[Ximena]
La semana pasó rápido y de mucho mejor humor. Parece ser que Tristán ha comprendido que hay cosas que no están en sus manos y que debe dejarlas ir, y, aunque a veces los achaques de Lucha lo entristecen, ya que la va a ver todos los diás por la tarde., sabe que tendrá subidas y bajadas y que sólo debe abrazarla y decirle que la quiere y la comprende.
También, debo admitir que Tita está haciendo un trabajo increíble con Lucha y si no fuera por ella, creo que todo esto terminaría en caos.
Por otro lado, parece que mi embarazo va viento en popa, porque las náuseas regresaron. Pareciera que sólo estaban esperando a que yo anunciara que el bebé venía para aparecer de un día para el otro y de nuevo con la misma intensidad como me pasó con Luz, así que he pasado días terribles otros malos y cuento las semanas ansiosa para poder decir que esto se acabará pronto y para saber si mi bebé será niño o niña, aunque cada embarazo es diferente, ojalá las nauseas desaparezcan antes.
Esta mañana me levanté inmediatamente al baño pasando encima de Tristán, quien duerme al lado de la puerta, y me encierro para volver el estómago con todo mi ser mientras me sujeto con la otra mano el cabello largo para que no caiga dentro del W.C.
—¿Vida? Voy a pasar — escucho la voz de mi esposo. Entra con cuidado cerrando la puerta detrás y como siempre cariñoso toma mi cabello pero esta vez me hace una trenza en lugar de sujetarlo — tranquila mi amor, todo estará bien — me consuelo.—
—Odio esto, lo odio— reprocho mientras vuelvo a sentir el latigazo de mi cuerpo haciendo ese esfuerzo monumental.
—Pasará, yo sé que pasará. Respira tranquila.—
Lo único que no me gusta del embarazo es esto, y tal vez los gases, la pesadez y otras cosas que no recuerdo, lo único es que me encanta que Tristán y yo estamos menos estresados y que ahora lo tomamos con una filosofía más tranquila. No como con Luz, que los primeros meses, tanto del embarazo como de vida, todo era un tremendo caos.
—¿Mejor?— me pregunta y yo asiento —Iré por un poco de agua mineral — habla y luego sale del baño después de darme un beso sobre el cabello.
Me pongo de pie y vuelvo a ver mi rostro demacrado — aquí vamos de nuevo— murmuro para luego echarme agua, aunque sé que por unos meses tendré la piel y el cabello brillantes y me sentiré la mujer más bonita del mundo.
Salgo hacia la habitación y escucho a Tristán hablando con Luz. Abro la puerta y la trae entre sus brazos mientras prepara el agua y la niña en con los rizos todos despeinados observa atenta.
—Hoy vamos a pasear con nana Lucha— le dice tierno — vamos a ir a un lugar bonito y caminar.—
— ¿Bebé? — y le muestra la muñeca.
—Sí, bebé. También irá —
Y ella siente para luego decir miles de palabras a su papá que nos derriten y nos encantan.
—Si mi amor — le contesta — a todo sí — y luego camina hacia mi para darme el agua — ten Vida — me murmura y Luz estira los brazos y la cargo.
—Mamá— me dice ella.
— Hola mi Luz, buenos días ¿dormiste bien? — y la niña me da la muñeca para que le de un beso a “Bebé”.
—¡Muak! — le doy beso a bebé y luego a ella.
Y tomo un sorbo de agua — Lu — me pide ella un sorbo.
—No, esta agua no es para Luz, es para mamá y bebé.—
—Tistan — le pregunta su papá que sonríe
— No, hazle caso a mamá — dice dándome la razón —bajaré a avisarle a Lucha que nos vamos en una hora ¿te sientes mejor? — y me da un beso.
—Mejor, espero el viaje sea agradable.—
—Verás que si. Sobre todo porque te tengo una sorpresa, pero se las daré a todos, así que..¿Comenzamos el día? — y se aleja de mi para salir del departamento.
******
Pañalera, carriola, sillita para el auto, maleta, Solovino, “bebé” y nosotros. Todo listo para un fin de semana en San Miguel junto con Lucha, Tita y ahora Lorenzo. Comienzo a caminar como loca por todo el departamento cerrando ventanas y puertas para que todo quede seguro mientras Tristán le pone el suéter a Luz quién no quiere soltar a la muñeca “bebé” para meter la mano.
