[Ximena]

Cuando me decían España o Francia en la escuela siempre pensé que serían lugares que jamás conocería. Nos hablaban de toda la opulencia que había en estos lugares, palacios, castillos, reyes y reinas, jardines preciosos y de pronto en dos semanas pude ver junto a Tristán un vistazo breve de estos y tomar fotografías y guardar recuerdos que me quedarían para el resto de mi vida. 

Debo admitir que extraño a mi hija muchísimo y aunque las videollamadas sirven para verla, ya quiero regresar para abrazarla mucho y darle todos los besos que le debemos. Es la primera vez que pasará año nuevo sola sin nosotros y, aunque sé que ella no tiene ni idea de que estos momentos son importantes, su madre si y mientras la ve por el celular en el elegante departamento que David Canarias nos prestó para pasar esta semana, trato de no llorar de emoción. 

—A ver mi amor, mándanos un beso.—

Luz se lleva la mano al la boca y con un “muak” nos manda un beso a su padre y a mi. 

—Te llevaremos cosas bonitas — le dice Tristán y ella le muestra su muñeca nueva —sí mi amor, te llevaremos una muñeca, con un bonito vestido ¿Si? — y Luz sonríe. 

—Tita ¿quieres que te lleve algo de acá? — le pregunto. 

—Tristán ya sabe…alfajores, cajas y cajas Tristán! — le ruega. 

—Sí, no te preocupes.. no regresaremos si no los empaco en la maleta—

—¡Feliz año! — nos dicen mis padres y Tita, Luz nos envía un beso.

—¡Adiós mi amor! Nos vemos en unos días ¿si? — y ella sonríe. 

—¡Ayoos! — grita y nos derretimos de amor. 

La videollamada se termina y yo volteo a ver a Tristán — la hubiéramos traído — le digo y él me abraza. 

—Ya, sólo faltan unos días más y regresamos. Yo también ya muero por verla, también a Lucha, que me preocupa que no nos haya contestado.—

—Tita dice que está bien… no te preocupes.— 

Tristán me toma de la cintura y me da un beso — te ves guapísima Ximena Caballero — y me da una vuelta para que luzca el hermoso vestido negro que me compró ayer en una tienda en  Paris.— 

—¿No crees que es mucho? — pregunto. 

—No, claro que no, las fiestas de David Canarias son bastante elegantes así que vamos muy bien.—

—Tú también te ves guapo con este esmoquin, te tomaré millones de fotos para conservarlas.—

—¡Uy! — contesta sonriente —Vámonos, que se nos hace tarde para la fiesta.—

Tristán me toma de la mano y después de ponerme el abrigo salimos del elegante piso para dirigirnos al de David Canarias. Mi esposo va sonriente, sé que está feliz porque por un momento vuelve un poco a la vida que él llevaba antes de irse para México y sé que trata de esconderlo pero debo admitir que yo también disfruto de esto, chofer, departamento elegante y fiestas como su estuviéramos en una película, por lo que me da miedo que él, cuando regresemos, lo extrañe demasiado.

—David es muy buen amigo mío — me comenta mientras vamos en el auto — le encantará conocerte, le he hablado mucho de ti.—

—¿En serio? ¿Algo que deba destacar? — pregunto nerviosa.

—No mi vida, sólo sé tú… le caerás bien.—

—Espero — murmuro. 

Él me besa la mano — sólo es una noche, después Madrid será nuestro y regresaremos a nuestra casa con nuestra hija y 100 horas de Baby Tv — bromea y yo sonrío —esa sonrisa es la que quiero ver, para que cautives a todos— y me besa. 

No es que sea insegura, sólo que no sé como son los amigos de Tristán ¿serán todos como Bego? O ¿peor?

Llegamos al piso en otro lugar de la ciudad. Subimos hasta lo mas alto y cuando se abren las puertas del lugar me quedo sorprendida por lo que veo, nuestro piso es nada comprado con lo que vemos. Lo que más me llama la atención es el ventanal que hay hasta el fondo donde se puede ver toda la ciudad.

—¡Bienvenidos! — nos dice un hombre rubio, un poco más bajito que Tristán, una sonrisa de infarto y un cuerpo bastante bien trabajado. Trae un esmoquin pero su saco parece de terciopelo color vino.

—David — pronuncia Tristán y se abrazan felices. 

