David
La noche al lado de Alegra fue algo extraña. Fue una mezcla entre deseo y ternura corriendo por mi cuerpo, mezclado a la par con ese timidez de mi parte al tenerla recostada a mi lado. Yo, nunca he estado con una mujer, ni siquiera compartido una habitación, ni la cama y mucho menos verle desnudar lentamente detrás de la puerta del baño y amarrarse el cabello para entrar a darse una ducha. Alegra, es mi primera vez en todo, desde el estar enamorado profundamente hasta el enfrentarme a mi familia, sobre todo ahora que ella ha renunciado a todo con tal de venirse conmigo y así empezar una nueva vida así que no voy a fallar, no puedo fallar.
Así, mientras acaricio su rostro lentamente para despertarla y decirle que es momento de irnos de Canaria, no puedo dejar de pensar en todas las cosas que haremos juntos, en lo felices que sé llegaremos a ser y las oportunidades infinitas que nos está ofreciendo la vida. Somos jóvenes, talentosos y nos amamos, no hay nada en este mundo que nos pueda parar, lo tenemos en las manos y haremos de él lo que se nos dé la gana. Alegra logrará ser una gran pediatra y yo levantaré la empresa de mi padre para volverle a dar el éxito que tenía antes de lo que pasó en el país después, nos mudaremos a una casa enorme frente al mar, formaremos una familia y envejecemos juntos hasta que la muerte nos lleve, ese es el plan.
―Primer dato de David Canarias se despierta al amanecer― murmura aún con los ojos cerrados para luego darme una sonrisa.
Alegra abre sus hermosos ojos color marrón y al verme brillan ― no pude dormir es la verdad ― respondo sin quitarle ni un segundo la vista de encima.
Ella levanta la mano y acaricia mi rostro ― yo suelo levantarme al amanecer pero, no sé que me pasó que dormí mejor que nunca.
―Tal vez fue la cama ― respondo y ella niega con la cabeza.
―No, fue el hecho de que sabía que estaba protegida ― confiesa.
Bajo mi rostro lentamente hasta que junto mis labios con los de ella y de inmediato nos besamos. Ya le había besado antes, en el mar, en el bar, en ese techo donde hablamos por primera vez pero, nunca sobre una cama por lo que no sé dónde posicionar mis manos o cómo reaccionar ante este beso que enciende todo mi cuerpo como si hubiese activado una chispa dentro de mi. Así que, para no arruinar el momento, pongo mis manos a los costados de su cuerpo quedando encima de ella mientras disfruto de lo que está sucediendo. Sin embargo, llevado por el deseo, subo mi mano y toco uno de sus pechos. Ella reacciona separándose de mí.
―Espera― me pide y con la mano me aleja acomodando la palma de sus manos sobre mi pecho para alejarme.
―¿Qué pasa? ― pregunto agitado.
Alegra se sienta sobre la cama, se recarga sobre la cabecera y se acomoda el cabello― lo siento David, yo… ― trata de formular una frase y luego respira― yo no quiero que pienses otra cosa sobre mí o más bien, no sé que idea tengas sobre mí pero, yo no…
― ¿Tú no qué? ― pregunto en un murmuro.
― Aunque no creas yo, yo jamás he estado con nadie― confiesa. Sin poder evitarlo esbozo una ligera sonrisa que ella nota de inmediato― ¿qué?, ¿no me crees?
―Claro que te creo, no entiendo porqué te justificas en eso.
― Bueno, es que…
Sin que ella lo espera, me siento a su lado y tomo su mano. Puede que Alegra sea muy deshinibida sobre el escenario pero, por lo que veo, en la intimidad es tímida, cuidadosa incluso hasta se ve inocente algo que confieso me excita un poco más y me enloquece.
―Yo tampoco he estado con nadie Alegra― respondo.
Alegra abre los ojos sorprendida y como si fuera ella la que está pasando la vergüenza, se cubre el rostro con ambas manos y encoge sus piernas hacia su vientre. Yo estiro la mano y trato de que se descubra.
― ¿Qué pasa? ― pregunto. Cuando veo su rostro enrojecido, sonrío.― ¿A caso te estás burlando de mi? ― bromeo para romper la tensión.
Ella niega con la cabeza ― no, no, claro que no, sólo que, ¿te das cuenta de todo esto? Nos vamos a ir a vivir juntos y compartiremos la casa, la habitación y quién sabe que más y…― habla nerviosa pero la comprendo, sé lo que me está tratando de explicar.
