[Tristán]
(domingo por la mañana, después de la despedida)
Un horrible dolor de cabeza me despierta de inmediato. Trato de abrir los ojos y la luz del día es tan penetrante que prefiero cerrarlos y volver a dormir. Me siento fatal, de verdad fatal, mi cuerpo va respondiendo poco a poco y si no fuera ya una tortura la jaqueca, un dolor de cuerpo me invade por completo haciéndome abrir los ojos de nuevo.
―¿Qué demonios? ― murmuro bajito y trato de enderezarme y ubicar dónde estoy.
Volteo a mí al rededor y me percato que no estoy en mi cuarto, por lo que me asusto y volteo a ver al lado en la cama y una silueta cubierta con las sábanas yace ahí dormida.
―¿Es en serio? ― pronuncio y con cuidado me muevo para levantar las sábanas y ver a Ximena profundamente dormida a mi lado ―Gracias Dios ― digo aliviado y me pongo de pie lo mejor que puedo para ir hacia el baño y al menos echarme un poco de agua.
Camino con cuidado y cuando paso frente al espejo veo el lado lateral de mi torso y observo un moretón enorme.
―¿Qué? ― digo tocándolo con cuidado y sintiendo el dolor ―¿Qué fue lo que hice anoche? ― me repito frente al espejo y cierro los ojos para tratar de recordar.
―Bueno, al menos desperté con Ximena ― digo aliviado pero al ver un trofeo tirado sobre el suelo y lo recojo con mucho cuidado.
“Mejor baile sensual” Leo en las pequeñas letras y cominezo a asustarme un poco de lo que hice.
―¿Qué hice anoche? ― me pregunto y no sé porque siento que me dará un poco de verguenza recordarlo.
Será que lo que pase en Acapulco ¿se queda en Acapulco?
[Tristán]
(Sábado, día de la despedida)
¡Por fin se llegó la despedida! Y decidimos que noviembre sería un buen momento para alejarnos del frío de la ciudad e irnos al calor del puerto de Acapulco, Guerrero a 4 horas de la Ciudad de México. Después de haber dejado a Luz con mi suegro que inmediatamente la tomó entre sus brazos y comenzó a jugar con ella y que Ximena dejara millones de instrucciones sobre el cuidado de nuestra hija, por fin, Paco, Montse, Tita, Jaime, Stéphane, ella y yo vamos a vivir la despedida de soltero que por varios meses hemos planeado.
Con un AirB&B en Acapulco diamante una de las áreas más bonitas del puerto, pasaremos un fin de semana donde no existen pañales, ni juguetes regados por el suelo, ni trabajo y mucho menos la palabra “no.
Una playlist de “This is Luis Miguel” bajada por Paco previamente suena a todo volumen en el auto mientras todos los demás se unen cantando todas de memoria como si fuera una especie de himno que cualquier persona que viva aquí debería de saberse. Incluso Ximena, que pocas veces canta en el auto, viene coreándolas y muriendo de risa con Stéphane mientras se “dedican las canciones” y yo simplemente sonrío.
Nunca en mi vida había visto a mi prometida de esa manera, parece ser que la regla de “no preocupaciones” la ha tomado al pie de la letra y ahora es una joven más que va con unos amigos a la playa.
“Ya sé que no hubo nadie que te diera lo que yo te di, que nadie te ha cuidado como te cuidé….”
Me canta directo usando la botella con agua de micrófono y luego me lo pone a mi en los labios para que le haga segunda.
―Mira que no me la sé ― le digo divertido y ella me da un beso ―no sabía que te gustaba Luis Miguel.―
―Bueno, en realidad no me gusta, pero hay canciones de él que se pegan y es el ídolo de Paco… además, Luis Miguel solía vivir en Acapulco así que la música queda muy adhoc al momento ― y se ríe.
La abrazo y ella se recarga sobre mi hombro ― parece ser que este fin sólo seremos Tristán y Ximena, dos jóvenes de 30 años que no tienen responsabilidades.―
―Así es, tú dijiste que íbamos a divertirnos y lo haremos. Además, es mi despedida de soltera y yo y las chicas tenemos planeado ir a un bar a parte antes de unirnos con ustedes.―
―¿Ah sí? ― pregunto interesado ―¿y qué bar irás sin mi? ―
―A uno… festejaremos un rato a parte y después nos iremos con ustedes a donde estén.―
―¡Al baby O! ― dice Paco viéndome por el retrovisor ― y sí, que se vayan a parte así nosotros podemos festejar también ¿no cuñado? ―
Encojo los hombros ― bueno, si aquí todos estamos solteros y sin responsabilidades ¿por qué no? ― y le doy un beso en los labios ―¿no te molesta? ― le pregunto.
