[Tristán]

Después de la visita de mi madre no quise saber más, sólo quería prepararme para viajar a Cuernavaca, pedir la mano de Ximena y terminar con todo esto que mi suegro había provocado. Sé que ella tiene mucho que decirme y que es importante, pero en este momento no, sólo qiero que esto pase y nos dejen en paz de nuevo a ella y a mi. 

Ambos, deberíamos de estar emocionados planeando la boda, el lugar, el vestido, la temática y hasta poner la fecha, pero no tenemos nada, porque todo este estrés extra que nos han dado nos ha detenido y quebrado la creatividad. 

Así que mientras camino por el piso empacando la ropa de Luz que Ximena me dejó sobre el sofá mientras iba por Tita y Lucha, me pongo a pensar en lo enojado que voy hacia mi pedida de mano y como es que mi madre tiene ese efecto en mi. 

Luz me observa desde su carrito, está sentada abrazada ese muñeco de Micky Mouse y cuando volteo a verla me sonríe. 

—Papá — me dice con esa dulce vocecita que tiene. 

Me acerco con ternura y la cargo sacándola de la carreola — no estoy molesto con ustedes, sólo con mi madre, a la que nunca llamarás abuela — le advierto y ella me sonríe. 

Luz no me entiende, sólo le gusta mi voz y las caras que le hago, y me alegro, está muy pequeña para darse cuenta de todo lo que le rodea por parte de la familia de su padre. 

—Listas — escucho la voz de Ximena mientras entra por la puerta del piso y va hacia la habitación para descolgar el vestido que se pondrá hoy por la noche — Lucha y Tita ya están en la entrada del edificio — me dice. 

—Sí, está bien— contesto y pongo de nuevo a Luz en la carreola y termino de empacar sus cosas. 

—¿Todo bien? — me pregunta Ximena y luego me acarcia la espalda. 

—No, la verdad no… sólo espero que todo salga bien esta noche, en realidad ya desconozco a mi familia, no sé quiénes son los que irán a esa pedida de mano mi amor. —

—Ya sabes, no te preocupes por ellos, sólo vamos y pide mi mano que ya está mas dada que nada — bromea. 

Yo no me río tanto, sólo sonrió levemente y beso su mano — lo siento, no me sale de la cabeza de que algo hay por ahí que me están escondiendo mi amor — le confieso. 

—¿Qué es lo que te incomoda? — me pregunta Ximena. 

—No es que me incomode algo mi amor, es que… no sé, siento que toda la vida he vivido engañado, que las cosas no son como yo pensaba, que por mucho tiempo he sido una clase de títere, y ahora se burlan de mi y hacen cosas como si ya no importara. —

—Si quieres puedo ayudarte — se ofrece ella — puedo irme con Bego a un Spa en Cuernavaca y tú quedarte con tu padre, habla de frente y que te diga de una vez todo lo que sucedió. —

—¿Agunatarías a Bego por mi? — bromeo y ella sonríe. 

—Lo haría, con tal de que tú estuvieras tranquilo mi amor… te lo juro. —

—Lo pensaré — contesto y le doy un beso en la nariz — ahora vamos que nos espera un largo día hoy. Sólo me hace feliz pensar que esta noche quedaré libre para casarme contigo y seremos felices para siempre. — 

La abrazo y lo hago fuerte. Hoy aprecio a Ximena más que nunca y agradezco que una mujer como ella esté a mi lado, tan fuerte, tan fiel. Nunca nadie me había defendido como lo hizo ella. 

—Amor, si sabes que un día tendré que decirte lo de tu madre.. ¿verdad? — escucho su voz mientra su rostro está hundido en mi pecho. 

—Sí, y sé que sabrás cuándo decírmelo. Ahora vamos — repito y cargo la maleta en un brazo y cuando Ximena toma a Luz, salimos de nuestro piso. 

***

El viaje a Cuernavaca fue leve y divertido, ya que esta vez Lucha y Tita venían con nosotros y pudimos platicar de todo tipo de cosas. Resulta que Tita se llevó muy bien con ella y que ahora son muy amigas, al grado que le ayuda a Lucha con todo lo que necesita y ella está feliz porque le hace compañía. Tita se encuentra nerviosa por ver a mi madre, ya que renunció sin más y luego se fue de la casa sin decirles qué haría. Ahora, se encontrará como invitada de honor en mi pedida de mano y no sabemos cómo lo tomará. 

