Antonio
La visita de mis hermanas me tomó por sorpresa, y confieso que al principio me puso de mal humor. No estaba preparado para enfrentar sus preguntas inquisitivas ni para revelar los secretos que había guardado celosamente durante tanto tiempo. Pero ahora, con el paso de las horas, algo ha cambiado dentro de mí.
El simple hecho de que mis hermanas hayan descubierto mi relación con Lila y el hecho de ser padre de una niña me ha obligado a confrontar la verdad que he estado ocultando. A pesar de la incomodidad inicial, una extraña sensación de liberación se ha apoderado de mí. Como si, al sacar a la luz todos esos secretos, hubiera dejado espacio para algo más puro y verdadero: el amor.
Este encuentro ha sido un punto de inflexión para mí. Me ha hecho darme cuenta de que ya no hay nada que temer, de que los días turbios han llegado a su fin. He cortado los lazos con los Karagiannis, he elegido estar al lado de la familia de Lila, y estoy construyendo mi propio hogar y mi propia familia.
Ahora tengo nuevos amigos, socios y aliados que están de mi lado. Por fin, siento que estoy en el camino correcto. Por fin, las buenas noticias están llegando a mi vida. Y no pienso volver atrás, no me importa si mis hermanas quieren tener comunicación conmigo.
Aunque he tomado la decisión de alejarme de los Karagiannis y he encontrado un nuevo camino junto a la familia de Lila, sé que todavía quedan asuntos pendientes por resolver. Uno de los más importantes es enfrentar el tema de la banca rota y asegurarme de que los Karagiannis no vuelvan a causarle daño a mi familia ni a nadie más.
Entiendo que he proclamado mi libertad de su influencia, pero su pasado oscuro y su capacidad para manipular y destruir son cosas que no puedo ignorar. No puedo permitir que sigan operando impunemente, dejando un rastro terrible a su paso. Es hora de darles una lección y mostrarles que no pueden meterse con Antonio de Marruecos sin enfrentar las consecuencias.
Así, me acerco a Daniel, quien ha estado de guardia junto al ataúd de su abuela durante la última hora, y que ahora se encuentra sentado en el sofá de la sala, con una toalla sobre la frente y un vaso con agua entre las manos. Al parecer, el ambiente lleno de incienso, velas y olor a flores, lo ha abrumado, y está intentando tomar un descanso.
Con cautela, me acerco hacia él y me siento a su lado. Él se quita la toalla, me ve a los ojos y comprende lo que estoy a punto de hacer; así que habla primero.
—Diría mi abuelo Tristán, que es de mala educación mezclar negocios en la hora familiar.
—¿Entonces, estás dispuesto a negociar? —pregunto, y él sonríe levemente.
—Siempre estoy dispuesto a negociar, sobre todo con la información que tengo.
—Dime.
—Efectivamente, los Karagiannis están en banca rota, y no se pueden salvar. Lucho Moríns es más rico que ellos, y eso trae cinco euros en la bolsa de su pantalón. Lo estoy enseñando a ahorrar.
—¿Así de mal están?, ahora entiendo por qué estaban tan enojados cuando le di a Théa esa cantidad de dinero.
—Pero eso, querido Antonio, no es lo mejor de todo esto que te estoy por decir. Algo que creo te hará el día.
—Sorpréndeme.
—Los Karagiannis no solo están en banca rota, sino endeudados hasta el cielo. Tengo un amigo que se dedica al sector de cobranza de deudas, y me platicó que Karagiannis no tiene ni un euro y que, debido a su historial, no hay banco que les preste dinero. Están jodidos, y en caso de que alguien les preste dinero, tendrán que pagar tasas de interés exorbitantes y aceptar términos draconianos. La bancarrota los ha marcado como un riesgo financiero, y eso es algo con lo que ningún prestamista quiere asociarse.
—¿Es en serio? —pregunto, con una sonrisa en mis labios que sé que es inadecuada.
—Así es. No necesitas joderlo, él solo ya está jodido. Solo es cuestión de que el tiempo lo saque a la luz, al menos que quieras una solución rápida.
Daniel me lanza una mirada, como si estuviera a punto de darme la respuesta que necesito.
—¿Eso qué significa?
Daniel reflexiona por un momento antes de responder. Al parecer, las palabras que me dirán son dinamita, que podría estar a punto de explotar.
—Creo que hay una solución rápida para sacar a los Karagiannis de tu vida de una vez por todas —dice con determinación.
