[Tristán]

(Más tarde en la noche) 

Debo admitir que este día fue bastante abrumador y especial, por así decirlo. Hoy, hace unas horas, vi la diferencia entre un regalo y otro. Mientras el padre de Ximena nos ofrecía pagar por la boda de nuestros sueños, mi padre me daba las acciones de su empresa para supuestamente “proteger” a Luz en el futuro, si le hubiera regalado un osito o a lo mejor algo más significativo como un abrazo me hubiera gustado más. 

Salgo del cuarto de mi hija que se ha quedado profundamente dormida por tanto jugar con su abuelo y después de una buena ducha con agua tibia, y voy hacia la cocina donde Ximena lava los trastres. Tomo uno de los trapos de la cocina y comienzo a secarlos en silencio. 

―¿Por qué tan serio guapo? ― me dice tierna. 

―Sólo estoy pensativo ― le confieso ― tengo muchas cosas que pensar últimamente.―

―¿Lo dices por lo de tu padre? ―

No contesto, simplemente sigo secando los trastes. 

―Tu padre vino, si eso es lo que me quieres preguntar. Vino y estuvo con nosotras por unos minutos. Me explicó lo de los papeles que están en el comedor y le deseo a Luz buena vida. Creo que él sabe que nunca la volverá a ver Tristán.―

―Tengo el presentimiento que yo tampoco ― contesto de inmediato ― ¿pero? ¿Por qué de pronto?―

―¿De pronto qué? ― contesta Ximena. 

―Ese interés por… por hacer lo correcto ¿Estará enfermo? ¿Le pasará algo? ―

Ximena deja de lavar los trastes y voltea a verme ― la gente cambia Tristán, hay personas que tienen el valor de hacerlo, así como tú lo hiciste. Tal vez tu padre no era feliz con tu madre, y ahora que está con Bego, lo es. Suena raro y tal vez pienses que estoy loca pero… puede que eso haya pasado y que ahora quiere darte esto para compensarte por alguna razón.―

―¿Cómo tu padre con la boda? ― le digo directo.

―Es diferente, si es una compensación pero, es diferente.―

Ximena se acerca a mi y juega con mi cabello ― mi amor, no tienes que firmar los papeles ahora ¿si? Puedes hacerlo cuando te sientas listo. Tu nuevo hogar es México y si aquí te quieres quedar, nos quedaremos contigo. Pero debes admitir que tu padre es muy diferente ahora en muchos niveles. Tu madre no, ella se aferra al pasado pero tú y tu padre decidieron ver al futuro. No justifica que te haya hecho lo de Bego, pero se nota que le diste el ejemplo de lo que se debe hacer por amor…―

―Siempre he sido la oveja negra de la familia, no puedo dar el ejemplo.―

―Eso es lo que tú crees mi ovejita ― y me besa tiernamente sobre los labios ― Tristán, eres tan buen hombre que a pesar de todo lo que te hicieron pasar te sigues preocupando por ellos, y eso habla muy bien de ti. 

―Es porque tú sacas lo mejor de mi ― le murmuro al oído y ella sonríe. 

―Ya te dije que si te sigues aferrando al pasado, nunca podrás ir hacia el futuro, deja de pensar que eres un mal ejemplo porque si no te alejo de la niña a la que le cantas todas las noches antes de dormir ― y yo niego con la cabeza. 

―Si me separas de ella, me muero, me pierdo ― y juego con el mechón de su cabello. 

―Eres un buen padre, un buen compañero de vida, un hombre excepcional y mi padre te lo dijo, y puede que los tuyos no, pero estoy segura que lo pensaron y que por eso se sintieron intimidados al ver que ese Tristán Ruíz de Con que salió de Ibiza es otro y mejor, y que no sólo tiene una esposa que lo defenderá a morir, si no el respaldo de una familia entera, que lo adoptó y lo ama.―

―¿Cualquiera se sentiría intimidado con 200 familiares detrás? ― bromeo y ella se ríe. 

La observo. Ximena hace que todos mis miedos y dudas se vayan y esa sensación del temor abandonando mi cuerpo es increíblemente especial, sólo ella me lo hace sentir. 

