DANIEL
¡Te dije que dejaras a mi hijo!, ¡te dije que me las pagarías!
¡Vas a ver cómo pegan los hombres!
¡Maricón de mierda!
Despierta, despierta, despierta…
Abro los ojos con el corazón agitado y el sonido de la alarma en mi oído. Me levanto de un salto y salgo de la cama, para después tambalearme en el suelo y caer, pegándome duro contra la pared.
Tranquilo, respira, tranquilo, pienso, mientras siento mi corazón latir como loco. He tenido de nuevo esa pesadilla y es tan vívida como cuando sucedió. Aprieto los ojos con fuerza, tratando de que las imágenes se vayan de mi mente, pero es imposible, se van muy lento.
⎯Tranquilo, tranquilo ⎯me digo a mí mismo, tratando de no caer en un ataque de pánico.
Mi otra mano se aferra fuerte a mi pierna, al grado de que me estoy haciendo daño y no me he dado cuenta. Un fuerte dolor me envuelve, cuando siento mi uña encargándose.
⎯¡Mierda! ⎯expreso, quitando la mano de ahí y viendo la sangre.
Me levanta como puedo, y estiro la mano para buscar mis gafas para ver. Además de sentir el corazón latiendo como loco, mi visión es limitada y eso no me ayuda en nada.
Toqueteando el buró los encuentro. Me los pongo de inmediato y puedo ver todo en alta definición, incluso la herida que me he hecho en el muslo. Camino hacia el baño y comienzo a quitarme la sangre con un pañuelo desechable.
Gradualmente, mi corazón se va calmando, hasta el punto en que vuelve a la normalidad. No pasó nada, no caí en pánico. Lo he logrado controlar.
⎯¿Me tomé mis píldoras ayer? ⎯hablo, mientras recuerdo el montón de frascos que hay sobre la barra de la cocina.
Luchar contra la depresión severa y la ansiedad no es nada fácil. No solo es tratamiento psicológico, sino, en mi caso, necesito más. Para mantenerme a flote, tomo Escitalopram, más conocido como Lexapro. Este medicamento, un ISRS, me ayuda a estabilizar mi estado de ánimo y a mantener la ansiedad bajo control. Aunque no es una solución mágica, sí me permite enfrentar el día a día con un poco más de equilibrio.
Sin embargo, no siempre es suficiente. Hay días en los que la ansiedad se dispara de repente, sin previo aviso, dejándome paralizado y sin aliento. Para esos momentos críticos, tengo Lorazepam. Es un tranquilizante de acción rápida que puedo tomar cuando siento que un ataque de ansiedad está a punto de arrollarme. Saber que tengo ese medicamento a mi disposición me da una sensación de seguridad, aunque lo uso con precaución para evitar la dependencia.
Antes no dependía de nada, ni mucho menos de píldoras. Ahora me siento como un anciano cargando un pastillero con todas ellas para poder sobrevivir. Las píldoras me regalan seguridad, tranquilidad y a veces un poco de felicidad. Me permiten llevar una vida más o menos normal, y poder convivir con mi familia.
Nunca pensé que las necesitara, hasta que un día, dormí tanto que cuando desperté ya había pasado una semana, lo que preocupó a mis padres y me obligó a ir al psiquiatra. Ahora alterno mis noches entre cansancio e insomnio; no hay una media.
Si no fuese por mi primo David que constantemente me invita a todas partes y me obliga a tener rutinas como ir al gimnasio, hacer un deporte o ir a los sábados de wafles, creo que otra cosa sería; no estaría aquí viéndome frente al espejo.
El golpe de adrenalina pasa, y ahora siento otro golpe, el dolor muscular de la friega que me metieron ayer. Solo de pensar en lo mal que me fue con Julián, me hace querer reclamarle su intento de cita. Después, me acuerdo de que al pobre Tasarte también el tocó y me río.
⎯Supongo que jamás volverá a preguntarme algo en la calle ⎯murmuro.
Papá
Papá
Papá
Papá
Escucho el tono de mi móvil. Camino hacia la mesa de noche, sintiendo el horrible dolor de mis piernas y respondo.
⎯Hola, pa.
⎯Hijo, me alegra que ya estés despierto. Estoy en frente de tu edificio, quiero invitarte a desayunar.
