[Tristán]

Ximena y yo caminamos tomados de la mano por la calle Miguel Alemán, mientras buscamos un lugar donde cenar tacos y tratar de bajar el alcohol que se encuentra en nuestras venas. 

―¿No iremos la Baby O? ― me pregunta arrastrando un poco las palabras. 

―No, esta parte de la despedida será solo para nosotros dos y nada más. No quiero regresar al ruido.―

Ella toma mi trofeo y lo lee ― mejor baile sensual, vaya, no te sabía esos pasos.―

―Ni yo, te juro mi amor que fue el alcohol más que nada lo que me dio el valor que necesitaba.―

Seguimos caminando mientras escuchamos la música de los bares, las risas de la gente y como toda la costera está completamente iluminada por las luces neón y de los faros. No cabe duda que en Acapulco también se vive de noche y saben como divertirse. 

―Recuerdo muy bien cuando salía a estas horas a comer algo en Ibiza ― le digo un poco melancólico ― a veces extraño esa vida de fiestero, donde mi única preocupación era saber dónde seguiría la fiesta… ahora debo preocuparme por cosas como si Luz tiene suficientes pañales o si te di dinero para pagar el gas. Es, gracioso como en menos de dos años cambian tus prioridades y prefieres festejar tu despedida de soltero en una cena que bailando sensualmente en Acapulco.―

―Oye, tú dijiste que querías venir ¿no? ― me dice ella y yo volteo a verla. 

―Pero tú no, y siento que te obligué a venir y hacer cosas con las que no te sentías cómoda.―

―¿Bromeas? Estoy segura de que tuve más diversión que tú.―

―¿Ah sí? Y qué hizo señorita Caballero.―

―Nunca lo sabrás, lo que se hace en Acapulco se queda en Acapulco ― y me cierra un ojo. 

―Al menos esta vez no terminamos casados.―

Ximena sonríe ― Sí, al menos estamos juntos en este momento, y nos conocemos y sabemos que mañana cuando despertemos lo haremos juntos y no tendrás que ir a buscar a alguien al otro lado del mundo.― 

Veo la hora y me sorprendo, yo pensando que era la 1:00 am y resulta que son las 4:00 y que está a punto de amanecer. 

―Tengo un plan ― le digo a Ximena. 

―Dime.―

―¿Qué te parece si vemos el amanecer juntos? Con bebida y comida gourmet.―

―Me encanta la idea… ¿A dónde me llevará señor Ruíz de Con? ― me pregunta coqueta. 

Nos paramos de inmediato y él me pregunta ―¿Con mostaza o sin mostaza? ― y ella se ríe al ver que estamos de pie frente al carrito de los Hot Dogs. 

―Dos, con todo― dice divertida y el chico nos los da y yo los pago con los billetes que traigo en las bolsas. 

Luego caminamos hacia un OXXO cercano, compramos dos latas de Jack Daniel’s preparados y nos adentramos por un camino hasta llegar a la playa, caminamos un poco hasta que vemos el lugar ideal y nos sentamos sobre la arena para empezar a comer. 

―¡Por nuestra próxima boda Ximena Caballero! ― le digo levantado la lata y ella hace lo mismo. 

―Por el fin de las despedidas de soltero! ― y brindamos. 

Tomamos un sorbo cada quien y después le damos una mordida al hot dog que debo admitir me sabe a gloria. Nos quedamos en silencio mientras escuchamos el ruido del mar y volteo a verla solo para sonreír, ya que se ve hermosa con ese velo de novia y el vestido rojo. 

―Siempre quise compartir un amanecer en la playa con alguien ― le confieso ― y qué mejor que hacerlo con la mujer de mis sueños.―

Ella se acerca a mí y recarga la cabeza sobre mi hombro y bebe un poco más ― podemos compartir los amaneceres que quieras pero no en este estado ― me dice entre risas y yo la abrazo y la recargo sobre la arena. 

―Hasta borracha te ves linda ― le murmuro ― conocerte en Las Vegas fue lo mejor que me ha pasado en la vida y, aunque no sé cómo es que lo hice, agradezco que esa noche me hubieras mirado así como lo haces ahora.―

―¿Ebria? ― contesta Ximena y ambos nos reímos. 

