TAZARTE
Horas antes de encontrarse con Daniel.
(Fundación Canarias)
«Sí, a las siete en Argüelles, con ropa cómoda».
Escribe Daniel. Yo me río al ver que se ha equivocado.
«Ja, ja, ja soy yo otra vez».
Respondo, riendo discretamente.
Este hombre sí que se confunde rápido.
—¿Tazarte de la mora?
Levanto la vista y noto que una mujer de cabello largo y castaño, vestida de ropas formales, me está llamando desde las puertas de la sala de espera.
—Sí, soy yo.
—Te espera el señor Canarias, venga conmigo, por favor.
Me pongo de pie, me desabrocho el botón del saco y sigo a la chica que viene abrazando con todas sus fuerzas un Ipad bastante grande. Con un lápiz apunta unas cosas y con el hombro, empuja una pesada puerta que me muestra una bonita y sumamente ordenada oficina. El primo de Daniel, el que lo acompañó al concierto, se encuentra ahí, con una sonrisa y caminando hacia mí para darme la bienvenida.
—Señor Canarias, él es Tazarte de la Mora —pronuncia la asistente.
—¿Señor Canarias, Linda? —le pregunta.
—Bueno, ¿cómo quiere que lo presente?, ¿señorito?, ¿joven?
—Solo David Tristán Canarias o no sé… apúntalo en la lista de frases que no debes decir y tienes que modificar —le responde.
—Sí, jefe —habla ella.
—Que no me digas jefe —le recuerda. Él voltea a verme—. Lo siento, Tazarte, pasa. ¿Quieres algo de beber?
—No, no, estoy bien —respondo.
—Siéntate —contesta animado—. Una disculpa que el director no te pudo atender, hoy ha sido un día de muchas reuniones, así que me pidió que yo lo hiciera.
—Muy bien —contesto, mientras David me pone, sobre un portavaso, un vaso con agua.
—Bien, dime que viniste a aceptar el trabajo —me pide, con una sonrisa que en verdad es de un conquistador.
Se nota que Daniel viene de una familia con muy buena genética, solo basta con ver a Héctor y a David para decirlo. El jefe de proyectos es bastante guapo y se nota que hace mucho ejercicio. También se puede ver que se cuida la piel, el cabello y los dientes. En pocas palabras, sabe que la imagen es lo principal en este trabajo y él la usa a su favor.
Sin embargo, no parece un hombre presumido o egocéntrico, al contrario, es bastante empático, amigable y sangre ligera. Cae bien al instante en el que se le conoce. Ahora entiendo por qué Daniel se siente seguro cuando está con él. David es protector.
—Sí, vine a aceptar el trabajo.
—¡Bien! — expresa emocionado, levantándose de su asiento. Él camina hacia un archivo y saca dos carpetas. Después, las pone sobre el escritorio; con un ademán me pide que abra una—. Esta es todo el historial de la orquesta, y de lo que la fundación AlegrArte hizo en su momento. Te debo confesar que la orquesta está algo abandonada, por circunstancias que van más allá de las esferas de poder. Sin embargo, he hecho un gran proyecto que sé que mi abuela aprobaría.
Abro la carpeta y comienzo a ver las fotografías. Noto que hay programas de antiguos conciertos e inventarios de instrumentos. Así como lugares que acogieron a la orquesta por algunos años. David se sienta en la silla de al lado y me explica.
—De verdad, me alegra que hayas aceptado el desafío de dirigir nuestra orquesta juvenil. Tu rol va más allá de simplemente dirigir ensayos y conciertos; eres fundamental para llevar esta iniciativa a nuevos niveles de impacto y excelencia artística —habla. Es increíble como el tono de voz le cambia y el lenguaje se vuelve más formal—. Recientemente, hemos dado pasos importantes hacia este objetivo. Primero, hemos asegurado una sede definitiva para la orquesta. Antonio de Marruecos, mi cuñado, ha donado generosamente una casa que servirá como nuestro hogar permanente. Esta sede no solo nos proporciona un espacio estable para ensayar y llevar a cabo actividades educativas, sino que también simboliza nuestro compromiso con la comunidad y la continuidad de nuestro trabajo.
—¿Una casa? —pregunto.
