[Tristán]

Todos se me quedan viendo en silencio con el anillo en la mano y el aire de incomodidad se respira. Mi suegro no dice nada, mi madre ni mi padre nada y sólo veo de lejos a Lucha que esboza una sonrisa. 

—Tristán —murmura mi suegro. 

—Ahora no — le digo mientras me doy la vuelta para salir de ahí. 

—Escúchame— insiste y vuelvo al mirada hacia él.

—Esta es mi familia señor, aquí están, se los presento y ya que los conoce espero que sepa lo diferente que soy de ellos, lo bien que me ha hecho su hija y que le debo todo por haberme salvado de mi mismo. Yo sólo quería hacerla mi esposa de nuevo, darle la boda que se merece después de meses de pesar y remordimiento, y ahora… ella no se quiere casar porque le arruinaron todo. —

—Lo siento, yo no ….— 

—No, no quiero saber… ahora iré a buscarla. Tita, te pido que cuides a Luz mientras salgo, y a ustedes — le digo a mis padres que se encuentra sentados en el sofá con Bego — no quiero volverlos a ver, jamás. — 

No me responden, simplemente me acerco a mi hija y le doy un beso sobre la frente y le cierro un ojo a Tita — cuídala ¿si? No sé a qué hora regrese. 

—Sí Tristán, lo prometo — me contesta. 

—Adiós mi amor, te veo al ratito ¿si? — la beso

Tomo el anillo de Ximena y lo guardo en mi bolsa —¿Cuñado? ¿quieres que te lleve? — me dice Paco. 

—No, sólo déjenme…Lucha.. — y la abrazo. 

—Hiciste bien — me murmura y yo le doy un beso.

—Ahora sabes quién es mi familia y porqué te amo tanto — le confieso. 

—Yo me encargo de tu madre — me dice — no creo que nadie quiera ayudarla ahora. —

Salgo de la casa y atravieso la entrada cabizbajo. Abro el portón y cuando cierro la puerta la veo ahí sentada sobre el cofre de nuestro auto y sonrío. 

—¡Eres una genio! — le digo emocionado a Ximena que me sonríe de una manera tan hermosa. 

—¡Ya sé! — dice feliz —Ver novelas con Lucha me ayudó mucho. —

—Lloraste y todo ¡me sorprendiste! Admito que me dolió cuando me diste el anillo, pero… — y la veo a los ojos y vuelvo a ponérselo — hiciste que mis padres me dijeran la verdad y por eso te estoy agradecido. 

—Y a mi padre le dimos una lección por andar de necio… — me contesta — ya no volverá a molestarnos ni meterse en nuestros asuntos.—

—¡Ay mi mexicana linda! Eres… eres genial. Muero por casarme contigo— le digo emocionado. 

—Y yo contigo.. aunque sea en una boda chiquitita, en el roof garden de la casa, con Luz cargando los anillos. —

—Parece que tenemos un plan — le contesto y le doy un beso —¿te parece si nos vamos antes de que nos descubran? — dice. 

—Sí, porque tenemos muchas cosas que platicar… — me contesta.

Le abro la puerta del auto y ella se sube de inmediato — Luz se quedó con Tita, así que tenemos la noche libre.. ¿dónde quieres ir? —

—A nuestra casa, quiero hacerte el amor hasta que no podamos — me dice atrevida. 

—Te amo y déjame decirte que de nuevo coincidimos. —

Arranco el auto de inmediato y manejo colina abajo hasta que llegamos a nuestra casa en Cuernavaca. Tan sólo abro la puerta, Ximena se lanza a mis brazos y me da un beso que apenas me deja entrar a la casa. Ella comienza a quitarme la camisa mientras yo bajo el cierre de su vestido y este queda sobre el suelo — lástima de vestido para esta noche — le murmuro sobre los labios y ella sonríe. 

Ximena desabrocha mi pantalón que cae al lado del vestido y luego yo la cargo escaleras arriba para llevarla a nuestra habitación y recostarla sobre la cama. La veo y ella se muerde los labios de esa forma tan sensual que tiene. 

—Te amo — le murmuro. 

—Te amo más— contesta y  nos fundimos en un beso que comienza a erizar nuestras pieles y a prender el fuego que hay entre nosotros, incendiando completamente nuestras almas y nuestra cama. 

Todo fue un plan, uno orquestado por esta hermosa mujer que siempre quiere hacerme feliz y darme lo que necesito. Supo que la duda de lo que ocultaban mis padres me mataba e hizo todo para averiguarlo, incluso, arruinar la pedida de mano que con tanto afán había preparado. 

