[Tristán]

Hay noticias que llegan justo cuando las necesitas, unas que te regresan a la tierra y te dan la estabilidad que necesitas y el empuje para continuar, para mi fue mi bebé, este nuevo ser que se está formando dentro de Ximena, muy deseado y sobre todo muy esperado. 

Sé que a penas tiene unas cuantas semanas, pero de nuevo vuelvo sentir esa emoción de conocerlo, de saber qué será, niño o niña, si se parecerá a mi o a Ximena y como es que mi hermosa Luz lo tomará, ya que por ahora es la única, la que tiene la atención de ambos y es literal la consentida de su papá. 

Así que otra vez debemos adaptarnos a la situación, pero ahora mucho más tranquilos que la primera vez. Planear la todo, dónde dormirá el bebé, donde dormirá Luz, arrepentirnos por haber vendido ese moisés que tanto nos sirvió cuando ella era recién nacida, si habrá ropa que se quede u otra que llegue, las visitas al ginecólogo, las vitaminas, los espacios y lo más importante… avisar a la familia. 

Ximena con Luz se esperó prácticamente 4 meses para decirle a todos que esperaba a Luz, pero ahora por las circunstancias de Lucha decidió que lo haría antes para que pudiera ser parte de todo esto con la esperanza de que lo lograra ver al nacer, ya que, si era cierto que Lucha podría tener hasta un año más de vida, podría conocer a María o Manuel.

 Sin embargo, la vida debe continuar  y ahora que nos dirigimos a su piso para ir a comer con ella y toda la familia estamos pensando como les diremos la noticia y cuál será posiblemente su reacción. Es raro pensar que le daremos la noticia de una vida que se está formando, a una persona cuya vida está por apagarse, ninguno de los dos habíamos estado en esta situación y no sabemos como es que Lucha reaccionará. 

Todos nos hemos puesto de acuerdo  para llevar algo de comida y que Tita no tenga que cocinar nada, así que yo hice un arroz rojo con verduras y Ximena una lasaña mexicana con tortillas que apenas aprendió a cocinar y Luz les lleva un pequeño regalo a su Abu, Lucha y Tio Paco que hicimos hoy por la mañana en nuestro rato de “Arte con papá” donde prácticamente nos batimos de pintura y yo le enseño los colores. Ximena lo llama filosofía Montessori, yo, risas con Luz. 

Entramos a la casa y lo primero que escuchamos es la voz de mi suegro que está hablando con un hombre de unos cuarenta años y a Tita platicando con Montse, mientras Lucha regaña a Paco porque no puede abrir la puerta de la alacena. 

―¿Buenas tardes? ― decimos interrumpiendo y mi suegro voltea. 

―¡Eh! Ya llegó la Luz de esta familia ― le dice mientras Luz me pide que la baje para que vaya con su abuelo. 

―¡Miya! ― le dice y le enseña uno de los dibujos que hizo, que para todos son manchas de pintura pero para ella es creo… Solovino o ya no recuerdo que me dijo. 

―¡Qué bonito! ― le dice su abuelo emocionado ¿qué es mi Lucito? ― le pregunta.

Y ella hace un montón de ruidos que son palabras y trata de explicarle. Mi suegro asiente interesado mientras Luz le muestra con el dedo. Mi hija para ser una niña de un año y meses es bastante inteligente y cuando la veo no puedo dejar de preguntarme si yo cuando era chico tuve estos momentos así con mis padres y abuelos. 

Tita deja de hablar con Montse, ya que se ha ido con Ximena a la cocina, y tomando al hombre de la mano me lo presenta ― Tristán, él es Lorenzo Lara, es… mi novio ― y se sonroja. 

―Hola, Tristán Ruíz de Con ― me presento. 

―Sí lo sé. Tita me ha dicho que ella trabajaba en tu casa en España ¿cierto? ― y yo asiento. 

―Pero Tita siempre fue mi mejor amiga ― respondo. 

―Sí, también me ha dicho eso..― y la abraza y le da un beso sobre el cabello haciéndome sonreír.

―Me alegro por ti Tita.―

―Gracias, supongo que me verás más tiempo en México ― bromea. 

―Por mi quédate, que ya sabes que te quiero ― y ella sonríe ―¿Puedo hablar con ella? ― le pregunto a Lorenzo y él asiente. 

Me llevo a Tita al otro lado de la habitación ―¿Cómo se ha sentido? ― pregunto preocupado. 

―Hay días que no se levanta, hay otros como hoy que se pone ese vestido rojo y me pide que la maquille. Es una montaña rusa de emociones. Ayer por la tarde discutí con ella porque no me dejó darle su medicina, y luego me lloró diciéndome que se las diera… es, difícil. Es gracioso porque mi madre y ella se llaman igual, pero con la mía no pasé nada así… digo, ella sólo, murió y ahora ver a Lucha apagarse poco a poco… es fuerte.―

La abrazo como puedo, ya que en la otra mano traigo el arroz ― pero no estás sola Tita, estaré contigo, te lo prometo― y le doy un beso en la frente. 