—Sí. Era de una familia bastante poderosa. Antonio vivió ahí por un rato y dice que es perfecta. No te preocupes, hemos realizado una revisión exhaustiva y adaptación del espacio para asegurar que cumple con todas las necesidades de una escuela de música. Se han realizado modificaciones estructurales y tecnológicas para garantizar la acústica adecuada en las salas de ensayo y auditorios. Los espacios fueron diseñados con atención a cada detalle, desde las aulas de enseñanza hasta las salas para prácticas individuales —habla con pasión.
—¡Vaya!
—Eso no es todo, la casa cuenta con amplias áreas comunes donde los estudiantes pueden reunirse y socializar, fomentando un ambiente colaborativo y creativo. Tendrán una cafetería ahí, será donada por uno de nuestros socios; venden muy buen café.
—Bueno, ya me dijiste las instalaciones, ahora, ¿dime qué planes tienen? —le pregunto.
David me sonríe, y abre la otra carpeta que, al parecer, contiene el nuevo proyecto.
—En primer lugar, queremos expandir el alcance geográfico de la orquesta. Planeamos realizar giras anuales por diversas ciudades y comunidades de España. Esto no solo promueve la música entre diferentes audiencias, si no que también fortalece el reconocimiento de la orquesta a nivel nacional —comienza a hablar David, con una seguridad que me sorprende.
—En cuanto al desarrollo artístico, es crucial que diversifiquemos nuestro repertorio. Desde las obras clásicas hasta las composiciones contemporáneas, queremos desafiar y motivar a nuestros jóvenes músicos. Además, las masterclasses y talleres con músicos renombrados serán fundamentales para enriquecer la experiencia educativa de nuestros miembros. No me preguntes sobre repertorio y obras, esta parte fue escrita por Daniel, él sabe de eso, yo ignoro por completo la música de concierto.
—¿No te gusta?
—Me gusta, pero no la aprecio como lo hace él.
Así que solo Daniel tiene buenos gustos musicales, ¿eh?
—¿Él escribió esto? —pregunto, leyéndolo.
—No, yo escribí todo el proyecto, es mío. Él me ayudó a expresar esta parte. En fin, continúo.
Estableceremos un fondo de becas para apoyar a estudiantes talentosos de bajos recursos, garantizando que el dinero no sea una barrera para su participación en la orquesta. También implementaremos programas de acceso gratuito o a bajo costo en áreas desfavorecidas, haciendo que la música sea accesible para todos. La inclusión es indispensable. Mi abuela decía que la música tenía un poder tan grande que podría cambiar destinos, y esa es la filosofía que deseamos seguir.
—Tu abuela era una gran mujer. —La recuerdo.
—Lo era —admite, con una sonrisa—. Bueno, en términos de promoción, necesitamos aumentar la visibilidad de la orquesta. Campañas de sensibilización, presencia activa en redes sociales y la creación de contenido relevante ayudarán a destacar nuestro impacto social y cultural. Esto no solo atraerá más audiencias, sino que también nos permitirá asegurar apoyo financiero a largo plazo a través de alianzas estratégicas con empresas y fundaciones.
—Yo no sé nada de redes sociales —le confieso.
—No, no te preocupes. Mi hermana Alegra se encargará de ayudarnos, ella sabe sobre eso. Tú solo posa —bromea.
—Lo haré.
—Finalmente, evaluaremos constantemente nuestro impacto. Es crucial monitorear cómo estamos influenciando positivamente a las comunidades a las que servimos. Estas métricas no solo guiarán nuestras decisiones, sino que también nos permitirán ajustar y mejorar nuestros programas continuamente. ¿Qué te parece?
—Bueno, me parece un gran proyecto y bastante ambicioso.
—Tienes razón, Tazarte. Sé que es un reto considerable, pero estoy seguro de que con tu talento y dedicación, podemos convertir este proyecto en algo realmente extraordinario. Creemos que
con tu experiencia y pasión por la música, podrás llevar a la orquesta juvenil hacia un futuro brillante, inspirando y empoderando a la próxima generación de músicos.
Sus ojos se clavan sobre los míos y ahí sé que me convenció. David hace muy bien su trabajo porque en minutos me vendió toda una idea y yo se la compré con tarjeta de crédito y sin ver la cantidad.
—Bien, esto es genial.