Sin embargo, mi madre no tendría que decirle nada ni reclamarle nada, ya que prácticamente la madre de Tita, María, me crio, me dio todo lo que necesitaba cuando era niño y por ende mi amistad con su hija surgió, aunque después fue completamente arrebatada por los prejuicios de mi madre. 

Por lo mientras, ella viene disfrutando del viaje, de la vista a este país, de la amistad de Lucha y la ternura de Luz, que desde el día uno la aceptó y ahora pueden pasar horas juntas jugando, algo que ayuda mucho a Ximena para terminar los encargos que le hacen o diseñar los vestidos que le piden. 

—Lucha ¿qué sietes de regresar a casa de tu hermana? — pregunto mientras la veo por el retrovisor. 

—¡Bah! Es casa de Fracisco, mi hermana hace mucho que no tenía nada — reclama — pero estoy feliz de que vine a la pedida de mano de mi hijo — dice tierna, haciéndome sonreír. 

—Daría lo que fuera por eso, y lo sabes — digo tierno. 

—Lo soy si lo quieres, siempre recuerda que la familia verdadera es la que siempre está presente y la que se escoge, así que sólo falta eso para que seamos madre e hijo — bromea y todos sonreímos — todo saldrá bien y si no, pues ya lo arreglaremos, mientras tú y Xime se amen, todo estará bien. — 

Así que después de unas horas llegamos a Cuernavaca, a esta hermosa ciudad que cada día me gusta más, no sólo por el clima, si no porque es más tranquila que la ciudad que honestamente me está cansando. Subimos en el auto hasta casa de mi suegro y admito, por primera vez, que no quiero estar aquí, pero lo hago por Ximena y por mi hija que siempre serán lo más importante. 

Entramos todos a la casa y después de que Rosalva nos da la bienvenida, entramos cada quien a su habitación y practicamente nos dejamos caer sobre la cama. Dentro de unas horas comienza todo el evento y yo sólo deseo que todo salga bien. 

Ximena, mientras está recostada junto conmigo, se voltea y me abraza, se recarga sobre mi pecho y cierra los ojos. 

—¿Estás listo? — mumura. 

—Siempre estuve listo, mi amor, si por mi fuera ya estuviéramos casados para este momento. —

—Pensar que ya lo estábamos — dice ella melancólica.

La beso sobre la frente y vuelvo a abrazarla — por ti Ximena, todo lo hago por ti. —

—Yo también haré algo por ti, ¿confías en mi? — me murmura y después guarda silencio sin decirme nada. 

—Con mi vida — contesto y ambos nos quedamos así por un buen rato. 

***

La decoración en la casa de mi suegro es hermosa. Adornaron la sala con velas y quitaron uno que otro sofá para que si viera más amplio. Rosalva, mandó pedir un menú un poco especial para esta noche, uno que todos pudiéramos comer sin que hubiera quejas y , mi suegro, sacó su mejor vino para que pudiérmos brindar. 

Me encuentro frente al espejo con el traje que escogí para esta noche y sonrío cuando Ximena sale del baño con un vestido color amarillo canario, con flores rosa mexicano bordadas sobre una tela transparete que adornaba la parte de arriba de su cuerpo. Su cabello estaba perfectamete peinado con un chongo en la parte de atrás y traía unos zapatos que combinaban perfectamente con todo. 

De nuevo ella me sorprende, con estos bonitos conjutos enamorándome locamente de nuevo y haciéndome sentir el hombre más feliz del mundo — Te ves, hermosa — le digo sonriénte y le beso. 

—¿Te gusta? Yo lo hice. —

—¿Y? ¿Por qué no me  di cuenta? — y la tomo de la mano y le doy la vuelta. 

—Porque lo hice en mi taller, exclusivamente para este día. —

—Me has dado una razón para recordar este día mi amor… este hermosa vestido. —

La tomo de la cintura y la beso tierno, como me gusta, despacio, sin prisa y cuando me separo ella me sonríe — Te amo mi hermosa mexicana, quiero que sepas que todo lo que tengo es tuyo. —

—Te amo — contesta y me da un abrazo — y siempre estaré aquí para defenderte. —

Luz a lo lejos se queja y voltemos a verla. Ella viste un hermos vestido blanco, con un conejito en la falda y su cabello está peinado con unas colitas que parecen pequeñas fuentesitas que salen de su cabello. 

