Ceci llega corriendo, acomodando su cabello mientras huye de la fiesta. Quiero pensar que todos están demasiado ocupados como para percatarse de que nos hemos ido, aunque ella es la chef principal y creo que en cualquier momento Carol podría requerir de sus servicios; así que no sé qué tipo de plan tenga Cecilia para escaparse.

⎯Vamos, no tenemos mucho tiempo ⎯me dice entre susurros apresurados. Su mirada está llena de complicidad y emoción, como si fuéramos dos adolescentes huyendo de una estricta supervisión para vivir un momento de libertad. 

Nos subimos al auto, y sin mirar atrás o preocuparnos de lo que pase, arranco e auto y nos vamos de ahí. Ambos vamos emocionados, riéndonos bajito y con los ojos brillando de felicidad. 

⎯¿A dónde vamos? ⎯me pregunta Ceci. 

⎯Te dije que era un lugar especial, ¿qué no? ⎯pregunto. 

Ella se muerde los labios. Lo hace de una manera tan sensual que me sonroja. 

⎯Sabes que confío en ti, solo que no sé si estoy vestida para la ocasión. 

⎯Siempre estás vestida para la ocasión ⎯le digo, con una sonrisa⎯. Solo una pregunta, ¿tu hijo está bien cuidado? 

Ceci sonríe. 

⎯Sí, gracias. Está con mi amiga. 

⎯Bueno, entonces todo irá viento en popa ⎯le digo. 

Así, sigo manejando, escapando de la casa de Carol Parker. Ceci toma mi mano y entrelaza sus dedos con los míos.

⎯Tus manos están frías ⎯recita, con una voz suave. 

⎯Pronto estarán cálidas ⎯le aseguro. 

El silencio se hace, pero no dura mucho, porque ella enciende la radio y comienza a buscar una canción para conmemorar y recordar esta velada. Finalmente, sale una canción que le agrada y la deja. 

⎯It’s a little bit funny this feeling inside, I’m not one of those who can easily hide, I don’t have much money, but, boy, if I did, I’d buy a big house where we both could live ⎯canta con entusiasmo. 

La canción de “Your Song” de Elton John, llena todos los espacios de mi auto. Ceci canta magistralmente, con una voz entonada y que parece profesional. No le da vergüenza, es más, lo hace con fuerza para que todos la escuchen. 

Mi vista se clava en ella, haciendo que pierda la vista del camino. 

⎯¡Cuidado! ⎯me pide, al notar que me subo a una acera. Yo doy el volantazo y vuelvo al camino. Ceci ríe.

⎯Lo siento, es que no sabía que cantabas tan bonito. ¿No eres cantante de casualidad? 

⎯Bueno, desde pequeña estuve en el coro de la iglesia, así que tengo buena voz. Pero créeme, no me atrevería a ser cantante y llenar estadios, es solo para personas especiales. 

Sonrío. 

⎯¿Quieres decir que soy especial? ⎯pregunto. 

⎯Pues… ¿Quieres serlo? ⎯me responde de manera directa. 

Claro que quiero, solo que no me atrevo a decirlo. 

⎯Si te digo que sí, ¿me cantarás? 

Ceci se sonroja y con la huella de su dedo pulgar acaricia la palma de mi mano, provocando una sensación que me eriza la piel. 

⎯Te aviso que no me sé muchas canciones. 

⎯No importa, puedes repetir esta las veces que desees ⎯le digo, con un atrevimiento que hace tiempo no me permitía. 

Continuó manejando, escuchando las melodías de la radio que, al parecer, se han confabulado para que sean puras canciones de amor. Escuchamos Fly me to the moon, something y All of me. Al llegar al destino, nos percatamos que la estación se llama “La romántica”, así que creo que todo tuvo sentido al final. 