—Mi amor, me prestas a bebé por un minuto—
—Bebé, papá.. no — le dice contesta tierna.
Tristán estira la mano y toma de mesa de la sala un suéter pequeño que le hice a la muñeca y se le enseña —Bebé ¿Verdad que nos tenemos que poner suéter? — le habla y comienza a vestir a la muñeca poniéndoselo con mucho cuidado.
—¿Bebé? — pregunta Luz.
—Ves, si bebé se lo puso, tú también — y ella asiente.
Amo ver a Tristán como papá, creo que es una de sus mejores facetas — ¿negociando? — le bromeo cuando me acero a él.
—Así es, lo hago diario en la empresa ¿que no pueda con Luz? Aunque ella toca todos mis puntos débiles. Una sonrisa y me desarma.—
—Tistan, paseá — le reclama.
—Así es, vamos a pasear— la carga entre sus brazos y me la da — bajo esto, no tardes, te veo abajo.—
Después de cerrar la puerta y de asegurarme que todo estuviera bien con la casa. Bajo con la nena en brazos, para encontrarme a Tita, Lucha y Lorenzo en la entrada — ¿Y Tristán? — pregunto.
—Fue por el auto.—
De pronto llega una camioneta, nueva, un poco más grande y se estaciona en frente de nosotros. Mi esposo se baja y sonríe —¡Tarán! ¿Les gusta? — expresa.
Me quedo en silencio y sonrío —¿qué?— pregunto.
—Es mi regalo de cumpleaños — dice entre risas — ¿te gusta? —
—Es… wow, me encanta.—
—Perfecto, porque es nuestra y no me puedes decir que para qué, porque ahora seremos más y en ese carrito de la empresa ya no cabíamos, así que…—
Todos comienzan a subirse a la camioneta, bastante amplia y cómoda debo admitir, y después de acomodar a Luz en su silla, Lorenzo se sube adelante con Tristán para ayudarlo en el carretera.
—¿Listos? — nos pregunta y todos asentimos con la cabeza —¡Perfecto! Pues vámonos.—
San Miguel de Allende es una de las ciudades más visitadas por el turismo nacional e internacional, ha sido reconocida como la segunda mejor ciudad del mundo ya que no solo es atractiva por el lugar en si, sino por todo lo que puede ofrecer. Ésta se encuentra en el estado de Guanajuato, que queda a 4 horas y un poquito más de la Ciudad de México, y se llega vía autopista México -Querétaro, siendo la última otra ciudad digna de visitar.
—¿Ximena Caballero no tiene nada que decirnos sobre esta ciudad? — me pregunta Tristán mientras juego con Luz y con “bebé”.
—Pues que San Miguel tiene muchos títulos, fue Pueblo Mágico y después pasó a patrimonio cultural de la humanidad, es la segunda mejor ciudad del mundo y fue muy importante en la lucha por la independencia de México. Antes se llamaba San Miguel el Grande, pero como el General Ignacio Allende era oriundo de ahí, y fue un personaje destacado en la independencia, le cambiaron a San Miguel de Allende.
—¿Ñoña de la historia eh? — me responde Lorenzo y asiento.
—Y orgullosa.—
—Lo sé, ñoño de la geografía, amo los mapas — me responde con una sonrisa.
—¿Algo más que agregar? — insiste Tristán.
—Lucha se casó ahí, en la hermosa Parroquia de San Miguel Arcángel.—
—Porque en esa época era muy caro y más sencillo.
—¿A qué edad te casaste Lucha? — pregunta Tita.
—A los 18 mija, pero eran otros tiempos, eso sí me esperé para tener a mi chamaco porque yo tenía muchas cosas que hacer.—
—Ves Tita mi amor —le dice Lorenzo y ella se sonroja. Quiero pensar que Tita nunca ha estado con alguien que la trate de esa forma o le hable así.
—¿Ya te quieres casar con Tita? — pregunta Tristán y Lorenzo asiente.
—Sí, pero creo que Tita está esperando algo… ¿Un anillo de compromiso quizás? — pregunta y ella se ríe.
—Ya.. pongan atención lo dos — y se voltea a jugar con Luz que viene muy entretenida con la mueca de trapo.