―¿Me permites un consejo sobre la herencia? ― pregunta y yo asiento ― tómala, no la uses ahora pero tómala, por Luz, por algún otro hijo que podamos tener. Guárdala manéjala sabiamente y cuando llegue el momento, que llegará, la usas. Tomar el dinero no te hace igual a tu padre, mi amor, te hace mejor, porque tu hija recibirá lo mejor de dos mundos, así como ha recibido dos nacionalidades distintas pero siempre el mismo amor.―

―Sólo la tomaré si tu estás a mi lado para darme uno que otro zape cuando pierda el camino.―

―Siempre juntos Tristán, en las buenas y en las malas… como hasta ahora ha sido.―

Suspiro y me quedo viendo a la nada ―Mi amor, si sabes que si firmo esos papeles, posiblemente un día tengamos que irnos de México y vivir en Ibiza ¿cierto? No quiero que me des este consejo a la ligera.―

―Lo sé, los leí, pero cuando esto pase, todos estaremos listos para irnos, y esta vez no te regresarás solo en un avión, si no te irás con tu familia que te seguirá, créeme que te seguirá.―

La abrazo y ella se pega a mi pecho ― muero porque llegue diciembre para casarnos. Cuento los meses desesperadamente.―

―Pasarán más rápido de lo que crees ― responde ella tranquila y suspira ― mucho más rápido de lo que crees.―

****

[Ximena]

(Septiembre) 

Aunque no se crea, los meses pasan volando y el desastre de la pedida de mano y  la visita incómoda de los padres de Tristán ha quedado atrás como un recuerdo que ahora nos divierte a todos, porque al final en eso quedó, como un anécdota que en varias comidas familiares nos ha partido de risa.

Y mientras los meses pasan Luz sigue creciendo, el clima cambió de nuevo, pero el amor y la familia siguen igual. Mi hija ha aprendido a caminar increíblemente bien, algo que a Tristán y a mi nos emociona porque eso quiere decir que tendrá una participación muy especial en nuestra boda, pero a la vez no estresa ya que no podemos quitarle la vista de encima ni un momento porque eso significa que está haciendo algún travesura. 

Ambos ya hemos comenzado a quitar todo lo que le queda a la altura, ya que la niña traviesa ha hecho de las suyas, como tirar varios papeles de la oficina de Tristán al W.C tapándolo por completo y provocando un coraje en el padre que trató de regañarla pero al final los ojos de la nena lo convencieron de que no lo hiciera, o como varios de mis labiales que fueron  parte de una obra de arte que acabó manchando el hermoso sillón que teníamos en la sala. Todo eso acompañado de nuevas palabras que nos han hecho tomarle millones de videos y fotos que conservamos celosamente en nuestros celulares. 

Sin embargo, planear una boda es más difícil de lo que creí y a pesar de que tengo una organizadora que me está ayudando, ha sido de verdad un ir y venir para escoger cosas. Además, no sé si mi boda llamó mas bodas, porque de pronto la cantidad de pedidos empezaron a llegarme al grado que me la vivo encerrada todo el día en departamento de abajo, ahora mi taller decorado por mí y mejorado por Tristán, teniendo muy poco tiempo para ver mi vestido. 

Afortunadamente Tita es excelente costurera y me ha ayudado muchísimo primero haciendo uno que otro arreglo para después saltar a las grandes ligas de ayudarme a cocer a mano los detalles en cada velo, cada falda o tela que lo necesita. 

Mientras lo hacemos, ella me ha ido contando mucho sobre Tristán y su pasado, sobre todo lo que vivió de pequeño y como era cuando era un poco más joven. De todo lo que logró por su cuenta sin que sus padres supieran y de lo que hizo también sin autorización de ellos. 

No quiero decir que mi futuro esposo haya sido una persona loca o algo por el estilo, pero puedo asegurar que si yo hubiera conocido a ese Tristán, no estaría viendo si quiero que en mi boda se repartan platillos por persona o dejar un menú para todos. 

Definitivamente Tristán y yo nos conocimos justo cuando  teníamos que hacerlo y me alegro, porque si no, ambos hubiéramos pasado de largo y esta historia de amor que tenemos juntos no se hubiera hecho. 

―¿Qué te parece si le pones al velo? ― me dice Tita mientras estoy frente al espejo probándome mi vestido y revisando los detalles que le faltan.―

―¡No! ¡Jamás! Las perlas son prohibidas en esto de los matrimonios, porque dicen que son las lágrimas y yo ya no quiero llorar.―

―No sabía eso.―

―Sí, hay muchas cosas en los vestidos que no se deben poner, pero las perlas.. ¡Jamás!― 

Me doy la vuelta y noto que la parte de atrás está un poco ancha así que le pido a Tita que por favor le ponga uno que otro alfiler para que lo arregle la próxima vez que tenga tiempo. Me veo hacia adelante y acaricio mis mangas transparentes que sé que par diciembre se verán hermosas. Sonrío. Nunca en mi vida pensé que usaría un vestido de novia y ahora, en cuatro meses uno de mis sueños se hará realidad.―

―¿Puedo pasar? ― escuchamos a Tristán y yo bajo corriendo de la pequeña tarima que da al espejo y me escondo detrás de la puerta. 