—¡Cuánto tiempo! Pero veo que estas feliz.. ¿Es ella? — pregunta y Tristán asiente. 

—Ximena Caballero — le digo. 

—Amo tu acento. Cuando Tristán me dijo que se había casado no lo podía creer, pensé ¿será esa Begonia? Pero cuando me dijo que era con una chica mexicana, preciosa, porque así me comentó, supe que por fin alguien que le gustara lo había atapado.—

Me río — pues ¿gracias? — respondo dudando. 

—No, gracias a ti, este hombre siempre fue un gran partido y por fin alguien le puso el freno…si yo te contara.—

—Bueno, ya, ya… — interrumpe Tristán — que quiero regresar casado a México — y me abraza para darme un beso en la frente — ven, te presentaré a los demás.—

Entramos a la sala y varias parejas se encontraban ahí, unas igual de jóvenes que Tristán y yo. Él me presentó y saludamos a todos que con una sonrisa me preguntaron muchas cosas sobre nosotros, bromearon sobre cosas que hizo Tristán y nos felicitaron por la boda y la bebé. La mayoría me decía que nunca lo habían imaginado como hombre casado y con hijos, así que volví a comprobar el gran cambio que hizo mi esposo y orgullosamente puedo decir que fue por mi. 

Pasamos al comedor para comenzar a cenar, “la última cena del año” dijo David con su flamante prometida, una chica de cabello castaño que cuando se enteró que era diseñadora de  vestidos de novia me hizo enseñarle todos los vestidos que había hecho y me preguntó miles de ideas, desgraciadamente para Tristán, Iñaki y su esposa llegaron al final haciendo que él cambiara un poco su humor, ya que no esperaba que viajara desde Ibiza hasta Madrid para la cena de David. 

—Hombre, si me hubieras dicho lo que te hizo, no lo invitaba — le murmuro él a Tristán durante la cena. 

—No pasa nada, todo está bien.. simplemente no tenemos nada de que hablar y todo se quedará así — contestó mi esposo firme y luego me volteó a ver. 

—Quisiera hablar contigo después de la media noche Tristán — escuché que le dijo — ¿me darías unos minutos? —

Tristán asintió y luego volteó a verme — ¿todo bien? — preguntó. 

— Si mi amor, todo bien.—

Podía sentir la mirada de Iñaki sobre nosotros y, aunque tratamos de ignorarla, puedo decir que era de lo más incómoda. Aún así, continuamos como si nada, y cuando terminamos de cenar, volvimos a pasar a la sala donde la prometida de David siguió preguntándome sobre mis vestidos, le enseñé el de mi boda y le fascino e incluso jugó con la idea de que yo le ayudara a diseñar su vestido, situación que me recordó mucho a lo que Bego hizo la vez que nos conocimos. 

—Podría ir a México, digo, si había pensado viajar a Nueva York, podría ir contigo ¿ no crees? — me dijo con ese acento español tan marcado que tiene. 

—Sería un placer.—

—Yo me pongo de acuerdo con David, pero es un hecho — me aseguró y después continuó platicando on una de sus amigas. 

Minutos antes de la media noche, David nos invitó todos a ver por el ventanal, ya que decía que se verían los fuegos artificiales que se lanzan a la media noche. Tomamos de la charola una copa de champaña y Tristán se acercó a mi y me abrazó — ¿Lista vida mía? — me murmuró y juntos comenzamos a pedir los deseos mientras poco a poco comíamos las uvas con las doce campanadas. 

—Esta es por Manuel — me dijo coqueto mientras la mordía — mi mayor deseo es que tengamos otro bebé juntos — y me dio un beso en la frente. 

El año nuevo llegó, y después de la cuenta regresiva el cielo se ilumino de colores, los cuales fueron el acompañamiento perfecto para los abrazos, besos y deseos que todos nos dimos. 

Tristán me besó feliz mientras me murmuraba al oído que era otro inicio de año feliz para él y que nos faltaban cientos más, y que la próxima vez sería en un lugar más cálido y con nuestros hijos al lado, así que supongo que si o si tendré un bebé  este año. 

Después de festejar, ver el espectáculo y volver a tomar más champaña, Tristán me dejó por un momento para ir con David a su oficina  yo caminé hacia el balcón donde podía ver la hermosa nieve caer. 

Estuve unos momentos sola cuando escuché mi nombre. 