―No, aquí no te puedes casar, no es como en Las Vegas, así que por mi, disfruta… a partir de hoy tú y yo somos… independientes.―
―¡Vale! Me agrada.―
―Pues ya que le diste permiso a Tristán, Ximena… tenemos carta blanca para disfrutar de todo ¿cierto? ― pregunta.
―Lo que quieran… la verdad es que las mujeres nos divertimos más, y yo que tú me preocuparía por Montse ¿eh? Es medio pícara.―
Paco voltea a ver a Montse y ella asiente ― le tengo a Ximena la mejor despedida del mundo que juro que ustedes van a querer unirse.―
―Ya sabes Montse, nada de… ― y Paco después guarda silencio.
―Ah no, no, no.. cada quién hace lo que quiera por su lado, así que no me limiten― y se ríe.
Volteo a ver a Ximena y ella me guiñe un ojo ― no te preocupes amor… ¿no te molesta o sí? ― me pregunta.
Le sonrío, pero debo admitir que me da mucha curiosidad saber qué es lo que ella hará hoy por la noche y millones de ideas se me viene a la mente. Crecí en Ibiza, básicamente iba a los clubs todos los fines de semana y sé de primera mano lo que es una despedida de soltera, yo solía unirme a varias chicas en los clubs y bueno… sólo de imaginar a Ximena como las chicas que yo vi me da… ¿Celos?
―¡Tristán! ― me dice Ximena trayéndome de regreso a la realidad.
―Dime.―
―¿No te molesta? ¿O sí? ― vuelve a preguntar.
―No, no… claro que no ― digo de en seguida ― carta blanca para ti también. ―
―¡Perfecto! ― dice Montse feliz y Ximena sonríe ― te juro Ximena que esta despedida será… genial.―
―Eso espero ― y me guiñe un ojo.
Volteo a ver a la ventanilla y mientras veo el paisaje y escucho la misma canción una y otra vez, sólo puedo pensar en el tipo de despedida que Paco me hará a mi esta noche ¿será peor que la de Iñaki? ¿Me llevará a algún lugar que no quiera? ¿Debería tener miedo?
Tiempo después entramos al bello puerto de Acapulco y sólo ver la palmeras, el sol brillante y el calorcito entrando por la ventana me siento mejor. Éste es uno de los principales puertos de México, hogar muchos festivales, famosos que tienen sus casas aquí y de cientos de actividades que se pueden hacer en sus playas.
Punta diamante, esta área exclusiva que se encuentra un poco lejos del centro de la ciudad, está rodeado por hermosas playas privadas y por un poco lujosas y al ver la entrada de la nuestra me doy cuenta que Stéphane no reparó en gastos y nos rentó una de las mejores.
Abrirmos la puerta del lugar y justo en frente de nosotros se encuentra la amplia piscina y el jardín, con una vista maravillosa hacia el mar. La enorme casa de siete habitaciones con baños completos, cocina, sala, comedor y terraza será nuestro hogar por estos días que estoy seguro seran de pura diversión.
―¿Qué les parece? ¿Eh? ― dice Paco feliz mientras camina por el jardín y vamos todos hacia el pequeño balcón que hay en el jardín.
―¡Hermoso! ― digo al ver el mar y las montañas ―En verdad Stéphane te luciste con la renta de la casa.―
―Lo sé ― dice feliz ― Ahora… ¿qué les parece si empezamos esto? ― propone.
―¿Bajamos a la playa? ― me dice Ximena feliz mientras me toma de la mano.
―Vale, vamos.―
Después de acomodar las cosas en nuestra habitación y cambiarnos al bañador. Todos bajamos a la playa cargando una hielera llena de cervezas, agua, refrescos, bolsas con todo tipo de frituras y botas y una pequeña bocina que después de quitar la playlist de Luis Miguel, pusimos música que a todos nos gustara para dar el ambiente.