—Ven para acá— le dijo a la niña que me abraza de inmediato — hoy tu madre y yo haremos algo importante y tú estarás presente para verlo. No lo recordarás, pero habrá muchas fotos para cuando estés grande. —  

La puerta suena y es mi suegro quién está del otro lado —¿puedo pasar? — pregunta. 

—Sí claro — responde Ximena. 

Él abre y cuando nos ve sonríe — pensé que todavía no estaban listos, pero ya llegaron tus padres Tristán — dice tranquilo.

—Perfecto, bajamos. —

Mi suegro se acerca a mi y me da una palmada sobre la espalda — ves lo bonito que es cuando las familias se reunen— me dice.

—Padre…— dice Ximena 

—Sin peros, es lo correcto, siempre hay que hacer lo correcto… ahora¿Crees que pueda llevarme a Luz? — pregunta. 

—Sí claro, con cuidado que está recién peinada — le dice Ximena a mi suego y éste se lleva a la niña feliz. 

—Vamos a ver a tus abuelitos… vamos — le dice tierno y Ximena y yo nos quedamos serios. 

Cuando mi suegra cierra la puerta volteo a verla — al menos tu padre está feliz, ese era el punto. —

—Cumpliste, eso lo hace feliz… ahora vamos a terminar con esta pesadilla que ya quiero comenzar a planear mi boda — me comenta y se pone de puntitas para darme un beso sobre la frente.  

Bajamos ambos a la sala donde suegro tiene a luz sobre el regaz y Bego y mi padre se encuentran sentados en la sala dándose besos algo incómodos. Mi madre se encuentra con Lucha en la terraza y veo que está tomando una copa de vino. 

—Padre, Bego — digo serio. 

Oh my God! — dice Bego — ¡Qué vestido! Me encanta… muy… mexican. — 

—Gracias — responde Ximena. 

—De verdad, si te fueras para Ibiza y pusieras una tienda de vestidos artesanales serías millonaria. —

—Bego, no son vestidos artesanales, son normales — le corrijo. 

—Bueno, bueno… vestidos… así muy… folclore ¿crees que podrías hacerme varios para mi bebé? — pregunta. 

—¡Ah! ¿Tendrán un hijo? — pregunta mi suegro de inmdiato y ella se voltea y toca su vientre. 

—Sí, con el amor de mi vida— y voleta a ver a mi padre que sonríe. 

—¡Felicidades! Quieres decir que Luz tendrá otro tío. —

—No, no, no… EL TIO — remarca — o Tía… — 

Mi padre me ve y sonríe, y debo decir que ese gesto me molesta. El padre de Ximena se pone de pie y llama a Lucha y a mi madre que se encuentran afuera, no sé si platicando pero sé que están en santa paz. 

Ambas entran a la casa cuando de pronto veo que mi madre trae una botella de champaña en la mano — ¡Felicidades! — me dice feliz y luego me abraza. Puedo oler el alcohol en su aliento y eso no me gusta.

—¿Estás tomada? — pregunto. 

—No, estoy festejando ¿no? — me dice arrastrando las palabras — eso es lo que querías… ahora que lo tienes ¿no te gusta? — pregunta.

—Madre…— digo pero ella se voltea con Ximena y la abraza. 

—¡Mi nuera! Tan linda, tan defensora…la que me ayudará a que Tristán se regrese a Ibiza ¿verdad? — 

Ella pronuncia esas palabras alertado a mi suegro de inmediato —¿A Ibiza? ¿Te irás? — me pregunta. 

—No, no sé de qué habla — corrijo. 

Ximena me toma la mano y luego se acerca a mi — más tarde te explico, es lo que necesitaba contarte — me murmura y yo asiento. 

—¿Por qué no pasamos todos a la mesa para comer? — interrumpe Rosalva. 

—Si es que podemos llegar todos a la mesa — comenta Bego mientras ve a mi madre que parece a penas se puede sostener. 

—Madre ¿cuánto has tomado? — pregunto. 