Pasan las cuatro horas y justo a las dos de la tarde llegamos a San Miguel de Allende y desde que entramos la ciudad nos cautiva. El centro de San Miguel se encuentra en medio de la ciudad, por lo que, para accesar se necesita hacer por las angostas calles empedradas. Nosotros, al quedarnos en un pequeño hotel llamado, Quinta Loreto, tuvimos que desviarnos un poco por el Callejón Lotero sin embargo, aún estábamos muy cerca del centro y podríamos ir a pie.
—¡Llegamos! — dice Tristán bajando a Luz de la sillita dándole un beso.
Observamos las hermosas calles de San Miguel, tan limpias y a los locales y casas llenas de color que se encuentran a nuestro alrededor y al fondo se puede divisar la emblemática Catedral — paseá — le dice Luz a su padre.
—Si mi amor, pero primero a la habitación unos minutos para que nana Lucha descanse ¿si?.—
Tristán la baja y la niña comienza a caminar a su lado tomando su mano. Es el primer viaje largo que hacemos con Luz y hasta ahora todo va de maravilla y tengo la esperanza de que esto seguirá así. Nos registramos todos y cada quién entra a su habitación. A nosotros nos tocó una habitación bastante grande, con un ventanal enorme que daba hacia la piscina y dos camas matrimoniales.
—Papá, miya — la nena le señala la piscina desde la ventana.
—Sí mi amor, pero no venimos a nadar hoy, tal vez mañana.—
—Mama, miya, miya… — me me toma de la mano para que la vea.
—Mañana nadamos un ratito ¿si? — le convenzo y ella asiente —hoy vamos a ir a pasear, y tomaremos fotos y todo eso.—
—Vaye — contesta y Tristán muere de ternura.
—¿Dijste “vale” a caso? — y Luz simplemente sonríe — bebé, papá… ¡Miya! — y vuelve a acercarse a la ventana.
Tristán la carga y le da un beso —mañana hoy paseo — contesta y luego la acuesta sobre la cama para comenzar a cambiarla, ya que después de un cambio de pañal rápido y de sentarla en la carriola, todos estamos listos para salir a disfrutar y a pasear.
El ánimo de Lucha está por los cielos, se le nota que está feliz, y mientras camina por las hermosas calles de San Miguel, del brazo se Tristán, sonríe. Tenía muchos años que no venía para acá, y el saber que lo logró ver antes de que algo pasara era algo muy significativo.
Recorremos las coloniales calles de la ciudad y por fin llegamos a la calle “ Principal” donde se encuentra el hermosa parque y de fondo la hermosa Catedral de San Miguel Arcángel, única en su haber y muy famosa. Luciendo esa hermosa fachada estilo neogótico, pero con la peculiaridad de que ahora tiene una de cantera rosa, dándole un color bastante especial. Todos vemos hacia el cielo, y pareciera que la cúpula toca el cielo.
—¿Aquí te casaste Lucha? — pregunta Tristán mientras la abraza.
—Sí mijo, aquí me casé. Hace años salí por esas puertas en un vestido blanco sencillo que mi madre me había hecho, junto con mi hermana quién llevaba mi cola. Fue el día más feliz de mi vida y ahora que la veo, no recordaba que fuera tan grande.—
Lucha se quita las lágrimas de los ojos, cada día está más sentimental y la comprendemos, no debe ser fácil recordar todo y a la vez despedirte de lugares que sabes que no volverás a ver. Entre Tristán y yo la abrazamos y ella lo hace con nosotros.
—Discúlpenme, pensé que sería más fácil — nos dice — no quiero que Luz me vea así de Triste.—
—¿Segura que quieres andar por aquí? — pregunta Tristán.
—¡Claro que si! No vine hasta acá para quedarme encerrada, sólo no me pelen cuando esté llorando.—
Ambos sonreímos y simplemente continuamos. Luz viene en la carriola empujada por Lorenzo y Tita y le señala los objetos de colores que hay en los locales de recuerdos, en los él le compra una pequeña corona de flores que se la pone sobre la cabeza.
—Princesa Luz — le dice sonriente.
—Dile, gracias Lorenzo — le pido.
—Gashias — contesta.
—De nada… si sabes que eres la consentida de todos ¿verdad? — y ella asiente como si supiera.
—¿Qué les parece si vamos a comer y después subimos al tren turístico? — propongo — hay un restaurante muy rico cerca de aquí.