Nuestros cuerpos desnudos se hacen uno y de nuevo me siento libre junto con ella en estas cuadro paredes. Ella es mía y yo soy de ella y eso nunca se nos debe de olvidar, porque no importa lo que traten de hacer para separarnos, en esta o en otra vida, siempre nos volveríamos a encontrar. 

—Te amo — me dice entre gemidos mientras me muevo dentro de ella — nunca amé a una persona como te amo a ti.—

Las manos de Ximena recorren mi cuerpo y me hacen sentir todo lo que antes no sentía. Me trata con ternura, con amor, me murmura al oído frases que hacen que mi cuerpo se encienda y cuando menos lo espero, me encuentro en el paraíso, ese que desde hace años me trajo acá y me enseño sus sabores y sus colores. 

Ambos llegamos a ese placer tan esperado y mientras nos encontramos recostados sobre la cama besándonos sin parar — me encantan tus labios — le murmuro — son tan ricos, me saben a chocolate o a miel. —

Ximena se ríe — qué poético o antojadizo… pero me encantas. —

Nos separamos con cuidado y la veo a los ojos — ¿Crees que Tita se pasó con lo que le puso a mi mamá en la bebida? — le digo entre risas. 

—Un poquito nada más, sólo la relajó un ratito, te juro que estára bien… sólo que necesitaba hacerlo para soltar todo, tu madre es controladora, y por eso lo hace hasta lo que dice y siente.. sólo fue un empujoncito. —

—Uno que me ayudó a saber la verdad…— le digo — te dije que había gato encerrado ahí, te lo dije. —

—¿Y cómo te sientes? — me pregunta. 

Sonrío. Ximena es la única personas en este mundo que siempre me ha preguntado cómo me siento y eso me enternece. 

—Extraño, pero no sé porque lo sospechaba un poco, pero a la vez liberado, tú, hermosa mujer, me liberaste no hoy, si no hace mucho y agradezco al destino que me juntó contigo — le doy un rico beso mientras inclino mi cuerpo hacia adelante. 

—Espera Tristán… tienes que saber otra parte que no me haz dejado contarte — me interrumpe. 

—¿Lo de Ibiza? ¿Qué de Ibiza? — pregunto. 

Ximena se acomoda y me ve a los ojos — no de Ibiza, de tu abuelo — comenta. 

—¿Mi abuelo qué tiene que ver? —

—Tu abuelo te dejó una gran herencia en Ibiza, parte de la empresa. Cuando te lo diga no me lo creerás, pero la única condición para heredarte en vida era que te enamorarás de verdad de alguien y te casaras con esa persona.—

Me río — ¿Mi abuelo me dejó la empresa de herencia por enamorarme? — 

—Sí, eso me dijo tu madre. Estaba muy enojada cuando lo dijo, así que es verdad. Resulta que tu lado romántico lo sacaste de tu abuelo y está orgulloso del sacrificio que hiciste por amor. —

—Ningún sacrificio, lo hice con todo el amor del mundo. Por ti, por Luz, aunque no sabía que venía. Además ¿cómo supo eso? No creo que mis padres le hayan contado.— 

—Él se enteró de la serenata que me diste. —

—¿Cómo?  — digo entre risas 

—Pues en un video, ya sabes, las redes sociales. A todo esto uno de los socios lo vio, se lo enseñó y tu abuelo supo que estabas enamorado. —

—¿Y eso que tiene que ver con mi madre? — pregunta. 

—Tu madre pide que regreses a Ibiza a hacerte cargo de la empresa. —

—Ximena…— murmuro y le doy un beso sobre la frente — Acabamos de darle una lección a mi madre y ahora ¿quieres que regrese? —

—Amor, no te estoy diciendo que regreses, yo quiero que decidas que quieres hacer, yo soy feliz contigo ahora y lo seré siempre, pero es justo que sepas también esa parte… no sé que pasé con eso de las acciones, pero entendí que si no lo haces Bego las tomará y por lo que supimos hoy… no se lo merece —me quedo en silencio y ella me da un ligero beso sobre el pecho — jamás te obligaré a hacer cosas que no quieras ¿entiendes? Jamás. —

—Entonces no te importará que te diga que me quedaré aquí, contigo y que renunciaré a todo, como ya lo hice antes— le contesto. 

—No, no me importará… y no me importa. Mientras estemos juntos. —

—Siempre juntos — respondo y ella me vuelve a besar — ¿Ahora? ¿lista para otra ronda de besos? — le pregunto y ella sonríe. 

—Lista — murmura y ella es la que me besa primero. 

 Debo confesar de que la noticia de mi abuelo ha despertado mi curiosidad, quisiera saber si es cierto eso que Ximena me contó que le dijo mi madre, o sólo es otra más de sus manipulaciones, pero sé que para eso tendría que regresar a España a averiguarlo y por nada del mundo pretendo dejar a mi mexicana y a mi hermosa Luz, ni por todo el dinero del mundo ni la empresa más grande. 

