chofer… — volteo a ver a Tita — ¿Verdad? —
Ella se ríe — no, no se casó con el chofer… aunque harían bonita pareja —bromea.
—Ves mi amor, no eran necesarios actores…todo ya es un chiste en sí —dice Ximena entre risas y Tita la acompaña, hasta Luz se ríe.
—No es gracioso… — hago un poco de berrinche como niño pequeño, aunque en verdad si lo es.
—Relájate mi amor… ¿qué es lo que te incomoda? ¿Qué se haya casado con la chica que tú te ibas a casar? — me pregunta Ximena mientras Luz estira los brazos para que la cargue.
—No, no entiendo por qué… mi padre no toma decisiones así, debió pasar algo para que se casaran y ella estuviera embarazada. No lo sé, no confío en lo que pasa.—
Me quedo serio y Ximena se sienta a mi lado y me abraza — lo importante es que están aquí, y que si todo se da irán a la pedida de mano y todo se acabará.. dejarás que ellos hagan su vida y nosotros la nuestra ¿si? — me consuela.
Volteo a verle y le sonrío — siempre sabes qué decirme — le murmuro y ella me besa.
—Estamos juntos en esto ¿si?, hoy iremos a la cena, diremos nuestra situación y de ahí ya sabremos qué procede ¿cierto? — y yo asiento — sólo que necesito llegar antes que todos a la cena — me comenta.
—¿Antes? ¿Para qué? — pregunto
—Para que cuando llegue tu papá pueda gritar… ¡Qué pase el desgraciado! — y se comienza a reir.
—¡Basta Ximena! — digo entre molesto y tratando de no reírme.
—¡Ay! Pero señorita Laura…—
Ximena se ríe y Luz la imita — Voy a darle un paseo a Luz — digo fingiendo que estoy molesto.
—¡Ay qué aguado! — me dice Ximena entre risas mientras comienza a hacer cantar la canción de ese programa que a veces pasa por la televisión.
—Tristán — me dice Tita mientras me estira los brazos para cargar a Luz —disculpa si no te dije nada, pero, hay cosas que no se pueden comunicar así porque sí. Además, no sabía tu situación acá y… —
—Está bien Tita, sólo déjame asimilarlo todo y después hablamos ¿vale? — y salgo del edificio con el perro tirándome de la correa.
Después de un paseo rápido, regreso al piso para encontrarme con un mensaje de mi papá diciendo que cenaríamos en el restaurante La Terraza que se encuentra justo en frente del zócalo porque Bego quería conectar con México.
—Si quiere conectar con México se hubiera ido al mercado de Sonora — dice Ximena irónica mientras se mide un bonito vestido negro con unas flores rosa mexicano en la falda.
—No creo que Bego quiera ir al mercado de Sonora — contesto y le pongo el vestido a Luz —¡Pero qué bella mi hija! — le digo a la niña que brinca tomándome de mis manos.
Volteo a ver a Ximena y sonrío — te ves, hermosa… no te había visto ese vestido.—
—Lo hice yo, bueno.. lo arreglé.—
—Te quedó increíble.. ¿cuándo sacarás tu línea de ropa? — le digo y ella me ve por el espejo.
—Ya te dije que no creo que sea buena para eso… lo mío son los vestidos de novia y posiblemente los de niñas porque el que trae Luz yo se lo hice.—
—Hermosas, bellas las dos… — las halago y luego suspiro.
—Si te sientes incómodo nos vamos… no importa lo que diga mi padre o los tuyos… —
—No suspiro por eso… me da miedo que digan algo de Luz, puedo soportar que me digan cosas a mi pero a ustedes.—
—No te apures, Luz tiene mucha madre para que la defienda… ahora vamos, que ya quiero regresar a la casa.—
Me acerco a Ximena y le doy un beso — Te amo, nunca lo olvides.—
—Yo también y Luz también — y me abraza haciendo que la niña haga lo mismo.
—Ves, tu familia te ama… tú no olvides eso.—
Beso a Ximena en la frente y luego la tomo de la mano — Vamos… al mal paso darle prisa — y los dos salimos de nuestra habitación hacia lo desconocido.
***
En toda mi estancia en México, nunca había estado en el restaurante La terraza y ahora que veo la vista, me arrepiento, ya que me hace pensar en tosas las citas que Ximena y yo pudimos haber tenido cuando éramos sólo ella y yo. Llegamos y para mi mala suerte Bego y mis padres ya se encontraban sentados en una mesa cerca del balcón. Bego se ponía las manos sobre el vientre mientras mi padre le tomaba fotos con el zócalo de fondo. Mi madre los ve malhumorada y no se percata que nosotros llegamos a la mesa.