―No, no puedes, traigo el vestido de novia puesto.―

―¿Y no lo puedo ver? ― pregunta. 

―No, es de mala suerte… dicen― porque en realidad no estoy muy segura. 

―Vale, vale, sólo venía a decirte que Luz está lista ya, que todo el jardín está decorado y que tu padre y Rosalva ya llegaron y están arriba con ella.―

―O.k, O.k  ― digo apurada. 

―Entonces ¿te espero arriba? ― 

―Sí, sólo vete― digo divertida y luego cierro la puerta del taller. 

―Ayúdame Tita y ya sabes, pon el vestido sobre el maniquí donde siempre lo hacemos ¿va?.―

―Vale.―

Me cambio de inmediato y veo a Tita que recoge los hilos y todos los alfileres ―Me voy subiendo Tita ¿me alcanzas en unos minutos? ― 

―Sí, sólo bajo por Lucha y vamos para arriba― dice con una sonrisa. 

Salgo del lugar, y subo a mi departamento que, al abrir, está completamente decorado con todo tipo de imágenes de Micky Mouse. Es chistoso, porque hace un año casi toda la casa se vería llena de verde, blanco y rojo por el día de la Independencia y ahora parece que Disney hizo una fortuna con mi hija y con todas las decoraciones y regalos que mi flamante prometido le compró  por sólo cumplir un año. 

Tristán, esta vez se encargó de decorar, organizar y por supuesto comprar todo. Desde pastel de Micky, piñata de Micky, bolsas, platos, vasos y todo lo que creo pudo conseguir en las tiendas para fiestas del Centro Histórico. Sobre el balcón se encuentra la bandera de México ondeando, dando un contraste de lo más raro y por ahora siendo la única decoración ad hoc al mes patrio. 

―¿Qué te parece? ― me dice orgulloso cargando a Luz con un vestido muy parecido al de Mini Mouse. 

―Te ves hermosa hija, tan mexicana como el día que naciste ― me río. 

―¿Qué esperabas? ¿Que se vistiera de la corregidora? ― bromea Tristán. 

―Alguien ha hecho su trabajo sobre la historia de México.―

―Amor, llevo literal dos años aquí, trabajo en México, tengo una hija mexicana y todos los días me despierto al lado de ti, algo se me debió de haber pegado.―

―Creo que hasta estas perdiendo tu acento de español ― le respondo y él sonríe. 

―No lo creo,  tal vez haya expandido mi vocabulario, pero mi acento no creo que se vaya ― me asegura. 

―Pues mejor que se me hace muy sexy ― y lo beso en los labios. 

―¡Papá! ¡Abu! ― interrumpe la niña. 

―¿Quieres ir con Abu? Venga, vamos.―

Tristán me toma de la mano y subimos la escaleras hacia el jardín del techo donde mi padre se encuentra sentado con Rosalva y Luz al verlo grita ―¡Abu! ― y Tristán la baja para que camine poco a poco hacia él. 

Ver caminar a Luz con tanta seguridad me da nostalgia, de pronto pasó de ser una bebé de brazos que quería estar siempre con nosotros, a ahora querer correr y andar por todas partes, siento que en cualquier momento será una niña grande y ya no querrá que mamá esté con ella por las noches o que papá le cante como siempre lo hace. 

―¡Venga para acá mi pequeña! ― dice mi padre tierno y la carga ―¿quieres ver los regalos que te trajo tu Abu? ― y ella asiente. 

Mi padre se la lleva hacia la mesa de regalos y le señala dos de los más grandes. Sé que son juguetes, como si Luz necesitara más juguetes dispersos por el departamento. 

―¿Te medias tu vestido? ― me dice Tristán coqueto mientras me hace el cabello para atrás para que caiga sobre mi espalda. 

―Así es, ya casi está listo sólo que creo que soy de esas novias que adelgaza por los nervios y cada vez que me lo mido debo meter más puntadas.―

―¿Estas nerviosa de casarte conmigo? ― me pregunta. 

―No, estoy nerviosa porque quiero que todo quede bien, que sea perfecto, que nuestra boda sea la mejor de todas. Por eso estoy nerviosa. No por otra cosa.―

―Todo saldrá bien amor, verás que todo será genial y tendremos la mejor de las bodas y la mejor Luna de miel del mundo.―

―Por cierto, no me haz dicho donde iremos ¿eh? No te veo reservando ni un lugar, ni hotel, ni nada.―

―Es porque es una sorpresa… te va a gustar, ya verás.―

―¿Qué le va a gustar? ― escuchamos una voz atrás de nosotros y veo a Paco con Montse tomados de la mano. 

