[MDYRE2] Parte III. Capítulo 68 – Renacer en la intimidad

KARL 

⏤¡Vamos, Karl, solo una vuelta más! ⏤me dice Sabina, mientras yo trato de mantener el equilibrio sujetándome con fuerza de las barras naturales⏤. Yo sé que tú puedes. 

⏤Yo puedo ⏤repito, apenas con aire y tratando de no desfallecer. 

Sabina y yo llevamos semanas, desde que pasó el incidente en el Penthouse, teniendo sesiones privadas de rehabilitación en un centro deportivo que está un poco lejos de dónde vivo, pero bastante cerca de la clínica. 

Los únicos que saben, además de Sabina, son Cairo y Pilar, porque no puedo esconderles nada porque él es mi chofer y ella mi asistente, así que están bajo amenaza de no comentarle nada a Alegra. 

Ella sabe que las posibilidades de recuperar la sensibilidad son altas, más no sabe que ya es momento de empezar a caminar. Quiero sorprenderla. Sé que no podré esperar hasta la boda, pero al menos, quiero que sea un momento especial que ella no se espere; solo quiero ver su rostro de sorpresa. 

Así que no puedo detenerme ahora. Debo confesar que es un esfuerzo muy grande el que estoy haciendo, porque aunque ya estoy más sensible, mis piernas parecen de gelatina. Se sienten pesadas, como si trajera cargando dos pesas, mientras mis brazos luchan con sostenerlos mientras le ruego a mi cerebro que las haga reaccionar. 

Asimismo, he estado haciendo mucha natación. Ahí es donde me siento más ligero y libre y puedo hacer muchas más cosas que solo quejarme mientras los brazos me tiemblan; además de que me siento menos frustrado. 

Todo este ejercicio extra que estoy haciendo me mantiene muy cansado, pero no puedo sucumbir. Tengo tres hermosas niñas que atender y debo jugar con unos  gemelos que cada día están más traviesos; por lo que debo resistir. 

Alegra me necesita. Por ahora, ha detenido su vida profesional para cuidar a las niñas, y yo soy ahora él que lleva el peso del hogar. Sin embargo, el trabajo que ella tiene es el doble que el mío, y no debe hacerlo solo. Al final, fuimos ambos los que trajimos a estas bebés a la familia. 

⏤Uno más, Karl ⏤me pide Sabina, mientras trato de caminar. Logro, mover mi pierna más allá de lo que he logrado, y cuando llego a la silla de ruedas, me dejo caer como si no hubiese otra opción. 

⏤¡Dios! ⏤expreso, empapado en sudor y con el corazón latiendo muy rápido. 

⏤Respira, lo estás haciendo bien ⏤me alienta Sabina, pasándome la botella con agua⏤. Al menos tus piernas ya responden. Hemos avanzado mucho. 

⏤¿Crees? ⏤pregunto, un poco inseguro. 

⏤Antes ni siquiera las movías. 

Suspiro, y tomo otro sorbo con agua. 

⏤Maël y Davide lo hacen ver tan fácil ⏤contesto, acordándome de cómo mis hijos caminan por la sala sin perder el equilibrio. 

⏤Deberíamos aprender más de los niños, sobre todo en la parte de no rendirnos. Ven, vamos a la camilla, haremos estiramientos. 

Sabina me lleva hacia la camilla que hay en el lugar. Ella espera a que yo me pase a la camilla, mientras se prepara con los electrodos para ponerlos sobre las piernas y estimular los músculos y nervios. 

⏤Bien, Karl. Vamos a intentar un ejercicio diferente hoy. Quiero que te concentres en mover la pierna izquierda hacia arriba, tan alto como puedas ⏤comenta. 

⏤¿Moverla? ⏤pregunto, sin estar muy seguro de lo que me pide. 

⏤Sí. Debes concentrarte. Ya lo has hecho y sé que puedes. Venga.

⏤De acuerdo. Vamos allá ⏤contesto. 

Así, me concentro y con esfuerzo, logro levantar la pierna izquierda, aunque sea por unos momentos. Sabina observa mi progreso con atención, notado cada pequeño movimiento. El sudor comienza a formarse en mi frente, debido a la fuerza que estoy aplicando ahora. 

⏤¡Muy bien! Ahora mantenla ahí, por unos segundos, y luego bájala lentamente ⏤me indica. 