—Buenas noches — digo educado y ella voltea y al verme dice.
—¿Qué tienen de buenas? — me pregunta — Estás viendo lo que tu aventura provocó.—
Ximena se acerca y le sonríe — buenas noches — comenta y mi madre voltea y al ver a Luz su rostro cambia por completo.
—Oh my God! — grita Bego mientras va con Ximena —¡Tienes una hija! —
Mis padres me ven directo a los ojos y por primera vez veo ese rostro de incredibilidad. Supongo que nunca pensaron que mi “aventura” en México diera frutos.
—¿Cómo se llama? — pregunta Bego.
—Luz — pronuncio y la niña se voltea y se aferra a Ximena.
—Ven Luz, ven con la abuela Bego.—
Ximena tranquiliza a Luz que se encuentra un poco asustada por todo, mis padres siguen sin decir nada así que opto por decirle a Ximena que se siente para que todos vayamos a la mesa.
—Yo también seré madre — dice Bego acomodándose — quiero que sea niña para que sea la princesa de papá— y ve a mi padre.
—Bego, no sabía que querías tener hijos — murmuro.
—Pues claro que si… ahora es indispensable ¿no? — murmura mi madre molesta y todos nos quedamos en silencio.
—¿Qué les parece si ordenamos? — propongo y le digo al mesero que traiga la carta para empezar a ver los platilos.
Mi madre observa a Luz mientras está juega con el collar de Ximena — ¿Cuántos meses tiene? — pregunta.
—Siete — contesta Ximena.
—Está hermosa, como que esa mezcla mexicano español está.. wow! — dice Bego y Ximena asiente incómoda — ¿Amo esta vista? Es como mexican roots… todo lo importante está aquí. La catedral, el Palacio… las ruinas de por allá.—
—Es el Templo Mayor — contesto molesto — se llama el Templo Mayor.—
—Bueno hijo, tampoco es tan importante que lo diga, si quiere decirle ruinas pues ya está— la defiende.
—Papá — me dice Luz mientras estira los brazos para que la cargue y yo lo hago con gusto. La beso sobre el cabello y ella se recarga en mi —creo que tiene sueño mi amor — le digo a Ximena y ella saca una manta de la bolsa para acomodarla en mi regazo.
—No sé de dónde sacaste tan buen instinto paternal Tristán, porque de tu padre no — dice mi madre mientras bebé un sorbo de martini.
—Es porque la paternidad no se hereda, se aprende… y para eso hay que tener una buena maestra — contesta Ximena y me toma de la mano.
Luz comienza a dormirse y debo admitir que me siento más tranquilo al tenerla entre mis brazos. Mientras el mesero viene a tomar la orden nos quedamos en silencio, uno de los más incómodos que he tenido en mi vida, aunque lo prefiero así, porque los comentarios de Bego arruinan todo.
Bego y mi padre comienzan a hablarle al bebé y al verlos me pregunto si Ximena y yo nos veíamos así de ridículos —¿Cuántos meses tienes? — pregunta Ximena.
—Tres.. — responde Bego feliz.
—Me alegro, te deseo un buen embarazo, porque no es fácil — comenta Mena.
—¿Cómo? Pues solo te crece el vientre y ya ¿no? —
Ximena y yo comenzamos a reírnos y de pronto todo el estrés sale en ese momento — No Bego, el embarazo es sólo el principio de lo que te espera — digo entre risas.
—Te espera gases, muchos gases— Ximena — pies hinchados, dolor de espalda, infinitas ganas de ir al baño y si no te cuidas puedes engordar hasta el doble de tu peso. —
Bego se queda en silencio y se pone las manos sobre el vientre —¿Eso no sólo pasa en las películas? — pregunta y Ximena se queda sorprendida con la respuesta.
Ahora me pregunto si Bego siempre fue así de tonta o se ha hecho así desde que se casó con mi padre.
—Bueno, bueno.. basta de pláticas incómodas ¿para que nos quieres aquí? — pregunta mi madre.
—Me voy a casar— digo sin más y los tres se me quedan viendo. De pronto Bego sonríe.
—¡Qué guay! — dice feliz — Qué bonito ¿verdad mi amor? — le dice a mi papá.
