—La noche del homenaje a Fátima Lafuente en el prestigioso Teatro Real de Madrid se convirtió en una velada inolvidable, repleta de emociones profundas y una celebración magistral de la música clásica. La figura central del evento fue la fallecida Fátima Lafuente, una mujer cuyo amor por las artes y su dedicación a la filantropía dejaron una huella imborrable en la comunidad artística de España.
»El evento comenzó con una serie de saludos y recuerdos compartidos por los amigos y familiares de Fátima. Entre estos, destacó el sincero y conmovedor discurso de su nieto, Daniel Ruiz de Con. Daniel, visiblemente emocionado, tomó el micrófono y, tras una breve pausa para calmar sus nervios, comenzó a hablar de su abuela con un cariño y respeto que conmovieron a todos los presentes.
»”Ustedes la conocían como la señora Fátima Lafuente, pero mi primo y yo la conocimos como, abuela. Nosotros convivimos con ella en otro nivel que ustedes jamás entenderían,” dijo Daniel, recordando la calidez y la sabiduría que Fátima irradiaba tanto en su vida privada como pública. Con sus palabras, logró capturar la esencia de la mujer que no solo fue una benefactora de las artes, sino también una abuela amorosa que dejó un legado personal y profesional insuperable.
»La noche alcanzó su punto culminante con la interpretación de “Scheherazade” de Nikolai Rimski-Kórsakov, la pieza favorita de Fátima Lafuente. Esta obra, que combina la riqueza de las melodías orientales con la brillantez orquestal rusa, fue presentada de manera sublime por la orquesta bajo la batuta del joven y talentoso director Tazarte de la Mora. La interpretación de “Scheherazade” fue descrita por los asistentes como mágica, cada movimiento fluía con una gracia y precisión que mantenían a la audiencia hechizada.
»Tazarte de la Mora, conocido por su habilidad para extraer lo mejor de cada músico y su innovador enfoque en la dirección orquestal, no decepcionó. Con su energía vibrante y su aguda sensibilidad musical, logró que la orquesta alcanzará nuevas alturas, rindiendo un tributo apropiado a la memoria de Fátima Lafuente. La conducción de Tazarte no solo destacó por su técnica impecable, sino también por la profunda conexión emocional que estableció con la música, lo cual resonó intensamente entre los presentes.
»El homenaje no solo fue un recordatorio del impacto duradero de Fátima Lafuente en el mundo del arte y la música, sino también una muestra de cómo su legado sigue inspirando a las nuevas generaciones. Daniel Ruiz de Con, con su discurso lleno de amor y vulnerabilidad, y Tazarte de la Mora, con su maestría musical, juntos lograron encapsular el espíritu de Fátima en una noche que quedará grabada en la memoria de todos los asistentes.
»Así, el evento no solo celebró la vida y obra de una mujer extraordinaria, sino que también subrayó la importancia de las artes en nuestras vidas y cómo estás pueden trascender generaciones. En la magia de esa noche, la música y los recuerdos se entrelazaron, creando un homenaje digno de Fátima Lafuente y asegurando que su influencia perdurará en los corazones de quienes la conocieron y en aquellos que, gracias a su legado, continúan encontrando inspiración en su vida y obra.
Marlen termina de leer, baja la tableta y me ve a los ojos.
—Al parecer fue todo un éxito —menciona, mientras me la entrega.
Pensé que dirían algo de mi ataque de pánico o algún tipo de insinuación. Sin embargo, creo que he aprendido a esconderlos muy bien, y nadie nota cuando tengo uno.
—¿Tomarías esto como una crítica positiva? —pregunto.
—Más positiva que prueba de embarazo.
Sonrío, al parecer, Marlen ya se está soltando conmigo y ha dejado de extrañar a mi tío Robert.
—Bien, la enviaré al grupo familiar para que la lean. Mis padres estarán felices de saber que todo está bien acá, mientras están en su luna de miel número veintitrés —exagero.
Marlén suspira.
—Dios, yo también soy tu hija —ruega, en voz alta.
Me pongo de pie y tomo mi saco y la tablet.