⏤¿Cuántos segundos? 

⏤Los que puedas Karl ⏤me pide 

Obedezco. Trato de mantener lo más que pueda la pierna arriba, y tenso todos mis músculos para poder lograrlo. Sabina me sonríe, al parecer, no soy tan mal estudiante. 

⏤¡Perfecto!, ahora, lo mismo con la pierna derecha ⏤me pide. 

⏤Está bien ⏤respondo. 

Comienzo a mover la pierna derecha, pero de pronto, Sabina nota algo en mí, y me pide que la baje. 

⏤¿Qué pasa? ⏤pregunto, preocupado. 

Sabina toma una toalla y la pone sobre mis caderas. 

⏤¿No sientes nada? ⏤me pregunta. 

⏤¿No siento qué? ⏤inquiero, tratando de entender qué está pasando. 

Sabina trata de no reírse, solo veo que el color rojo le sube por el rostro. 

⏤Karl… ⏤dice mi nombre con suavidad y hace una pausa⏤. Hay algo que necesito mencionarte. 

⏤¿Qué? ⏤la miro confundido⏤. ¿Qué pasa? 

⏤¿Seguro que no sientes nada? ⏤me pregunta. 

⏤¡Sentir qué! ⏤pregunto, ahora sí preocupado. No quiero que esto complique mi rehabilitación. 

Sabina sonríe, y cuando levanta la toalla, dirige sus ojos a otro lado. 

⏤No te asustes, pero, parece que has tenido una erección. 

⏤¡QUÉ! ⏤expreso, no sé si apenado o sorprendido⏤. ¿Cómo pasó?, ¡ay, Dios! 

Sabina se ríe, y me cubre con la toalla. 

⏤Esa es buena señal ⏤me comenta, para seguir riendo. 

En esta familia no solo me vieron desnudo, sino ahora, ¿esto? 

⏤Una gran disculpa, Sabina. Yo no sentí nada. No es mi intención. 

⏤No pasa nada ⏤comenta, mientras clava su mirada en otro lado⏤. Es una buena señal Karl. Significa que tus nervios están despertando y que tu cuerpo está recuperando más funciones de las que pensabas. Tu nivel de estrés ha bajado y tu cuerpo te lo está agradeciendo. Posiblemente, no controles por ahora esa parte, así que… 

⏤¿Cómo cuando eres adolescente? ⏤inquiero. 

⏤Así es, justo así.

Esbozo una ligera sonrisa, no porque quiera ser de nuevo un adolescente, sino porque significa que Alegra y yo podremos volver a estar juntos. 

⏤¿Entonces… podré volver a estar con Alegra? ⏤pregunto. Solo para asegurarme. 

⏤Es muy posible, pero no deseo saberlo. Te dejaré solo para que… ⏤Sabina ya no dice más. Solo toma sus cosas y se aleja de mí. 

⏤Sabina, no fue mi intención… 

⏤Tranquilo. No pasa nada. Sé lo respetuoso que eres, esto es… ⏤Hace una pausa⏤. Es lo que es. 

Sabina sale de la habitación dejándome solo. Me levanto, apoyándome sobre mis codos, y veo que en realidad tengo una erección, una muy buena si me preguntan. 

⏤¿Y ahora?, ¿qué hago? ⏤digo, en medio de la habitación⏤. No puedes salir así, debes… ⏤suspiro. Solo de encontrarme en esta situación tan penosa y cómica me hace comenzar a reír. Lo hago, me río a carcajadas, mientras trato de imaginarme algo que me ayude a relajarme y que a mi erección ceda⏤. Piensa en algo asqueroso. No, mejor en algo aburrido. Piensa… 

Sin embargo, a mi mente solo viene Alegra, con ese cuerpo tan bonito que se le ha hecho por los embarazos. Sus piernas firmes y caderas pronunciadas. Esas curvas que me vuelven loco. He pasado tanto tiempo sin estar con ella, que solo tengo ganas de festejar, y de ver si esto puede llevarnos a más opciones de diversión. 

⏤Solo respira, Karl. Solo respira ⏤me repito, y hago un enorme esfuerzo para no pensar más. 

⏤¿Karl, todo bien? ⏤me pregunta Sabina. 

⏤No, todavía no… ¿Crees que esto sea normal? 

