Amira

El tic tac del reloj me pone sumamente nerviosa. Siento que estoy sudando a cántaros bajo las capas de este lujoso y enredado vestido que mi madre me ha pedido que me ponga. Mi cabello yace recogido en un moño alto, todo para lucir un hermoso collar de perlas que me han mandado de regalo. 

Los zapatos me aprietan un poco, y ya me han cansado la espalda, llevamos veinte minutos de pie, esperando detrás de esta enorme puerta a que nos llamen. Mi madre se encuentra a mi lado. Esta vez, no han venido mis hermanas Fátima y Sarahí porque según mis padres esto no les concierne. A mí me hubiese gustado mucho que estuvieran a mi lado, al menos para sentirme segura. 

⎯Amira, arregla la falda de tu vestido ⎯me pide mi madre. 

Yo de inmediato bajo las manos y comienzo a aplanar las pocas arrugas que quedan en la falda del vestido.

⎯¿Cuánto debemos…? 

⎯Lo que tengamos que esperar ⎯contesta con firmeza, pero en un tono suave⎯. Los hombres deben hacer sus tratos antes de que nosotros podamos hacer los nuestros. 

⎯¿Tenemos derecho a hacer tratos? ⎯me pregunto, porque dudo que yo tenga esa libertad. 

⎯Sí. Aprenderás dónde y cuándo. No será tan difícil. 

Suspiro. Nada de lo que me diga mi mamá me puede hacer sentir feliz hoy, no cuando mi padre está adentro con Nazim Khalil, uno de sus socios y mi próximo suegro, porque ahora mismo están negociando mi alianza. 

⎯No entiendo por qué tardan tanto ⎯se queja mi madre⎯. Seguro ese Nazim le quiere sacar todo el beneficio posible. 

⎯O tal vez no me quieren ⎯me animo a decir. 

Mi madre voltea y me sonríe. 

⎯¿Quién no te querría como esposa, Amira? No solo eres bonita, eres inteligente, bien educada y con principios. Eres la esposa ideal. 

La esposa ideal, pienso, mientras doy un suspiro. 

Yo no deseaba ser esposa de nadie todavía, lo único que quería hacer era pintar y conocer el mundo. Me sentía muy bien en Nueva York. Tal vez me la pasaba encerrada toda la semana, pero los fines podía salir y visitar los museos, pasear por los parques y conocer. 

De pronto, fui arrancada como árbol con todo y raíces de ahí, para regresar al que se supone que era mi hogar. No pasé ni dos segundos ahí, cuando me dijeron que debía salirme de mi casa y venir aquí, a este hotel tan extraño y frío, a pesar de estar en una de las mejores playas del mundo. 

⎯Creo que me voy a desmayar ⎯le murmuro a mi madre.

⎯Te acostumbrarás, lo juro ⎯me tranquiliza. 

Las puertas se abren de pronto, provocando que yo dé un pequeño brinco y me ponga la mano sobre el vientre para controlar el susto. Mi padre sale de ahí, con una sonrisa en el rostro y pidiéndole a mi madre que vaya hacia él para tomar su mano. 

⎯Vamos, ¿qué esperas? ⎯me ordena mi madre, mientras camina hacia mi padre y le toma del brazo. 

⎯La alianza está establecida. Ha sido beneficiosa para ambas familias. 

La alianza, esa estúpida alianza que mi familia destinó para mí. Mis hermanas y yo estamos atadas a alianzas, por lo que no tendremos derecho a escoger a nuestros futuros maridos. Tenemos suerte si nos tratan bien, si nos aman, como le pasó a mi madre. Si no, estamos destinas a nunca sentir o descubrir el amor, a pasar esa vida ignorando el sentimiento más hermoso que puede haber; solo de pensarlo me da tristeza. 

Así, mientras paso el umbral de la puerta, todas las historias de amor que había leído, todas las ilusiones de una joven de mi edad y los sueños que tenía, desaparecen y yo desaparezco por completo ante su mirada. 

En frente de mí se encuentra Amir Khalil, el hijo de en medio de Nazim Khalil, quien será por alianza mi esposo y mi matrimonio será el que una a nuestras familias. Amir es medianamente guapo. De cabello negro, alto y buen cuerpo, su rostro no refleja nada, absolutamente nada: ni una expresión o emoción. 

Trato de sonreír para formar un poco de empatía, pero él voltea el rostro y prefiere ver hacia otra parte. Su hermana menor, Dana, se encuentra a su lado, en un vestido más fresco que el mío. Los padres de Amir se mantienen en silencio. 

⎯¡Amira! ⎯expresa Nazim⎯. Veo que estás usando las perlas de la familia. 

Asiento con la cabeza. 

⎯Así es, señor. 

⎯Bien. Acércate. 

Voy hacia él a paso firme pero lento, y cuando estoy ante su presencia, él toma mi mano y la de su hijo y las une. La mano de Khalil está rasposa, como una lija, lo que hace que sentir su piel sea incómodo. 