—Tú estás casada —le recuerdo.
—Pero no con un Ruiz de Con o con un Canarias o con un Carter. Parece que ustedes consiguen a sus parejas en una isla especial donde todos tienen increíble genética, buen humor y son cultos e inteligentes.
Abro la puerta de mi oficina.
—Pues si encuentras esa isla, me avisas, porque todavía no encuentro a mi pareja culta, inteligente, de buen humor e increíble genética.
Salimos de la oficina, cuando de pronto me encuentro la figura de Tazarte caminando hacia mí. Él al reconocerme sonríe y apresura el paso.
—Solo Daniel —me saluda.
—Maestro Tazarte —pronuncio a penas. Marlen me da un codazo y me hace voltear a verla—. Te presento a mi asistente, Marlen Callado. Que de callada no tiene nada. —Mascullo.
Ella me da otro codazo y yo me doblo un poco del dolor, ya que me ha dado en las costillas.
—Enchantée. —Saluda, mientras le da la mano.
—¡Ah!, parlez-vous français? —le pregunta Tazarte, con encanto.
—Oui, oui, oui —responde Marlen, aunque no sabe ni una gota de francés y mucho menos lo que está diciendo.
—Il n’a aucune idée de ce que je suis en train de dire, n’est-ce pas ? [¿Usted no tiene ninguna idea de lo que le estoy diciendo, cierto?]
—Oui, oui —responde Marlen, aun fingiendo y viéndolo con ojos de amor.
Yo trato de no reírme ante todo lo que está pasando.
—Mademoiselle Callado, seriez-vous assez aimable pour m’apporter un café au lait ? [¿podrá ser tan amable de traerme un café con leche?] —le pregunta en una voz tan melodiosa que parece que le recita un poema de amor.
—Au lait para usted también —contesta Marlen, coqueta. Haciendo sonreír a Tazarte.
—Bueno, Marlen, creo que tienes cosas qué hacer, ¿no? —interrumpo la conversación.
—¿Cómo qué? —me pregunta, todavía en trance y viendo a Tazarte. Después recapacita y me voltea a ver a mí—. ¡Cierto!, los informes y la junta… sí, si claro.
Ella se voltea y comienza a caminar hacia su escritorio. Va tan avergonzada que se le nota en la piel; la trae completamente roja.
Volteo a ver a Tazarte.
—Lo siento.
—No te preocupes, fue divertido, solo Daniel.
Sonrío con timidez.
—Solo llámame Daniel. Bueno, Daniel, soy, Daniel, Daniel.
He repetido tantas veces mi nombre que creo que ahora soy yo el que se está poniendo en ridículo.
—Vale, Daniel, Daniel —contesta.
En otro escenario me hubiese molestado, pero él lo dice con tanta soltura que se me hace gracioso.
—Dime, ¿qué te trae por aquí? —pregunto.
—Bueno, esto sonará un tanto estúpido. —Inicia su relato—. Pero tengo una junta con el presidente y el director de proyectos de la Fundación Canarias, y el taxi me trajo al edificio equivocado.
Sonrío.
—No te preocupes, suele pasar. Muchos piensan que el conglomerado y la fundación está en el mismo lugar. Pero es ventaja, a veces recibimos muy buenas pizzas a la leña, porque las traen aquí por equivocación. A veces dependemos del error del repartidor para comer.
Tazarte se ríe.
—Bueno, me alegra no ser el único idiota.
—Y tienes suerte. Justo en este momento salgo para la fundación, así que puedo darte un aventón.
—Un idiota con suerte… —contesta.
Me quedo en silencio, no sé qué contestarle. Luego se me ocurre algo.
—Todos hemos sido uno, alguna vez. En fin, vámonos, que el chofer nos está esperando.
Tazarte asiente con la cabeza, luego voltea hacia Marlen y le grita.
—¡Marlen, au lait!
—¡Au lait! —responde ella, bastante animada.
Ambos caminamos hacia el elevador, cuando estamos adentro y las puertas se cierran, le digo:
—Si sabes que Marlen piensa que Au Lait es te amo y no “ con leche”.