—No es lo que ha tomado — interrumpe mi padre — es lo que se ha tomado. —

—¡Lo empecé a tomar por ti! — responde mi madre.

Me cubro el rostro — ¡Ay Dios! — murmruro ¿Desde cuándo mi familia hace este tipo de escándalos? Ellos que no daban ni siquiera algo de que hablar ante la sociedad y ahora ¿hacen esto? 

—Pasemos a la mesa ¿quieren? — dice Ximena de nuevo mientras me toma de la mano y me jala. 

—Yo no iré a la mesa con ésta… querida — responde mi madre. 

—¿Qué pasa aquí? — escuchamos la voz de mi suegro que trae a Luz entre sus brazos y que parece se encuentra muy divertida con la escena. 

No sé qué decir. Volteo a ver a lucha y ella me dice de lejos — recuerda lo que te dije— y no sé por qué eso me tranquiliza al menos un poco. 

—Pues, esta es mi familia señor. Mi padre, mi madre y Bego, mi ex prometida — digo sin más reparos y el padre de Ximena abre los ojos como platos. 

—¡Trajiste a tu ex prometida a la pedida de mano! — dice confundido. 

Mi madre comienza a reírse, lo hace tan alto que nunca la habíamos visto así. Tita se encuentra muy divertida de verla así, y en otras circunstacias me daría risa pero todo se está saliendo de control y no sé porqué. Mientras ella ríe, me acerco y le pregunto —¿qué le pasa a mi madre? ¿por qué hace estos escándalos? —

—No lo sé Tristán, tu madre estaba sentada con Lucha y de pronto se puso así… no tengo ni idea — y sigue riéndose.

Veo a Lucha y ella me sonríe, así que voy hacia mi madre y la tomo del brazo. 

 — madre, qué te parece si vas a recostarte un poco, estás a punto de arruinar esto. —

—¿De arruinar? ¿De arruinar? — me pregunta y luego voltea a ver a Bego — ¡Ella! ¡Ella me arruinó! — grita y todos nos quedamos en silencio. 

—¡Qué demonios! — digo cansado de la escena. 

—Ella, después de tratarla como una hija.. ¡Cómo una hija! Le di todo, le ofrecí todo y mira, mira cómo me pagó… ¡Te quise más que a mi propio hijo! — 

 —Señora por favor, contrólese — dice mi padre un poco enojado. 

—No, no lo haré, no lo haré… porque antes de que todo esto siga debo decirle a Tristán la verdad… la verdad de este matrimonio de porquería. —

—¡Soledad! — dice mi padre — deja de hacer el ridículo por favor, sólo te estás viendo mal en frente de los padres de la chica. — 

—Pfff, ahora san Ian salió a la defensiva… Por…. Por qué no le dices a tu hijo la verdad ¿a ver? ¿por qué no le confiesas todo? —

—¿Pasamos a la mesa? — dice Rosalva de nuevo, tratando de que todo vuelva a la normalidad.

—¡No! — decimos todos en coro mientras vemos a mi madre. 

—Sabía que había algo encerrado aquí, que había un secreto — digo enojado —ustedes, tú, sobre todo tú — y veo a Bego. —

—Deja a tu madrastra en paz — reclama mi padre.

—¿Mi madrastra? quieres que llame a mi ex prometida ¿madrastra? —

—Sí, porque soy la señora Ruíz de Con — comenta y me enseña el anillo. 

—¡Siempre! ¡Siempre quisiste ser la señora Ruíz de Con y lo lograste con las artimañas que hacias — dice mi madre y toma un poco más de champaña. 

Ximena le quita la botella y la deja a un lado — basta ¿alguién quiere aclarar esto por favor? — dice molesta. 

—Te lo aclararé Ximena, porque me agradas. Te voy a contar un pequeñito secretito que sólo yo sabía y que nadie sabía y que luego lo vamos a saber todos— dice mi madre mientras se acerca a Bego —está “señorita” se iba a casar con Tristán porque nos convenía a mi y a mi ex marido para la empresa, pero, él se fue, se vino para este país y nos arruinó todo, pero yo, yo, yo sabía un pequeño secretito, que Tristán no… así que como regalo de pedida de mano y de bodas, te diré, Tristán… que mientras tú eras presionado por Bego para casarte, ella era la amante de tu padre. —

—¡Qué! — gritamos todos al unísono, incluso mi cuñado que acababa de llegar con Montse. 

