Antonio
Después de pedirle matrimonio a Lila en la cocina de la casa de sus padres, en frente de su familia, el tiempo pasó volando muy rápido, al grado de que ya estamos a mediados de febrero. Me encuentro sentado en el acogedor sofá de nuestro nuevo hogar en Madrid, el mismo que, por ahora, pertenece a Théa, de quien no he tenido noticias. Lo único que llegó a mis oídos, por Manuel Ruiz de Con, es que Pablo fue golpeado, y que se va recuperando poco a poco.
Es increíble cómo las cosas pueden cambiar en tan poco tiempo. Hace apenas unos meses, estábamos viviendo vidas separadas, cada uno inmerso en su propio mundo. Pero ahora, aquí estamos, comprometidos y compartiendo un hogar juntos en la ciudad que vio nace nuestro amor.
La sonrisa no se borra de mi rostro mientras repaso mentalmente todo lo que ha sucedido en estos últimos meses. Lila y yo hemos estado ocupados organizando nuestra vida juntos y estamos ansiosos por encontrar nuestro propio lugar, un espacio que podamos llamar verdaderamente nuestro.
Una de las mayores alegrías que hemos experimentado juntos es el crecimiento de la marca de Lila. Ella ha trabajado incansablemente para expandir su negocio y ha logrado convencer a su socia de trasladarse a Madrid por unos meses para explorar nuevas oportunidades y mercados. Estoy increíblemente orgulloso de ella y emocionado por lo que el futuro nos depara en este aspecto.
Y hablando del futuro, Lila y yo hemos acordado casarnos en abril, justo con la entrada de la primavera. Es un momento perfecto para comenzar esta nueva etapa de nuestras vidas juntos, y también nos da tiempo para que las cosas se asienten después del velorio de Fátima.
Por otro lado, mi contacto con los Karagiannis continúa, solo que de manera más lejana. Resulta, que Karagiannis ha caído enfermo y ha tenido que viajar a su casa en Grecia para poder descansar. Él dice que no es nada, y que pronto estará bien. Sin embargo, sé que todo esto de la enfermedad tiene que ver por la presión de saber que su legado se cae a pedazos y que no tiene cómo salvarlo. El matrimonio de Cassandra fracasó, y ahora es una divorciada viviendo de nuevo con sus padres. Atenea la pasa mal con Chez, aunque tiene el dinero suficiente como para presumirles a sus hermanas que es rica, y el resto de las mujeres, Karagiannis, no tiene pretendientes – bueno, podrían tener, pero no con los millones requeridos.
Karagiannis tiene esperanzas de que el Conglomerado le dirá un sí, y yo solo pienso en cómo me vengaré de él. La idea de comprar la empresa y hacer lo que deseo con ella, llama mucho mi atención. Sin embargo, también me gustaría verlos hundidos, destrozarlos, sacar mis deseos de venganza con ellos.
Después recuerdo que yo no soy así, y que en el momento se me ocurrirá como hacerles entender que están acabados y que yo gané. Que después de años aguantando sus tratos y sus imposiciones, los De Marruecos, ya no responderemos a ellos. Ahora solo debo enfocarme en mi felicidad y en la de mi familia y por supuesto, planear una boda.
Tanto Lila como yo acordamos que fuese una boda sencilla, por el civil. Después, cuando Mena ya pueda caminar y llevar las flores, haremos una más grande, con más invitados y en un lugar más bonito. Lila se quiere casar en México, en la catedral que está justo en el zócalo de la ciudad, y la recepción en el Claustro de Sor Juana. Tiene todo planeado desde niña, así que simplemente debemos hacerlo realidad.
Mientras tanto, ella sigue trabajando en su marca y está aprovechando los contactos de su familia para moverse aquí. Resulta que Jo, su prima, tiene contactos con las familias más grandes e influyentes de Madrid gracias a sus guarderías, así que Lila aprovechará para posicionar y promocionar su marca entre sus hijos. Ya ha comenzado a tener varios pedidos de diseños, todos únicos, y eso la hace feliz.
