David

(Madrid) 

La salida de Ibiza fue bastante rápida, al grado de que no me dio tiempo de despedirme de nadie, ni siquiera de Tristán que estoy seguro lo estaba esperando pero, Alegra y yo no teníamos nada más que hacer ahí, por lo que decidimos ir hacia Madrid a primera hora, a construir y disfrutar nuestra nueva vida. 

Llegamos al piso vacío donde vivió mi abuelo con mi mamá hace un tiempo atrás. Éste era enorme pero no estaba amueblado, ni siquiera teníamos un lugar donde caer dormidos, comida, gas o luz, sólo la ropa que trajimos en nuestras maletas y ya, algo que jamás pensé viviría sin embargo, Alegra fue mi salvación. Ella me contó que desde pequeña había vivido en la pobreza y qué sabía cómo apañárselas, que estaríamos bien; yo sabía que lo estaríamos, porque creo en ella. 

Así,por más que le dije que no lo hiciera, ella empeñó una de las tantas joyas que le había regalado tiempo atrás para obtener el dinero suficiente y comprar lo que necesitábamos. Lo primero que llegó a la casa fue un colchón que de inmediato movimos por todas las habitaciones para encontrar la indicada e instalarnos. Escogimos la habitación más grande, con las ventanas hasta el suelo y un balcón que abrimos por la noches para que entre el viento ya que aún hace un poco de calor, las sábanas y las almohadas llegaron después y de pronto ya teníamos una cama. 

Compramos comida enlatada para que no se echara a perder, ya que no tenemos refrigerador, gas para poder ducharnos y aún nos falta la luz porque debemos ver algo en la instalación eléctrica, por lo que llenamos de velas todo el piso para alumbrarnos dándole un aspecto muy romántico y bohemio, además de un aroma a cera que a ambos nos encanta. Aún faltan muchas cosas pero, creemos que con lo que tenemos por ahora, es suficiente. Esta es la primera vez que vivo con tan poco sin embargo, me siento sumamente feliz y me percato que es verdad, lo material ayuda, pero pasa de segunda cuando uno se siente pleno al lado de la persona indicada. Así comenzamos nuestra vida Alegra Bustamante y yo, sin nada, ni siquiera trabajo para mantenernos pero con el pensamiento de que todo saldrá bien, porque confiábamos que habíamos hecho lo correcto. 

[…] 

(Dos semanas después) 

La lluvia se ha apoderado de la ciudad de Madrid, refrescando un poco las calles y haciendo que el frío se sienta aún más. Yo he comenzado a prender las velas mientras Alegra hierve un poco de agua en la estufa eléctrica que nos prestó la familia de abajo, para poder hacer una sopa de pasta. Llevamos varios días comiendo comida enlatada pero, nos parece un festín, aunque, muy dentro de mí, sé que pronto comeremos de todo, de eso estoy seguro. 

―Lista la sopa― me dice Alegra que viene caminando hacía mí con un precioso vestido de color amarillo que le regalé hace tiempo atrás. Puedo ver su cuerpo curvado entallado a la perfección y ese cabello rizado amarrado hacia arriba. 

Me acerco a ella y tomo el plato hondo― huele delicioso, gracias― murmuro y le doy un beso sobre la frente. 

Ambos caminamos hacia el colchón que por ahora es cama, mesa, sofá y escritorio, y nos sentamos para disfrutar de la cena a la luz de la velas y escuchar la lluvia que hay en el fondo. Sin decir mucho, probamos un poco de la sopa y yo hago un rostro que la hace sonreír. 

―¿Soy tan mala cocinera? ― me pregunta. 

―No, no, lo que pasa es que me quemé ― le digo―aunque, jamás había comido este tipo de sopa― comento, y es verdad, hay comida que no sabía qué existía. 

―Eso es bueno, así no podrás comparar la sopa con la de alguien más y ahora, soy la mejor cocinando. 

―Eres la mejor cocinando― le recalco y me estiro para darle un beso sobre los labios. 

Alegra se sonroja, aún logro ese efecto en ella y me fascina. Enseguida ella sigue comiendo el platillo que, sé, será nuestro festín el resto de la semana. Cuando pasa el bocado me dice ― están buscando cantante en un bar de la latina, estoy pensando en ir a hacer audición a ver si me contratan. 

Esbozo una ligera sonrisa ― Alegra. 

―Yo sé, sé que debo estudiar y tengo mi beca pero, ¿de que sirve si no tenemos dinero?, las joyas no nos durarán para siempre. Además, lo he hecho antes y puedo empezar por ahí y la beca no se irá, ¿cierto?

―Lo sé, corazón, pero, si venimos a Madrid es para que cumplieras tu sueño de ser pediatra. 

―Y lo haré, pero la construcción de un sueño es por peldaños y en este momento nuestro peldaño más importante es arreglar la instalación eléctrica para tener luz. El otoño se acerca y moriremos de frío si no está la calefacción, ¿entiendes?, primero unas cosas y luego otras. 

―Pues, podemos arroparnos debajo de la cobija y abrazarnos ― bromeo, aunque sé que ella tiene razón. 

―Y no habrá nada más que me guste que hacerlo, pero, no será suficiente. Aún así, estés de acuerdo o no, ya tomé la decisión de ir, tengo cita mañana. 

Me río, adoro que Alegra sea así de decisiva y sobre todo que tome las riendas cuando es necesario. Como un poco más de la sopa y suspiro― yo aún no encuentro trabajo. Salí a buscar pero no tengo experiencia para cosas sencillas ni para las cosas de mi área. Aquí es cuando me arrepiento de no tener un talento como tú ― y toco su nariz con mi dedo haciéndola sonreír. 

