[Tristán]

Terminó la cena más temprano de lo que pensaba, ya que Ximena cada día se cansa más y necesita descansar Así que después de despedir a Raúl y de guardar todo, entré a la habitación donde Ximena tejía una cobija color morado para Luz. 

—¿Qué te parece? — me la enseña feliz — con esta saldrá del hospital, envuelta y calientita — y me sonríe. 

Me acerco a ella, me quito la playera y los vaqueros y me subo a la cama para quedar de frente — Ximena, necesito hablar contigo —  le digo y ella baja la cobija para verme. 

—Dime guapo — contesta sonriente. 

—Hay algo que tengas que decirme sobre Rodolfo — digo directo y ella me ve a los ojos. 

—No, no tengo contacto con Rodolfo.—

—No reciente, de hace tiempo… ¿Algo que me tengas que decir? — insisto y de pronto ella envuelve la cobija y me ve — no vale la pena hablar de eso Tristán.—

—Sí, si vale la pena. Porque Ximena, veo todos los días a Rodolfo en la oficina, queriendo romperle la cara y  si él hizo algo…— comienzo. 

—No vale la pena ya Tristán, por favor — insiste. 

Y se pone de pie de y se aleja — Es muy tarde para empezar conversaciones desagradables — me insiste. 

—Creo que Rodolfo le está robando dinero a la empresa de tu papá — suelto esa frase y ella me ve a los ojos. 

—¡Qué! — me dice. 

—He estado haciendo una investigación para los tratos internacionales con las empresas y vi unas anomalías con el dinero y todo apunta a Rodolfo, pero necesito que me digas Ximena, si él te hizo algo, si algo pasó entre ustedes para tener una razón más para romperle la cara — le digo y ella cierra los ojos — porque si se hunde y lo despiden es una cosa pero si se atrevió a hacerte algo y se sale con la suya de irse te juro que nunca se lo voy a perdonar.—

El silencio se hace en la habitación, pero Ximena aún no me dice nada. No quiero o no puede, pero sé que he tocado un tema que ella pensó nunca sabría — Raúl me contó — continúo — me dijo del primer atentado que hubo, Rodolfo insinuó cosas en Sonora y ahora.. todo cuadra, pero si tú me dices que no, te creo, pero si te hizo algo… si.—

—A los veinte — dice sin más — a los veinte años lo logró — y siento como el cuerpo se me paraliza y la sangre me hierve del coraje, sólo de imaginar la escena me parte el alma — en la casa de Cuernavaca — me confiesa entre lágrimas — fui un fin de semana y él se enteró y…— y de pronto se pone las manos sobre el vientre y se pone a llorar.—

—¿Y por qué no me dijiste el día de Sonora? — pregunto. 

—Porque, aún no te tenía tanta confianza y no quería que pensarás que era mi culpa — confiesa y yo camino hacia ella y la abrazo. 

—No fue tu culpa, no lo fue, jamás pensaría eso.—

—Le traté de decir a mi papá y no pude, además de que Rodolfo le estaba ayudando a mi padre a que la empresa creciera y por eso tampoco insistí.—

Entonces ahí me doy cuenta de los sacrificios, los que una piensa que hace por la familia para que todo siga bien. Yo me iba a casar con Bego pero Ximena escondió algo doloroso, que le cambió la vida para siempre y aún así… siente que fue su culpa. 

—¡Ay Ximena! — murmuro mientras ella llora desconsoladamente entre mis brazos. 

—El día de Sonora fue la vez que volvía a tener relaciones con alguien Tristán, contigo,  y… no necesitabas saberlo y …— y la abrazo más a mi. 

—Yo te creo — le murmuro — te creo y no sólo descubriré lo que le ha hecho a le empresa de tu familia, si no que lo refundiré en la cárcel por lo que te hizo.—

—¡No! — me dice desesperada — ya, ya no vale la pena Tristán, yo estoy contigo y somos felices los dos… y ya, dejemos ese tema al lado.—

La veo llorar, y de pronto me siento mal por haberla alterado, no pensé en Luz, ni en el daño que ese terror le puede hacer — lo siento si te saqué esta plática ahora, pero Raúl me lo contó y necesitaba saberlo… necesitaba saber que…— y la vuelvo a abrazar. 

—Raúl es un buen hombre Tristán, cuando se fue perdía mi único amigo y me quedé sola, completamente sola, por eso el gusto de verle cada vez que aparece ¿me entiendes? Ahora, tú eres mi único amigo en todo el mundo, eres el padre de mi hija y no debes tener celos de nadie… ¿me entiendes? — 

—Nunca más, nunca más lo volveré a pensar — le repito y vuelvo a abrazarlo. 

Pero en mi mente ronda todo lo que Ximena pasó con Rodolfo, todo lo que él le hizo y que por años se calló, quiero vengarla, quiero hacer que se refunda en la cárcel, que pague cada una de las cosas que le hizo a la familia Caballero, pero sobre todo, quisiera borrar los momentos horribles y de soledad que mi hermosa mexicana pasó. 

—Te juro hermosa que las protegeré de todo lo que pase, por el resto de mi vida…. Y nadie, absolutamente nadie las va a tocar.—

Ella me abraza más fuerte y sé que es una respuesta positiva, ya que no se necesitan más palabras, Ximena ya no quiero hablar, porque el simple hecho de recordar algo tan doloroso le roba las frases para expresar su coraje. 