―No, sincera. Eso dicen tus ojos Ximena, sinceridad, y estoy seguro qué eso fue lo primero que me atrajo de ti, luego fueron tus labios y estoy seguro de que tu cabello también… y si me besaste, caí, eso lo sé.―

―¿Quieres que te bese de nuevo en una despedida de soltero Tristán Ruíz de Con? ― pregunta. 

―Por favor, muero de ganas― y acerco mis labios a los de ella para fundirnos en un beso bajo las hermosas estrellas del cielo.

Ambos estamos perdidos en el beso cuando escucho la voz de una persona que nos interrumpe ―¿Bego? ― menciona. 

Ximena se separa de mí y me ve a los ojos sorprendidos ― ¿Bego? ― le murmuro. 

―Puedo explicarlo ― me comenta y luego se endereza y ambos vemos a un chico con sus amigos caminando por la playa. 

―Hola, Julián ― saluda

―¡Bego! Pensamos que no volveríamos a verte, nos dejaste en aquel bar y nunca llegó la botella.―

―¡Ah! Qué mal… ― contesta ella y yo volteo con una cara de no entender nada. 

―Y luego hubo una cuenta como de más 1,800 pesos que nunca supimos de donde salió. Tuvimos que reclamarle al barman y nos dijo que una tal  Bego los había pedido a cuenta de nuestra mesa.―

―¡Qué raro! ― dice Ximena mientras se pone de pie, se quita los zapatos y me sujeta de la mano.―

―Sí, tuvimos que pagarlo y nunca pensamos que te volveríamos a encontrar, pero ahora que estás aquí serías genial que al menos…―

―¡Corre! ― me dice Ximena mientras me jala de la mano y comenzamos a correr por toda la playa. 

―¡Qué pasa! ― le pregunto mientras corro lo más rápido posible 

―Luego te explico, tu corre.―

Lo hacemos sin mirar atrás, Ximena tirando de mi mano y saliendo de la playa mientras los chicos corren persiguiéndonos detrás de nosotros. Salimos de nuevo a la acera y ella se dirige de nuevo al bar donde salimos y se mete ahí para después esconderse un poco detrás de una cortina roja que hay en la entrada. 

―¿Qué fue eso? ― le pregunto agitado. 

―Es una larga historia, pero en resumen, Bego les debe como 2,000 pesos en bebidas.―

―¿Bego? ― 

―Sí, fue el nombre que di para que no me descubrieran.―

Comienzo a reírme a carcajadas y la abrazo ― Te amo Ximena Caballero, contigo nunca sé que va a pasar en mi vida y eso me hace muy feliz― y le doy un beso sobre la frente. 

Esperamos ahí escondidos por un momento y cuando vemos que nada pasa salimos detrás de la cortina y caminamos hacia el bar que a pesar de ser las 5:00 am está a reventar. Ximena comienza a bailar conmigo, mueve su cuerpo de una manera tan sensual invitándome a que yo lo haga también. 

Vamos hacia el medio de la pista y ella se acerca a mi oído y me dice ― muéstrame tus mejores pasos bailarín.―

Al ritmo de “El Baño” comienzo a bailar con ella pegándola a mi cuerpo, moviendo mis pies al ritmo de la música junto con mis caderas y tomando su cintura. Ella recarga sus brazos encima de mi cuello y al igual que yo, baila pegada a mí mientras me ve a los ojos. 

Como siempre todo alrededor de mí desaparece y solamente somos ella y yo bailando entre tanta gente, únicamente la veo a ella y a nadie más. Ximena me hechiza por completo y entre más lo pienso creo que eso fue lo que pasó el día que la conocí en Las Vegas, me conquistó de una manera diferente, me sentí yo mismo y en ese momento decidí hacerla mi esposa porque sabía que no la quería perder. 

De nuevo las bebidas vuelven a correr, seguimos bailando, besándonos, tocándonos, bebiendo felices sabiendo que después de esto ella y yo estaremos juntos para siempre y que ya no habrá nada que nos separe, ni un pasado que nos persiga, solamente un futuro lleno de risas, besos, aventuras y posiblemente otro bebé que nos vuelva locos. 

Pasan las horas, pasa el tiempo y de nuevo otra vez todo se vuelve borroso como en la última despedida de soltero en la que estuve y cuando menos me doy cuenta ya no sé donde estoy. 