⏤Espero que sí. Porque si no lo es, entonces Alegra debe preocuparse y no debería sentirse afortunada ⏤me comenta, luego se le escapa una risita⏤. Lo siento, no lo pude evitar. No le digas a mi marido. 

⏤No, no le diré nada solo… ⏤Trato de pensar en qué puedo hacer, hasta que se me ocurre algo⏤. ¿Te importaría llevarme al área de duchas? 

⏤¿Para qué? ⏤pregunta, ella, de inmediato. 

En ese momento, caigo en cuenta de lo que acabo de decir y me siento peor. 

⏤¡NO!, no es para eso… solo quiero bañarme con agua fría, para ver si funciona. 

⏤¡Ay, Karl! ⏤expresa. 

⏤Tienes razón, es mala idea ⏤admito. 

La puerta del lugar se abre, y Sabina entra viendo hacia otro lado. 

⏤No, tienes, razón. 

⏤Solo sube a la silla de ruedas, ¿quieres? ⏤me pide, mientras trae una sonrisa ligera en su rostro, de esas que uno pone cuando no quiere reírse ante esta situación, pero lo necesita. 

Me levanto, bajo las piernas, de inmediato y con rapidez me subo a la silla de ruedas, tomando la toalla y poniéndola sobre mis caderas. 

⏤¿Listo? 

⏤Sí ⏤contesto. 

Sabina comienza a empujarme, y puedo escuchar como trata de no reírse. Yo mismo estoy a nada de comenzar a hacerlo, pero me siento demasiado apenado. Aunque, si soy sincero, prefiero que esto me pase con Sabina, que sabe que no lo hice a propósito, y no en una reunión familiar. 

Los dos llegamos al área de duchas y me deja en la entrada. 

⏤Supongo que ya sabes… 

Ya no digo nada, simplemente entro al área de duchas, dejando a Sabina atrás. Sé que esto está a salvo con ella, y confío en que jamás lo sepan. 

 ***

No puedo correr. Pero juro que jamás había rodado las llantas de mi silla de ruedas como lo hice ahora. Cairo pensó que me sucedía algo y prefiero que él piense que es algo estomacal, a otra cosa. Traigo el cabello mojado de mi estancia en la ducha, donde el agua fría me ayudó a tranquilizarme, pero no mató mi deseo, uno que tengo que probar con Alegra. 

⏤¿Los niños? ⏤le pregunto a Pilar, quién está alimentando a Alegrita. 

⏤Dormidos. Su rutina de sueño comienza a las siete. 

⏤¡Bien! ⏤admito. 

⏤Y las trillizas. 

⏤Dormidas, por igual ⏤contesta, Pilar. 

⏤Y, ¿la niñera está aquí para apoyarte? ⏤continúo. 

⏤Sí, está haciéndonos de cenar. 

⏤¡Bien! ⏤expreso, bastante tranquilo⏤. Iré con Alegra a ver unas cosas, te pido que cuiden a los niños, ¿vale? 

⏤Sí, no te preocupes. 

⏤Gracias. 

Después de asegurarme de que mis hijos estén bien y cuidados. Voy hacia el elevador y subo al segundo nivel, donde Alegra se encuentra recogiendo los juguetes del área de juegos de los niños. 

⏤¿Ale? ⏤pregunto, en voz baja. 

Ella sale de la habitación, vestida con unos leggins y un suéter ligero que parece una playera. Su cabello rizado cae sobre sus hombros y su cuerpo se ve espectacular, aunque ella diga que no es así. 

⏤Aquí… ⏤me contesta.

⏤Ven… 

⏤¿Qué? 

⏤Solo ven… ⏤le pido. 

La tomo de la mano y la jalo para que se siente sobre las piernas. 

⏤¿Qué pasa?, estoy toda manchada de babas y leche. 

⏤Creo que te ves hermosa ⏤le murmuro.

Entonces, los dos nos vamos a una habitación que jamás usamos, una que está al final del pasillo, alejado de las habitaciones de los niños. Alegra, se ríe, mientras entramos y yo cierro la puerta. 

⏤¿Qué haces?

⏤Todavía no ⏤le advierto. 

Me dirijo al walking closet, éste está más pequeño que los otros, pero lo suficientemente grande para entrar y caber con comodidad. Cierro la puerta detrás de mí y enciendo la luz. 

⏤Amor… ⏤murmura Alegra, mientras se encuentra divertida. 