―Nada ― dice Tristán y le lanza una mirada que sé que significa que él tiene una ligera idea de lo que está planeado como siempre.―

―Está bien, está bien, yo chitón, cuñado― dice feliz ―

Saludo a Montse y a mi hermano, detrás de ellos vienen Stéphane y Jaime con su hija que sin pensarlo dos veces corre a ver a Luz para darle su regalo. 

―¿Qué onda? ― dice Jaime ―¿Listos para la despedida de soltero? ― nos pregunta. 

―No sabía que tendríamos despedida de solteros ― digo. 

―¡Claro que sí! ― dice Paco comiendo un taco que quién sabe donde lo sacó ― este hombre aquí no puede casarse y entrar al yugo del matrimonio, de nuevo, sin una despida de soltero como debe ser.―

Montse ve a Paco por el comentario del yugo y todos lo ven a él ― es broma amor ― lo arregla. 

―Yo no tengo ni idea de qué se podría hacer de despedida de soltero, es más, tengo cero amigas. 

―¿Y yo qué soy? ― escucho a Tita que aprece detrás de mi.

―Y yo… ― dice Montse ― digo, yo sé que la relación con mi familia es bastante mala, pero tú me agradas Mena…soy casi tu cuñada ― comenta. 

Todos nos quedamos en silencio y Stéphane habla primero con ese acento en español con toques en francés que tanto nos gusta ― ¿Qué les parece si nos vamos a Acapulco? ― sugiere. 

―¿Acapulco? No sé si sepas pero esta es una fiesta infantil y nuestras hijas juegan allá ― digo como toda madre preocupada ― No, yo sólo quiero una cena tranquila.―

―¡Qué aburrida! ― dice Paco de pronto ― ¿Cómo que una cena? ―

―Sí, Tristán y yo tenemos muy mala experiencia en eso de las despedidas de solteros. La última vez acabamos casados ¿recuerdan?―

―Pero por eso estamos aquí, en el cumpleaños de nuestra hija… sin esa despedida no lo estaríamos.―

―Andale Ximena, no seas así… un acapulcazo, sería genial.―

―No, no, no… ― insisto. 

―¿Acapulcazo? ― pregunta Tristán interesado. 

―Sí, una escapada a Acapulco, Guerrero por un fin de semana. Es la playa más cercana que tenemos, podemos ir a un club, bailar, festejar.―

―Suena bien― dice Tristán mientras me ve. 

― La idea sería rentar entre todos un AirB&B, con alberca y por la noche salir a bailar ¿qué les parece? Unos días en playa no estarían mal o ¿si? Podemos hacer una despedida en conjunto y así mi hermana y mi cuñado podrán dejar la soltería como lo dicta la ley.―

―¿Con cruda? ― contesto yo. 

―Pero felices ― agrega. 

―¿Y Luz? ― pregunto. 

―Podríamos pedirle a tu padre que se quede con ella por un fin de semana. No creo que le moleste ¿o sí? ― 

Me quedo en silencio bajo la mirada de todos, como si mi respuesta fuera el escalón que nos llevaría a un fin de semana de diversión 

―Ximena, piensa, playa, sol… sin baby Tv…― y yo me río. 

―Va, entonces… que se haga la despedida de solteros― contesto. 

―¡Perfecto! ― dice mi hermano ―¿qué onda? ¿Le entran? ― le dice a Stéphane y Jaime. 

―Porque no… tiene años que no vamos a Acapulco.―

―O ¿si quieren podemos irnos a Las Vegas? ― bromeo. 

―¡No! ― grita mi papá y todos volteamos ― esos chicos son peligrosos  allá, acaban casándose a escondidas y la boda les está quedado genial. Mejor dejé de planear eso y vengan a festejar a Luz ¿quieren? ―

―Tiene razón mi papá, mejor vamos.―

Todos comenzamos a caminar hacia allá y Tristán me toma del brazo y volteo ―¿qué pasó? ― pregunto divertida. 

―¿Seguro que quieres esto? No quiero obligarte.―

―No me obligas… pensándolo bien suena bien, podemos ir a bailar, disfrutar además…  vamos con un grupo de cinco personas ¿qué podría pasar mal? No es que seamos malos en las despedidas, simplemente que esa vez algo pasó que acabamos casados… esta vez ese es el objetivo. Casarnos.―

―Perfecto. Entonces, ya tenemos despedida de solteros y después… la boda.―

Tristán me toma de la cintura y me besa ― cuento los días para casarme contigo Ximena Caballero― me dice feliz. 

―Yo también ― contesto viéndolo a los ojos ―pero asegúrate de disfrutar tu última fiesta como soltero mi amor.―

―La disfrutaré, porque ahora será contigo y te juro Ximena Caballero, que nos vamos a divertir.― 

Y si que nos divertiremos….

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