—Perfecto —habla, y se pone de pie para ir hacia el otro lado del escritorio—. Me dijeron que ya sabes sobre el festival en el que queremos participar, ahí daremos a conocer el proyecto y será oficial. Debes impresionar a todos y convencerlos.
—Trataré —contesto.
—Si quieres hoy mismo puedes ir a ver la sede, le diré a uno de los choferes que te lleve. La próxima semana, cuando nos aprueben el presupuesto, podrás ir a comprar instrumentos. Los niños y jóvenes que están ahí, ya tienen un instrumento donado por la fundación, pero hay otros todavía no. Tendrás que hacer un inventario de los instrumentos e ir a comprarlos a las casas de música. Eso te lo dejo a ti.
—Lo haré, con mucho gusto.
—Perfecto, este es tu contrato, bueno, una copia, llévatelo a casa y léelo con detenimiento. Si lo encuentras bien, irás al Conglomerado a firmarlo, ¿vale?
—Perfecto —respondo—, aunque quisiera firmarlo de inmediato.
Daniel sonríe.
—Bien, entonces le pediré a mi asistente que te lleve a la oficina de Recursos humanos —contesta, para ir a la puerta y abrirla—. Lindura, lleva al señor de la Mora a firmar su contrato.
—Sí, claro.
Yo alcanzo a David y antes de irme me da la mano.
—Me encanta que hayas aceptado —me confiesa—. Será un placer realizar este proyecto contigo.
—Pues, si tú lo vas a dirigir… —le digo, con una sonrisa.
Solo Daniel, ¿también participará?
¡Cállate! No me distraigas.
Yo soy tú, Tazarte. Hablas en tu mente. ¿Es guapo el primo también, no?
Shhhh…
—Bueno, me tengo que ir a una reunión, pero todo quedó. Mañana un chofer pasa por ti al hotel para llevarte a la casa. ¡Ah!, por cierto, yo que tú me iría buscando un piso cómodo…
—Gracias.
Linda viene hacia mí y me pide que la siga. Momentos después, David cierra la puerta de su oficina.
***
Firmar el contrato fue bastante rápido. Lo leí varias veces y me aseguré de que todo estuviese correcto. Lo firmé, no hubo marcha atrás, y cuando lo sellaron supe que ya no había más, era director de la orquesta juvenil.
—Lo que necesite, señor —me dice Linda, despidiéndose de mí en la entrada de la fundación.
—Gracias.
—Hasta pronto.
Entonces, salgo de las puertas de la fundación y voy hacia la calle para tomar un taxi. Llegando al hotel le hablaré a mi madre, y le pediré un préstamo para pagar la renta del piso, en cuánto reciba mi salario, que será bastante bueno, se lo regresaré.
—¡HOLA!
—¡Ah! —grito, al escuchar una voz que aparece sin avisar.
—¿Qué?, ¿estoy muy fea? —me pregunta Jo, quién hoy viene vestida con una playera negra y unos leggins del mismo color, su cabello rubio está atado en una cola de caballo alta. En sus oídos se pueden ver unos pequeños diamantes que trae por aretes.
—No, no. Me asustaste —admito—. ¿Qué haces aquí?, ¿sabías que estaba aquí?
Recuerda que ella sabe cosas.
—Felicidades por tu nuevo puesto, director.
—¿Cómo?
Jo me toma del brazo y me invita a caminar junto con ella.
—Quiero pensar que esta decisión tomada fue influenciada por lo que hablamos ayer…
—Bueno… en parte. Pero el salario es muy bueno —admito.
Jo sonríe.
—Tazarte, Tazarte, Tazarte… me encantas, y estoy feliz de que hayas aceptado.
—¿El trabajo?
—También. En fin, dime, ¿has tenido avances con Daniel Manuel o no? —pregunta.
—¿Se llama Manuel? —pregunto, bastante sorprendido.
Otro dato más que conoces de Solo Daniel.
—Sí. Héctor se llama Héctor Rafael, ¿podrías creerlo? —Se ríe—. En fin, dime, ¿qué ha pasado?
Cuando menos me doy cuenta, me encuentro caminando con ella por un pequeño parque que está al lado del edificio de la fundación.
—Le hablé ayer, y piensa que soy un tal Fitflirt.
