«Hola, disculpa si no te contesté antes, tuve cosas que hacer y ayer se terminó la batería de mi móvil. Espero que el incendio no haya pasado a mayores».

***

DANIEL 

¡Mensaje! 

Escucho la voz robotizada de mi móvil, que me anuncia que tengo un mensaje. Sin embargo, no le hago caso, tengo toda mi concentración en esta junta con el director de Operaciones del Conglomerado y necesito poner atención. 

—Pero no solo se trata de recibir información; también es vital compartir lo que aprendemos. Comuníquense entre ustedes, compartan sus conocimientos y experiencias, y apoyen a sus compañeros —nos anima Antonio—. Recuerden que la unidad y la actualización continua no solo nos permitirán adaptarnos a los cambios, sino que también nos prepararán para liderar en nuestro sector. Mantengamos siempre abiertas las líneas de comunicación, apoyémonos mutuamente, y recordemos qué juntos, somos más fuertes.

Todos cierran las carpetas y se paran de sus asientos. Yo soy el último en hacerlo, debido a que he tomado algunas notas que después necesito tratar con mis tíos. 

—¡Ey!, ¿todo bien, primo? —me pregunta Antonio, caminando hacia mí. 

—Sí, solo estaba tomando unas notas sobre los puntos que dijiste de mi área, los consultaré con mis tíos. 

—Bien —acepta Antonio. 

¡Mensaje! 

—Creo que debes contestar eso. 

—Lo siento, el programa que tengo en el móvil no me permite quitar los mensajes de voz. 

—No pasa nada. Además, debe ser importante. 

—No tanto. 

Al menos yo no lo veo así. 

Antonio sonríe. Desde que es COO del Conglomerado, su estilo ha cambiado mucho, al igual que su actitud. Ahora, es más cercano y comunicativo. Al parecer, estar en la familia le ha hecho mucho bien; a mí, en lo personal, me agrada bastante. 

—Y, ¿cómo va la operación Alejandro? —le pregunto. 

Él sonríe. 

—Vamos. Estoy seguro de que en cualquier momento Lila les da la noticia. Si es niña, se llamará Alejandra, eso que no quede duda. 

—Pues si llega será la más pequeña de la familia, por ahora, porque ya sabes que nosotros nos reproducimos como ninguna otra familia. 

Antonio se ríe. 

—Y, ¿tú?, ¿cómo vas con…?  —Y no necesita más para hacerme saber lo que está insinuando. 

—Pues, supongo que bien. No preguntaré cómo es que lo supiste. 

—Tu madre. Le contó a tu tía Luz que está emocionada de que quieras salir y encontrar a alguien para compartir tu vida. Hasta creo que brilla más. 

Escuchar esa frase me da melancolía porque, es verdad, mi madre perdió el brillo después de lo que me sucedió, y hasta ahora no ha vuelto a ser la misma. Me siento sumamente responsable de eso, y a veces no sé cómo remediarlo. Verla feliz ahora, solo es un poco de lo que puedo hacer. 

—Bueno, algo hay de eso. Por ejemplo, hoy tengo una cita.

—¿De verdad? —pregunta Antonio, bastante animado. 

—Sí. Saldré con alguien. Primero nos veremos en su negocio y después iremos por un café. Por ahora me la estoy llevando leve y poniendo mis restricciones. Sin embargo, no estoy cerrado a que algo se dé, ¿sabes? 

Antonio me da una palmada sobre el hombro. 

—Nada nos haría más feliz que verte feliz. Eso te lo aseguro. 

—Gracias. 

El móvil de Antonio suena, provocando que lo vea y sonría. 

—Lila acaba de aterrizar, iré a buscarlas, nos vemos. 

—Hasta luego —me despido. 

Antonio sale de la sala de juntas, y yo me quedo un momento a solas. Saco mi móvil y noto que tengo mensajes de Julián, el chico con el que saldré este día, y de Bart, que al parecer si me ha contestado. 

Abro el de Julián. 

«Vale, entonces nos vemos a las siete en la dirección que te escribí arriba. Me gustará conocerte, Daniel».

—Supongo que a mí también —respondo. 

Abro el mensaje de Bart y lo leo. 

«Hola, disculpa si no te contesté antes, tuve cosas que hacer y ayer se terminó la batería de mi móvil. Espero que el incendio no haya pasado a mayores».

Le contesto. 

«Hola, lo siento si no te respondí. Estuve ocupado durante la mañana. Tuve varias juntas y no podía ver mi móvil. No te preocupes, el incendio no fue tan grave. Solo una toalla quemada y nada más. Supongo que eso pasa cuando eres distraído».

Mientras envío el mensaje, me llega otro de Julián, así que simplemente me paso para leerlo. 

«Por cierto, ¿cómo irás vestido?».

«Pues, no lo sé. Todavía no lo he planeado».

Respondo. 

