[Ximena]

Cuando eres pequeña piensas siempre en cómo sería tu boda ideal, qué vestido llevarías, qué decoración o en qué lugar sería y cuando llega ese día y lo ves frente a ti justo como lo planteaste, sientes que estás viviendo un sueño y que en cualquier momento despertaras en tu habitación con una sonrisa. 

Pero hoy para mi, Ximena Caballero, la boda de mis sueños se ha hecho realidad. Con un techo forrado de papel picado de colores brillantes con las iniciales de nuestros nombres, mesas redondas con manteles blancos y un camino de mesa que parece un zarape de colores, molcajetes llenos de flores como centros de mesa,  ese hermoso pastel de 10 pisos forrado de fondant que parece Talavera Poblana, mesa de dulces y una hermosa pista de baile que se encuentra en medio de todo, puedo decir que Lola Santiago captó mi idea a la perfección y le estoy completamente agradecida. 

Entramos al salón, que es parte de una de las tantas locaciones dentro de la hacienda, todos los invitados nos aplauden felices, mientras Luz viene saludando a todos con su hermoso “Hola” “Hola” que sé, quedará entre nuestros recuerdos más anhelados cuando crezca. Tristán toma mi mano, mientras en el otro brazo carga a su hija, hemos decidido que ella esté con nosotros en todo momento porque es parte importante del por qué llegamos hasta aquí. Levanto mi ramo de flores, agitándolo despacio en señal de que lo logramos, que nada pudo separarnos y que a partir de ahora como somos uno mismo. 

—¡Miraaaa! — grita Luz emocionada señalando los papeles picados que cuelgan del techo. 

—¿Te gustan mi amor? — le pregunto y ella trata de alcanzarlos. 

Tristán la sube con los brazos y ella estira la mano pero no alcanza nada — oh, oh — comenta. 

—Si mi amor, Oh, oh… están muy altos… luego hacemos unos con mami ¿si? — le promete Tristán y ella lo abraza. 

Veo a Luz y me pregunto si ella sabe lo que está viviendo en este momento, si lo recordará cuando sea más grande, si en este momento lo disfrutará tanto como su padres lo hacen. Le doy un beso a mi pequeña, que hoy se ve preciosa con su corona de flores y siento un flash de una cámara en mi rostro, al voltear veo a Jaime y a Stéphane con la cámara. 

—Esta es la foto para su sala — dice Jaime feliz y se acerca a nosotros para darnos un abrazo, abriendo así el momento de las felicitaciones de todos los que nos rodean. 

Primos, sobrinos, tios, amigos de mis padres, se acercan alrededor y comienza a abrazarnos y a desearnos la felicidad del mundo. Veo de reojo a Tristán abrazando a tías que ni siquiera sabía que existían, con un amor tan sincero que sé que él se siente ahora oficialmente parte de la familia. 

—¡Mijito! ¡Pero qué guapo! — le dice mi tía Marta mientras se acerca a Tristán y le da un abrazo — Aunque estás medio flaquito, dile a acá a Ximenita que te dé bien de comer, si no allá los esperamos en Hermosillo para que te haga unos buenos tacos de asada y embarbezcas más.—

Tristán se ríe con la propuesta de mi tía, después ella se da la vuelta y tenemos un tiempo para poder platicar —¿Qué número de tía es? — me bromea, ya que han venido muchas a felicitarnos. 

—Esa es mi Tía Marta, la otra era mi Tía Laura, y la que viene allá es mi Tía Lorenza, todas te van a ofrecer lo mismo, comida…— le anunció y él sonríe y me da un beso en la mejilla. 

—Amo a tu familia, todos son tan amables y simpáticos, pero no entiendo por qué me quieren alimentar ¿a caso estoy muy delgado? — me pregunta. 

—Yo te veo guapísimo mi amor — le respondo — Sólo que mi familia ofrece amor mediante la comida, así que tómalo como eso.. amor en tacos de asada — y ambos nos reímos. 