—¿Fitflirt?
—Al parecer, hablaba con él, y bueno, él piensa que soy él.
—¡Excelente!, ¿qué más?
—Es bastante amigable, me ha preguntado por mi nombre y qué hago. Le dije que me llamaba Bart y que era maestro.
—¿Bart? —pregunta, bastante asombrada.
—Mi segundo nombre, Bartolo. Era el nombre de mi abuelo.
—¡WOW! Le diré esto a David Tristán cuando se queje de sus nombres. ¿Qué más?
—Bueno, Daniel fue a verme por la mañana al hotel.
Jo se detiene en seco y me sonríe.
—¿Y?
—Fue a pedirme disculpas por lo que me dijo ayer. Desayunamos.
—¿Y? —insiste, la rubia.
—Y nada, desayunamos.
Y te dio el discurso que hizo que aceptaras el trabajo.
—¡Dios! Esto es en verdad bueno. Y, al final, ¿qué pasó?
—Nada. Me vine para acá, él se fue a junta…
—¡Ash! —se queja.
—Pero, después habló con Bart y me enteré de que tiene una cita hoy a las siete en Argüelles.
—¡TIENE UNA CITA! —expresa Jo, bastante emocionada.
—Sí.
—¡Tienes que ir!
—¿Yo?, si no es mi cita —expreso, bastante extrañado.
—¡Tienes que ir para evitar que tenga esa cita!
—¿Yo por qué quiero evitarlo?, tu primo parece bastante motivado —admito.
—¡Por qué debe salir contigo!, bueno, ese es el plan.
—Y, ¿por eso no puede tener otras citas? —continúo.
—¡Vamos, Tazarte!, no te cuesta nada ir. Solo ve a ver qué hace o cómo le va. Si puedes interrumpe, dile algo, no sé.
—Jo. No veo muy claro lo que quieres hacer, pero precisamente no eres cupido.
Jo me toma del brazo y me pide que me acerque un poco más a su rostro. Ella me ve con esos ojos azules y me recita:
—Eres perfecto para él, yo sé de eso…
—¿Igual que sabes cosas?
—Igual. Solo confía, y ve, ¿qué podría pasar? No lo interrumpas, solo ve a ver qué hace y me dices.
—No iré… —contesto. Suelto a Jo y voy hacia la calle para pedir un taxi.
—¡Irás, porque al igual que yo, tienes curiosidad de saber quién es él! —me explica, y yo niego con la cabeza.
—¡Hasta luego, Jo! —le grito y me subo al taxi.
Claro que irás.
—No —murmuro.
Entonces, ¿por qué estás buscando dónde está Argüelles?
***
(Después de la clase de insanity)
No hay parte del cuerpo que no me duela ahora, y lo único que quiero es quedarme tirado en el suelo, como lo he estado desde que llegué al hotel y abrí la puerta de la habitación. Fui a Argüelles, pero nunca me imaginé que acabaría en la cita de Daniel y que fuese una horrible clase de insanity que nos dejó destrozados.
Sé que pude irme, incluso Daniel me lo pidió, pero por una razón decidí quedarme; todavía no sé por qué.
Porque te cae bien el chico.
—¡Dios! Volviste.
Siempre estoy aquí. Dime, ¿se veía guapo, no? Con esa ropa bien combinada y sonrisa perfecta. Nos invitó a cenar.
—Shhhh.
Nada de Shhh. Debes admitir que no está nada mal. Venga…
—¿Venga, qué?
Admítelo. No tiene nada de malo, Tazarte, nada de malo… debes continuar.
El ruido del móvil me distrae. Como puedo, lo tomo y me percato que no es el mío, sino el que Jo me dio para hablar con Daniel.
Es él.
—Sé que es él —contesto, a duras penas.
Estiro mi mano y logro tomar el móvil. Leo el primer mensaje:
«¿Estás disponible?»
Lo estamos.
—Ya voy, ya voy —reclamo.
Tomo el móvil y escribo.
«Buenas noches, ¿cómo te fue en la cita?»
¿Así de directo?, tal vez lo alejes.
—Claro que no.
Me espero unos momentos y noto que Daniel no me responde.
Ves, lo asustaste.
—Dios.
Vuelvo a escribir, con la esperanza de que responda.