⎯Amira, Amir, aquí en adelante ustedes están unidos en una alianza que unirá a ambas familias en una sola. Las especificaciones han sido escritas en este contrato que acabamos de hacer entre tu padre, y yo. ⎯Voltea a ver a su hijo⎯. Amir, tú estás obligado a proveer y proteger a Amira. Amira, tú estás obligada a darle los hijos que mande Dios y que puedan acrecentar nuestra descendencia. La boda será dentro de un año, y Amira pasará el mismo aquí, con nosotros, aprendiendo nuestras costumbres familiares para que su unión sea provechosa. 

⎯¿Un año? ⎯pregunto, bastante sorprendida. Volteo a ver a mis padres⎯. ¿Voy a quedarme un año? Ustedes no me dijeron nada de eso. 

⎯Está estipulado en el trato ⎯contesta el padre de Amir. 

Suelto la mano de mi prometido, y voy hacia mis padres. 

⎯¿Cómo pueden aceptar eso? Soy una señorita. Cuando Sarahí estaba comprometida y… 

⎯No te compares con tus hermanas ⎯me pide mi madre⎯. Así son las costumbres de la familia Khalil. Aquí estarás protegida. Tendrás tu propia habitación, compañía y además, es un hotel de lujo, ¿qué más deseas? 

⎯Regresar a mi casa. Quiero estar con mis hermanas y esperar el año con ustedes. 

⎯No puede ser así ⎯habla mi padre con una voz firme⎯. Tradiciones, son tradiciones y no se puede hacer nada. Ahora, Amira, ve con tu prometido para que la alianza quede hecha. 

Sin poder decir ni una palabra más, regreso con Amir. Su padre hace una señal, y uno de los sirvientes trae una caja de madera. El padre la toma y al abrirla, puedo ver un enorme anillo de oro amarillo, con un diamante redondo, engastado en cuatro puntas, la banda es lisa y pulida. 

⎯Toma la mano de Amira ⎯le pide su padre a Amir. 

Él lo hace, siguiendo las indicaciones de su padre. La levanta, sin ninguna gracia, y luego toma el anillo entre sus dedos. Sin mirarme a los ojos, lo pone sobre mi dedo anular. 

⎯Querida Amira. Hoy, en presencia de nuestras familias, me dirijo a ti con el propósito de consolidar una alianza que nuestros padres han considerado beneficiosa para ambos. Este compromiso surge de una comprensión mutua de nuestras responsabilidades y del deseo de honrar las tradiciones que nos han sido legadas. Entendemos que este paso es esencial para el bienestar y la prosperidad de nuestras familias. Ambos reconocemos la importancia de esta unión y la fortaleza que puede brindar a los nuestros. 

Tengo la esperanza de que, a través del respeto y la colaboración, podamos construir una vida armoniosa juntos. Estoy comprometido a apoyarte y a cumplir con mis deberes, no solo como esposo, sino también como aliado en los desafíos y alegrías que el futuro nos depare.

Amir recita el discurso rápido, con prisa, sin ninguna gota de amor o cariño. Al terminar, deja mi mano y voltea a ver a su padre. 

⎯Está listo. 

⎯¡EXCELENTE! ⎯expresa él, bastante emocionado⎯. Ahora a festejar esta unión que será beneficiosa para ambos. Pasemos al salón principal del hotel para una provechosa cena. 

Amir es el primero que sale de la habitación, dejándome con el anillo en el dedo y una gran incertidumbre. Ahora estoy comprometida, debo quedarme en este hotel para vivir con ellos y sus costumbres, lejos de mi hogar, y debo planear una boda que no deseo. Hoy me han arrebatado todo: mi hogar, mi vida y mi historia de amor. Hoy, Amira Lafuente, es la protagonista de su propia historia.

5 Responses

  1. Uy no que feo llevar un matrimonio así 🥺🥺🥺 pero me dan ansias por leer más sobre esta historia 😁

  2. Que triste y vacía debió sentirse Amira, se acaba de comprometer y el sujeto la suelta y se va así sin más, aunque claro, entre ellos hay cero amor y la actitud grita a leguas que esta forzado

  3. Que desilusión vivir la vida dándole gusto a los demás, cumpliendo porque toca cumplir.
    Si esas mismas palabras salieran desde la bondad y no desde la obligación, otro sería el camino.

  4. Lo que cuesta nacer en buena familia, pero aparte lidiar con este tipo de cosas que son como tradiciones ansestrales 🙁

  5. Que horrible resultó ser Amir 😤, tal vez no exista amor, pero debió demostrar un poquito de respeto y empatía por la situación 🤷🏻‍♀️, es un témpano de hielo y si iba a tener esa actitud por la alianza, mejor le hubiera dicho NO a su papá y ambos se ahorraban ese sinsabor 🫤.
    Ay Amira, mucha fortaleza para este año que te espera lejos de todo lo que conoces.🫂

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