La felicitaciones continuan y después de casi una hora recorriendo las mesas de los invitados y saludando a cada uno de ellos, por fin nos podemos sentar en nuestra mesa  que se encuentra justo al lado de la pista de baile y está arreglada especialmente con bugambilias de color rosa mexicano que cubren la mesa como si fuera una cortina. 

Tristán ve la botella de tequila cazadores y sonríe —Creo que esto lo podremos dejar a un lado ¿no crees? — y la toma. 

—Cada mesa tiene una botella de tequila, así que de los que te debes salvar son de tus amigos que parece ya se están sirviendo los caballitos — y vemos la mesa de Paco, Montse, Tita, Stéphane y Jaime brindando con el tequila. 

—Quiero que tú y yo estemos conscientes de todo hoy, además, recuerda que tenemos que cuidar a Luz que, a pesar de que está con Lucha y tus papás, es nuestra hija y necesita a sus dos padres concientes.—

—Lo sé, pero un tequila no hará daño.. con algo se debe brindar.— 

Tristán toma el vaso con agua de Jamaica y lo levanta, yo hago lo mismo — por nosotros, mi mexicana hermosa, por este día tan anhelado y tan lleno de felicidad.—

Chocamos los vasos ligeramente y le doy un beso sobre los labios —¡Salud! — nos gritan de la mesa de nuestros amigos y levantamos el vaso de agua para hacerlo con ellos. 

—¡Nombre! ¿Cómo que con agua de jamaica! — nos dice mi hermano feliz —queremos de nuevo a Tristán “baile sensual” — y todo rompen a carcajadas. 

—Nunca se olvidarán de eso ¿Cierto? — me dice divertido. 

—¡Jamás! Hay videos donde demuestran lo bien que bailas amor.. así que, tal vez cuatro litros más de agua de jamaica saquen a ese Tristán bailarín que llevas dentro.—

Tristán me da un beso sobre la frente — con tal de hacerte feliz, bailo lo que desees — me murmura y se muerde un labio insinuando lo que ya sé. 

—Si sabes que las bodas mexicanas empiezan a la una y acaban al amanecer ¿verdad? Así que bailes privados, no creo que sean posibles hoy.—

—No creo que esta boda dure tanto — comenta y yo me río.

—Tequila, comida, música en vivo, Dj y al final mariachis.. créeme, hoy no vas a dormir.—

Mi esposo se ríe y besa mi mano para luego dirigirse a mis labios — hoy no pararé de besarte y decirte que te luciste con ese vestido de novia tan bonito y que esta boda es la más bonita del mundo. Mi vida a tu lado es increíble Ximena, y muero por saber qué otras sorpresas nos dará.—

Él termina su discurso justo a tiempo, ya que Lola Santiago se acerca y con su característica sonrisa nos saluda —¿Todo bien señores? — nos pregunta. 

—Excelente Lola, muchas gracias. No puedo creer que hayas plasmado todo lo que te dijimos en esta boda. La mesa de dulces, las aguas de diferentes sabores, el techo es una hermosura.. y el pastel… wow, nunca pensé que quedaría así.—

—Es que tengo al mejor pastelero en mi equipo — nos dice sonriente — ya sacaron la comida para que los invitados pasen a servirse, les pido pasen ustedes primero porque es importante que coman, la mayoría de las veces los novios comen hasta el final o de plano no logran hacerlo, así que si me acompañan.— 

Tristán me da la mano y me ayuda a ponerme de pie para después dirigirnos al área de comida que es un festín de muchos sabores. Para esta boda hemos decidido tener un menú de tacos acorazados, es decir, arroz y guisados. Pasamos entre las charolas y en un plato comenzamos a escoger la comida, hay arroz rojo, tenga de pollos, chicharrón en salsa verde, mole con pollo y rajas poblanas con tortillas de maíz echas a mano salidas justo del comal, ya que una señora las está haciendo en el momento. 

Escogemos la comida que queremos y después los invitados se ponen de pie para hacer lo mismo y empezar a comer. Me fijo que Luz esté comiendo del menú para niños y que nada le falte. Pero ella está feliz al lado de Lucha y Tita y parece que mamá y papá desaparecieron. 