«No te preocupes, comprendo. Yo también tuve una mañana bastante ocupada. Estoy a punto de tomar un trabajo y tengo varias entrevistas».

Contesta Bart. 

«Te recomiendo que vayas con ropa cómoda».

Contesta Julián. 

—¿Cómoda?, ¿qué tan cómoda? —me pregunto. 

«¿Ah, sí?, ¿a qué te dedicas?».

Le pregunto a Bart. 

«¿Qué tan cómoda? Mejor dímelo antes de planear mi conjunto de ropa».

Escribo a Julián. 

—¿Daniel? —Me interrumpe la voz de Santos, uno de los becarios que trabaja conmigo. 

—Dime. 

—Tenemos listo el reporte de la auditoría —habla con calma. 

—Vale, déjalo sobre mi escritorio, allá voy. 

Mi móvil suena como loco, debido a los mensajes que me están llegando, sin embargo, me lo guardo en la bolsa, y salgo de la sala de juntas para ir hacia la cafetería. En el elevador, vuelvo a sacarlo y me percato de todos los mensajes que me han llegado. 

«Cómoda para hacer cardio».

—¿Qué tipo de cardio? —digo, y siento que me sonrojo. 

«Vale, entonces me pondré ropa para hacer cardio».

«Soy maestro».

Me responde Bart. 

«¿Maestro? Esa es una profesión bastante difícil. Mi tío ahora también es maestro de finanzas». 

Respondo a Bart. 

«Perfecto, entonces no puedo esperar para verte. Ropa cómoda y a las siete».

«Pues para mí no lo es tanto. Solo depende de si tienes vocación o no». 

Contesta. 

«¿Seguro que cuando dices ropa cómoda no significa nada más?, ¿cómo que vaya solo en bóxers?». 

Envío el mensaje. 

Salgo del elevador y me dirijo hacia la cafetería para esperar a mi tía Julie. El móvil suena. 

«¿Ir en bóxers, a dónde?»

Pregunta Bart. 

—¡Mierda! —pronuncio. 

«No, lo siento. Me equivoqué de mensaje. No era para ti.»

—Pudiste haberlo borrado en lugar de disculparte. Ahora sabrá que hablo con otra persona. Bueno, él también estaba en la aplicación de citas —digo. 

«Por cierto, el café podría ser en mi piso, estaremos más cómodos». 

Escribe Julián. Sin embargo, todavía no sé qué contestarle a Bart. Como siempre, él toma la iniciativa. 

«¿Todo bien?»

Escribe. 

«Sí, todo bien. Solo que no supe qué contestarte». 

Respondo. 

«¿El café será en tu piso?»

—Eso me pone nervioso. Y eso que hace unos momentos me atreví a coquetear. 

«Tranquilo. Me alegra que al manos uno de los dos tenga una cita». 

Responde Bart. 

«No es una cita». 

Respondo. 

«¿No es una cita?, pensé que sí». 

Responde Julián. 

—¿Es en serio? —digo en voz alta—. Otra vez te equivocaste. 

«No, sí es una cita».

Le respondo a Julián. 

«Creo que si sigo así ya no tendré cita, ja, ja,ja». 

Respondo a Bart. 

—¿Ja, ja, ja? Eres idiota Daniel. 

«¿Entonces si nos vemos a las siete en Argüelles?».

Pregunta Julián. 

«Sí, a las siete en Argüelles, con ropa cómoda».

Finalizo. 

«Ja, ja, ja soy yo otra vez».

Responde Bart. 

—¡Mierda! —expreso en algo y las miradas se enfocan en mí—. Lo siento —me disculpo, para regresar al móvil. 

«Sí».

Le mando a Julián. 

Y a Bart, simplemente ya no le contesto. Hoy tengo una cita. 

7 Responses

  1. Ainhoa 🫂 tan apagada, pero cuando Daniel esté enamorado seguro será la más feliz y brillante

  2. Pobre Ainhoa, es muy fuerte todo lo que le pasó a tu hijo. Pero nada que no lo puedan superar. Jajajajajaja cuando inicio el chat me imagine eso que se iba a equivocar jajajaja. Suele pasar jajajaja. Y lo de la ropa comoda jum esta raro y en el apto jajajaja va es de una a la accion jajajajaja. Que hará Bart? Jajajaja

  3. Tu tranquila solo Daniel que ya llegó quien te va amar como a nadie y siempre vas estar para ti 🥰

  4. Me divertí mucho con este capitulo, gracias Ana.
    Esperaré por más por qué está historia es tan linda y maravillosa como todas tus historias

  5. Jajajajajajaja 🥴🥴🥴 ni cantinflas me mareó tanto.
    Ahora que Taz sabe la dirección se atreverá a ir, para saber con quién se verá Daniel?😯
    Ainhoa se pondrá feliz de saber que su hijo tiene cita!

  6. jajajaja qué cosita! al menos llegó la diversión Dani, tu puedes disfrutar de nuevo la vida

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