Pablo 

Théa y yo hemos vivido escondidos de todo. Las cuatro paredes de la habitación del lujoso hotel donde se hospeda se han convertido en nuestro refugio. Desde que comenzó esta pesadilla con Chez Galant, hemos evitado salir a la calle lo más posible. Nos movemos con cautela, siempre pendientes de cualquier indicio de peligro, de cualquier sombra que pueda delatar nuestra presencia.

Las noches son las más difíciles. Théa se retuerce entre las sábanas, atrapada en sus propios terrores. A veces la despierto, preocupado por sus gritos ahogados, por sus manos aferradas a mi brazo como si fuera su ancla en medio de la tormenta. Me mira con ojos vidriosos, llenos de miedo, y me duele el alma verla así. Pero siempre me rehúsa cuando le ofrezco hablar sobre lo que la atormenta. Prefiere guardar sus demonios para ella misma, como si temiera que compartirlos los hiciera más reales.

Mi familia ha estado un poco alejada de mí en estos días, y los entiendo. No puedo culparlos por querer protegerse, por mantenerse lo más lejos posible del peligro que nos acecha. Agradezco que estén seguros, que estén protegidos. Pero a veces me siento solo, como si estuviera luchando esta batalla en solitario. Sin embargo, sé que su amor y apoyo están conmigo, incluso si no pueden expresarlo en palabras.

A pesar de todas las complicaciones, soy feliz con Théa. Es una mujer increíblemente divertida, inteligente y capaz. Sus risas llenan la habitación de luz, sus palabras son como música para mis oídos. Me encanta escucharla hablar de sus sueños, de sus proyectos, de todo lo que le apasiona en la vida. Es una genio, una mente brillante que me mantiene en vilo con cada palabra que pronuncia.

Encerrados en estas cuatro paredes, no nos queda más que soñar, e imaginar lo que haremos cuando ella se sienta segura. Théa sueña con irse de Madrid algún día, con cambiar su nombre y comenzar una nueva vida lejos de todo esto. Pero sé que eso es solo una fantasía, un escape temporal de la realidad que enfrentamos. Por ahora, estamos aquí, con Théa, y eso es todo lo que importa.

Aunque nuestra relación no ha llegado al punto de la intimidad física, sé que no es el momento adecuado. Théa está demasiado vulnerable después de lo que pasó con Chez, y yo no quiero añadir más peso a sus hombros. Estamos juntos, nos amamos, y eso es suficiente por ahora. Todo llegará a su tiempo, solo tengo que ser paciente y estar ahí para ella en cada paso del camino.

Pero a veces me pregunto si algún día podremos ser libres, si algún día podremos amarnos sin miedo ni reservas. A veces siento que estamos condenados a vivir en la sombra de Chez Galant para siempre, que nunca podremos escapar de su influencia maligna. Pero me niego a rendirme ante esa idea. Porque mientras esté con Théa, mientras tengamos el uno al otro, siempre habrá esperanza. Y con eso es suficiente para mantenerme en pie, listo para enfrentar cualquier desafío que se interponga en nuestro camino hacia la felicidad.

Por otro lado, también están los Karaginnis, los que más miedo nos dan. Al menos con Chez, sabemos que está al pendiente de nosotros, porque podemos verlo desde la ventana de la habitación. Pero los Karaginnis han guardado un silencio profundo y voraz, que me aterra. No sé en qué momento atacarán o si simplemente han dejado de atormentarnos. Su calma aparente es aún más inquietante que la presencia de Chez. Me pregunto qué estarán tramando en las sombras, qué estrategias estarán urdiendo mientras permanecemos atrapados en nuestro pequeño refugio.

Théa y yo nos miramos a veces, con la misma pregunta flotando en el aire entre nosotros. ¿Qué sucederá después? ¿Cómo enfrentaremos lo que está por venir? No tengo respuestas para ella, ni siquiera para mí mismo. Solo puedo prometerle que estaré a su lado, que lucharé con todas mis fuerzas para protegerla de cualquier peligro que se presente.

Pero la incertidumbre pesa sobre nosotros como una losa, haciendo que cada día sea una prueba de resistencia. Nos aferramos el uno al otro en la oscuridad de la noche, tratando de encontrar consuelo en el calor de nuestros cuerpos. A veces, me pregunto si Théa siente lo mismo que yo, si comparte mis miedos y mis dudas. Pero no me atrevo a preguntarle, no quiero añadir más preocupaciones a su mente ya sobrecargada.

En medio de toda esta tormenta, intentamos encontrar momentos de paz y felicidad. Nos perdemos en conversaciones profundas y en risas compartidas, tratando de olvidar, al menos por un instante, todo lo que nos rodea. Pero sé que esos momentos son efímeros, que siempre hay una sombra acechando en algún rincón de nuestra mente.