Entre baños en el mar, sorbos de cerveza para quitarnos el calor y bailes sobre la arena, pasamos la tarde en la playa para después subir a la casa y empezar a arreglarnos para la segunda parte de la despedida.
Las reglas eran así. Ellas se iban por un lado, nosotros por otro y al final justo a la 1:00 am nos veríamos en el Baby O! Uno de los clubs más famosos de Acapulco para bailar un poco y beber un poco más.
Luego de una larga ducha y un buen rato en el baño, Ximena sale perfectamente arreglada con un vestido corto y pegado de color rojo que debo admitir me deja con la boca abierta. Nunca la había visto vestida así, siempre era con vaqueros y blusas y algo un poco menos ceñido y ahora pienso que si así la vi en Las Vegas, ya entiendo porqué me casé con ella.
―¿Y? ― me dice dando una vuelta
―Te ves, hermosa… ― digo Feliz y ella sonríe.
―Gracias…―
―Estoy tan agradecido de que te casarás conmigo porque eres una mujer bella, no hermosa ― y la beso en los labios. Mis manos comienza a acariciar su espalda y puedo sentir su piel erizándose ―¿qué te parece si fingimos que estamos enfermos y nos quedamos aquí? ― le propongo.
―Ni me digas por qué te tomo la palabra― contesta ella.
―Bueno, entonces hagámoslo.―
Sin embargo, la puerta nos interrumpe y volteamos ambos ―¿Sí? ― dice ella.
―Ximena ¿lista? La camioneta nos espera ― escuchamos a Montse al otro lado de la puerta.
―¡Voy! ― contesta.
―¿Eso significa que se cancela nuestro plan? ― le murmuro mientras la tomo de la cintura.
―Lo siento amor, pero te prometo que te recompensaré ― y me besa tierna.
―Ve y diviértete ― le digo bajito ― nos vemos al rato.―
―Te amo― dice feliz y después de tomar su bolsa sale de la habitación dejándome solo.
Momentos después de que las chicas se fueron en la van a un lugar que Montse nunca quiso decir, bajo a la sala donde Jaime y Stéphane está esperando mientras toman una cerveza, al verme me ofrecen una y brindamos los tres.
―Porque tengas un buen matrimonio Tristán! ― me dice Jaime sonríete.
―Porque no acabamos tan mal este día ― digo entre sonrisas y chocamos nuestras botellas.
―¡Listos para la fiesta!― escuchamos a Paco que viene bajando las escaleras y se une a nosotros ―verás cuñado que te daré la mejor despedida del soltero del mundo ― me asegura y luego toma una cerveza y toma un sorbo ―¡Vamos! Que la noche es joven ― y después de volver a brindar salimos de la casa.
La camioneta que nos recogió a nosotros nos llevó directo a Acapulco, justo a la costera donde está lleno de bares, pequeños clubs para bailar todo tipo de restaurantes de comida para comer. Nos bajamos en alguna de las esquinas de la calle principal y después de caminar unos metros, llegamos al Baby Lobster de Acapulco, un bar muy famoso abierto que da vista al mar y sobre todo uno de los más baratos, ya que por solo 150 pesos de Cover puedes tener barra libre y beber hasta que salga el sol.
Estamos los cuatro y en seguida la música llega a nuestros oídos y podemos ver a todas las personas bailando al ritmo de ella.
―¡Excelente lugar! ― dice Stéphane mientras comienza a bailar al ritmo de la música junto con Jaime ― venga Tristán, muéstrame tus mejores pasos ― comenta y yo sin pudor alguno comienzo a bailar con ellos y poco a poco nos vamos metiendo a la pista de baile olvidándonos de todo.
Debo confesar que estar así me recuerda mucho cuando salía con Iñaki y nuestros amigos la noche del viernes y regresábamos hasta el domingo por la mañana, eran días de fiesta interminable que en ese momento parecían lo máximo en nuestras vidas, ahora, solo puedo pensar en Ximena y en no beber tanto, ya que sé me pasará factura.
Sin embargo, el ambiente fiestero y el hecho de que es mi despedida, me suelta un poco y las bebidas comienzan a correr de mano en mano sin que nos demos cuenta. El chico del micrófono comienza a animar un poco más y los cuatro estamos metidos en la fiesta hasta que alguien menciona mi nombre.