—No te preocupes mi vida, Luz está bien.. cuando nos necesite nos avisarán, tu disfruta ¿quieres? — me comenta Tristán mientras veo como se prepara un taco de arroz con chicharrón en salsa verde. 

Sonrío, recuerdo cuando Tristán no sabía ni hacerse un taco y ahora lo hace con tanta facilidad que parece que nació para comer y vivir en México. Continuamos comiendo  mientras escuchamos el ruido de las platicas de los 200 invitados que nos acompañan en este día. 

Tiempo después, el Dj sube al escenario y comienza a poner música animada para que todos comencemos a bailar. Empieza con una tonada un poco lenta para que las personas sepan que en cualquier momento puede empezar la fiesta. 

La tarde comienza a caer lentamente sobre la hermosa hacienda, los invitados beben felices alegres, uno que otro ya comenzó a bailar en la pista y la comida voló de los platos de lo deliciosa que estaba. El Dj habla por el micrófono, es nuestro momento, Tristán y yo debemos hacer nuestro primer baile como esposos y es bastante emocionante. 

Me toma de la mano y con cuidado nos dirigimos a la pista ante los ojos de todos y con cientos de celulares y cámaras apuntándonos, me siento como una celebridad y a la vez un poco nerviosa, pero veo a Tristán a los ojos y olvido todo. Los acordes de la canción “Otras Vidas” de Carlos Rivera suenan por las bocinas y escuchamos varios aplausos celebrando el momento. Esta fue la canción que él escogió como nuestro primer baile de marido y mujer, porque dice que es perfecta. 

Él toma mi mano y me da una vuelta para presumir mi vestido y yo me río. Después me toma de la cintura y me pega a su cuerpo. 

—Esta canción la escuché un día mientras hacia el roof Garden y me encantó — me confiesa — dice todo lo que creo que pasó contigo… porque no sé si yo te encontré o si me encontrar tú — y siento un nudo en la garganta. Él pasa una de sus manos por uno de los mechones de mi cabello y sonríe. 

—Nos encontramos, y eso es lo que cuenta mi español… y a partir de ahora, ya no nos perderemos jamás. Este anillo en mi dedo lo dice — y Tristán me da un beso en la frente. 

—Te amo Ximena, te amo, te amo, te amo — y frota su nariz con la mía y para luego darme un beso sobre los labios. 

La canción termina y de pronto anuncian que es hora de bailar con los padres. Lucha y mi papá se acercan a la pista y comienza a bailar con nosotros. Mi padre me ve a los ojos y veo como una lágrima se le escapa por la mejilla. 

—¿Eres feliz mi menita? — me murmura. 

—Mucho papá, muchísima, gracias por la fiesta, gracias por todo.—

—No es nada, yo, yo llegué a pensar que no vería esto en vivo y que lo vería junto con tu madre en el cielo, y ahora estar aquí bailando es una de las cosas más hermosas que estoy viviendo y me da mucho tristeza pensar que ella no pudo estar en este momento. Que no te ayudó a ponerte ese hermoso vestido hecho por ti, que no vio a su nieta caminar hacia el altar regalando flores…—

Él comienza a llorar y yo siento que en cualquier momento haré lo mismo — perdón si no pude ser el padre que necesitabas Ximena, pero espero redimirme y serlo ahora y no sólo eso.. sino ser el abuelo que Luz necesita, ya que veo que el suyo paterno o estará a la vista.—

Abrazo a mi padre y recargo mi cabeza sobre su pecho, sus palabras me conmueven porque él no suele ser muy expresivo — eres el mejor papá y el mejor  “Abu” — y él se ríe ligeramente — no tengo nada que perdonarte.—

Mi padre  suspira — Siempre le dije a tu madre que deseaba que encontraras a alguien que te amara más que yo — voltea a ver a Tristán —y creo que lo encontraste, y sé, que si un día me voy te quedarás con el mejor a tu lado.—

—Nadie me ama más que tú papá — digo con las lágrimas sobre mis mejillas — y todavía te falta mucho por vivir a mi lado… así que “Abu” sigue cuidándote ¿quieres? — y él asiente. 