—Ven, vamos a la cama mi amor…— y ella se mete junto conmigo y se acurruca sobre mi pecho. 

—Por favor no vayas a decirle nada a nadie ¿si? Te lo pido — me ruega. 

—No, será un secreto entre los dos, jamás traicionaría tu confianza mi amor.—

—Gracias…— murmura mientras hunde su cabeza sobre mi pecho. 

Comienzo a acariciar su cabello, haciéndole un suave masaje que comienza a arrullarla hasta quedarse profundamente dormida. Cuando siento su respiración pesada, me muevo con cuidado para salir de la cama y así salir de la habitación. No puedo dormir, y sé de una persona que tiene los mismo insomnios. 

Bajo la piso de Lucha y abro la puerta para verla sobre el sillón viendo la televisión como siempre, sonrío con melancolía porque según lo que Raúl dijo en el hospital Lucha tiene los días contados pero no se sabe cuántos… pueden ser tres días o 4 años, no se sabe. 

Me siento con ella sobre el sillón y ella me voltea a ver — ¿vienes a ver si esta vieja sigue viva? — me pregunta pero al ver mi rostro cambia su expresión por completo — ¿Qué secreto guardas? — me pregunta. 

—No es secreto porque te lo voy a contar — le menciono y luego la tomo de las manos y las beso — me lo confió Ximena y me pidió que no se lo diera a nadie, pero sólo de pensarlo me carcome por dentro…— le digo. 

Lucha apaga la televisión, milagrosamente lo hace porque ni siquiera para contarme cosas de su enfermedad o sus achaques lo hace — ¿puedes vivir con ese secreto después de decirlo? — me pregunta. 

Y yo me quedo callado — ¿Ximena lo hizo? — pregunta  y yo asiento. 

—Entonces tú también podrás mijito — y me acaricia el rostro. 

De pronto como niño pequeño me suelto a llorar en frente de ella, algo que nunca había sucedido en mi vida y menos en frente de mi verdadera madre. Ella me abraza lo que provoca que siga llorando sin poder parar. No sólo es lo que Ximena me acaba de contar, son todas las noches que pasé solo en mi habitación temiéndole a la obscuridad, la falta de consejos, la falta de empatía, saber que Ximena estaba tan sola en este mundo como yo, el hecho de saber que mi madre me dijo que era una piedra en el zapato en lugar de decirme que me amaba… el hecho de que sé, que si Lucha no se cuida perderé a otra madre. 

—Ya, ya mijo, llora, es bueno llorar — me consuela. 

—Nunca había llorado en la vida…de esta manera — le confieso y me abraza más fuerte. 

—Siempre hay una primera vez… — me dice 

—Pues cuántas primeras veces se necesitan para escarmentar — le respondo y vuelvo a romper en llanto. 

Ella se ríe con mi comentario y yo me separo — Vas a ser padre mi amor — dice — te faltan cientos de primeras veces… y uno no escarmienta, aprende de ellas y gana experiencia. Hay unas primeras veces que son bonitas, otras que son placenteras y otras que nunca quisieras que sucedieran pero el destino las pone, pero, el chiste de todo esto mi Tristán, es que sepas salir victorioso de todas ellas y recibas un aprendizaje. No quiero que me cuentes lo de Ximena, porque es un secreto entre los dos pero… si fue una primera vez desagradable, aprende y asegúrate que no vuelva a pasar… —

—Pero hubiera deseado que no pasara — le confieso y ella me ve con ternura. 

—Pero las cosas pasan por una razón, mi amor. Yo perdí a un hijo y cuando pensé que no volvería a tener otro… la vida me trajo uno que vino desde lejos, y que ahora amo con el alma… —

—Yo también te quiero Lucha — le murmuro y la abrazo — por eso necesito que te tomes ese tratamiento, porque necesito que Luz te conozca ¿Si? Quiero decirle que su abuela Lucha es la persona más genial del mundo y más tierna… ¿si? — y ella sonríe —Una vez me dijiste que la vida te había dado una oportunidad nueva… a mi la vida me dio dos oportunidades, el recuperar a Ximena y el tener otra madre… y esa madre eres tú, y me gustaría disfrutar de esta hermosa sensación por mucho tiempo — le confieso. 

Lucha me sonríe y me toca el rostro — lo haré por ti mijo, para ver a tu hija y porque cualquier persona que le lleva una serenata a una mujer se merece todo — y nos reímos. 

Mi pecho se libera de esa bola de ansiedad que por un minuto tuve y sé que el desahogo me sirvió por algo. Lucha, mi confidente más fiel, la madre que yo escogí, siempre está conmigo cuando la necesito. 

—Ahora vete con Ximena, duerme a su lado y abrázala,  dile que la amas, ella te necesita a pesar de que es una persona fuerte… debes estar a su lado más que nunca ¿si? Y ese secreto que te confesó, guárdalo por ella pero no te quedes con los brazos cruzados mi vida que sé que no lo harás.— 

Me pongo de pie y le doy un beso sobre la frente — cuídate Lucha ¿si? Que te necesito por mucho tiempo… ¿Con quién veré la novela si no es contigo? — le digo entre risas. 

—Eso tienes razón… no tengo a nadie con quién quejarme de los protagonistas y de la trama.—

Me ve a los ojos y me besa ahora ella en la frente — buenas noches mi hijo de corazón.—

—Buenas noches Lucha — le murmuro y salgo de ese piso con olor a tabaco que por mucho tiempo sería mi confesionario. 

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