—Si mija, porque tanto caminar me ha abierto el apetito — dice Lucha y Tristán la abraza y le da un beso — Y después ¿podremos ir por un churro? Se me antojaron.
—Claro que sí Luchita, este es tu paseo.—
Todo comimos en el restaurante Juan’s Café, uno que tiene las tres “B” bueno, bonito y barato y que para nuestra suerte tiene buffet, por lo que todos disfrutamos de lo que se nos antojaba en el momento. Había de todo, mole con pollo, enchiladas, arroz, frijoles, ensaladas, postres, carnes y pescados para escoger y de tomar agua fresca, refrescos o cerveza, una que Lorenzo y Tristán compartieron y brindaron por el simple echo de estar ahí.
Saliendo, fuimos al tren turístico en el cual Luz iba muy emocionada mientras venía sentada en el regazo de su padre que le señalaba los edificios, los árboles y alguno que otro perro que paseaba por la calle. Finalmente llegamos al mirador, este hermoso lugar donde podemos ver toda la Ciudad de San Miguel, sus edificios, callejones, colores y a lo lejos, coronando todo, la catedral. Tristán nos tomó cientos de fotos ahí, con una Luz muy coqueta que posaba a mi lado y al de Lucha. Luego nos tomaron una foto familiar que cuando la vimos sonreímos todos.
—Esta será una foto para mi lugar de fotos — dijo Lucha ya un poco cansada.
—¿Nos vamos mamá? Deberías ir a descansar.
—No mijo, vamos por el churro y el chocolate y luego ya nos vemos a dormir ¿si?—
Tristán asintió y volvimos a subir al tren para regresar al centro y dirigirnos al famoso restaurante de Margarita Gralia, una actriz mexicana que decidió poner un restaurante en San Miguel y que ahora es muy famoso por lo churros que hacen. Tuvimos que esperar 20 minutos a que nos dieran una mesa para todos y sentarnos Luz se recargó en mi pecho como siempre lo hace y comenzó a bostezar.
—Ya tienes sueño… mi nena — y ella cerró los ojos y abrazó a la muñeca. Todos nos quedamos en silencio hasta que Lucha habló.
—Quiero agradecerles a todos por traerme hasta acá. Sé que este será mi último viaje y les confieso que ha sido uno de los más felices, me alegra que toda la gente que amo esté aquí.—
Todos sonreímos y sabemos que lo que viene será un momento bastante sentimental al que no estamos preparados.
—Tita, cásate con este hombre que te ama, no pierdas el tiempo pensando si será correcto o no, no hagas lo que yo hice, encerrarme en cuatro paredes esperando a que llegara el día que ahora ya está más cerca. Prométeme que serás feliz . —
—Te lo prometo Luchita, pero ahora no es el momento para…—
—Lo es, porque ahorita estoy feliz, y no quiero decir esto cuando esté triste.—
Voltea a verme a mi y me sonríe — Mi mena preciosa, la hija de mi hermana gemela, la que por años me cuidó y se encargó de mi. Te veo con Luz entre tus brazos y con la noticia de que serás madre de nuevo y no tienes idea como desearía que ella estuviera aquí contigo. Eres la mujer más tierna, independiente y capaz que conozco y estoy muy agradecida de que seas mi sobrina.—
—¡Ay Lucha! — le reclamo con lágrimas en los ojos — gracias.—
Ve a Tristán y el niega con la cabeza — aún no es le momento — dice él sonriente —tu me prometiste que no lo era.—
—Lo sé, pero también te toca. Sólo te diré esto… si cuando llegue a donde tenga que llegar me preguntan que es lo que más me gustó de la vida, diré que fue ser tu madre adoptiva.—
Tristán la abraza y se rie para no romper en llanto — También dirás que soy el único que puede abrir tu alacena.—
—También — contesta Lucha entre risas y de pronto el momento profundo y sentimental se terminó.
Continuamos todos riendo y conviviendo en el restaurante, disfrutando de este momento al lado de Lucha y salemos que tal vez este sea su último viaje, el último al que la podremos acompañar, pero que ella siempre viajará con nosotros en nuestra mente y nuestro corazón. No sabemos si falta mucho o poco, pero sí, que cuando llegue miraremos atrás y sólo recordaremos risas, sonrisas y los hermosos consejos de Lucha.