—Te quiero hija, sé feliz, muy feliz… te lo mereces.—

La canción termina y de pronto el ritmo de la música cambia y se escuchan los primero acordes de “Que nadie sepa mi sufrir” de Margarita la Diosa de la Cumbia e inmediatamente Tristán se dirige a mi bailando y me toma de la mano para comenzar a bailar. 

—¡Ey! Tristán bailarín regresó — le digo feliz mientras bailamos juntos y los otros invitados entran a la pista para empezar oficialmente la segunda parte de la fiesta, el baile. 

Ambos nos movemos al ritmo de la cumbia y veo que las clases con la maestra de bailes latinos han dado frutos. De pronto Tita se nos acerca bailando con Luz en los brazos y Tristán la carga para comenzar a bailar con las dos. 

—Mis dos mujeres favoritas — me dice feliz mientras nuestra hija se ríe contenta. 

Una canción lleva a otra y a otra y otra más y la noche cae sin que nos demos cuenta. Las bebidas comienzan a pasar por nuestras manos, las risas no paran y la música nos mantiene en la pista disfrutando al máximo nuestra boda. 

Por más comodidad, he ido a la habitación nupcial a cambiar mi vestido quitándome el velo y cambiándome los zapatos por otros más cómodos para seguir bailando. Regreso justo cuando la canción de “La Bomba” está por comenzar y Tita corre hacia mi. 

—¿Ya viste a tu marido? — me dice entre risas. 

Volteo a ver al escenario y de nuevo está Tristán junto con Stéphane y Jaime bailando “sensualmente” como la vez en Acapulco. Voy hacia la pista de baile y él, al verme, se baja de ahí y me empieza a bailar mientras toma de mis manos. 

Todos al rededor hacen el típico “eh” “eh” “eh” y me doy cuenta que Tristán, borracho o no, ama ser el alma de la fiesta y me fascina. Amo como se adapta a todo y se deja llevar sin inhibiciones. Él es feliz y eso me hace feliz. 

—Venga mi amor baila — me anima feliz mientras me toma entre sus brazos y seguimos bailando al ritmo de la canción de “la niña fresa”, un canción de quebradita un poco más rápida y menos sensual, para finalmente pasar al payaso de rodeo y formarnos todos en fila para comenzar a bailar la famosa coreografía. 

Tristán y yo nos encontramos juntos hasta adelante y la pequeña Luz se sube a mis brazos para formar parte de esto que ella disfruta por el simple hecho de estar con sus padres. 

—No rompas más, mi pobre corazón… — le canto a mi hija que aplaude y se ríe al sentir como nos movemos al ritmo de la música —¿tienes sueño mi amor? — le pregunto y ella niega con la cabeza.

—¡Papá! — le dice a Tristán que está a mi lado y él voltea —¡Hola! ¡Hola! —le dice y Tristán se acerca, al terminar la canción y la carga para después darle un beso. 

—¿Crees que podamos ir a descansar un poco? — me dice completamente desalineado. 

—Vamos — le contesto y ambos caminamos a nuestro lugar. 

Sin embargo, nuestro descanso dura 10 minutos porque ha llegado la hora de partir el pastel. Los tres, ya que Luz no quiso irse  más con Lucha ni con Tita, partimos el pastel y lo probamos por primera vez. 

Después seguimos, Luz termina dormida en el regazo de Lucha que observa desde la mesa, mientras comienzan los tradicionales juegos de la víbora de la mar donde se suben el novio y la novia en dos sillas y  con ayuda del velo de novia se forma un arco entre los dos para que la gente pase entre ellos. En  este juego es que los que dan la vuelta al ritmo de la canción deben tratar de tirar al novio o a la novia empujándolos mientras pasan. Un grupo de mujeres y uno de hombres protegen a los novios abrazándolos de las piernas  para evitar que se caigan, haciendo que la escena sea muy divertida ya que Tristán casi se cae jalando a mi hermano y sus amigos con él. 