Como puedo, camino hacia la sala y veo por el ventanal del balcón el auto de mi padre y al chofer esperando afuera, recargado sobre la puerta.
⎯Pensé que seguías de vacaciones.
⎯No, ya hemos llegado. ¿Qué dices?
Suspiro. No tengo muchas ganas de correr como loco para estar listo, pero, también es mi padre, y debo convivir con él fuera de los asuntos familiares.
⎯Dame quince minutos, ¿vale?
⎯Está bien. Iré rápido a comprar algo que me pidió tu madre y regreso por ti.
En ese instante, noto como mi padre baja del auto y camina hacia la izquierda. Su móvil aún está en su mano⎯. No tardes.
⎯No, lo prometo ⎯digo, terminando la llamada.
Me sorprendo, al ver en la pantalla hay un mensaje de Antonio:
«Recuerden, hoy a las seis, en la academia de baile de la Tía Ainhoa. Lleven ropa cómoda».
⎯Cierto… ⎯hablo, sintiendo el dolor en mi cuerpo.
Entonces, me pongo manos a la obra. Como si no hubiese tenido un altercado, me doy una ducha rápida y me alisto lo más rápido posible. Preparo una maleta con ropa deportiva y, en el proceso, me quejo del dolor muscular. Jamás en la vida vuelvo a hacer Insanity y mucho menos una cita con Julián; definitivamente, no es mi tipo.
No pasan ni veinte minutos, cuando mi padre me está llamando de nuevo. Respondo el móvil y con un “ya voy”, y cuelgo, ya no hay más que decir. Bajo las escaleras corriendo, no tengo tiempo para el elevador, y cuando llego a la puerta, el chofer ya me está esperando.
⎯Joven Daniel, ¿cómo está hoy?
⎯Bien, Arturo. Como ves, no necesitaré que me lleves al Conglomerado, pero te pido que después de la comida vayas; debo ir a la academia de mi madre.
⎯Como diga.
Camino hacia el auto de mi padre y es Augusto, quien me abre la puerta.
⎯¿Coloco su maleta en la cajuela? ⎯me pregunta.
⎯Sí, gracias.
Al entrar, veo a mi padre revisando el móvil y un ramo de flores postrado a su lado.
⎯¿Son para mí? ⎯le pregunto, bromeando.
Mi padre, que todavía mantiene su aspecto juvenil, levanta la vista y me sonríe. Cuando lo veo, una ola de sentimientos me invade: culpa, felicidad, melancolía, tristeza, tranquilidad. Lucho constantemente para que el sentimiento de culpa no me abrume, porque sé, que gracias a mí, ellos han perdido un poco de felicidad y la preocupación ha tocado su puerta.
⎯¿Las quieres?, le puedo comprar otras a tu madre.
⎯No, es broma.
⎯Venga, los hombres también podemos recibir flores, de vez en cuando.
Mi padre me da el ramo y yo las tomo, son gardenias y huelen delicioso. De pronto me acuerdo de la casa de mi abuelo, siempre con aroma a flores. Ese recuerdo me hace sonreír.
⎯¿Dónde vamos? ⎯pregunto.
⎯Amanecer Mexicano, tengo ganas de algo picoso ⎯me confiesa.
⎯Vale.
El chofer arranca el auto, y yo reviso mi móvil simplemente para ver si no tengo correos urgentes que deba contestar antes de llegar a la oficina. Lo que encuentro, es un mensaje de Bart.
«Hola, buenos días. ¿Cómo te sientes hoy? He estado viendo qué es el Insanity y ahora entiendo lo que decías ayer. Espero tengas un gran día».
Sonrío. En realidad, Bart no es el típico ligue que encuentras en las aplicaciones. Él es un poco más tranquilo y serio. Me agrada. Me hace sentir tranquilo.
«Buenos días. Me duele cada músculo del cuerpo. Pero, nada que no se pueda resolver con un caldo de gallina».
Lo envío.
¡Dios!, ¿por qué escribí eso?
⎯Lila esta aquí ⎯me interrumpe mi padre, provocando que deje de ver el móvil⎯. Llegó ayer de Francia. Trae las invitaciones para su boda.
⎯¿En serio? ⎯pregunto.
⎯Sí. Supongo que te la dará pronto.
⎯La esperaré.