Tomo sus manos y las beso mientras su hermosa mirada me ve con una ternura no antes mostrada ― nos adaptaremos, no pasa nada, hablaremos y nos pondremos reglas y cuando estemos listos daremos los pasos para construir cada parte de nuestra relación― me acerco más a ella y tomo su rostro entre mis manos ―¿me quieres?
―Claro que te quiero― responde sin despegar su mirada de la mía.
―Entonces todo fluirá, absolutamente todo. Lo importante es que estemos juntos y nos vayamos conociendo hasta llegar a hacerlo íntimamente, poco a poco, paso a paso. Ahora Alegra, lo que debemos hacer es salir de aquí, irnos para construir lo que queramos.
Alegra asiente con la cabeza y vuelve a besar mis labios ― vámonos, vivamos nuestra vida.
―¿Ves?, no es tan difícil para los dos ponernos de acuerdo. Muy pronto funcionaremos como si nos hubiésemos conocido de toda la vida.
―Lo sé y no sabes lo emocionada que estoy por eso― Alegra se hace para adelante poniéndose de rodillas sobre la cama y con su rostro en frente del mío me vuelve a besar― te quiero David, te quiero mucho.
―Yo también te quiero mi amor― me atrevo a decirle provocando que de nuevo se sonroje ― ahora vayamos de aquí Alegra que tenemos muchas cosas que hacer. Debemos ir a comprarte algo de ropa, ver donde vamos a vivir y sobre todo presentarte a mis padres, en dos días habrá una cena en mi casa y será el momento perfecto para hacerlo, ¿te parece?
―Me parece ― responde emocionada y esta vez soy yo quien besa su frente.
―Vamos, que el avión espera por nosotros le comento para volver a ver su sonrisa.
[…]
Alegra
Dicen que el amor te hace hacer locuras de las que puedes o no arrepentirte más adelante pero, juro que mientras David me toma de la mano y me lleva hacia las escaleras que suben al avión sé, que esta ha sido la mejor decisión de toda mi vida. Estoy consciente de que dejaré todo lo que conozco por un mundo completamente desconocido para mí, en donde no sé las reglas, ni las costumbres y mucho menos el tiempo de gente con el que voy a convivir, pero, no temo, porque sé que lo haré al lado de David y eso me da una seguridad como nunca la había sentido.
Así, mientras doy los pasos para entrar al lujoso avión que parece más grande que toda la casa donde yo antes vivía un aire de libertad llega a mí mezclado con la ansiedad de saber que estoy a punto de volar lejos para nunca jamás regresar, para salir de aquí y hacer mis sueños realidad.
―Siéntate donde desees― escucho la voz de David y yo volteo a verle con una sonrisa.
Después camino por el corredor para sentarme justo al lado de la ventanilla, él me sigue y se sienta enfrente de mí― me gusta ver por la ventana el mar― me justifico y él asiente.
―Un día nos iremos a vivir frente al mar. Te compraré una casa en Ibiza, con un ventanal donde ambos podamos observarlo de lejos y podamos preguntarnos en qué punto el cielo se toca con el agua― recita.
Tomo sus manos ― yo podría vivir en un cuarto de cuatro paredes contigo, no es necesario esa casa que dices. Al mar podemos caminar cuantas veces queramos, ¿no es cierto?
David asiente con la cabeza para luego rozar sus labios en mis dorsos― aun así te compraré una casa y cuando tengamos hijos juntos caminaremos por la orilla del mar, mi amor.
En ese instante sobrecargo se acerca y nos ofrece algo de beber ― champaña por favor.
―No, no gracias, yo no sé tomar y suelo marearme muy rápido ― confieso― lo más que puedo tomar es cerveza.
La sobrecargo me ve con una mirada que no hubiese querido pero supongo que es normal, no creo que alguien como yo haya subido a esta avión antes. De pronto, no sé porqué, siento un poco de vergüenza por lo que acaba de pasar.
―Entonces dos cervezas ― dice David con una sonrisa.
―Pero, señor Canarias― habla ella un poco sorprendida.
―Dos cervezas― vuelve a repetir y luego voltea a verme ―nos adaptaremos, ¿recuerdas? ― me dice.
En ese momento siento como el avión comienza a despegar. Volteo por la ventana y observo como el suelo se va haciendo pequeñito y poco a poco subimos hacia las nubes. Aquí voy, con el corazón palpitando de emoción, con los sueños en la mente y tomada de la mano del hombre que construía un futuro conmigo. Así, mientras observo el mar a lo lejos y como poco a poco lo voy perdiendo entre las nubes, no puedo dejar de pensar en esa Alegra que se quedó entre las olas del mar esperando una respuesta, esa Alegra que pienso no volver a ser jamás.