Al parecer, se ha quedado en el olvido el hecho de que su primera marca la hayan hundido los Karagiannis. Ahora, podemos ser positivos hacia el futuro, y decir que Rosa y Lila por Mena Caballero, será el éxito que Lila se merece, y la esperanza que deseosos buscábamos.
Lila y yo hemos comenzado esta nueva vida con el pie derecho y se nota en todo lo que estamos viviendo. Desde que le pedí matrimonio y fui aceptado en la familia, ahora estoy viviendo, lo es que ser parte de ellos, y de verdad estoy sorprendido.
A pesar de que Karl no está – quien sería el único que me conoce desde antes -, Moríns, Tristán y Daniel se han encargado de darme la bienvenida correctamente, e integrarme en todas las actividades que ellos tienen en conjunto.
Puede que suene raro y tal vez se vea así, pero en realidad, los tres son amigos y conviven porque les agrada. Incluso sé que si Cho y Karl estuviesen aquí, también serían parte de todo esto.
Ahora, soy invitado a los sábados de wafles en casa de uno de ellos. Me invitaron al gimnasio, algo que rechacé porque simplemente no es lo mío. A los desayunos de señores, que básicamente son todos juntándose a desayunar para contrarrestar el hecho de que sus esposas, hermanas y primas también se juntan a desayunar ese día y uno que me llama la atención, los jueves de bar. Un día donde todos, incluyendo las mujeres, se van al bar de Cho, “El Corazón Espinado”, para pasar un buen rato.
Por semanas, Lila y yo lo hemos rechazado, debido a que tuvimos que instalarnos y nuestro niñero se ha ido, porque yo le pedí que lo hiciera, ya no veo peligro, por lo que no teníamos con quién dejar a Mena. Sin embargo, Rosa ha llegado, y Lila quiere aprovechar esta noche para presentarles a toda su familia.
Así que, por fin, me tocará ese evento. Aunque confieso que el desayuno de señores es realmente divertido, quiero salir con Lila a bailar, a escuchar música, tomar unos tragos y sentirme libre y enamorado. Quiero festejar, necesitamos hacerlo. Este es nuestro momento.
—¿Habrá algún español guapo? —Escucho a Rosa hablando con Lila, mientras manejo hacia el bar.
Su pregunta me hace sonreír. Al parecer, Rosa no solo vino a ver lo de la marca, sino a buscar novio español.
—Pues, supongo —contesta ella, arreglándose el maquillaje—. Es España, y el bar es famoso. Es el primero de los cinco.
—¡Cinco! —expresa impactada.
—Sí. Cho es bueno en los negocios. Incluso acaba de abrir uno en Hawai.
—Dios, me urge un hombre así.
—¿Bueno en los negocios?
—También, yo solo pensaba en guapo, como Cho —bromea, y los tres nos reímos.
—Estaciónate aquí. El vallet se lo llevará. —Me indica Lila, y yo me detengo justo en frente de la puerta.
Me impresiona ver que hay una larga fila para entrar y que las personas esperan con paciencia su turno. El joven del vallet le abre la puerta a Lila, y ella se baja de inmediato, junto con Rosa. Yo camino hacia ellas y tomo de la mano a mi prometida, quien trae ese hermoso anillo brillante en su dedo.
—Hace mucho que no la veía, señorita Lila —le dice el joven—. Bienvenida.
—Gracias —contesta ella.
Rosa voltea a ver al joven y luego nos dice.
—Veo lo que veo y me gusta… Pero me esperaré a entrar —bromea.
Dejo que Rosa entre al bar primero y yo le pido a Lila que espere.
—Entonces, ¿eras cliente frecuente de este bar? —pregunto.
—Pues. A mi hermana le encantaba venir, y como vez, toda la familia lo hace seguido, por lo que venía con ellos. Sin embargo, prefería quedarme en casa, en pijama y viendo una película.
—Si quieres, podemos hacerlo. Mena está con la niñera y el piso es bastante grande para que estemos solos —le propongo.