«¿Tan mal?»
Entonces, responde.
«Terrible. Resultó que el hombre tenía un local de Insanity y terminé muerto de cansancio. Es más, llegué a pensar que eras tú, flirtfit».
Tal vez Julián era él tal fitflirt, ¿no te pusiste a pensar?
«No. Me puse flirtfit porque no encontraba otro nombre de usuario. Lo mío no es andar invitando a citas para hacer ejercicio. Tengo otro estilo».
Respondo.
¿Qué haces?
—Déjame en paz.
«Lo siento. En verdad te veías muy entusiasmado, especialmente por el cardio».
Envío otro mensaje.
«Hubo cardio», respondo. «Sólo que no era lo que yo esperaba».
Me río bajito.
Mucha risita.
—De verdad su cita fue terrible. Debe sentirse mal.
Entonces dile algo que lo haga sentirse mejor. Tú sabes lo que es tener una cita terrible.
«No siempre se obtiene lo que uno espera, pero, ¿qué es lo que tú esperabas de la cita?, o más bien, ¿qué es lo que quieres que pase en una cita?»
Hablo.
¿Qué es lo que quieres que pase en una cita?, ¿en serio?
—Solo es una pregunta.
¿Con qué motivo?
—Quiero… saber cosas.
Daniel me responde.
«Solo quiero alguien que me invite un café y platiquemos de todo y de nada. Quiero una persona que quiera llevarlo lento y pausado, no que quiera meterme a su piso y a la cama en diez minutos. Quiero alguien que entienda que tengo miedo, y que a veces me cuesta levantarme en las mañanas y caminar por esta ciudad y a veces hasta sonreír. Quiero a alguien que no haga mucho esfuerzo en agradarme, que los ratos de silencio no sean incómodos, y que me vuelva a enseñar lo bonita que es la vida y lo grandioso que es el amor. Eso quiero, Bart, eso es lo que quiero».
Sonrío, y lo hago de buena gana y muy feliz. De pronto, la sonrisa se me borra al leer el siguiente mensaje.
«He perdido el sabor a la vida. He olvidado lo que es sentirse amado. Me he aprisionado. Solo quiero ser libre y amar con libertad».
—¿Qué fue lo que pasó, solo Daniel? —pregunto.
De pronto, el mensaje desaparece y lo comprendo todo. Daniel tiene el corazón roto, y lo amaba, lo amaba mucho.
«Buenas noches, Daniel».
Escribo, porque no hay nada más que decir.
«Buenas noches».
Me responde, y después, sale de línea.
Me quedo con el móvil en la mano, recordando esa frase que borró y que me caló dentro.
—He olvidado lo que es sentirse amado… —murmuro.
Me recuesto sobre el suelo y me quedo ahí, sintiendo la alfombra debajo de mis manos.
Al parecer, la rubia tiene razón… estamos hechos el uno para el otro.
Amo esta historia!!!
Que buena Historia…estoy muy conectada…me encanta !!!, que pasará con este par….?…Ojalá los dos logren sanarse…..
Hay que emocion, ya quiero que esten juntos!!!! Ya sé, es muy pronto pero igual me emociona. Me encanta esta pareja. Por favor Ana, no nos hagas esperar tanto 😄
Ana, gracias por regalarnos tus historias, en particular esta me ha hecho reflexionar en mis juicios a personas lgbt y sus sentimientos
Awwww que buen final de cap y David todo un profesional. Ufff ese final de cap, que los dos estan hechos el uno para el otro, y a los dos se les ha olvidado lo que es sentirse amado. 👏👏👏👏👏👏👏
Me interesa saber la historia de Tazarte, quien le rompió el corazón
Ay 😞, se me apachurró el corazón… Daniel tiene el corazón 💔.
Pero Tazarte también conoce ese sentimiento 😔, que será lo que vivió él?🤔
De verdad Ana que eres única, de lo que hables lo haces prácticamente un poema a la vista, muy buena la historia, transmites esa tristeza que Daniel siente, todo el rechazo y el temor que le genera lo que vivió y espero que Tazarte le ayude a borrar sus temores
Todo se va dando para que terminen juntos!! Ya quiero seguir leyendo !! 🙂
La empatía que generas con las emociones de tus personajes es un placer. Gracias Ana