—¿Qué estás diciendo? — digo indignado —¿Es en serio esto padre? ¿Eras amante de Bego? — pregunto 

Todos nos quedamos esperándo por una respuesta, y de pronto nuestra pedida de mano se arruinó más rápido de lo que pensábamos. 

 —Desde un año antes de que te vienieras Bego y yo nos veíamos en secreto — dice mi padre descaradamente —  y debo admitir que cuando te fuiste, me hiciste el enorme favor de alejarte. Debo también agradecerte que tu muestra de valentía me dio a mi la mía para poder hacerlo yo también… alejarme de tu madre y buscar mi felicidad. —

—¡Te estás dando cuenta de lo que estás diciendo! — digo indignado — me ibas a casar con una pesona que ya me engañaba, todo el tiempo me han manejado a su antojo, todo por su conveniencia y yo era demasiado ciego para no darme cuenta de toda esta situación. Ahora entiendo por qué la boda, porqué el bebé… ahora entiendo todo— y con esa frase volteo a ver a mi madre.

—¡Ves! ¡Ves porque me arruinaste la vida! — me dice ella. 

—Yo no arruié nada— respondo. 

—Ximena ¿a caso con este tipo de familia quieres emparentar? — escucho a mi suegro. 

—¿Tipo de familia? — contesta Bego — ¿qué insinua con eso? —

—No le faltes al respeto a mi marido — grita Rosalva.

De pronto todo se vuelve un caos, uno que no se puede controlar. Mi madre girtándole a mi padre, Bego defendiendo mi suegro confundido y preguntando millones de cosas hasta que escucho un grito. 

—¡Basta! — grita Ximena —¡Cállense todos! — y mi hija comineza a llorar de inmediato.  

Tita va hacia ella y la carga para llevársela de ahí — se supone que esto era un momento importante para Tristán y para mi y lo convirtieron en un caos total — dice ella enojada. Voltea a ver a su padre —Ve esto — le dice enojada — esto es lo que queríamos evitar, por eso nuestra insisitencia de que no viniera porque esto hiere al hombre que amo  — y mi suegro la ve a los ojos sin decir nada —te lo dije Papá, y no te importó, quisiste hacer tu santa voluntad como siempre sin escuchar a los demás y otra vez arruinaste todo por querer hacer lo correcto. Querías a la familia de Tristán, aquí esta pero arruinaste la tranquilidad que había en nuestras vidas y ahora este momento especial está arruinado ¡arruinado! — comenta enojada.  

—Ximena… hija — dice él apenado. 

—¡Te dije, te dijimos! Pero como siempre pudo más lo testarudo que eres, no me escuchas, no entiendes razones y siempre ha sido así conmigo por eso hay millones de cosas que no saber de mi, por esto, porque sólo te importa lo que digan los demás. Ni siquiera hemos pasado a la cena y esto ya se arruinó — y veo como las lágrimas comienza a rodar por su mejillas. 

—Xime — murmuro. 

Ella voltea a ver a mi padre y a Bego — Usted, usted lastimó al hombre que amo, lo ignoró desde que era pequeño y no sólo lo usó a su antojo, si no que se atrevió a meterse con su prometida  y ahora le restriega en el rostro que tendrá un bebé al que tratará de “príncipe” o de “princesa” — dice enojada. 

—Xime, por favor — le murmuro. 

—¡No! Basta de ser educados, y de ser tolerantes, basta de todo, basta de este tipo de cosas… ahora comprendo porqué nos casamos en Las Vegas ese día, porque sabíamos lo que pasaría si lo haciamos todo como era correcto — y volte a ver a su padre — me cansé de hacer lo correcto Tristán, es más… ya no quiero casarme. —

—¡Qué! — dicen todos de nuevo. 

—Ya no quiero casarme, me da igual… me da igual— me dice y me pone el anillo sobre la mano. 

—Pero mi amor.. ¿nuestra boda? — pregunto en un tono de melancolía. 

—No quiero boda después de esto… lo arruinaron todo, ya me da igual — y ella sale de la casa cerrando la puerta detrás. 

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