[Ximena]

(sábado, día de la despedida)

Después de despedirme de Tristán, salí junto con Tita y Montse a la que será mi despedida de soltera. Al salir a la puerta en lugar de una Van veo una limusina que Montse se encargó de rentar para transportarnos esta noche.

―¿Es en serio?― digo entre risas mientras ella me coloca una banda que dice “bride” y después me pone un velo de novia. 

―¡Sí! Ximena Caballero, esta noche somos todas solteras y haremos todo lo que nunca pensamos que haríamos.― 

―Yo soy soltera ― dice Tita y ambas volteamos a verla. 

―Bien, entonces hoy haremos que Tita consiga un chico y nosotros nos divertiremos en grande ¿lista? ― me pregunta Montse.

Asiento con la cabeza  ― ¡Hagámoslo! ― digo decidida.

Subo a la limusina que por dentro está completamente adornada con luces y con todo un bar que tiene dos botellas de champaña que ya están previamente enfriadas para nuestro disfrute. 

Móntese toma una de las botellas y la abre haciendo que toda la espuma se riegue por el suelo de la limosna y nosotros nos alejemos un poco para que no nos moje. Nos sirve un poco y cuando todos tenemos las copa llenas brindamos. 

―Por Ximena Caballero, que no solo se va a casar con un buen hombre, sino con uno que está hecho ¡un bombón! ― confiesa y nos reímos. 

―Uno con un cuerpo de infarto y sonrisa cautivadora ― agrega Tita. 

―¡Tita! ― dice Montse ― no te conocía así.― 

―¿Qué? Pues es verdad, recuerden que yo vivía con él y pues bueno, él no es muy tímido que digamos, así que puedo decir que logré ver un poco más de lo que yo esperaba… con todo respeto ― termina diciéndome.

Me río ― no puedo negarlo, es verdad ― le comento a Montse.― 

―Necesito detalles ― dice ella interesada. Deja su copa al lado y pone sus manos en paralelo y comienza a abrirlas como si señalará un tamaño ― tú dime alto Ximena, dime alto ― bromea mientras sigue abriendo los brazos. 

―¡No! Jamás ― digo apenada ― nunca diría ese tipo de detalles.―  

―Por qué Tita si puede saber y yo no.― 

―Ventajas de limpiar su habitación ― y ambas nos reímos. 

―Como sea, hoy Ximena Caballero, no puedes pensar por él en unas horas y harás justo lo que las solteras hacen ― Montse presiona un botón y de pronto la música comienza a sonar y las luces de la limusina cambian, mientras la canción de “Mayores” suena al fondo ― chofer, ya sabe dónde llevarnos ― dice Montse emocionada y la limusina avanza con la canción a todo volumen.

Entonces comienza la aventura de la despedida. Mientras el carro se mueve vamos cantando, bailando tomadas de un tubo que se encuentra en el techo de este, no sé donde vamos, pero conociendo a Montse sé que será un lugar divertido, ya que ella organizó la despedida de soltera de Maquena dos años atrás.

―Mena, para esta despedida tengo unos pequeños retos que deberás cumplir antes de volver a Tristán al rato en el Baby O ― me dice mientras saca una lista de la pequeña bolsa que tiene y me los da.

Leo la lista y luego la miro― ¡oh no! ¡No! ¡No! ― comento. 

―No empieces, están geniales y van en secuencia, debes hacer el primero para hacer el segundo y así… todos te llevarán con Tristán al final y estoy seguro de que él también se divertirá con los chicos, ándale, no seas mala onda.― 

―Pero, es que ni el primero lo he hecho, nunca fui alguien de salir tanto a clubes y cuando lo hacía era solo para bailar, la mayoría de las veces con tu hermana y ya.― 

―Por eso, este día es para que hagas por última vez esto y puedas dejar el mundo de la soltería con honores ¿o no Tita? ―  le pregunta. 

―Es verdad, digo, yo estoy segura de que Tristán no dirá que no a nada que lo pongan a hacer hoy, sacará su lado de fiesta y lo disfrutará, tú puedes hacer lo mismo.― 

Las dos me ven fijamente pero tienen razón, si no es ahora cuándo, además tengo que aprovechar este fin de semana para divertirme lo que no hice en años. 

―O.K, hagámoslo, hagamos el primer reto ― digo decida. 

―Perfecto ¡por qué ya llegamos! ― y en eso la limusina se detiene y momentos después el chofer nos abre la puerta. Montse me insiste a que termine el último trago de champaña y luego bajemos al primer bar, uno que dice “girls night”.

Las tres entramos. La música se encuentra a todo volumen y varias personas bailan y otras se encuentran en sus mesas bebiendo y platicando. Caminamos hacia nuestra mesa, que da justo hacia la pista.

―Muy bien Ximena, el primero reto es que en cada bar que entremos tienes que lograr que algún chico te invite un caballito de Tequila.― 

―O.K ― respondo emocionada. 