—¿Ximena cierto? — y volteo para ver al amigo de Tristán, ese que fue a la casa en Cuernavaca hace mucho tiempo.

—¿Sí? — pregunto mientras me volteo a verlo. 

—Iñaki ¿recuerdas? — y me da la mano para que lo salude y yo hago lo mismo. 

—Sí claro, el amigo de Tristán, quién lo fue a buscar y todo eso…—

—Así es.—

Nos quedamos en silencio y sigo viendo desde el balcón como cae la nieve —¿habías visto nieve antes? — pregunta. 

—Es la segunda vez, la primera fue en París… es bonito, una experiencia diferente.—

—Supongo.— 

Los silencios entre los dos son incómodos, bastante, pero sé que si él está aquí es por una razón y tengo mucha curiosidad de saber cuál es. Ambos vemos hacia la calle sintiendo el frío  ambiente. 

—¿Tristán está aquí? — me pregunta para iniciar de nuevo la plática. 

—Sí, pero fue a ver algo con David ¿te puedo preguntar qué haces aquí? — digo tratando de ser muy amable.

—Me invitaron.—

—Eso lo sé, yo digo aquí, conmigo… todos están allá adentro y tú exclusivamente te acercaste a mí ¿hay algo que me quieras decir? — pregunto. 

—Eres directa ¿cierto? No dejas mucho al misterio.—

—Te soy honesta, no me gusta que un hombre solo se me acerque mientras todos están en otro lado.—

—¡Ah no! No.. nunca me atrevería a hacerte algo — me dice de inmediato — sólo venía a pedirte una disculpa.—

—¿Disculpa? — 

—Sí, por, por todo lo que les hice a Tristán y a ti antes. Él no quiere hablarme y está en su derecho, yo básicamente lo traicioné, deseché su amistad y… bueno, sé que tú al menos me escucharás decirte que lo siento y que en realidad no fue mi intensión.—

Me volteo y me recargo sobre el barandal, el papel de “víctima” no le queda del todo bien —¿Exactamente por qué lo hiciste? Tristán era tu amigo, yo no te había hecho nada, ni siquiera te conocía y aún así no te tocaste el corazón y lo traicionaste de esa manera.—

Iñaki toma un poco de champaña y suspira — Si te lo digo no me lo vas a creer.—

—Inténtalo.. he creído muchas cosas en este tiempo.—

Él vuelve a ver hacia la calle de nuevo, los copos de nieve caen ligeramente dejándose llevar por la corriente de aire que sale de la habitación hacia afuera y yo simplemente lo observo. 

—Envidia — dijo él sin ningún tipo de filtro — celos, tal vez un poco de molestia. Todo eso me llevó a hacer lo que hice y sé que Tristán nunca me lo perdonará.—

—¿Envidia? ¿De su vida? ¿Su dinero? — pregunto curiosa. 

—No, dinero tengo… envidia de que él logró zafarse de todo lo que lo hundía ¿sabes? Tristán y yo estábamos cortados con la misma tijera, amigos desde la infancia, misma vida, mismas cosas y de pronto una aventura en México lo cambió por completo. No sólo hizo lo que quiso sino que le salió bien, la mujer que fue a buscar resultó ser el amor de su vida, encontró amigos, trabajo, protección pero ¡cómo era eso posible! Sin seguir ninguna regla obtuvo todo lo que le era ideal y yo… que siempre estuve ahí al pie de cañón, que seguía instrucciones y señales… sigo sin obtener nadas más.—

Me quedo en silencio mientras escucho como habla con una rabia reprimida — Al principio la intensión de Tristán no era esa — comento. 

—Pensé que eras una aventura más… ¿sabes cuántas mujeres tuvo antes de ti? ¡Cientos! Todas relaciones de una noche, ninguna se quedaba, engañaba a Bego con quién quería y de pronto llegas tú y él… decide que quiere quedarse. Se enamora y ¿Obtiene todo? Pfff..—

—¿Eso fue? ¿Por eso te uniste a su madre para hacer lo que le hiciste? — comento molesta — ¿Piensas que le fue fácil Iñaki? ¿Crees que llegó a México y todo fue magia? Tristán renunció a todo lo que tenía, a todo por estar conmigo, se fue sin nada y conmigo reconstruyó todo de nuevo, en un país diferente, con personas diferentes… — y él toma un poco de champaña y niega con la cabeza. 