Mi padre me observa. Desde que pasó lo del suceso, lo hace con mucha atención, como si tratara de leer mi mente, de saber qué necesito, qué me atormenta, qué estoy pensando hoy. ¿Será bueno?, ¿será malo?, ¿será algo que pueda ignorar? No me puedo imaginar el estrés que mi padre pasa todos los días conmigo.
⎯Estoy bien ⎯le digo, tomándolo por sorpresa; él asiente con la cabeza⎯. Hoy estoy bien. Solo me duele el cuerpo porque hice ejercicio.
⎯Bien ⎯contesta⎯, muy bien.
Después, él me cuenta sobre su viaje. Todo lo que hicieron y lo feliz que mi madre estuvo. También, que me han traído regalos, aunque yo siempre les pido un imán que va directamente a mi pared de imanes donde los colecciono. Asimismo, me cuenta de la situación de mi hermano con su carrera y su relación. Me dice que trata de no meterse, pero a veces quisiera cogerlo de los hombros y sacudirlo para que despierte.
El auto se detiene, y momentos después, bajamos al restaurante, donde nos dan una mesa bastante alejada de la puerta. Mi padre, sin ver el menú, pide su desayuno favorito y yo, como le dije a Bart, un caldo de gallina.
⎯Sé que tu hermano tiene que tomar sus decisiones, pero a veces me dan ganas de cogerlo de los hombros y sacudirlo. ¿A caso no ve las red flags? ⎯me pregunta.
Me río bajito.
⎯¿Qué?, ¿no está bien usado? Me dijo Jo que así se usaba ⎯pregunta con preocupación. Y debe de estarlo. Jo, a veces dice cosas que no son ciertas solo porque quiere ver el mundo arder. Mi tío David ha caído en varias, pero quiero pensar que a mi padre no le pasará.
⎯No, sí está bien usado. Solo que escucharte hablar así me hace gracia.
⎯Bueno… entonces, las red flags. Solo tomaré un respiro y lo dejaré. Aunque confieso que Xóchitl y yo no tenemos debates sobre el futuro.
⎯Supongo que siempre pensaron que sus familias quedarían unidas a través de sus hijos ⎯le digo.
⎯No, en realidad, solamente queríamos que nuestros hijos se llevaran bien. Lo logramos. Pero nunca nos pasó por la mente que tendríamos un romance, bueno, yo no lo sabía.
⎯En realidad, ni Héctor, ni Marimar sabían si lo tenían. Bueno, ella sí, él, no sabe cómo expresarlo.
⎯Dirás, ¿tanta pasión en la música y pésimo en el amor?
⎯Tal vez… Únicamente sé que si no hace algo, se quedará con la persona equivocada ⎯reflexiono.
Ambos nos quedamos en silencio. Tomo un sorbo del té; hoy no tengo ganas de café, después del ataque de ansiedad. Sé que después sigo yo. Que mi padre me preguntará sobre mi vida amorosa y yo lo negaré todo. No tengo ganas de hablar, así que debo evitar que me pregunte.
⎯Hijo, tengo que platicarte de algo muy importante ⎯inicia, sorprendiéndome un poco el tono de seriedad.
Debo admitir, que en este momento, mi ansiedad sube de golpe, y millones de pensamientos invaden mi mente.
¿Está bien? ¿Estará enfermo? ¿Le pasa algo a mi madre? ¿Hay algo que he pasado desapercibido? ¡Qué pasa!
Sin embargo, me mantengo tranquilo, solo asiento con la cabeza y fijo mi mirada en él.
⎯Dime.
Mi padre suspira.
⎯Tu madre quiere adoptar una niña.
⎯¡QUÉ! ⎯expreso de inmediato, sin ocultar mi asombro⎯. ¿Adoptar?, ¿ahora?, ¿a esta edad?
Mi padre asiente.
⎯Sí. A mí también me tomó por sorpresa, pero, lleva meses deseando eso. Incluso ha estado buscando cómo realizar la adopción y dónde podría hacerlo. Pensé que era una idea pasajera y que, después de irnos de vacaciones, ésta se iría, pero no ha sido así. Ayer, encontré esto.
Mi padre saca su móvil y me enseña la fotografía de nombres de agencias de adopción.
⎯Al parecer, ha estado hablando para hacer citas.
⎯Bueno y, ¿a ti que te parece? ⎯le pregunto.
⎯Pues, que no recuerdo cómo cambiar un pañal… ⎯contesta y una ligera risa se escapa de su garganta.