―Tita escogerá uno, luego yo otro y en cada bar debes tomarte al menos un caballito con ellos ¿de acuerdo? ―

Asiento con la cabeza y luego las tres observamos a todo los chicos que se encuentran en el bar ―¡ese! ― me dice Tita emocionada y me muestra a un chico alto, rubio, que se encuentra sentado cerca de la barra.

―¡Qué buen gusto!― dice Montse ― ahora ve.―

Suspiro, en realidad nunca he hecho nada así, ni siquiera sé qué decirle o cómo abordarlo para que al menos me invite un tequila. Atravieso la pista de baile y la canción de “Duele el corazón” comienza a sonar. El chico pide otra bebida y para mi buena suerte veo que es un caballito de tequila.

Comienzo a bailar al ritmo de la música, sacando mis mejores movimientos y pasos, mientras me acerco poco a poco a él. Cuando llego atrás de él le toco el hombro haciéndolo voltear, y sin dejarlo decir nada lo jalo de la mano y lo meto a la pista de baile para comenzar a bailar con él.

Para mi suerte el chico baila conmigo siguiéndome el juego y yo me dejo llevar por todos los pasos de baile que ambos estamos inventando con el ritmo de la música. El chico por un momento va a la barra y toma el caballito de tequila y antes de que se lo tome se lo quito de la mano y me lo tomo yo.

El tequila comienza a quemar toda mi garganta pero a la vez me da un boost de felicidad al ver que lo logré de cierta manera. Él sonríe y me dice al oído que si quiere otro y asiento con la cabeza. No nos hemos hablado, ni siquiera sabe mi nombre y cuando llega el segundo ambos brindamos en medio de la pista de baile mientras todos bailan a nuestro alrededor.

Volteo a ver a Montse y a Tita que brincan emocionadas, mientras toman de sus bebidas. Sigo bailando con él y cuando termina la canción y cambia de ritmo, solo me alejo de él y regreso lo más rápido que puedo con ellas. 

―¡Ximena! ― me dice Montse emocionada ― ¡Quién te viera! ― y se ríe. 

―O.K ¿Quién sigue? ― digo emocionada por la adrenalina. 

―El chico que está allá, pero viendo que tienes callo en esto, no solo es un caballito de tequila sino bebidas para las tres.―

Volteo a ver al chico y ahora es uno de cabello negro que se encuentra con unos amigos.

―O.K ― digo segura y ya un poco más relajada debido a la champaña y a los tequilas.

Vuelvo a arreglarme el vestido y al voltear a la barra veo que una chica deja el delantal del bar sobre la barra y se mete al baño Me quito el velo y la cinta de “bride” y camino hacia allá para ponerme el delantal. Volteo a ver a Montse y Tita y las dos aprueban lo que ven. Voy hacia la mesa de los chicos que bailan en su lugar y me acerco a ellos.

―¡Hola! ― le digo y ellos voltean a verme ―Soy Bego, su nueva mesera, mi compañera me pasó el turno. 

―Hola Bego ― dice el chico target. 

―Hola guapo ― y le guiño un ojo ― veo que la botella de Barcardi está a punto de terminarse ¿te traigo otra? ― le pregunto. 

―Sí claro, guapa ― responde ― me llamo Julián, por cierto.―

―Perfecto Julián, pido la botella para la mesa… ― y le pido que me muestre el número. 

―Siete preciosa.― 

―Perfecto, en seguida la traigo― le digo sonriente y luego voy hacia la barra y le pido al barman tres caballitos de tequila ―cárgalos a la mesa siete, con mi amigo Julián ― le indico y volteo hacia allá donde el chico me saluda.

Me quito el delantal y tomo los tres caballitos de tequila para ir hacia la mesa de las tres y brindar.―

―¡Eres buena! ¡Muy buena! ― me dice Tita emocionada.

Seguimos disfrutando de la música, bailando nosotras solas y yendo a la barra continuamente por más bebidas que los chicos de la mesa siete nos han invitado, bajo el nombre de Bego, durante toda la noche sin que se dieran cuenta.

―Pobre Bego ― dice Tita entre risas ― si supiera que usamos su nombre para este tipo de situaciones se muere ― y nos ponemos a reír.

―Vámonos, todavía hay más bares que visitar ― contesta Montse y las tres salimos de ese para caminar hacia otro que se encuentra al lado. 

Entramos, y de nuevo el juego regresa. Montse y Tita me indicaban un chico y yo hacía algo para obtener un caballito de tequila o tres. Para el quinto bar, básicamente no podía caminar derecha, pero tampoco Montse y Tita que habían sido cómplices de todos los trucos que tuve para obtener bebidas y que también había disfrutado. 

