Alegra 

(Días después) 

El llegar a Ibiza ha sido una bocanada de aire limpio y nuevo para mí. Tan solo me bajé del avión me sentí liberada, me sentí otra y supe que a partir de aquí sólo podría haber cosas buenas para mí al lado de David, este hombre maravilloso, inteligente y simpático que yo he empezado a querer más y más con cada minuto que paso a su lado. 

Así, tan sólo bajamos del avión, el plan que ya habíamos platicado una y otra vez se puso en marcha, empezando con el hecho de que él me llevo directo a un bonito hotel donde sólo estaríamos unos días mientras conocía a sus padres y él terminaba su traslado hacia Madrid. También, David me llevó a varios locales de Ibiza para comprarme la ropa que necesitaba o más bien la que él quizo, ya que por más que le insistí que tres vestidos, blusas y pantalones serían suficientes para mí, él me compró ropa para todo tipo de ocasión, incluyendo, de la misma manera, un precioso vestido para la fiesta donde conocería a sus padres. 

De repente el clóset de la habitación se llenó de conjuntos nuevos, de zapatos que jamás pensé que tendría porque no podía pagarlos incluso mi lencería era tan fina que se sentía diferente al contacto con mi piel y al verme en el espejo con ella puesta me sentía otra más segura, más sensual y definitivamente más cómoda. Tampoco puedo dejar atrás las alhajas que ahora cuelgan de mis orejas, adornan mi cuello o las muñecas de mis manos, unas que no puedo dejar de observar por el constante brillo y la finura con la que están hechas. No cabe duda que David es un hombre magnánimo, dadivoso y le gusta presumir y, aunque es mucho para mí y le insistí que con la ropa era más que suficiente, no puedo más que agradecerle todo, absolutamente todo. 

Por otro lado, David, estos días ha estado durmiendo en casa de sus padres y visitándome todas las tardes donde se queda hasta altas horas de la noche platicando y conviviendo conmigo. No hemos salido mucho a conocer Ibiza pero no importa, él dice que esta sólo es una escala porque nuestro destino es Madrid y allá si podremos salir como novios, tomados de la mano a recorrer la ciudad, aquí debemos esperar al veredicto de sus padres que será dado esta noche, por lo que ahora me encuentro revisando los últimos detalles de mi maquillaje frente al espejo de pie que hay en la habitación. 

―¿Se puede? ― escucho la voz de David y al voltear lo veo vistiendo un elegante frac que me hace sonreír de inmediato. 

―¡Guau!, te ves guapísimo― expreso emocionada. 

―No tanto como tú ― responde. Después de cerrar la puerta camina hacia mí y toma mi mano para darme una vuelta sobre mi propio eje. 

Mi precioso vestido de noche, corte princesa, de top blanco con escote redondo adornado con cuentas y con una falda de satén color negro, se luce en la habitación haciéndome sentir plenamente hermosa. Cuando David vuelve a quedar frente a mí, me sonríe ― me encanta como te peinaste hoy con el cabello amarrado pero, debo confesaste que me encanta como te ves con él suelto, rizado y sobre tus hombros. 

Me muerdo los labios levemente ―lo sé, pero creo que para este vestido este peinado es que el que más conviene, según la revista de moda que leía por la mañana. 

David ríe ―¿revista de moda? 

―Sí, bajé al lobby y me compré una revista de moda y todo eso, ahí decía que lo mejor para estos casos era lucir el peinado alto y nop dude en hacerlo. Sé que tal vez si lo hubiese hecho una persona profesional hubiese quedado mejor sin embargo, no quería molestarte. 

―¡Ay Alegra!, no sé como voy a cambiar eso en ti, ya te dije, aprovéchate de mi― comenta y yo niego. 

―Jamás, te quiero demasiado como para hacer eso además, creo que si lo hice bien y nadie notará la diferencia, recuerda que yo lo hacia para los shows donde cantaba así que fue fácil. 

Él me da un tierno beso sobre los labios y luego se separa de mí para acariciar mi rostro― hoy es la noche y estoy emocionado, conocerás a mi mejor amigo y sobre todo le podré anunciar a todos que aquí está la mujer que será mi esposa no cabe duda que hoy nuestra vida cambiará. 

―Claro que lo hará― respondo y froto mi nariz con la suya ― ¿sabes?, te extraño demasiado, sólo quiero estar junto a ti. 

―Yo también y quiero que sepas que pase lo que pase hoy, te quiero. 

―Yo también te quiero― y entre más le repito esa palabra más crece mi amor por él.

David me cierra un ojo y luego suspira ―¿nos vamos?, el chofer está esperándonos abajo y mis padres odian la impuntualidad, además, si Tristán ya llegó a la fiesta posiblemente esté deseando que ya estemos ahí. 