Tazarte responde:
—Dejemos que lo crea, a nadie le cae mal un café con leche.
Las puertas del elevador se abren y llegamos a la ocupada recepción del conglomerado. Mientras atravieso el lugar, varias personas se acercan a mí y me felicitan por el discurso. Soy yo quien le da crédito a Tazarte que también es felicitado.
La camioneta ya nos espera afuera y mi chofer está listo para dejarnos subir y llevarnos hacia la fundación. Solo sentarme en mi sitio, escucho el sonido que avisa de un nuevo mensaje en la aplicación de citas. Lo saco por un breve momento y leo el nombre.
FitFlirt
—¿FitFlirt? —murmuro.
—¿Disculpa? —pregunta Tazarte, provocando que tire el móvil por debajo del asiento. Él se agacha antes que yo y lo toma. La letra grande, la que uso para poder ver la pantalla cuando no traigo mis gafas puestas, evidencia el nombre, provocando que me sonroje.
—Toma —me comenta, y simplemente pone el móvil en mis manos.
Más vale que este hombre sea el amor de mi vida, pienso, guardando el móvil en la bolsa interior de mi saco. El chofer pone en movimiento el auto y la ciudad comienza a pasar ante nuestra vista. Tazarte va en silencio viendo la ventana y yo trato de concentrarme en la tableta, leyendo un poco de lo que tengo que exponerle al nuevo director.
De pronto me siento mal por no hacerle conservación, así que bajo la tableta y le pregunto:
—¿Ya habías venido a Madrid? —inquiero.
Tazarte sonríe.
—Sí, viví aquí mientras estudiaba en el conservatorio.
¡Ah, qué pendejo!, pienso, y doy gracias que mis pensamientos no se pueden escuchar.
—Pues, que bien, ¿no? —comento, no tengo otra cosa qué decir.
—Después me fui a vivir a Austria, estudié ahí por unos años, y finalmente me instalé en Boston. Así que prácticamente he vivido algo lejos de Madrid, así que es como si fuese turista.
—No tienes qué hacer eso —respondo, un poco seco.
—¿Hacer qué?
—Tratar de arreglar la situación. Si dije algo inconveniente o que no tenía sentido, solo ignóralo. No pasa nada.
Al parecer la ansiedad está hablando.
—No fue inapropiado, fue gracioso. —Tazarte guarda silencio por unos minutos, pero después me aborda con una pregunta—.¿Desde cuándo tienes los ataques de pánico?, ¿sufres de ansiedad?
—Es un tema delicado que no me gusta tratar con extraños —contesto, sin moderar mi tono frío, ni mis palabras, simplemente lo dejo salir.
—Lo siento —se disculpa.
Y después el silencio se apodera del auto.
De verdad eres un imbécil, Daniel, me reprocho, pero es demasiado tarde. He dicho lo que he dicho, y creo que no causé una buena impresión.
El auto sigue circulando hasta que, al fin, llegamos al edificio de la Fundación. El chofer abre la puerta y salimos primero yo y luego Tazarte. Le pido al chofer que vaya a comer al comedor de la fundación, porque seguro me quedaré a comer con David y contarle cómo soy un imbécil.
—Pues, aquí estamos —señalo.
—Gracias por traerme, prometo que la próxima vez no confundiré el camino.
—No pasa nada, si te confundes de camino con gusto puedo volver a traerte. Solo no lo hagas muy seguido, tengo muchas cosas que hacer.
¡Qué demonios estás diciendo!, ¡cállate, Daniel!
Tazarte estira la mano.
—Bueno, Daniel Daniel… Espero que nuestros caminos vuelvan a coincidir. O si no, fue un gusto conocerte.
—El gusto es mío… —contesto.
Él asiente con la cabeza, y sin decir más, camina hacia la entrada del edificio. Veo cómo se aleja, mientras me siento terriblemente mal por cómo le hablé. Él no se merece esto, ni siquiera me conoce, estoy dando una mala impresión.