No veo a mi padre enojado, ni asustado, lo veo tranquilo, como si el adoptar una hija fuese una posibilidad que a él no le molestara.
⎯Te lo platico porque eres bueno escuchando y sé que me ayudarás. Estoy confundido, ¿sabes? Porque, siento que tu madre está pasando por una etapa.
⎯¿Etapa?
⎯Sí. A tu madre le gusta proteger, guiar… por eso es maestra. Creo que está pasando por una etapa donde sabe que sus hijos crecieron y que ya no puede protegerlos ni guiarlos como ella quisiera. En pocas palabras, ustedes ya son dueños de sus vidas y hacen lo que se les pega la gana.
⎯Dime que esto es por Héctor y no por mí ⎯le pido.
Mi papá sonríe.
⎯No tiene nada que ver con ustedes o lo que hagan. Tiene que ver con el instinto materno de querer siempre ser la mamá que los abrazaba cuando tenían miedo o que tomaba las decisiones adecuadas para ustedes. Siento que cree que perdió ese privilegio y lo quiere de regreso… sin embargo.
⎯¿Pero? ⎯insisto.
Mi padre suspira.
⎯Cuando eras pequeño y encontramos el problema de tus ojos, nos dijeron que no tenía cura, a pesar de que tu tío dijo que había opciones. Le dijeron a tu madre que quedarías ciego pronto, y que no había nada que lo pudiese evitar. Pero, tu madre no se rindió. Con la determinación que siempre ha tenido, dijo que encontraría una forma de que no perdieras la vista. Cuándo salimos de consulta, me dijo: ‘Daniel no quedará ciego. Él verá lo bonito que es el mundo. Verá las nubes, el sol, los pájaros y a nosotros, de eso me encargo yo’. Entonces, un día, llegué de trabajar y tu madre tenía una lista similar a la de la foto, con decenas de especialistas, locales y extranjeros, que ella llamó para hacer una cita y poder llevarte.
»Quería abordar cualquier opción, tratamiento, operación. Tu madre haría lo que fuese para que eso pasara y… lo logró. Tal vez, debas usar lentillas o gafas para ver con bastante aumento, pero, puedes ver, y eso es gracias a tu madre.
Escuchar esa historia me conmueve y ahora comprendo la reacción de mi madre, la furia que sintió cuando el doctor me dijo que los golpes habían provocado que mi glaucoma avanzara más rápido y que posiblemente quedaría ciego de un ojo. Ahora me siento terrible de no haberle dado lo que ella quería: hundir a Saúl en la cárcel.
⎯Ya veo porque dices que estás confundido ⎯agrego⎯, pues la lista te indica que lo de la adopción va en serio.
⎯Así es… justo por eso. Si la está haciendo, es porque lo quiere hacer, y creo que debemos estar preparados.
Sonrío.
⎯¿Me estás diciendo que seré hermano a esta edad?
⎯No me preocupas tú, me preocupa Héctor, que ya sabes que es el más consentido ⎯contesta, y ambos reímos.
⎯¿No te da miedo iniciar esta nueva aventura?, sobre todo a tu edad ⎯pregunto.
Mi padre niega con la cabeza.
⎯Nunca es tarde para comenzar una aventura. No importa la edad o el tiempo. Solo se tiene que dar el paso y perder el miedo. Además, es con mi Ainhoa, ¡qué mejor compañera de aventuras!
⎯Esta plática no solo es para que me digas que posiblemente tendré una hermana, ¿cierto?
Mi padre sonríe, toma mis manos con cariño y me pide que me acerque para darme un beso sobre la frente.
⎯Creo que si yo puedo empezar una aventura a mi edad, tú puedes hacerlo también.
⎯Papá, ya te pedí que no te preocupes por mí, estoy bien.
⎯Sé que estás bien por todas esas pastillas que te tomas. El día en que estés feliz y bien, sin haberlas tomado, ese día estaré seguro de lo que me dices ⎯contesta.
El mesero llega y pone frente a nosotros la orden. Tengo mucha hambre, así que no dudo en comenzar a comer. El resto del desayuno se nos va platicando sobre mi posible nueva hermana.
Mi padre me confiesa que siempre quiso una hija llamada Sabina, pero como ya le regaló ese nombre a mi prima, le gustaría ponerle su segundo nombre favorito: Zelda
⎯¿Zelda?, ¿cómo la del videojuego? ⎯me pregunta mi primo Tristán, mientras caminamos hacia la academia de mi madre.