—Sé que lo defiendes porque es tu marido ahora pero… — dice pedante —  ¿si sabes que él todavía tiene acceso a esto verdad?¿que podría tratarte como una reina? Pero prefiere jugar el papel de bonachón porque ya no le queda de otra.— 

Me enojo, justo está pasando lo que Tristán me dijo en París, lo esperaba de otros, pero nunca de Iñaki —Tú no venías a pedirme “disculpas”, te acercaste para decirme todas las fallas y defectos que tiene mi marido, todo lo que hizo antes para ver si con eso cambio de opinión y lo dejo ¿cierto? ¿Hundiéndolo de nuevo? — comento y él me volte a ver — ahora entiendo porque él no quería regresar, porque la insistencia de enterrar todo y no dar ni señales de vida.—

—¿Enterrar todo? Por Dios Ximena, vengo a decirte una cosa. Tristán no te ama, él sólo está jugando su parte de una manera fenomenal,  está acostumbrado a vivir así — y voltea a ver al departamento — a tener todo a sus pies. Sabes… él está adentro de esa oficina con David Canarias, uno de los empresarios más ricos de este país, y si le ofrece un contrato a Tristán por millones de euros sin dudarlo se regresaría para acá, lo sé…porque este es su estilo de vida y eso no cambiará… — 

Lo observo con rabia, nunca pensé en realidad que Iñaki fuera así, pero sé que nadie conoce a Tristán como yo y sé perfectamente qué responderle —  Me das lástima— comienzo — ¿de que te sirve tanto dinero si lo único que quieres es ver a tu mejor amigo hundirse junto a ti? — le pregunto y él me observa — si te dan celos, coraje y envidia por tu amigo en lugar de felicidad, eso quiere decir que nunca fue tu amigo, si no tu bote salvavidas, para comparar tu lastimosa vida con la de él y consolarte diciendo “ A Tristán le va peor.. no me puedo quejar”— él termina la champaña y sigue fijando su mirada en mi — me alegro que Tristán haya dejado todo, que se haya alejado de ti, de todo lo que le hacía mal.. sí, sé que Tristán nos puede dar esto y más pero… yo no lo quiero y sé que él tampoco.—

—Eso lo verás dentro de unos años cuando tenga que trabajar más para mantener a una familia — contesta. 

—No importa, trabajamos los dos y ambos nos haremos cargo de lo nuestro, como lo hemos  hecho hasta ahora. Pero, sabes qué, aquí te dejo una cosa más para que te dé aún más envidia — y me acerco más a él para verlo de frente — esta fiesta se terminará, todos nos despediremos, y mientras tú te regresas a tu casa de millones, con tu esposa que es evidente que no te ama y sólo están por el dinero, sí vi como te ignora y ni siquiera te dio un beso cuando entró el nuevo año — hago la observación — Tristán se regresará a México, con su esposa que lo ama con locura, a un pequeño departamento en el Centro Histórico lleno de color y fotografías de todos los viajes que ha hecho,  tomará a su hija en brazos y le dará millones de besos mientras ella le dice “papá te quiero”, y después le hará el amor a su esposa cuántas veces quiera… — él esquiva la mirada y ve hacia la calle —eso no era necesario, pero quería que lo escucharas.— 

Iñaki suspira con enojado, furioso, con ganas de decirme todo pero se calla, porque tengo razón lo sabe — y cuando algo malo pase — finalizo — cuando pensemos que no haya salida, le diré a Tristán “no te preocupes, a Iñaki le va peor.. no podemos quejarnos”.—

Tristán llega de  pronto y ve a Iñaki molesto —¿Qué pasa? — me pregunta. 

—Nada mi amor, sólo platicábamos de lo feliz que se ve con su esposa. Les deseamos toda la felicidad del mundo — y le sonrío —¿vamos a dentro?  Ya me dio frío.—

—Vamos mi amor — me dice Tristán y me toma de la mano para volver a entrar al departamento, todo esto sin dirigirle una palabra más a Iñaki. 

Nos alejamos de ahí y cuando estamos solos Tristán me ve a lo ojos —¿Segura que no pasó nada? — pregunta inseguro, porque sé que sabe que pudo haberme dicho millones de cosas.

—Todo bien mi amor, feliz año nuevo — le contesto y le doy un beso en frente de todos que nos sabe a puro amor y felicidad. 

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