Nuestra relación, la de Tita y la mía, ha pasado a ser bastante íntima y personal, pasamos de ser “Patrón” y “ayuda” a amigos, y ahora por Lucha somos hermanos, así que podría decir que ya no soy hijo único. 

―¡Mijo! ― me grita Lucha en la cocina ― ¡Ven porque éste no puede abrir la alacena! ― dice molesta. 

―¡Ay Lucha! ¿Cómo que éste? ― le reclama Paco que ya trae una cara de desesperación evidente ―Sólo te aviso yo llegué primero ¡eh!― 

―Pero aquí gana el que sabe abrir la alacena ― le reclama. 

―Bueno, al menos sigue alegando ― le digo a Tita bromeando. 

Me dirijo hacia la cocina y sonrío al verla con ese vestido rojo que tenía abandonado en su armario desde hace años. El nudo en la garganta se me vuelve a formar pero le prometí que siempre le sonreiría así que me tranquilizo y después e dejar el arroz la abrazo, se siente fría y mucho. 

―¡Luchita porque no te pones suéter ― le murmuro y lo tomo de la silla y la cubro. 

―Es que este niño me hace enojar y me da calor ― reclama. 

La dejo un momento, me acerco a Paco y lo veo ―Pff, ya llegó Tristán “El abridor de alacenas” ― se burla. 

―¿Ya no soy el romántico? Cómo cambian las cosas ― me burlo. 

―Abre la chingada alacena ¿quieres? ― me dice harto y tomo el cuchillo para abrirla en un movimiento ― es maña más que tino ― le comento y me pone unos ojos que quiere matarme. 

―¿No te cansas de ser tan perfecto? ―  pregunta. 

―No siempre soy perfecto, sólo de domingo a sábado entre las 9:00 am y las 9:00 pm ― contesto para hacerlo reír y él sonríe. 

―¡Ay cuñadito! Eres bien chispa…― responde. 

De pronto se hace para adelante ya que Lucha le da un zape ―¡Ya ves! Y dices que llame al cerrajero― y Paco se queja. 

―Bueno al menos todavía tiene ánimo para pegar, lo tomaré como una buena señal.―

Todos nos reunimos en el comedor y comenzamos a poner la comida sobre la mesa. Luz se encuentra en los brazos de su Abu y anda fascinada con una muñeca de trapo nueva que Rosalva le hizo, otra más para su colección y con toda la atención que recibe de la familia. Sonrío, amo estas comidas familias, llenas de chismes, risas, comida, música, algo que siempre quise y ahora que me casé con Ximena lo tengo, y me encanta. 

Me siento al lado de Lucha y le sirvo un poco de arroz con pollo, y comenzamos a comer. Todos estamos felices, compartiendo anécdotas que pasaron en la semana, nadie comenta sobre la enfermedad de Lucha, ni su aspecto y no es que lo ignoremos, solo que todos queremos que se sienta feliz y recuerde esto como una verdadera reunión en familia.

Terminamos de comer y sin que yo me dé cuenta Tita aparece con un pastel de cumpleaños y todos comienzan a cantarme “las mañanitas” tomándome por sorpresa. 

―¿Pensaste que me olvidaría de tu cumpleaños mijo? ― me dice Lucha sonriente y yo la abrazo y le doy un beso sobre la frente. 

Luz me pide que la siente sobre mi regazo ya que ama soplarle a la velas y cuando terminan de cantar lo hace junto conmigo y aplaude feliz porque todos lo hacen, luego mete la mano al merengue y me da en la boca ―Hmmm… chocolate ― le comento y tomo una servilleta para limpiarle la mano. 

―Muchas gracias,  a todos ― digo extremadamente feliz y Ximena comienza a partir el pastel para empezar a servir. 

Luz toma su muñeca y me la enseña ― ¡bebé! ―

―¿Qué pasó? ― le contesto entre risas. 

―Bebé― repite. 

―¿Es tu bebé? ― le pregunto y la tomo entre mis brazos y hago como que la arrullo. 

―Lucha, bebé ― insiste y parece que nuestra hija, la que nosotros pensamos no sabía nada o no prestaba atención a revelado nuestra noticia. 

Lucha se voltea y me dice bajito ―¿Van a tener otro bebé? ― 

Yo siento que se me hace un nudo en la garganta otra vez y sonrío asintiendo. Ella me abraza y me da un beso sobre la mejilla ― ¡Es un momento feliz mijo! Soy feliz… ― me murmura. 

―¿Segura? ― pregunto. 

―¡Claro que sí! ― dice en alto ―¡Escuchen todos! Mi hijo me dará un nieto de nuevo ― dice ella feliz y todos nos ven. 

―¡Estás embarazada Ximena! ― dice Montse de nuevo y ella asiente. 

―Saben que lo decimos hasta después pero…si todo sale bien llega en septiembre ― y todos aplauden.

―¡Felicidades! ― estalla un grito de alegría y mi suegro se pone de pie y abraza a su hija feliz. 

De pronto esa casa que por mucho tiempo estuvo llena de tristeza, ahora se ilumina con la felicidad y las buenas noticias que se están dando. Lucha me vuelve a abrazar ―¿Y cómo le pondrán? ― me pregunta. 