—Dime que lo vas a pensar — me murmura ella. 

—Te lo prometo — contesto — te lo prometo—  y continúo besándola. 

***

[Ximena]

Sí, fue todo un espectáculo que ayer montamos Tristán y yo en nuestra pedida de matrimonio, pero no podía dejar que mi futuro esposo se quedara con la duda de lo que estaba pasando. Así que, después de ponernos de acuerdo los tres rápidamente, revelamos toda la verdad de la relación de Bego y el papá de Tristán y volví a comprobar que su madre nunca tuvo el más mínimo respeto por él, por lo que me alegra que se haya salido de esos parientes tóxicos y haya encontrado un hogar conmigo. 

¿Qué si me importa haberla usado un poquito para esto? No, la verdad no, además, la única consecuencia que debe tener en este momento es un fuerte dolor de cabeza que se quita con dos aspirinas. Así que, ahora Tristán está feliz, se quitó esa espinita de encima y está listo para casarse. En realidad a mi no me importa el tamaño de la boda, yo sólo quiero casarme con él y por lo que veo hemos quedado de acuerdo en el lugar, sólo falta la fecha. 

—¿Segura que quieres en el jardín de la casa? — me vuelve a preguntar mientras vamos caminando con la ropa de la noche anterior por los hermosos jardines, que se encuentran en Jardines de México, un famoso parque natural que se encuentra cerca de Cuernavaca y que resguarda flores de todo el mundo. 

 Ambos vamos hacia el jardín italiano que se encuentra en medio de el jardín japonés y el tropical. Al entrar. vemos estas hermosas estatuas que te hacen sentir como si estuvieras entrando a una casa italiana llena de mármol y lujos. Como de esos jardines que sólo ves en las películas como de Orgullo y Prejuicio y que captan tu mirada y deseas con todo el alma estar ahí. Lleno de fuentes, flores, y mucho, mucho color blanco, vamos de la mano a hacer lo que debimos haber hecho anoche: pedir mi mano. 

—¿Por qué aquí? — le pregunto a Tristán que me toma con ternura. 

—¿Por qué? ¿Qué? — responde. 

—La pedida de mano, ¿por qué escogiste este lugar tan grande? —

—Porque, te mereces todo ya te dije, y porque tomaré muchisimas fotos y quiero que salgas hermosa con ese vestido amarillo canario y porque me gusta Italia y algún día te llevaré. —

—Siempre tan romántico — le digo y él me sonríe.

 Llegamos en medio del jardín y vemos que Tita y Lucha llegan por otro lado con Luz en brazos que, al vernos, le pide a Tita que la baje para caminar lo mejor que puede hacia nosotros. 

—¡Mamá! —

—¡Mi amor! — le digo feliz — ¿Te portaste bien con Tita? — pregunto y ella me da un beso. 

—¡Y para mí! —  dice Tristán —¿no hay beso? — y la niña se estira para besarlo —mi pequeña, te amo tanto, perdón por el escándalo de ayer, pero te juro que un día nos lo agradecerás. —

Volteo a ver a Lucha —¿cómo están todos en la casa? — pregunto.

—Tu padre avergonzado, piensa que te arruinó todo y quiere llamarte pero le da pena, así que posiblemente se espere. Los padres de Tristán se fueron ayer por la noche al hotel, y la madre se quedó dormida en el sofá. Amaneció con una jaqueca — y se ríe. 

—¿Pero está bien? — pregunto preocupada. 

—Lo estará, lo que no sabe es que se quedará sola. Le dolió más que la Bego esa le quitara al marido a que Tristán se fuera, eso te lo juro. —

—Y por eso es que te tengo a ti de madre — dice él y la abraza— te quiero Lucha, por eso es un placer hacer esto contigo— y le sonríe. 

Tristán toma mi mano y la besa. Tita toma a Luz que quiere jugar con el agua que sale de la fuente así que se acerca un poquito a la fuente de atrás para darle el gusto. 

—Creo que voy a llorar y no sé por qué — le confieso y él sonríe. 

—Lucha, tú que haz sido mi madre y que eres el apoyo más grande que hemos tenido, vengo a decirte que Ximena y yo nos conocimos hace dos años en este hermoso país del cual me enamoré, hemos pasado muchas cosas juntos, desde partos en la sala hasta escándalos en pedidas de mano — y yo me río — buenos y malos ratos y sobre todo hay mucho, mucho amor, por lo que vengo a pedirte que me concedas la mano de ella en matrimonio. —

Lucha sonríe y veo en Tita un rostro de felicidad y con los ojos llenos de lágrimas — soy un hombre bueno, confiable, trabajador y me han dicho que buen padre. —

—Eres buen padre — digo yo con lágrimas en los ojos.