―Nos dicen que un tal Tristán está de despedida de soltero hoy ― dicen por el micrófono y veo que Stéphane se está riendo, ya que él fue quien me delató ― invitamos a Tristán a que suba al escenario y nos demuestre en este concurso de mejor baile sensual ¡Cómo bailan los solteros! ― grita y todos comienzan a corear mi nombre ¡Tristán! ¡Tristán! ¡Tristán!
―¿Qué hiciste? ― le pregunto a Stéphane divertido.
―Te metí a un concurso de baile amigo, el ganador se lleva una botella, anda sube.―
―¡No! ― digo entre risas.
―¡Sí! Tienes buenos pasos ¡Venga sube!
¡Tristán! ¡Tristán! ¡Tristán!
Sigo escuchando mi nombre así que tomo un sorbo más a la bebida y camino hacia el escenario entre muchas chicas que me murmura todo tipo de piropos que me hacen sonreír.
Subo al escenario junto con otros tres chicos y veo a todos en la mesa alentándome. Yo comienzo a reírme, en realidad ya estoy lo suficientemente bebido para que la pena se vaya por un lado y yo pueda estar en este momento aquí arriba a punto de hacer el ridículo.
―Chicos, en este baile del mejor baile sensual, tendrán que moverse lo mejor que puedan al ritmo de la música, el ganador será el chico que atraiga a más chicas y reciba más billetes por ese baile sensual que van a hacer para ellas ¿está claro? ― y todos asentimos ―Entonces ¡Y ellos bailan así!― dice por el micrófono y una canción que en la vida había escuchado pero que admito tiene un ritmo fenomenal.
Una diva de cadera no es cadera,
Dos divas de cadera no es cadera,
Tres divas de cadera no es cadera.
Tu la tienes toda por eso te ves buena.
Dice la canción y sin nada de pudor comienzo a mover las caderas y dejarme llevar por el ritmo, mientras todos alientan haciendo “Eh” “Eh” “Eh” y aplaudiendo al ritmo de la música. Comienzo a jugar con mi camisa y a desabotonarla un poco provocando que todos griten y puedo ver a mis amigos con los moviles grabando escenas que sé mañana me harán avergonzarme.
“¡Mucha ropa! ¡Mucha ropa! ¡Mucha ropa!”
Escucho que me gritan y yo, con cero pudor y mucho alcohol en las venas hago como que me la quito provocando el ruido de muchas de ellas.
Las chicas comienzan a poner billetes donde pueden y otras atrevidas se suben conmigo y los ponen en mis bolsillos para después quedarse a bailar junto conmigo sin nada de pudor y diciéndome piropos al oído. No lo voy a negar, siempre he sabido que soy bastante atractivo para las chicas y en este momento, mientras bailo arriba del escenario y siento como ellas tratan de acercarse a mí, confieso que mi autoestima está un poco más que alta de lo normal y sólo puedo pensar que no importa cuánto tiempo pase, Tristán Ruíz de Con no ha perdido su toque.
―¡Tenemos un ganador del mejor baile sensual! Y es… ¡Tristán! ― grita el chico del micrófono y de pronto me pasan un pequeño trofeo que yo tomo entre mis manos y me provoca seguir bailando.
Stéphane, Jaime y Paco me aplauden, y veo como la botella que me he ganado va hacia la mesa y ellos festejan. Me siento bien, feliz, entre amigos, disfrutando de la noche, pero de pronto veo a Ximena, con un velo de novia en la cabeza y una cinta que dice “Bride”, bailando en medio de la pista con Tita y con Montse y sé que mi noche ha mejorado por completo, porque tendría que ser ella y no la chica de al lado la que debería estar conmigo.
―¡Ximena! ― le grito pero ella no me escucha ―¡Ximena! ― vuelvo a gritar y al ver que no me hace caso doy un paso para hacerme para adelante cuando de pronto el escenario se termina y sin poder evitarlo caigo a la pista haciendo que todos hagan un ¡Uhhhh! Siento como unas manos me ayudan a levantarme y cuando estoy de pie grito ―¡Estoy bien! ― aunque creo que a nadie le importa ya que siguen bailando.
―¡Mi amor! ― me dice Ximena feliz ―¿Estás bien? ― pregunta.
―¡Te invito unos tacos! ― le digo sacando muchos billetes de mis bolsas y la tomo de la mano para salir juntos de ahí.
Jajajaja terrible caida