A veces me cuesta salir a trabajar, dejar a Théa sola en el hotel. Para nuestra mala suerte, el hombre que la protegía se ha ido, lo han enviado a otra misión, y ahora está sola. Ya no me concentro en el bar. Paso todo el tiempo viendo mi móvil, monitoreándola. Tan solo cierro el bar, salgo corriendo hacia el hotel. A veces la encuentro despierta, leyendo en el sofá, tranquila. Otras veces la encuentro en un ataque de pánico. 

Estoy cansado de la situación y se nota en mi físico. He perdido peso, mis músculos no están tan formados como antes y en mi rostro se refleja el cansancio. Si mi madre me viera así, creo que me llevaría al doctor de inmediato; es por eso que llevo evitando visitarla desde hace tiempo. Solo le llamo, y me aseguro de que estén bien. Me gustaría verla.

Me concentro en cerrar las cuentas para poder irme a casa. Théa se siente bien, así que posiblemente esta noche descanse mejor. Cuento el dinero de la caja, por segunda vez, mientras Pilar se encarga de ordenar la barra y las botellas, ponerlas en su lugar. 

—Lo bueno es que mañana cerramos —me comenta—. Sé que tenemos que abrir en Fin de Año, pero, al menos mañana, podré descansar. Cairo y yo estamos planeando buscar un piso juntos, mañana le diremos a mi padre. ¿Crees que se oponga? 

Continúo en silencio. No quiero desconcentrarme. Lo único que falta es que cierre mal la cuenta de esta noche, y luego me meta en problemas. Últimamente, estoy en muchos y no quisiera agregar otro más. 

—¿Pablo?, ¿qué harás con Théa?, ¿no quieren venir mañana a comer a la casa?, ¿Pablo?, ¿Pablo?, ¡Pablo! 

—Dime —contesto, bastante molesto. 

—Es que te estoy hablando y no respondes. Parece que hablo con la pared. 

—Lo siento. En verdad estoy concentrado. Y sí, nos encantaría ir a comer. 

Pilar sonríe. 

—Excelente. Mi padre tiene ganas de ver a Théa. 

—A Théa también le gustará —agrego. 

Tomo el fajo de dinero y lo amarro con una liga. Después cierro la caja y tomo los recibos de los pagos con tarjeta. 

—Ayer vi a tu madre —continúa—. Está bien. Sin embargo, si ella te viera a ti, no te reconocería. Estoy muy preocupada por ti. Quiero a mi amigo de vuelta. 

—Yo también estoy muy preocupado por mí —comento—. Y créeme, tienes a tu amiga al lado. 

—No lo sé. —Pilar suspira—. Cada vez te siento más lejano. Sé que estás al lado, pero, no estás, ¿me comprendes? Todos estamos preocupados. Incluso a las personas que no le hablas, están preocupadas. 

—Y, ¿quiénes son esas personas? —pregunto, sin creérmela. 

—Pablo… 

La abrazo. 

—Te juro que te comprendo, Pili.  Sé que hay personas preocupadas por mí. Solo que las cosas están complicadas en mi vida, ahora, y puede que quiera pasar desapercibido. Pero aquí estoy, todo estará bien, lo prometo. —Tomo su mano—. Te juro que todo estará mejor pronto. 

—¿Me lo prometes? 

—Te lo prometo. Ahora, entra por tus cosas a la oficina y te llevo a casa.

—Me gusta eso. Cairo hoy no descansó del trabajo.

—Entonces, estás de suerte. 

Pilar sonríe. Se quita el mandil y se dirige a la oficina. Yo termino de apagar las luces, y de acomodar lo último que ha quedado pendiente. Me cercioro de que todo esté bien. Después, tomo mi móvil y le mando un mensaje a Théa. 

Salgo en unos minutos. Llevaré a Pili a casa de Jaz y luego voy para la casa. ¿Ya cenaste?, o, ¿me estás esperando?  

El móvil suena de inmediato. 

No tengo hambre, pero, podemos pedir algo del restaurante 24 horas. 

Me responde animada. Sé que lo está por la forma en que está escribiendo. 

—Lista —escucho a Pilar. 

—Bien. Tú sal por la parte de adelante y cierra. Yo iré por la parte de atrás. Nos vemos en la entrada 

—Vale. 

Veo cómo Pilar sale por la puerta de la entrada, y yo, voy hacia la puerta de atrás, apagando las luces y quedándome en la oscuridad. Recibo un mensaje de Théa.

Tengo ganas de caminar un poco. El restaurante está a unos pasos. Todo está tranquilo fuera. Iré, no me tardo. 

Y noto como el GPS se enciende en mi móvil, y sé que ha presionado el brazalete. Casi no lo usa, porque todo el tiempo se la pasa en la habitación del hotel. Entonces, mientras cierro con llave la puerta de atrás, siento cómo varias sombras se acomodan detrás de mí. Cuando escucho la voz de Chez, sé que esta no es una visita de amigos.