—Buen padre y dejé todo mi pasado atrás por seguir sus pasos y hacer mi futuro junto con ella, tal vez no le pueda ofrecer la casa más grande con un jardín así, o todos los lujos que ella se merece, pero, le ofrezco un bonito piso con un roof garden, una niña hermosa amante de la fruta, un perro latoso, un hogar lleno de amor, horas infinitas de baby tv— y ambos nos reímos — y sobre todo, mi corazón, que ha sido de ella desde el primer momento que la vi en esa calle de República de Chile — voltea a ver a Lucha — ¿me dejas casarme con ella? — pregunta. 

Ella nos toma la mano a amabos y sonríe — nunca en mi vida había visto dos almas gemelas tan unidas como ustedes dos. Se merecen la felicidad del mundo, así que sí Tristán, te concedo la mano de Ximena en matrimonio. —

Tristán me toma y me abraza con todas su fuerzas — esto es a lo que yo llamo hacer lo correcto — me murmura y luego me besa. 

—¡Papá! — escuchamos a Luz que reclama. 

—¡Ay! Pero si los celos están presentes — se queja él en broma y abraza a la niña — Tita ¿Crees que puedas tomarle una foto a la familia? — pregunta él y ella asiente feliz. 

Él me toma del brazo y luego  toma a Lucha de la mano — vamos mamá, tienes que estar en la foto del compromiso de tu hijo ¿qué no? — y Lucha asiente y se acerca a nosotros. 

Tita toma la foto y nos la enseña —Ya tengo una foto que poner al lado de mi foto de bodas — dice Lucha entre lágrimas por el momento que está pasando. 

—Pero Lucha, no llores — le digo tierna. 

—¡Ay lo siento! Es que últimamente me he vuelto muy sentimental, ya sabes la medicina. — 

Tristán se acerca a ella y la abraza. Se queda así por unos momentos mientras Luchas llora, suponemos que en momentos así extraña a su hijo — me dolió mucho ayer escuchar todo lo que tu familia te había hecho mijo, todos esos engaños y situaciones que tuviste que pasar, y ahora te veo tan feliz con tu bonita mexicana y me alegra tanto que te alejaras de ellos, no puedo imaginar como una madre como la que tuviste te hizo tanto daño y aún así a pesar de todo, te volviste un buen hombre. Estoy tan orgullosa de ti — le pronuncia — y estoy feliz de llamarte hijo de corazón, porque eso es lo que eres para mí— entonces Tristán sin poderlo evitar comienza a llorar. 

La escena nos enternece a todos, verlo así de vulnerable cuando él todo el tiempo trata de parecer fuerte es conmovedor. De pronto una pedida de mano se convirtió en un momento de confesiones y desahogo que creo que ambos lo necesitaban — soy un buen hombre porque mi madre no me crio, lo hizo María, la madre de Tita, y despues tú acepaste este chico confudindo y desorientado que ahora te agradece todo lo que haz hecho por él, y terminaste de criarlo con todo el amor que le faltaba y te prometo que nunca jamás te dejará sola, eres mi madre, y te cuidaré siempre— le dijo. Y fue verdad, Tristán cumplió su promesa hasta el último día de vida de Lucha. 

Tristan nos abraza a todas — ven para acá Tita — le dice feliz y ella se acerca a nosotros y nos abraza — mis mujeres, quién iba decir que sería tan afortunado de tenerlas. —

—Pues no puedo decir lo mismo de ti — bromea Tita. 

—Basta Tita, sabes que eres mi mejor amiga y ya las pagué todas con lo de Bego — y ambos se rién mientras las lágrimas corren por su mejillas. 

—Pero ya basta de llanto — digo limpiándome las lágrimas de los ojos — ¿qué les parece si vamos al restaurante del parque y comemos algo antes de regresarnos — propongo. — 

—¿Quieres ir a comer mi amor? — le digo a Luz que sonríe

—Shi — me dice feliz. 

—¡Ya hablas más! — pregunto. 

—Lo siento, está aprendiendo unas palabras conmigo — dice Tita entre risas. 

—Me encanta, tu enséñale, creo que al rato no parará de hablar— sonrío — entonces vamos y de pasada comenzamos a planear la boda — comento. 

Comenzamos a caminar para salir del Jardín Italiano y veo a Tristán —¿Crees que pueda cambiar de opinión? — pregunto. 

—¿De casarte conmigo? — pregunta de inmediato. 

—No, de jardín — bromeo y veo a mi alrededor. 

—Lo que desees mi vida, lo que desees — me dice tierno, mientras los tres nos dirigimos a disfrutar nuestra familia y el resto de la tarde. 

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