⎯Sí, aunque mi padre se lo quiere poner por Zelda Fitzgerald, la esposa del escritor de “El Gran Gatsby”, una de las novelas favoritas de mi padre.
⎯¡Vaya! Zelda Ruiz de Con… no lo sé.
⎯¿Cómo le pondrías a tu hija, si Ana Caro y tú estuvieran esperando un bebé?
⎯Me gusta Soumaya, como el museo en México.
⎯¿Y te quejas de Zelda? ⎯pregunto.
Ambos llegamos a la academia y después de saludar a Mía y Lara, las chicas de recepción, subimos las escaleras en forma de caracol para llegar al primer nivel.
⎯Y, ¿cómo te sientes al saber que tendrás una hermana que posiblemente será tu responsabilidad cuando tus padres mueran? ⎯me pregunta, en tono directo.
Tomo un suspiro, que me ayuda a regular el aire y me da una pausa para descansar.
⎯No había pensado en eso.
⎯Digo, vamos… tu padre es mejor que el mío, pero, aun así, ya tiene sus años. Cuando Zelda vaya en la secundaria o preparatoria, ya no serán unos jovenzuelos.
⎯Creo que mis padres saben lo que hacen ⎯comento.
Llegamos al salón, donde Antonio ya nos espera junto al resto de los convocados a esto que todavía no sabemos de qué se trata. Tristán me impide pasar, bloqueando mi cuerpo con un brazo.
⎯Espera… ¿Héctor consentido sabe de esto? ⎯pregunta curioso.
Niego con la cabeza.
⎯Le dirán cuando inicie el proceso, y si no pasa nada, quedará como anécdota. Porfa, no le digas nada y no se lo insinúes. ⎯Uso un tono de ruego.
⎯¡Daniel, me estás matando! ⎯me contesta⎯. Necesito material de venganza.
⎯Lo sé, pero debo respetar el deseo de mis padres. Además, si esto se hace, tendrás toda una vida para burlarte de él.
⎯Cierto, cierto…
⎯¡Ahí están! ⎯expresa, Antonio, al vernos entrar.
⎯¡Vaya!, supongo que llegaron tarde porque Tristán no podía combinar su ropa deportiva ⎯habla Héctor.
David voltea a verme y su rostro me indica que tiene que decirle algo. Yo le pido que no. Mi primo no responde nada.
⎯Lo siento, había algo de tráfico ⎯me disculpo.
⎯Bien, antes de iniciar, tengan… ⎯Antonio comienza a repartir unos sobres, y Karl lo hace también. Tomo el mío y noto que es la invitación a la boda. Al abrirla la leo.
¡Con gran alegría os invitamos a celebrar un día inolvidable en un paraíso privado!
Tenemos el honor de invitarles a la doble celebración del matrimonio de nuestras hijas:
Lila Canarias Ruiz de Con y Antonio de Marruecos
Alegra Canarias Ruiz de Con y Karl Johansson
Sábado, 16 de agosto de 2024 a las 16:00 horas en la Isla de Tagomago, Ibiza, España.
Será un día lleno de amor, alegría y felicidad, que comenzará con una ceremonia emotiva en un entorno idílico y continuará con una celebración inolvidable bajo las estrellas.
Transporte:
Un barco privado saldrá a las 14:00 horas desde el puerto de Ibiza para llevar a los invitados a la isla de Tagomago. El regreso estará programado para después de la celebración.
Código de vestimenta:
Formal
Confirmación de asistencia:
Agradeceríamos confirmar su asistencia antes del 13 de marzo a través de:
Eventos Paradise – Robert Mejía.
RSVP:
Eventos Paradise – Robert Mejía.
Padres de las novias:
David Canarias Lafuente y Luz Ruiz de Con Caballero
Esperamos contar con vuestra presencia en este día tan especial para nuestras familias, en un lugar de ensueño.
¡Os esperamos con los brazos abiertos en Tagomago!
#BodaCanariasDeMarruecos #BodaCanariasJohansson
⎯Sé que no se las habíamos dado antes, pero como están dispersos por el mundo, ahora es el momento para que la tengan de recuerdo ⎯agrega Karl.
Leo el boleto para la comida y noto que ya viene marcado el +1.