—Pablo, Pablo, Pablo… al fin, nos volvemos a encontrar —me dice.

Noto que no viene solo, sino con cinco personas más.

—¿Necesitas cinco personas para venir por mí?, cobarde —contesto.

Mis manos se tensan alrededor de las llaves mientras giro para enfrentar a Chez y su séquito. El brillo de la luna apenas ilumina sus rostros, pero reconozco la malicia en sus ojos. No están aquí para charlar.

—No te equivoques, Pablo. Puedo contigo, solo que mis amigos también les gusta jugar y me preguntaron si podían participar —responde Chez, con una sonrisa retorcida.

Intento mantener la calma, pero mi corazón martilla con fuerza en mi pecho. Sé que estoy en desventaja numérica, pero no puedo dejar que el miedo me paralice.

—¿Qué quieres de mí, Thaddeus Chezgal? —pregunto, tratando de ocultar mi nerviosismo.

Chez se acerca, su silueta se recorta en la oscuridad como la de un depredador acechando a su presa.

—Quiero que entiendas que no puedes ganarme. Que no importa lo que hagas, siempre ganaré. Théa es mía, solo mía. Karagiannis me la quitó, me la arrebató de las manos —dice, su voz goteando veneno—, así que no dejaré que tú hagas lo mismo, Pablo. Ni la protección de los Ruiz de Con te salvará de lo que viene. 

Trago saliva, intentando mantener mi compostura. Conozco el peligro que representa Chez y su banda, pero no puedo permitir que me intimiden.

—Théa no es de nadie, tampoco es mía. Ella está conmigo, porque me ama —respondo, intentando sonar seguro.

Pero Chez solo ríe, un sonido oscuro y amenazante que me eriza la piel.

—Oh, Pablo, no tienes ni idea con quién estás hablando, ni con quién te metiste, así que hoy, te daré una probadita de lo que te espera si no te quitas de mi camino —dice, avanzando hacia mí con paso lento pero decidido.

Retrocedo un paso, sintiendo la fría superficie de la puerta contra mi espalda. No tengo a dónde ir, estoy atrapado.

—No entiendo por qué tanta obsesión con Théa, ¿qué te ha hecho ella?, ¿por qué la persigues tanto? —insisto, mi voz temblorosa traicionando mi intento de valentía.

Chez se detiene frente a mí, su mirada fija en la mía con una intensidad que me hace retroceder.

—No es obsesión, Pablo. Simplemente, son negocios, y no me gusta perder una buena inversión. —dice, su tono gélido como el acero.

Siento la adrenalina, correr por mis venas, mi cuerpo tenso y preparado para el enfrentamiento. Pero sé que estoy superado en número, que luchar contra Chez y sus secuaces sería un suicidio.

—No tengo miedo, pero tampoco quiero problemas —digo, tratando de apaciguar la situación.

Pero Chez solo sonríe, una sonrisa que me hiela la sangre en las venas.

—Oh, Pablo, si tan solo fuera tan fácil. Has cruzado una línea que no deberías haber cruzado, y ahora tendrás que enfrentar las consecuencias —dice, su voz cargada de amenaza.

Intento mantener la compostura, pero por dentro estoy temblando de miedo. No sé qué esperar de Chez y sus hombres, pero sé que no será nada bueno. Antes de que pueda reaccionar, siento el impacto de un puño en mi estómago, seguido por una lluvia de golpes y patadas que me deja aturdido y dolorido en el suelo. Gimo de dolor, tratando de protegerme del castigo. Chez y sus hombres descargan su furia sobre mí. Y mientras el mundo se oscurece a mi alrededor, sé que esto es solo el principio de lo que me espera si no encuentro cómo deshacerme de él pronto. 

9 Responses

  1. Nooooo Pablo, ojalá Pilar pueda escucharlo y llamé a la policía, es una basura chez, meterse a rollo con Pablo, ojalá no pase a mayores

  2. Ay nooo pobre Pablo, le ha tocado sufrir bastante tambien y estan solos ya. 😭😱 ese Chez es una hdp, lo odio, ojala le peguen una matada pero de a poquitos, lo torturen, asi como se ve en las peliculas q los torturan hasta que empiezan a morir pero los logran estabilizar y vuelvan a darle como a rata. Perdon pero ese tipo saca los mas oscuros sentimientos. Es lo peor.

  3. A traición, un poco hombre como Chez tiene sentido que sea así. Espero que de acá surja la denuncia que lleve a la cárcel al “no muerto”

  4. Creo que ya es mucho alargar está historia sobre el tema de Chez y los Karan es demaciado desde el capítulo no se que y todo se resume en lo mismo que haremos y que an hecho nada ya es hora de que pase algo

  5. Maldito solo así puedes porque solo hombre a hombre no 🤬🤬🤬 pero cuando te toque será para que se saboree uno de gusto 😡😡
    Hay Pablo no 😭😭😭🥺🥺🥺

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