Levanto una ceja, bastante intrigado.
—¿Qué sugieres, Daniel?
—Simplemente, quítales todo —responde Daniel con firmeza—. Ya están en una situación desesperada, ¿verdad? Si realmente quieres deshacerte de ellos, puedes tomar medidas drásticas. Puedes usar recursos para iniciar acciones legales, embargar sus activos y exponer sus actividades ilegales. De esa manera, no solo los sacas de tu vida, sino que también los dejas en una posición en la que no puedan hacerte más daño. Si trabajas para ellos o eres socio, estás en todo tu derecho de hacerlo. Pero si quieres que mueran de rabia, puedes ir un paso más allá. Podrías comprar su empresa, reestructurarla y hacerla exitosa. Sería la última estocada para ellos. ¿Quieres ser todavía más malo? Haz una oferta a través de un representante legal, y cuando acepten, te presentas en la firma, con una sonrisa, pensando: Soy Antonio de Marruecos, el hombre que compró el legado de los Karagiannis.
—¡Guau!, en verdad eres bueno en esto.
—Lo sé. Además, veo muchas series de empresas y sucesiones. Sé muchos escenarios macabros para derrotar empresas.
—Entonces, ellos ya están jodidos.
—Sí. Supongo que solo queda la fama que tienen, pero, en realidad, están jodidos. Así que puedes ser el hombre que compró el legado de los Karagiannis, o simplemente ver de lejos cómo todo se derrumba. Tú decides.
—El hombre que compró el legado de los Karagiannis, no me desagrada. —Admito con una sonrisa.
—Solo piensa bien el momento para comprarla. Mi abuelo siempre decía que para los negocios siempre hay un momento exacto, no antes, no después, un momento exacto. No te adelantes y espera tu momento.
El corazón me late agitado, ¡claro que este es mi momento! Podría comprarlo ya y ver cómo los Karagiannis pierden todo. Sin embargo, me tranquilizo. Daniel tiene razón, es muy pronto para poner mi plan en marcha. Además, Karagiannis es bueno negociando y yo podría salir jodido, no él.
—Gracias.
—No hay de qué, para eso está la familia. Solo nada de esto a mi tío Robert, si sabe que hice todo esto, puede que estás sean mis últimas palabras.
—Seré una tumba.
Mientras me encontraba con Daniel, mis ojos captaron a Lila al fondo. En ese instante, nuestras miradas se encontraron, y su gesto me indicó que me acercara. Con una leve palmada en el hombro a Daniel, señal de que estaría de vuelta pronto, me puse de pie y me dirigí hacia ella.
Cada paso que daba hacia donde se encontraba Lila, una sensación de poder crecía dentro de mí. Saber que tenía a los Karagiannis en la palma de mi mano provocaba un cosquilleo en mi piel. Era una certeza embriagadora, el sentimiento de tener el control total sobre la situación.
Sabía que estaba a punto de dar un paso decisivo para deshacerme de los Karagiannis de una vez por todas. Y con esa convicción guiándome, me acerqué a Lila, listo para tomar el control y dirigir el próximo movimiento.
—¿Todo bien? —me pregunta Lila.
—Mejor que nunca —murmuro, para después abrazarla.
Al fin la vida nos sonríe.
Daniel es todo un pilo, ay gracias a Dios ya todo como les empieza a salir bien. Ojala los deje mas en la imunda y los humille publicamente y a esa Cassandra y Atenea. Como las odio.
Necesito a Daniel par aún par de consejos, me gusta hacer sufrir a esos infelices 🤭
Jajaja ame la parte donde Lucho es más rico que los karagiannis 🤣🤣🤣 eso y que no le diga nada a su tío Robert 😂🤣 el final se acerca, pero los guiños divertidos me hacen disfrutarlo más
Mi jefecito es un genio de las finanzas y los negocios aparte que se ayuda con las series 🤭🤭 si ayudan mucho y creo que Lucho será su sucesor 🤭🤭🥰🥰😝😝 sabios consejos de don David 👏🏼👏🏼🥰🥰
Que bueno que ya se ve la luz al final de todo esto que los atormentó por tanto tiempo y espero con ansias ver caer a los karadecaca 👏🏼👏🏼👏🏼
Luchito bello… Danielito crack. Sólo te pido Antonio que te la tomes con suavena porque la vida te ha enseñado que no todo es sopa y seco.