El siguiente  acontecimiento fue  donde tiré el ramo de novia hacia las solteras de la boda, y después de fingir una o dos veces que lo avenaba hacia atrás, lo aventé lo mejor que pude viendo una atrapada épica de Tita que mató a Tristán de la risa y fue a abrazarla para felicitarla por su gran movida. 

Tocó el turno de Tristán, y después de sentarme en una silla en medio del escenario, tuvo que quitar el tradicional ligero que escondía debajo de mi vestido para aventarlo, tal y como yo lo hice con el ramo. 

Él se arrodillo ante mi y puso mi pierna en alto para después meterse debajo del vestido por unos momentos y comenzar a bajar el ligero. Con lo travieso que es, decidió que sería buena idea hacerlo con los dientes, sonrojándome por completo y poniéndome nerviosa. Después lo saco con cuidado y me cerró el ojo cuando vi como colgaba de su boca. 

—¡Mi amor! — le dijo apenada y él me da un beso sobre los labios para después aventar el ligero hacia todos los hombres que estaban esperando por él. 

Lo aventó tan fuerte que acabó en una de las mesas para los niños que estaba hasta atrás, provocando la risa de todos y haciendo que corriera hacia allá para tomarlo antes de que algún niño lo tomara. Finalmente, fue uno de mis primos quien se lo llevó e inmediatamente vio a Tita, haciendo que ella se avergonzara un poco y nosotros nos riéramos al ver la escena. 

Pasaron las horas y cuando menos nos dimos cuenta eran ya las tres de la mañana y nosotros no parábamos de reír y de bailar, y lo hicimos con mucha más libertad ya que Lucha se llevó a Luz con ella a dormir y ya no tuvimos que preocuparnos por nada.

Justo a las 4:00 am el mariachi entró por la puerta del salón tocando la canción del “Mariachi Loco” dando un nuevo impulso a la fiesta donde sólo quedaban los que los más valientes o en este caso, los que ya habían bebido mucho. Mientras disfrutábamos del mariachi, Tristán me abraza feliz y me da un beso sobre la frente. 

—¿No tienes hambre? — me dice divertido. 

—Muero de hambre — le contesto, así que él me toma de la mano y salimos un poco del salón hacia la cocina donde tomamos un plato de chilaquiles verdes que están a punto de salir a la fiesta como última comida para los invitados. 

Caminamos fuera de ahí y nos sentamos en una de las bancas de uno de los jardines, a lo lejos escuchamos el mariachi tocando y a los invitados cantando a todo pulmón. Él y yo comenzamos a comer disfrutando del platillo —está buenísimos — me dice contento y me da un poco de chilaquiles con su tenedor.

—Amo los chilaquiles ¿Crees que haya en París? — le bromeo. 

—Sí, debe haber un restaurante mexicano por ahí, pero no creo que quieras comer comida mexicana en Francia ¿o si? — y yo me río. 

Él me ve a los ojos —¿te gustó tu boda mi mexicana hermosa? — me murmura. 

—Cada hora de ella… pero ahora estoy muy cansada ¿Crees que podamos ir a dormir? — le respondo. 

—¿Entonces? ¿El baile sensual queda descartado? — y yo asiento con la cabeza — ¡Gracias! — me dice aliviado — porque creo que entre el caballo dorado y la víbora de la mar quedé de verdad adolorido — y yo me río. 

—Ves, te dije que esto acabaría al amanecer.—

Tristán toma mi mano y ambos nos ponemos de pie. Me toma de la cintura y me besa quitándome la respiración —esto sólo es una muestra de lo que pasará cuando me recupere — me asegura. 

—Me agrada… yo te tengo una propuesta.—

—Dime.—

—¿Qué te parece si hacemos un hermanito para Luz en París? — y le cierro un ojo. 

Con las últimas fuerza que tiene me carga entre sus brazos y me ve al rostro — ¿Qué te parece si empezamos en México? — me murmura y entre risas caminamos hacia la habitación nupcial… 

…y no, no hicimos ningún bebé ese día, caímos rendidos sobre la cama. 

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