Finalmente, llegamos al lugar que he seleccionado para esta velada improvisada, un hermoso mirador que ofrece una vista espectacular de Madrid. Con la ciudad extendiéndose a nuestros pies como un tapiz iluminado, estaciono el auto y apago el motor, permitiendo que el silencio de la noche nos envuelva. 

Giro a Ceci y noto la anticipación en sus ojos. 

⎯Al parecer, si estoy vestida para la ocasión ⎯bromea. 

⎯Así es… ⎯respondo. 

Me bajo con rapidez, rodeo el vehículo para abrirle la puerta y le ofrezco mi mano para que ella salga. 

⎯Permítame, señorita ⎯le digo, con una sonrisa. 

Ella ríe suavemente. Su risa siempre logra hacerme sentir bien, vivo y deseoso por algo más. Ella coloca su mano sobre la mía y sale del auto. Su bello rostro se ilumina cuando nuestras miradas se cruzan. 

⎯Ven, vamos… ⎯la invito. 

Después de cerrar la puerta, ambos caminamos a lo largo del sitio para encontrar el lugar perfecto y quedarnos ahí, disfrutando del paisaje. No hay nada de ruido a nuestro alrededor, solo a lo lejos los grillos y uno que otro vehículo pasando por los caminos. 

⎯Tenía años que no venía a este lugar ⎯le confieso. 

⎯Yo no sabía que existía ⎯admite. 

⎯Por eso estaba emocionado de traerte aquí. 

Así, encontramos el lugar perfecto para quedarnos. Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la vista y de la compañía. La atmósfera es perfecta, con el sonido lejano de la ciudad y el cielo estrellado sobre nosotros. Me siento afortunado de poder compartir este momento con ella.

⎯Este lugar es increíble, Miguel, ⎯me dice, maravillada, mientras sus ojos recorren el horizonte. El viento fresco de la noche acaricia nuestras caras y lleva consigo un susurro de tranquilidad.

⎯Pensé que te gustaría.

Ceci se vuelve hacia mí y me mira con una expresión que mezcla sorpresa y afecto.

⎯¿Por qué hace mucho que no vienes para acá? ⎯pregunta, con curiosidad. 

Suspiro. Me quedo mirando al horizonte y recordando todas las veces que vine acá con ella. Como este era nuestro lugar sagrado donde nos quedábamos horas platicando de nuestro futuro. 

⎯Solía traer a mi esposa aquí ⎯confieso, con un poco de miedo que Ceci se la tome personal y quiera irse de aquí. Sin embargo, ella toma mi mano y la acaricia con ternura⎯. Después de la cena o cuando no podíamos dormir, veníamos aquí y veíamos la ciudad. A mi esposa le gustaba inventar historias, pero solo para mí, nunca intentó escribirlas. Confieso que me hubiese gustado que eso pasara. Cada vez que veníamos inventaba una diferente, ni una se repetía. Era como si pudiese ver a lo lejos y a través de los muros de los edificios y saber qué hacía la gente dentro. Podía inventar una historia por cada hogar, era maravilloso. 

⎯Eso es muy bonito ⎯me dice con ternura. 

⎯Cuando terminaba su historia, siempre me decía: “bueno, no estoy segura de si eso es posible, pero me gusta pensar que lo es” y yo simplemente sonreía. Luego le decía, “si tú lo relatas, todo es posible, querida” y ella sonreía. 

Las lágrimas, sin poder evitarlo, caen por mis mejillas recordando los bellos recuerdos al lado de ella. Ceci se acerca a mí y me da un cálido abrazo que me reconforta. 

⎯Es lindo que la extrañes… 

⎯Lo hago, pero… últimamente mi mente se ha ocupado con algo más ⎯confieso. Volteo a ver a Ceci y cuando nuestras miradas se encuentran, ella se sonroja. Mis manos en automático van a su cintura y la acerco a mi cuerpo, sintiendo su calor con el mío⎯. Ese pensamiento eres tú, Cecilia. 