⏤Te tengo una sorpresa… 

⏤¿A mí? ⏤inquiere. 

Asiento con la cabeza. El brillo se refleja en su mirada, y puedo sentir la intensidad de lo que sentimos, ese amor que todavía sentimos el uno por el otro. La habitación se encuentra completamente en silencio, y solo se escucha el suave murmullo de nuestras respiraciones llenando el espacio. 

⏤Te amo ⏤le murmuro. 

⏤Lo sé… ⏤responde ella, con una sonrisa. 

Entonces, levanto la mano y la coloco con suavidad sobre su mejilla; acaricio su piel. Alegra cierra los ojos, disfrutando de mi toque. Me inclino hacia adelante, y mis labios rozan los suyos, en un contacto apenas perceptible, pero cargado de electricidad. 

El beso comienza con suavidad, una exploración tímida y delicada. Pero a medida que nuestros labios se encuentran una y otra vez, la pasión entre nosotros crece. Alegra entrelaza sus manos detrás de mi cuello, acercándome más a ella. Yo la envuelvo con mis brazos, apretándola contra mi cuerpo.

Los  besos se vuelven más profundos y urgentes. Los labios de Alegra se entreabren, permitiendo que mi lengua se encuentren con la mía. Siento el calor de su cercanía y como va aumentando la intensidad del momento. Cada caricia, cada movimiento de nuestros labios y lenguas está cargado de amor y anhelo.

Entonces, lo siento. Esta vez sí lo siento, no como en la camilla. Siento mi virilidad, responder al contacto de la persona que más amo y deseo en todo este mundo, y me alegro de que haya pasado. Ella también lo siente. 

Alegra se separa de mí y ve hacia abajo. 

⏤¿Eso es? ⏤me pregunta, y una sonrisa se dibuja en su rostro. 

⏤Lo es ⏤contesto, con un rostro lleno de picardía⏤. Esa era tu sorpresa.

Alegra se muerde el labio. Sé que todavía no se siente muy segura de su cuerpo, pero, a la vez, desea tanto como yo el estar conmigo. 

Ella se pone de pie, haciendo que mis esperanzas decaigan. Estoy feliz de que puedo responderle como hombre, de que la sangre fluye y despierta mi hombría, pero sé que ella no se siente segura para estar conmigo. 

⏤Ale, lo siento. Pensé que sería buena idea… 

En eso, ella apaga la luz del armario, y ambos nos quedamos en medio de la oscuridad. Una leve luz, de uno de los armarios, se enciende, dejándonos apenas vernos los rostros. 

Ella camina hacia mí. 

⏤Con la luz así… Sé que no te gusta pero… 

En eso la jalo hacia mí y hago que se siente sobre las piernas. Mi virilidad todavía la desea. 

⏤Te amo… en todas tus formas, Alegra. Para mí eres la mujer más bella del mundo. 

⏤¿Me lo dices para llevarme a la cama? ⏤bromea, mientras se quita el suéter. 

⏤¿Cuándo he necesitado alagarte para llevarte a la cama? Te lo digo porque es verdad. Estoy enamorado de ti. Te amo. ⏤Bajo mi mano hacia su vientre⏤. Cargaste a mis hijos aquí, y si no fuese porque hemos tomado todo tipo de prevenciones, te haría cinco más. 

⏤Shhhh, matas el momento ⏤contesta, mientras siento cómo me quita el pantalón. 

Comienzo a besar su cuello, bajando poco a poco, y cuando llego a sus pechos, ella me aleja con ternura. 

⏤Zona prohibida, deberás encontrar otra donde posar tus labios ⏤me pide. 

⏤Sé la zona adecuada. 

Así, me inclino hacia adelante, besándola una vez más. Alegra gime suavemente, perdiéndose en el torrente de emociones que la envuelve. Sus manos comienzan a explorar mi cabello y mi espalda descubierta, mientras yo la sostengo firmemente, como si temiera que el momento pudiera desvanecerse. El beso continúa, es largo y pesado. Con mis dedos comienzo a acariciar la intimidad de Alegra, y sus gemidos comienzan a invadir el lugar. 

⏤Creo que deberemos ser un poco más discretos ahora ⏤me dice, hundiendo su boca en mi hombro. 

⏤Nos adaptamos, siempre nos adaptamos ⏤repito. 