―Si es niña le pondremos María Julia ― dice Ximena feliz. 

―Y si es niño, le pondremos Manuel ― y volteo a ver a Lucha. 

―¡Ay mijo! ― dice feliz y me abraza con todas sus fuerzas ― te prometo que rezaré mucho para que Dios me permita llegar a verlo aunque sea un poquito ― y con esas palabras hace que rompa en llanto mientras la cubro con mis brazos. Todos se queda en silencio y hasta Tita se emociona al ver la situación. 

―Tranquila Luchita, estoy seguro de que lo conocerás ¿si? ―

Quisiera en ese momento asegurarle que lo hará, ofrecerle todo para que lo haga, pero yo no soy nadie así que como todos sólo espero que pueda llegar y tener al bebé entre sus brazos tal y como tuvo a Luz. 

―Bueno ya, no más drama ― dice ella quitándose las lágrimas ―Pongamos música, hagamos una fiesta, festejemos el cumpleaños de Tristán y este nuevo bebé que viene en camino.―

―¡Sí! Qué Tristán nos cante ― se burla Paco y todos nos reímos. 

―Cuñado, yo que tu mejor no digo nada ¿Eh? Porque Montse ya nos dijo que si no hay anillo en unos meses puedes ir solito a Garibaldi a cantar con los mariachis. 

Todos se ríen y Montse asiente ― Creo que Tita se va a casar más rápido que yo ― responde en forma de reclamo y Tita se sonroja. 

Lorenzo se ríe ―Pues yo ya estuve casado y ya sé como es esto y si me dice que sí… ¿Por qué no? ― y todos se ríen. 

―¡Ves! ― le dice Montse entre risas y Lorenzo abraza a Tita y le da un beso. 

Entonces en este momento es cuando comprendo todo lo que me dijo Ximena cuando le di la noticia de Lucha. Estos momentos que valen oro, que debemos disfrutar todos, no dejarnos llevar por la tristeza y por la pesadumbre si no pensar que la vida es bonita y que debería ser así hasta nuestro último día. Veo a mi hija tan amada, rodeada de gente que la hace feliz, a Tita enamorada por primera vez en su vida, a mi Mena riéndose con su hermano mientras entre ella y Montse lo molestan y volteo a ver a mi madre, Lucha, que despacio come un poco de pastel de chocolate mientras platica con Lorenzo. 

―Tu viaje a San Miguel será la próxima semana Luchita ― le murmuro y ella me abraza. 

―Gracias mijo, me haces muy feliz. No sólo con le viaje, si no con la noticia del nuevo bebé, me hubiera sentido si no me hubieras dicho nada― y me besa. 

―Sabes que siempre haré todo lo posible para hacerte feliz, incluso abrir la alacena cuando quieras― y ella me sonríe. 

―Eres un gran padre, por eso Dios te bendice con tantos hijos… y tal vez después de que me vaya lleguen más o no… pero piensa que tu madre estará feliz en este plano o en otro.― 

―Gracias Luchita ― le murmuro. 

El resto de la tarde pasamos entre risas. De nuevo la anécdota de la serenata volvió a salir, supongo que nunca pasará de moda, después Lucha se fue a descansar a su habitación y poco a poco nos fuimos yendo de ahí. Ximena y yo fuimos los últimos, ya que ayudamos a Tita a limpiar la cocina y después, con Luz dormida en mi regazo, subimos a nuestro piso para descansar. 

Acuesto a mi hija en su cuna, le doy un beso en la frente y luego regreso a mi habitación para recostarme con Ximena que ya me está esperando sonriente. 

―¿Puedes creer que Tita puede casarse con Lorenzo? Es como diez años mayor que ella―bromeo. 

―Lorenzo es viudo ― me dice ella ― tiene un niño de diez años que se lleva muy bien con ella, si se casan Tita sería mamá.―

―Nunca me la imaginé de mamá.―

―¿Crees que ella también a ti ? ― contesta. 

Me recuesto en la cama y ella se acomoda sobre mi pecho y bosteza ― tu hija nos arruinó la sorpresa, tanto que lo planeamos y ella lo dijo sin importarle nada. Luz se robó el espectáculo.―

―A veces nos complicamos tanto y llega alguien más y lo dice sin tanto lío. También debeos aprender a decirle a Luz cuando hablar y cuando no― y ambos nos reímos. 

―¿Te sientes mejor? ¿Ya no más pesar? ― me pregunta. 

La veo recostada a mi lado y pongo la mano sobre su vientre ― ya no más, que sea lo que tenga que ser, este bebé es amando… y eso es lo que nos debería de importar ―Ximena cierra los ojos y comienza a quedarse dormida. 

―¿Crees que podemos repetir estas comidas familiares todos los domingos? ¿Preguntarle a tu padre que las cambie a casa de Lucha? ― pregunto. 

Ella los vuelve a a abrir y sonríe ― claro que si mi amor… tu familia te apoya y te quiere, y todos estaremos todos los domingos con ella .― 

Y así fue… incluso el domingo que Lucha ya no comió con nosotros. 

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