―Vale, vamos― le digo y me volteo de inmediato para tomar la pequeña bolsa donde sólo guardo mi lápiz labial. Después, camino hacia él, tomo mi mano y ambos salimos de ahí directo a la presentación oficial como novia de David Canarias. 

[… ] 

Al llegar a la casa de David Canarias mi primera reacción fue un “guau” interno que se reflejó de inmediato en mi mirada. Ahora si lo entiendo todo, la personalidad de David, sus ideas y sus sueños y, ahí, mientras me arreglaba la falda después de bajar del auto me percaté de algo nuevo, los Canarias tenían presencia, poder y renombre por lo que no andaba con un hombre cualquiera en Ibiza si no con el hombre de Ibiza. 

David me ofreció su brazo para que juntos comenzáramos a caminar hacia la puerta y antes de entrar tomé respiro hondo, tanto que él se percató de mis nervios ― no te preocupes, todo saldrá bien, te ves hermosa. 

―Lo sé ― contesto aunque no me la creo― la verdad es que una cosa es estar en un evento como la boda de tu primo trabajando y otra como invitada. 

―Tú no te separes de mi lado Alegra y todo lo demás fluirá. Estoy segura de que les agradarás a todos, ya lo verás. 

David y yo entramos hacia la casa donde inmediatamente el mar de invitados se hace presente. Él me había dicho que sería una fiesta íntima pero yo veo aquí más de 50 personas bebiendo champaña y platicando entre ellos así que ya no tengo ni idea a lo que se refería. La melodía del piano que ameniza la velada destaca entre las conversaciones de los invitados y la decoración alrededor es verdaderamente exquisita. 

―¡Vaya que por fin llegas! ― escuchamos una voz que destaca entre la gente para después mostrar a un hombre casi de la misma edad qué David, de cabello castaño, estructura atlética pero con un rostro que refleja que no se siente bien o tal vez que la fiesta le ha pasado factura. 

―¡Ey!, Tristán― lo saluda y le da un abrazo ― ven, que te quiero presentar a Alegra. 

David me toma de la mano y me acerca a Tristán quién me regala una sonrisa bastante sincera ― mucho gusto en conocerte. 

―El gusto es mío Alegra ― saluda simpático para luego fumar su cigarro ― no tienes idea lo mucho que mi amigo habla sobre ti. 

―Espero que todo sean cosas buenas― bromeo, dejándome llevar por la situación. 

―Tan buenas que creo que iré a visitar Gran Canaria. 

Hmmm, hmmmm escuchamos los tres y cuando Tristán voltea una joven rubia y de porte orgulloso se deja ver ―¿qué no me presentarás, amor? ― le pregunta. 

―Alegra, ella es Begonia, Begonia ella es Alegra, la novia de David. 

Begonia esboza una ligera sonrisa no tan sincera como la de Tristán y luego me dice ― ¿Novia?, pues vemos. Amor, ¿crees que me puedas acompañar por algo de beber? 

―Creo que puedes ir sola Bego― contesta Tristán ignorándola. Ella le sonríe pero a la vez me muestra su molestia y se da la vuelta para alejarse de ahí― disculpa, Bego no refleja la educación que le dan sus padres― se disculpa. 

―No te preocupes― respondo tranquila. 

―Ahí están― habla por fin David que con la mirada ha estado buscando a sus padres― ven vamos, que te presento― expresa emocionado. 

―Buena suerte ― dice Tristán, para luego darse la vuelta y perderse entre los invitados. 

Una vez más, David me toma de la mano y ambos caminamos entre la gente para llegar ante sus padres que justo se encuentran platicando con una pareja más o menos de su edad. Al ver de cerca al papá de David, me percato que es un hombre muy enfermo ya que no sólo se apoya de un bastón si no que trae oxígeno al lado suyo. Su madre, la Señora Ainhoa, de la que tanto me ha contado David y la que más ama en este mundo, se nota que es una señora elegante, dura pero a la vez muy cortés en sus maneras. Cuando ambos llegamos delante de ellos voltean observándonos de la cabeza a los pies. 

―Padre, madre ― habla David. 

―Haz llegado tarde ― responde su padre sin devolverle el saludo. 

―Lo siento, tuve que ir por mi novia ― contesta él haciendo que hasta los invitados se sorprendan ante la noticia. 

―¿Tu novia? ― pregunta la madre de David extrañada. 

―Sí, madre, padre, ella es Alegra Bustamante, mi novia― recita David con orgullo. Sin embargo, la mirada del padre de David me da entender que definitivamente la noticia no fue de su agrado y posiblemente esta velada agradable se convierta en la peor de todas. 

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