―Estoy segura de que encontrarás algo― comenta― no tienes contactos, ¿algún amigo?, ¿socio? 

―Hmmm, no, nada… bueno, tengo contactos pero son amigos de mi padre o personas que están aliados con él, seguro que ya les pasó el comunicado de que no me ayuden. 

―Y, ¿por qué no lo intentas?, digo, puede ser que tu padre ni siquiera lo haya hecho y puedas conseguir algo. Eres inteligente David, sabes sobre empresas, puedes ir con uno de los socios que necesite tus conocimientos. 

―Como los Lafuente― murmuro, ya que de inmediato ese pensamiento se cruza por mi mente. 

―¿Los Lafuente? ― pregunta Alegra. 

―Sí, mi padre quería que me casara con Sarahi Lafuente, la mayor, para hacer alianzas y ayudarse ya que Zaid esta pasando por un mal momento en su empresa, aunque aquí entre nos nos convenía más a nosotros. 

―Pues, ¿por qué no vas y le pides trabajo?, él te conoce y si no te da algo te puede decir dónde, ¿no es cierto? 

―Pues sí pero, sería como traicionar a mi padre. 

―¿De qué forma? ― inquiere. 

―Pues, si le ayudo a Zaid, si es que llego a hacerlo, y su empresa crece, ¿qué pasará con la mía?― le pregunto. 

Alegra levanta ambas cejas y sonríe ― pues, haces una garantía o un acuerdo― ella deja le plato con sopa al lado y se acomoda para hablar mejor conmigo, como si estuviera a punto de decir algo importante ― yo no sé de empresas y eso pero, podrías ayudar a Zaid, le propones un plan y si lo acepta lo haces, trabajas para él bajo sus reglas, así, cuando tu heredes la tuya tienes un aliado, le dices que te ayude. Digo, vas a necesitar aliados ¿no es así?, y así puedes incrementar tus conocimientos en el manejo de las empresas. 

Me río bajito ―¿me estás sugiriendo que me una a las filas del que podría ser la única persona que podría arruinar a mi padre? 

―No, te estoy sugiriendo que empieces a hacer tus alianzas antes de llegar a tomar posesión de tu empresa y para eso, necesitas ganarte la confianza, no un matrimonio― Alegra acomoda el cuello de mi camisa― eres guapo, osado, inteligente y sabes de esto, ayúdale a Zaid y ayúdate tú. 

La seguridad de Alegra me sorprende, pero, a la vez me da esperanza y una corazonada de que lo que me está diciendo puede funcionar. Al igual que ella bajo el plato para ponerlo sobre el suelo y acaricio su rostro. El tacto caliente, debido al contacto con el plato hace que su piel se ponga levemente rojiza. Ella me sonríe. 

―Creo que tú deberías llevar las empresas Canarias― bromeo. 

―No, no creo, pero desde mi perspectiva se ve así, tal vez esté equivocada pero, tampoco te veo trabajando de tendero en un local o de mesero en un bar. Tienes habilidades, estudios e iniciativa, úsalos. 

―Vale, lo haré, si estás tan segura de que puede funcionar, creo en ti― aseguro y ella se muerde los labios emocionada. 

―Es la primera vez que me dicen esa frase tan bonita― comenta. 

Le doy un beso sobre los labios, acariciando su mejilla con la punta de mis dedos― creo en ti ―repito― y creo en nosotros y por eso, tengo algo que pedirte. 

―Lo que desees ― murmura y vuelve a besarme. 

La veo a esa mirada tan brillante que tiene y sé que estoy a punto de hacer la pregunta que cambiará el resto de mi vida y la de ella también sin embargo, estoy tan seguro de que funcionará que no tengo dudas. 

―¿Te casas conmigo?― pregunto haciéndola sonreír de inmediato ― sé que por ahora no tengo nada que ofrecerte, ni siquiera un anillo de compromiso pero, ya estamos aquí ― y volteo a ver el piso ― ya estamos empezando una vida y no hay más prueba del compromiso que tenemos que el vivir esto, ¿no crees? 

Ella estira su mano y acaricia mi rostro― esto es el paraíso porque estoy contigo, puedo vivir debajo de un puente o en una mansión pero sólo si es contigo, no tendría sentido sin ti ―recita― sí, David Canarias, me caso contigo― me responde. 

―¿Aunque ahora no tenga nada? ― inquiero. 

Alegra niega con la cabeza―Tú me escogiste y yo tampoco tengo nada― responde sonriente― no, espera, ahora te tengo a ti. Nos tenemos a nosotros y el amor que crece día con día. En mi perspectiva David, lo tienes todo. 

―Lo tenemos todo― repito para volver a besar sus labios. 

Poco a poco Alegra se va haciendo hacia atrás y ambos caemos sobre el colchón. Tenemos tantas ganas de estar juntos, sentirnos, acariciarnos pero aún los nervios nos ganan y el dar paso, por primera vez, nos cuesta. Tristán insistía hace tiempo que pediera mi virginidad antes de casarme pero, para ser honestos, no me veo más que con Alegra en esos términos y entre más convivo con ella más quiero amarla. 

Me alejo de su rostro y la veo sumamente ruborizada ―¿qué te parece si esperamos para la noche de bodas? ― le pregunto y ella asiente. 

―Dime que la noche de bodas es mañana o al menos el fin de semana― me pide y ambos nos reímos. Ella quiere estar conmigo tanto como yo con ella. 

―¿Qué te parece el fin de semana? ― le sugiero―porque mañana tengo que ir a buscar un trabajo― Alegra asiente ―te prometo Alegra que un día lo tendremos todo, absolutamente todo y seremos tan felices que no habrá cupo para la tristeza― recito para una vez más tomarla entre mis brazos y hundirme en sus labios. 

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