Ella se muerde los labios. Lo hace lento, porque sabe que a mí me gusta y que esa imagen es la que recordaré todo el día, todos los días. 

⎯Yo también pienso mucho en ti ⎯confiesa. 

⎯Siento tu aroma, pienso en tu mirada, extraño tus labios ⎯hablo, y al decir eso, paso mi dedo pulgar sobre ellos⎯. En pocas palabras, no hay momento del día en que no te desee, y eso, me está volviendo loco. ¿Es normal que me sienta así? 

Ceci sonríe con picardía. Sube sus manos hacia mis hombros y las recarga ahí. 

⎯Bueno, tal vez estés bajo mi hechizo. Sobre todo hoy, porque comiste mi comida, suele ser mis pócimas mágicas. Tú también, Miguel Caballero, eres el hombre que no esperaba, pero que milagrosamente ha llegado a mí. No sé lo que hice, para merecerte, pero me gusta esto que está pasando. 

Nos miramos en silencio por unos segundos que parecen eternos. Sin pensar demasiado, dejo que mis instintos tomen el control. Me inclino hacia ella, despacio, dándole tiempo para detenerme si no quiere esto. Pero ella no se aparta. En cambio, inclina su rostro hacia mí, cerrando la distancia entre nosotros.

Nuestros labios se encuentran en un beso suave y tierno, como el toque de una pluma. El mundo parece desvanecerse alrededor nuestro, dejando solo la sensación de su boca contra la mía. Es un beso lleno de cariño y promesas, pero también hay una chispa de pasión que se enciende lentamente. Siento el latido de su corazón acelerarse al mismo ritmo que el mío.

Pongo una mano en su mejilla, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos, mientras la otra mano se posa en la pequeña de su espalda, acercándola un poco más a mí. Sus labios se entreabren ligeramente y el beso se vuelve más profundo, más intenso, pero sin perder su ternura. El tiempo parece detenerse mientras nos perdemos en el momento.

Cuando finalmente nos separamos, nuestros frentes quedan apoyadas la una contra la otra. Sus ojos, llenos de emoción y deseo, me miran con una intensidad que me deja sin aliento.

⎯No tenía idea de que un beso pudiera sentirse así ⎯digo, mi voz apenas un susurro.

Ceci sonríe, esa sonrisa que siempre logra derretir cualquier preocupación. 

⎯Yo tampoco ⎯responde, su aliento cálido contra mi piel.

Sin embargo, mi cuerpo sigue envuelto en este éxtasis que no puedo controlar. Ceci ha despertado en mí tantos deseos, tantas pasiones que mi cuerpo recuerda que alguna vez se sintió deseado y quiere volver a sentir eso. 

⎯Pienso tantas cosas en este momento, pero, es muy pronto ⎯confieso, aun con el corazón latiendo desbocado. 

Ceci me susurra. 

⎯Si lo piensas, es el momento. 

Nuestras miradas vuelven a encontrarse y el mismo brillo que hay en la mía y con las mismas intenciones. El mismo pensamiento pasa por nuestras mentes y nos hace sonreír. 

⎯Llévame ⎯murmura⎯. Solo llévame a donde quieras.

6 Responses

  1. Que lindoooooo…. me encanta esa conexion que tienen y como Ceci lo entiende, lo calma y abraza de manera no fisica. Y wow van a dar el siguiente paso???? Siiiiiii jejejeje. Y que ya se safe de esa Carol q me cae mal y me intriga el porq llego de una a cazarlo. Sin ser grosero puede dejarle las cosas claras q no quiere ni han tenido nada. No son novios. Porq lo tiene mas comprometido q ni que y el callado. Me provoca darle un calvazo para q reaccione. Jajajaja

  2. Que bien..al fin mi querido Miguel está volviendo a sentir y darse una oportunidad para el Amor…..si llevala y quemensen jaja…pero la van a tener difícil con esta metiche y fastidiosa de Carol …Gracias Ana por retomar la Historia….

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