Un horrible dolor de cabeza me despierta de inmediato. Trato de abrir los ojos y la luz del día es tan penetrante que prefiero cerrarlos y volver a dormir. Me siento fatal, de verdad fatal, mi cuerpo va respondiendo poco a poco y si no fuera ya una tortura la jaqueca, un dolor de cuerpo me invade por completo haciéndome abrir los ojos de nuevo. 

―¿Qué demonios? ― murmuro bajito y trato de enderezarme y ubicar dónde estoy. 

Volteo a mí alrededor y me percato que no estoy en mi cuarto, por lo que me asusto y volteo a ver al lado en la cama y una silueta cubierta con las sábanas yace ahí dormida. 

―¿Es en serio? ― pronuncio y con cuidado me muevo para levantar las sábanas y ver a Ximena profundamente dormida a mi lado ―Gracias Dios ― digo aliviado y me pongo de pie lo mejor que puedo para ir hacia el baño y al menos echarme un poco de agua.

Camino con cuidado y cuando paso frente al espejo veo el lado lateral de mi torso y observo un moretón enorme. 

―¿Qué? ― digo tocándolo con cuidado y sintiendo el dolor ―¿Qué fue lo que hice anoche? ― me repito frente al espejo y cierro los ojos para tratar de recodar.

―Bueno, al menos desperté con Ximena ― murmuro, veo un trofeo tirado sobre el suelo y lo recojo con mucho cuidado. 

“Mejor baile sensual”  Leo en las pequeñas letras y comienzo a asustarme un poco de lo que hice. 

―¿Qué hice anoche? ― me pregunto y no sé por qué siento que me dará un poco de vergüenza recordarlo. 

Será que lo que pase en Acapulco ¿se queda en Acapulco? Espero que si porque si no, no sé que haría. 

Camino hacia el ventanal de la habitación y después de abrirlo me doy cuenta de que no estamos en la casa que rentamos sino en un hotel, ya que el balcón da justo al mar. 

―¿Cómo llegamos aquí? ― murmuro y volteo a la habitación y de nuevo el dolor de cabeza me pega tan fuerte que hasta me mareo. 

Regreso a la cama y veo a Ximena que yace profundamente dormida abrazando el velo de novia y  la banda de “Bride” tirada sobre el suelo. 

No sé como llegamos aquí y tampoco sé el motivo, pero debió se bueno porque seguro fue idea de ella y no mía. Me siento como esas veces cuando en Ibiza terminaba en un hotel con una que otra chica pero ahora me alegro haber terminado con mi prometida. 

―Mi amor ― le murmuro y comienzo a quitar el cabello de su frente ― Ximena…― 

Ella abre los ojos e inmediatamente los vuelve a cerrar, supongo que sufrimos del mismo padecimiento “Cruda”. 

―¿Cómo te sientes mi amor? ―  le pregunto y ella me contesta con un “hmmmmm” que interpreto como “muy mal, no me molestes”. 

―¿No te alegras de que Luz no te despertó gritando de felicidad o con Baby Tv a todo volumen? ― ella se ríe ligeramente y yo acaricio su cabello ―¿tienes idea del por qué despertamos aquí? ―

―¿Aquí en donde? ― pregunta. 

―En un hotel ― contesto. 

Ximena de nuevo abre los ojos y con cuidado se levanta. Noto que parte de su piel brilla con un poco de diamantina y que su hermoso cabello está completamente enredado. 

―¿Un hotel? ― pregunta. 

Volteo a la mesita y leo el nombre de “Hotel Copacabana” y ella hace lo mismo ―¿Cómo terminamos aquí? ¿Cómo pagamos el hotel? ― pregunto. 

―No sé, estoy igual de perdido que tú mi amor.―

Ella vuelve a caer sobre la cama y se lleva las manos al rostro ― odio, odio esto ― dice quejándose ― por favor Tristán, no más despedidas de soltero ¿si? ― me ruega y sonrío. 

―Esta es la última mi amor, te lo juro ― le consuelo y le doy un beso sobre la frente. 

―Solo, no me toques ― murmura ― que siento que cada dedo que pasas encima me lastima.―

Me río bajito y eso también me provoca un dolor de cabeza infernal, así que me recuesto a su lado y suspiro. 

―Estoy tan lista para casarme contigo ― me murmura ― de verdad que cuento los días para hacerlo.― 

―¿Por qué ya no quieres más despedidas? ― bromeo. 

―Sí, porque te amo mucho y ya no quiero más despedidas ― y se voltea para recargarse sobre mi pecho. 