—¡Maestro Tazarte! —grito. El hombre alto, delgado y de barba limpia y recortada a la perfección, voltea a verme y me sonríe. Yo me acerco y llego ante él. Es increíble como ese hombre está a mi altura y no debo agacharme un poco para hablarle mientras lo miro a los ojos—. Soy un idiota. —Inicio mi discurso—. Te contesté frío sobre mis ataques de pánico y olvidé que me ayudaste el día del concierto a que no se notara y no te lo agradecí. Así que muchas gracias, de verdad, fue algo noble de tu parte.
Tazarte sonríe.
—Como dije antes, me alegra no ser el único idiota. —Y al decir esto me da una palmada sobre el hombro—. No te preocupes, Daniel, Daniel, estás de suerte, hoy nada puede molestarme. Supongo que puedo darte otra oportunidad.
Yo no dije que necesitaba otra oportunidad, pienso.
—Gracias por comprender… y solo soy Daniel, solo Daniel.
—Bien, solo Daniel —contesta, pero en lugar de enojarme, sonrío levemente.
Quiero corregirlo, pero no me da tiempo. Jo va saliendo de la fundación y se cruza con nosotros.
—¡Daniel! —expresa, y al ver a Tazarte sonríe—. Hola —saluda.
—Hola —responde él, con amabilidad.
—Jo, él es el Maestro Tazarte de la Mora. Maestro, ella es Jo Carter, mi prima.
—Un gusto, señorita Carter.
—El gusto es mío —responde, aun viendo a Tazarte como si fuese una aparición.
—Bueno, me retiro. Ya voy muy tarde a la reunión. Un gusto solo Daniel, gracias por traerme a pesar de tus ocupaciones.
—No… Yo… —Trato de hablar, pero es demasiado tarde, el tren de la primera impresión ya pasó.
Tazarte se aleja y entra a la fundación, dejándonos a Jo y a mí solos.
—What was that? —me pregunta.
—¿Eso?, que soy un idiota —respondo.
Dejando a Jo sola en la entrada.
Gracias Ana por retomar la historia🤩….humm pasará algo entre el maestro Tazarte y sólo Daniel jiji…realmente me encanta esta historia…porque tratas de un tema muy común pero aún rechazado por algunos…cada cuanto tendremos capitulo de esta historia
Jajajajaja Au lait para ti también Ana! Que retomas las historia con tremendo capítulo y apareció Jo así que esto se pone bueno 😎🎉
Gracias por seguir por aquí, me encanta esta familia. Y estos dos, creo que van a conectar a lo Ruiz de Con-Canarias! Ya la voy amando e interesada en su continuación, al igual que la de Alegra y Karl!!!!
Jajajajajaja muy chistoso. Ay Daniel, Daniel, o solo Daniel. Jajajajajaja. Me rei demasiado. Es tanto lo que ha pasado que esta siempre a la defensiva. Ese será el amor de tu vida? Que lindo. Gracias.
🤣🤣🤣🤣 como me reí de mi misma 🤣🤣🤣🤣 mi jefecito chulo metiendo las cuatro con el maestro guapetón ombe 🤭🤭 pero lo que ha pasado no es para menos 🥺🥺
Ana me encanta esta historia igual que todas las que escribes. Eres muy talentosa en verdad! Como has mencionado antes, habrá quienes no estén de acuerdo con este tipo de historias pero todos tenemos derecho a un amor bonito y que tengas preferencias diferentes no los convierte en personas sin sentimientos. Cada quien es libre de hacer de su vida un papalote si es lo que desea. Que si esta bien o mal, que si es pecado o no; eso lo juzga Dios y eso será entre Él y esa persona. Pienso que más pecamos los demás con juzgarlos y marginales solamente porque son “diferentes” a nosotros. Que estupidez!
🤣🤣 qué confusión tan propicia la del conductor que dejó a Tazarte en el lugar equivocado, pero correcto 🤭…
Daniel no dejes que tus temores hablen por ti… Hoy también fuiste un idio*ta con suerte 🤷🏻♀️y Tazarte fue muy agradable contigo ☺️.
Jo, haz lo tuyo. 😉
También quiero mi au lait. 🤭🫣
No siempre la primera impresión es la última, podrías llevarte bien con el maestro Danielito