—Felicidades hijo… — y se pone de pie para que lo abrace pero le digo con la mirada que Luz se encuentra dormida en mi regazo y se vuelve a sentar.
Mi madre no dice nada, en realidad no espero nada de ella así que no me importa — bueno, pasado mañana es la pedida de mano de en Cuernavaca, y quisiera que fuesen — comento sin chiste.
—¿En serio? — dice mi madre.
—Sí — contesto firme — quiero que vayan y me ayuden a pedir la mano de Ximena.—
—¡Ay! Si! Nosotros si vamos — dice Bego y besa a mi padre.
—Con gusto hijo… — y toma un sorbo de cerveza.
Ximena me ve con unos ojos de extrañeza y de pronto me siento en un programa de bromas, de esos de cámara escondida.
—¿Irán? — pregunto confundido.
—Sí, hijo, iremos… —
Volteo a ver a mi madre que simplemente toma otro sorbo de martini y me ve — Y ¿cómo quién te vas a casar? — pregunta de mal humor.
—Con Ximena madre, con ella, la madre de mi hija — y señalo a Mena.
—¡Ah! —
—Vamos mujer, no seas amargada… ¡Ve! — le dice mi padre.
—No soy amargada… sólo que no acepto este matrimonio, como no acepté el tuyo con esa… esa…—
—Señora Ruíz de Con — y Bego enseña el anillo que está sobre su dedo y lo pone en frente del rostro de mi madre.
—Señora.. te quedan muy grande ese título — contesta mi mamá y toma otro sorbo.
—Lo siento hijastro, es que tu madre últimamente — y hace la seña de que bebe mucho.
—Bueno — digo tratando de mantener la calma — ¿Irás o no madre? —pregunto.
Mi madre se queda en silencio y no responde, ni siquiera me voltea a ver, luego ve a Luz sobre mi regazo y parece que la mirada le cambia un poco.
—Mire señora, es muy importante que estén ahí, si no Tristán y yo no podremos casarnos — dice Ximena.
—Pfffff ¿por qué no podrán? — pregunta.
—Porque mi padre no acepta que nos casemos si los padres de Tristán no están presentes — comenta — y sería un honor que estuvieran… los dos.—
—¡Tres! — dice Bego — yo soy madrastra de Tristán.—
—Los tres — corrige Ximena.
El silencio vuelve a reinar y luego ella voltea a ver Ximena — ¿Honor? Ni siquiera me conoces.. ¿cómo sabes que sería un honor que fuera? — comenta en un tono duro.
—Porque siempre es un honor recibir a la familia de mi esposo, pero aquí señora a nadie se le ruega, si usted no quiere venir, no venga, pero no puede decir nunca que no se le consideró. Que le quede claro que Tristán y yo nos vamos a casar, vaya o no vaya a esta acontecimiento, sólo tuvimos la cortesía de invitarle y mirarla de frente, cosa que usted no ha hecho en ningún momento de esta cena, ni a su hijo, ni a mi, ni mucho menos a su nieta, no me extrañaría que Bego se llevara mejor con ella que con usted.—
—Hmmm— ahora me vienes a dar lecciones.
—No, no hay lecciones aquí, hay hechos… Si quiere venir venga, si no… feliz viaje de regreso, los aviones de Iberia salen por la terminal uno a las 13:00 hrs… no llegue tarde ¿nos vamos mi amor? — me dice Ximena seria y se pone de pie y toma la bolsa.
Yo cargo a Luz sobre mi regazo y después de que la acomodo Ximena me pone la manta encima para taparla.
—Un placer como siempre Bego.. gusto en conocerle señor — dice Ximena.
—Luego me comunico — murmuro y tomo a Ximena de la mano y salimos de ahí.
Llegamos al elevador y al verla a ella le sonrío — si sabes que mi madre no vendrá — le digo un poco melancólico.
—Mi padre dijo tus padres… yo veo un matrimonio en Bego y tu papá, no es necesario que mi papá sepa toda la historia — me contesta.
—Sólo unos días más y ya — murmuro cansado.
—Todo saldrá bien mi amor… entre tú y yo todo siempre sale bien, no dejes que tu madre te haga pasar un mal rato.. ya ella sola lo tiene…y se llama Bego, ella es su karma— y ambos nos reímos. Xime me da un beso sobre la mano que traemos tomada.
—Pues… que sea lo que tenga que ser — le murmuro y al salir del elevador ambos caminamos a casa.