⎯¿Por qué el mío tiene marcado el más uno? ⎯pregunto.
⎯Lo marcó Lila. Dice que espera que para el evento lleves a un acompañante, que no sea amiga y/o primo ⎯me explica Antonio.
⎯¿Es una forma de obligarme a tener pareja para agosto? Estamos por entrar a junio.
⎯Sí.
⎯¿No hay opción solo?
⎯Te sentarías en la mesa de los niños ⎯habla Karl.
⎯Por mí, perfecto. Podré tener unas largas conversaciones con Lucho sobre la vida, o con Maël sobre libros ⎯les digo.
⎯Venga… sé que encontrarás a alguien ⎯me anima Antonio⎯. Ahora, ¿listos?
⎯No ⎯admite Cho, quien ha llegado por la puerta junto con Moríns.
⎯Ahora estamos todos ⎯habla Karl, frente a nosotros⎯. Estamos aquí reunidos para decirles que forman parte del espectáculo de la boda.
⎯¡What! ⎯dice Jon⎯, ¿espectáculo?
⎯Así es… queremos sorprender a Lila y Alegra con un espectáculo y ustedes nos ayudarán. Vamos a hacer un baile para ellas.
⎯¡Qué! ⎯respondemos todos al mismo tiempo.
⎯Así es. Será un baile que tendrá reguetón, ritmos latinos y una que otra coreografía pop.
⎯¡Vale!, y, ¿quién nos va a enseñar la coreografía?, ¿Moríns? ⎯pregunta Héctor.
⎯Tengo mejor ritmo que tú, te lo apuesto… ⎯contesta él.
⎯No, trajimos a la mejor coreógrafa del momento… con ustedes… la señorita María del Mar…
En eso, Marimar entra por la puerta y todos voltean a ver a Héctor, que se ha quedado completamente sorprendido. Hace años que Mar no pisaba España, y ahora, ha regresado.
⎯¡GRACIAS, UNIVERSO! ⎯grita David.
⎯Bien… listos para iniciar una nueva aventura ⎯habla Mar, con entusiasmo.
Aventura, parece que es la palabra del día, supongo que esto pasa cuando los astros se alinean y te quieren dar un mensaje. Así, antes de comenzar, voy hacia la maleta que he traído y la abro para guardar la invitación. Veo de nuevo el +1 que Lila ya ha marcado y suspiro.
⎯Supongo que necesito mi Ainhoa ⎯murmuro, para luego guardar la invitación.
Me caso el móvil de la bolsa y antes de guardarlo, veo que tengo un mensaje en espera. Al notar que es un número desconocido, lo abro.
«Hola, Solo Daniel. Soy Tazarte. Disculpa si te molesto, pero, tu padre me dio tu número para acordar contigo el presupuesto de los instrumentos. ¿Crees que puedas ayudarme? Por cierto, me duele horrible todo el cuerpo, ¿cómo andas tú? No urge que me respondas ahora, pero trata de que no pase tanto tiempo; necesito ver cuánto puedo comprar. Saludos».
Mucha risita, pienso.
⎯¡Daniel!, ¿listo? ⎯escucho la voz autoritaria de Mar.
⎯Sí, sí… voy.
Dejo el móvil sobre la maleta y voy a mi lugar asignado. Después de ahí, todo fueron risas.
Jajajajajaja lo que se viene! Las risas no faltaran!
Segundas oportunidades Manuel y Ainhoa
Daniel y Tazarte, que viva la vida🥰😍🤩
Lindo lleno de risas
Esperemos e invite a Tasarte… qué le va a quitar todos los males…
Amo las bodas de esta familia…son épicas…
Lo que se viene es buenooo jajajaja. Ese David dizq gracias Universo jajajaja puede desquitarse de Hector jajajajajaja y siiiiii todo son señales, la conversacion con manuel, aventuras, +1, Tazarte, mucha risita si si jajajajjaa.
Ya quiero ir a ese matrimonio 🥳🥳🥳🥳 está buena la historia de Daniel ya los quiero.
Jajajajaja 🤣 gracias universo… Ya me imagino su gesto exagerado jajajaja David va a disfrutar la oportunidad de molestar a Héctor.🤣
Daniel a pensar en tu +1… ☺️
ay Dios, “y las risas no faltaron”… esta familia es caos y locuras divertidas