―Esta fue la última despedida, te lo prometo.―

―¿Entonces ya no habrá más bailes sensuales? ― me pregunta. 

―Dios, me estás diciendo que gané un trofeo por bailar sensual ― y ella asiente con la cabeza ― Dime que nadie lo grabo.―

―No sé, pero Montse si grabó cuando te caíste del escenario.―

―Eso explica el morado ― y ella se ríe bajito ― siempre tendrás los bailes sensuales que quieras Ximena Caballero.―

―Perfecto, porque lo haces muy bien, así que quiero un show privado en nuestra luna de miel, misma canción, mismo movimiento de caderas.―

La beso con ternura sobre el cabello ― lo que tú desees mi amor, solamente que creo que estaré un poco cansado en nuestra noche de bodas para bailarte sensual, pero después los que quieras.―

―¿Por qué estarás cansado? ― pregunta. 

―Porque Ximena Caballero, París queda a 11 horas de aquí y no creo poder bailar después de tantas horas.―

Ella se levanta de inmediato y me ve a los ojos con una sonrisa que sabía pondría cuando le dijera la noticia ―¿Es verdad? ¿me llevarás a París? ― pregunta. 

―Así es mi amor, te llevaré a París por dos semanas. El 25 de diciembre volaremos por la noche hacia allá, tú y yo para celebrar que por fin somos marido y mujer ¿te parece? ―

―¡Me encanta! ― y se lanza a mis brazos. 

―¡Ay! ― me quejo. 

―Lo siento, lo siento… te prometo que te pondré un poco de árnica para el dolor cuando regresemos a la casa.―

―¿Crees que podamos quedarnos un rato más aquí? ― le pregunto ― Quiero disfrutarte solo para mí antes de ver todos los videos vergonzosos de lo que hicimos anoche… y por cierto ¿Bego estuvo aquí? ― le pregunto y ella se me acomoda más. 

―No sé de qué hablas amor― contesta ― mejor durmamos un poco más ¿si? ― y ambos nos quedamos profundamente dormidos sintiendo el aire que entra por la ventana. 

****

Así que más tarde regresamos al la casa que habíamos rentado y después de atar cabos vimos la razón del porqué llegamos al Hotel y no ahí. Resulta ser que ni Ximena ni yo nos acordábamos de la dirección de la casa y no supimos dar las instrucciones al taxista por lo que íbamos pasando por el hotel Copacabana y ella le dijo que ahí era y nos bajó el chofer en la entrada del lobby. 

Después, pagamos el hotel con la tarjeta de crédito que Ximena traía en su cartera y nos dieron una de las habitaciones disponibles. Eso fue lo que el chofer no dijo, ya que muy amable regresó al siguiente día para entregarnos mi cartera que se había caído dentro del taxi y el móvil de ella que se cayó al sacar el dinero para pagar.

Mientras íbamos de regreso, Stéphane y Jaime se reían de todos los videos que habían tomado tanto de mi como del Baby O y debo confesar que no me arrepiento de haberme ido con Ximena solo, ya que únicamente pensar en lo que hubiera hecho en el club me da de nuevo migraña. 

― Esta fue la mejor fiesta a la que he ido ― comenta Tita emocionada mientras vuelven a repetir el video. 

―Te pido no suban ese video a redes sociales ― les pido ― no quiero que los socios me vena bailar esa canción arriba de un escenario mientras las chicas me ponen billetes.―

―Billetes que ayudaron a pagar la gasolina de regreso ― dice Paco agradecido. 

―Espero que Luz jamás vea esto, por favor ― les pido. 

―¡Bromeas! La anécdota de su nacimiento quedó completamente opacada por el baile sensual de su padre― y se ríen 

―Y todavía falta la boda ¿eh? ― dice Stéphane divertido. 

―No, en la boda tomaré agua de Jamaica y ya, nada de alcohol, nada de bailes sensuales, nada de nada… solamente paz.―

―¡Ja! Eso es lo que tú crees ― comenta Paco y nos reímos. 

―Muy bien Tristán y Ximena, se casan dentro de dos semanas ¿está listos? ― nos pregunta Montse y yo la veo a ella y ella a mí y sonreímos. 

―Muy listos ― decimos al mismo tiempo y con eso me da la señal de que todo saldrá muy bien, absolutamente bien.

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