Ella sonríe.
—Me encantaría. Pero hoy quiero festejar. La junta con los nuevos socios fue un éxito y tengo ganas de bailar. Además, tomaré esto como una de mis tantas despedidas de soltera.
—Bien… —acepto, con una sonrisa.
Ambos entramos al bar y la bienvenida nos da la música. Ya no encontramos a Rosa, así que no sabemos dónde fue, pero estamos seguros de que en algún punto la vamos a encontrar.
—¡Allá arriba! —me dice Lila al oído.
Así que veo unas escaleras y en la parte de arriba, la mesa reservada para la familia. Al parecer, todos están ahí, incluso los tíos de Lila. Los dos subimos, solo para encontrarnos a Rosa al lado de Moríns.
—¡Ey!, si vinieron —expresa—. Justo con la cuñada que quería hablar.
—¿Cuñada? —pregunta Rosa, algo desilusionada.
—Aunque no lo creas, estoy casado. Mi esposa fue al baño y es la hermana de Lila.
—¡Dios!, él más guapo del bar y resulta que es casado, ¡qué suerte!
—¿Crees que soy el más guapo? Se nota que no conoces a mi suegro… a pesar de estar en sus entrados sesenta y siempre, es guapísimo. Hasta yo estoy enamorado de él.
—No seas lambiscón, y mejor dime para qué me quieres —le comenta Lila.
Moríns la toma del brazo y se la lleva.
—¡Yo iré por algo de beber! —le digo a Rosa y ella asiente.
Así, bajo las escaleras, y me dirijo hacia la barra. Me toma por sorpresa ver que Théa se encuentra atendiendo en la caja, mientras otra joven se encarga de la barra con una habilidad envidiable.
—¿Théa? —pregunto.
Ella reacciona y al verme sonríe.
—¡Antonio! —expresa—.¿Qué haces aquí?
Ella se acerca a una de las esquinas de la barra, la que está más desalojada y después de dar un pequeño salto, me da un abrazo. Está feliz de verme, y yo también. Sin embargo, admito que no la veo tan bien de salud. Está muy delgada, se ve cansada, a pesar del maquillaje, y su semblante evidencia preocupación.
—¿Cómo estás? —inquiero.
—Bien, bueno, mejor —admite, y me lanza una sonrisa tímida.
—Escuché lo de Pablo. Tratamos de comunicarnos pero…
—No te preocupes. Entendemos lo de la muerte de la abuela de Lila. Pablo quería ir, pero, se veía muy mal. Además, su madre no lo dejó. Creo que me odia, porque piensa que lo meto en problemas.
—Théa —murmuro.
No puedo creer que a pesar de todo a ella le esté yendo mal.
—Pero, no te preocupes… ¿Te puedo confiar un secreto? —me pregunta. Yo asiento con la cabeza. Théa sale por la puerta de la barra y me lleva a un lugar alejado de la música—. Pablo y yo nos vamos a escapar.
—¿Cómo? —pregunto.
—Sí. Nos vamos a escapar sin decirle a nadie dónde. Nos iremos en unas semanas, porque debemos cerrar unas cosas aquí y pasar dinero a una cuenta que hemos abierto. Nos iremos a México, a Veracruz, a la casa de su abuela. Nos quedaremos por un tiempo ahí y luego veremos qué hacemos. Lo hacemos así para que Chez no nos siga.
Cierto, Chez. Lo había olvidado por completo.
—Creo que es una idea estupenda. Era justo lo que yo quería hacer con Lila.
—Pues que bueno que no lo hiciste. No sabes lo difícil que ha sido para la familia de Pablo. Sufren mucho, yo no me siento del todo aceptada y su hermana no ha venido a visitarlos en meses debido a Chez. Es difícil. Al menos tú puedes venir al bar con ellos y no sentir que la vida se te puede ir.
—Lo siento mucho, Théa, de verdad. Espero que te vaya bien con Pablo en México.