Cuando siento que está lista, la acomodo para que pueda entrar en ella, y al hacerlo, siento una ola de placer recorriendo todo mi cuerpo. 

⏤Ponle freno a la silla, no quiero que pasen accidentes ⏤me pide, entre risas. 

Yo bajo las manos, pongo el freno, y después me acomodo para quedar con mis manos sobre su trasero. 

⏤Cómo me gusta… yo encima ⏤murmura. 

Alegra comienza a moverse encima de mí. Sus caderas van de atrás para adelante, en un ritmo constante que me causa mucho placer. El mundo exterior se desvanece y solo somos ella y yo en esa habitación, disfrutando, disfrutándonos. 

Me siento vivo. Después de varios meses pensando que estaba muerto en este cuerpo que no atendía mis órdenes, hoy me siento feliz, vivo, amado, deseado y sobre todo, lleno de emoción porque ella sigue a mi lado. 

⏤Karl… ⏤murmura, mientras se muerde el lóbulo de la oreja. 

⏤Bajito… ⏤comento.

Alegra, me encaja las uñas sobre la espalda, mientras gime en mi oído. Puedo sentir como su cuerpo tiembla y se aferra a mí. 

⏤¡Dios! ⏤expresa, un poco más alto. 

⏤Ya te dije que me llamo Karl ⏤contesto, como siempre lo hago cuando lo hace. 

Alegra, me sonríe, apenas la puedo ver con la luz tan tenue, pero sé que lo está haciendo.

⏤Mi Karl, eres mi Karl ⏤responde, acariciando mi rostro. 

Por un momento, simplemente nos miramos al rostro, sin hacer nada, sin decir nada. Solo nos reconocemos y nos recordamos como la pareja enamorada que somos. 

Los ojos de Alegra, profundos y llenos de ternura, me miran con una intensidad que me hace sentir completamente visto. Hay una calidez en su mirada que me envuelve, como si en ese preciso momento todos nuestros problemas y preocupaciones se hubieran desvanecido, dejándonos solo a nosotros dos, conectados de una manera que trasciende las palabras.

Me inclino hacia ella, apoyando mi frente contra la suya. El contacto es simple, pero cargado de significado. Nuestras respiraciones se sincronizan, creando una armonía silenciosa entre nosotros. Es en estos momentos, cuando no se necesitan palabras, que me doy cuenta de lo afortunado que soy por tener a Alegra en mi vida.

Lentamente, mis manos encuentran su camino hasta su cuello, mis dedos entrelazándose detrás de su cabeza. La acerco más a mí, queriendo sentir su presencia tan cerca como sea posible. Nuestros labios se encuentran en un beso suave, tierno y lleno de promesas. No hay urgencia, solo un profundo sentido de amor y pertenencia.

Nos besamos lentamente, dejando que el tiempo se detenga. Cada caricia, cada susurro de nuestros labios, es una reafirmación de nuestro amor y de nuestro compromiso mutuo. Siento cómo el amor de Alegra me envuelve, llenando cada rincón de mi ser con una calidez que me hace sentir completo.

Finalmente, nos separamos ligeramente, nuestras frentes todavía tocándose. Abro los ojos y veo en su mirada el mismo amor y la misma devoción que siento. En este momento, nada más importa. Solo estamos nosotros dos, juntos, enfrentando el mundo con la certeza de que nuestro amor es fuerte y eterno.

—Te amo —susurro, mi voz llena de emoción.

—Y yo a ti —responde Alegra, y veo cómo sus ojos se llenan de lágrimas de felicidad. Nos abrazamos, manteniéndonos cerca, y ella me abraza, pegando su cuerpo al mío. 

Hoy yo pensaba tener un momento “muy Karl”, tener sexo como antes lo hacíamos, pero, no será así. Después de todo lo que hemos pasado, del tiempo que hemos estado separados, hoy necesitamos estar así, abrazados, celebrando que el destino nos comienza a sonreír. Ya tendremos tiempo para lo demás: simplemente porque somos Alegra y Karl. 

—Prometámonos algo —dice Alegra, apretando ligeramente mi mano—. Prometámonos que siempre encontraremos tiempo para momentos como este. Momentos en los que podamos simplemente estar juntos, sin preocupaciones, recordando por qué nos enamoramos.

—Lo prometo —digo, con firmeza y amor en mi voz—. Te lo prometo. 

Ese walking closet fue nuestro mejor aliado en los días por venir.