―Muy bien Ximena Caballero ― dice Montse sacando su lista ― el siguiente reto es subirte al bongie.―

―Al bongie ― repito y observo hacia arriba para ver la altura de donde Montse pretende que salte ― ¿estás loca? ― le reclamo ― traigo vestido.― 

Y las tres influenciadas por el alcohol comenzamos a reír ― Vamos, ya lograste lo de las bebidas, ahora sé que puedes lograr esto, tómalo como un salto a la vida de casada.― 

―¡Qué filosófica! ― le respondo y ella Tita me toma de la mano. 

―Si tú lo haces, yo lo hago― propone. 

―¿En serio? Lo vas a hacer.― 

―Sí porque no, además creo que será un bonito recuerdo de Acapulco ― bromea y las dos nos reímos. 

―Va, faltemos del bongie, pero después que se acaben los retos y vamos al little red lobster a bailar ¿les parece?― 

Montse asiente. Las tres entramos al lugar del salto en bongie y después de firmar unos permisos y de preguntarnos como tres veces que si estábamos seguras de hacerlo, Tita y yo nos subimos en un pequeño elevador que nos llevaría hasta la parte más alta. Puedo sentir el arnés apretando mi cuerpo y los nervios son pocos pero presentes. 

Odio las alturas, en realidad no me gustan para nada, pero quiero pensar que la influencia del alcohol ha hecho que tome valor y esté haciendo esta tontería. 

―No puedo creer lo que estoy a punto de hacer ― le digo a Tita que viene a mi lado.― 

―Yo tampoco, pero lo hago porque es la primera vez que me siento libre de hacer lo que quiera― contesta ella ― además, tal vez no sea tu mejor amiga, pero, quisiera compartir al menos esto contigo.―

Sonrío y la abrazo ― te quiero Tita ― le murmuro

―Yo más, porque tú y Tristán me han dado los momentos más geniales de la vida.― 

―Y los que faltan, porque sé que está decidido que te quedes con nosotros ¿cierto? ―

Tita asiente y yo me acerco a la orilla para poder saltar― si me pasa algo, puedes contarle a Montse lo que quiere saber de Tristán ― le bromeo. 

―Jamás, ese es un secreto que me llevaré a la tumba― y se ríe. 

―¿Lista? ― me dice el chico y yo asiento.

Veo hacia el horizonte, siento el aire en mi rostro y suspiro, trato de pensar algo filosófico pero siento una mano que toca mi espalda y sin que pueda decir nada me empuja para caer al vacío. Puedo sentir mi cuerpo volando por los aires y cuando estoy a punto de tocar el suelo el resorte mi jala y vuelvo a subir.

―¡Sí! ― grito emocionada mientras vuelvo a subir.

Quiero pensar que el alcohol me ayudó a disfrutar esta experiencia, porque completamente sobria hubiera pensado primero en mi hija, luego en Tristán antes de saltar.

―Estás loca Montserrat ― le reclamo mientras vamos saliendo del lugar y caminando hacia el bar.

―Tenías que hacer algo diferente, además te gustó y el alcohol ayudó ¿qué no? ― y se ríe.

Me detengo y las veo ― gracias por darme una de las noches más divertidas que he tenido ― y las abrazo ― de verdad que nunca me había reído tanto y ligado tanto… no creo que algo más supere esto que hicimos aunque…¿Tristán? ― digo sorprendida al verlo arriba del escenario del bar bailando sensualmente al ritmo de una de las canciones de “El general”.―

―Te dije que Tristán sabía mucho de despedidas, era básicamente el rey ― me dice Tita.

Corremos al bar y al entrar vemos a todas las chicas acercándose el escenario y a Tristán prácticamente quitándose la camisa arriba ― ¡Mucha ropa! ¡Mucha ropa! ― grita Montse emocionada y los demás comienzan a hacer lo mismo.

―¡Quítatela bombón! ― grita Tita y yo la veo muerta de risa ― ¿Qué? Tristán es guapo ― se justifica.

Mientras él se encuentra arriba del escenario siendo amado por todas, nosotras comenzamos a bailar felices al ritmo de la canción y cuando menos lo esperamos vemos a Tristán caer del escenario.

―¡Tristán! ― grito mientras voy hacia él.

―¡Estoy bien! ― grita pero lo veo tan desalineado que me da ternura. 

―¡Mi amor! ¿Estás bien?  ― le pregunto. 

―¡Te invito unos tacos! ― me dice enseñándome varios billetes que traen en su bolsa y me toma de la mano para salir de ahí.

Pasamos entre la gente él tomando mi mano con fuerza y salimos del bar ― ¿Te lastimaste? ― le digo entre risas y él me toma de la cintura y me besa, lo hace de una manera tan ardiente que debo admitir me enciende como nadie en el mundo. 

―¡Ven vamos! ― me dice un poco apresurado y me vuelve a tomar de la mano para comenzar a caminar lejos de ahí. 

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