—Yo también. Cuento los días para irme. Solo nos faltan los boletos de avión, pero, esos los compraremos cerca de la fecha. Así que, si ya no me ves.
Abrazo a Théa. En verdad, me siento feliz de que haya logrado salir de los Karaggianis, pero, triste, por todo lo que está pasando con Chez.
—Deseo que seas muy feliz.
—Yo también.
—¡Théa! —La llama la chica de la barra y ella asiente con la cabeza.
—Me voy. Pide la llamarada Cho. Es la especialidad de la casa y es buenísima —me comenta, para después, darse la vuelta. Sin embargo, antes de irse, me advierte—. Solo lo sabes tú.
—Y solo lo sabré yo —contesto.
—Gracias —me dice, con una sonrisa. Después se dirige a la caja y comienza a cobrar.
Veo a Théa y me siento orgullosa de ella. Sé que su vida no ha sido fácil, y que su presente también es complicado, pero, me alegra que haya encontrado a alguien como Pablo, que la apoya y que, a pesar de todo, está a su lado. Solo espero que les vaya bien en el plan que tienen.
Así, después de pedir dos llamaradas Cho y de esperar unos diez minutos a que la joven atendiera a todos, regreso a dónde se encuentran todos, solo para ver que Rosa ya está bailando con uno de los primos de Lila, y que ella sigue platicando con Moríns. Me acerco, y tan solo ella nota mi presencia, sonríe.
—¡Qué bueno que trajiste una de estas! —me comunica, tomando el vaso—. ¿Te gustaría ir a París?
—¿A París? —pregunto, sin entender nada.
—Sí. Moríns, me ha dicho que mi madre sacó unas cajas que pertenecían a su abuela, o sea, mi bisabuela. Y en ellas descubrieron muchas cosas, incluyendo una propiedad en París. Y como la casa de Madrid se quedó a nombre de Alegra, quiere ver si me interesa la propiedad, para ponerla a mi nombre.
—Me parece… interesante.
—Iríamos con él y con Sila, la próxima semana. Y bueno, los niños. Moríns tiene las llaves y podremos pasar el fin de semana ahí, ¿qué te parece?
Sonrío.
—Me parece, perfecto.
—¡Listo!, entonces le diré a mi suegra que iremos a París a ver el lugar. Me comentó que si no te gusta, puedes decirlo y lo pondrá en venta. Como si necesitara más dinero.
Lila se ríe.
—¡Uy!, amo esa canción —expresa alegre, mientras me toma de la mano y le da a Moríns su bebida—¡bailamos! —La sigo, simplemente la sigo. Sin saber qué ritmo es o qué canción, solo sé que ella quiere bailar y yo lo haré sin dudas.
Ella se mueve con gracia, cantando la canción, y sonriendo. Recuerdo nuestras primeras citas donde ella se veía tan feliz, tan plena, y me agrada que vuelva a ser ella misma.
Se acabó el miedo, se acabó el terror, las mentiras y las separaciones. La vida nos sonríe a Lila y a mí, y esperemos que todo siga así, porque creo que lo peor, ya lo hemos pasado. Todo ha quedado atrás.
Jajajaja Morins! Me encantan sus palabras
Ay me preocupa Thea y Pablo. 😭 ya han sufrido bastante tambn. Y Parissss???? What???? Y Morins es unico jajajaja es la sonrisa de la familia. Siempre con sus palabras logra eso sonrisas y mas. 🥳 edta enamorado del suegro jajajajajajajajajajaja y Luz no necesita mas dinero jajajajajaja
Me parte el corazón Thea y Pablo 😢
Mi suegro es mas guapo y estoy enamorado de él jajajajajajaj
Pablo y Théa merecen comerse el mundo después de tanta angustia.
Que bonito que ya puedan disfrutar de su amor 🥰
Esa Rosa va por todas bueno por todos 🤣🤣🤣
Moríns es Moríns y su enamoramiento de su suegro de sesenta y siempre 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Pobrecita Théa 🥺🥺 que por culpa del asco de Chez no pueda ser feliz todavía 😫😫😡😡😡