Valentina se despierta temprano, con el primer rayo de sol que se cuela por las cortinas de su habitación en el hotel. Se estira desperezándose y se levanta con determinación. Se dirige al baño y, tras una ducha rápida, se arregla meticulosamente. Su cabello oscuro y lacio es cuidadosamente cepillado, y elige un atuendo profesional pero cómodo para el día: un pantalón negro y una blusa blanca. Se maquilla sutilmente, resaltando sus ojos color violeta y se unta esa crema olorosa que tanto le gusta. 

Toma su bolsa, mete todo lo que necesitará para su primer día en el trabajo y sale de su habitación. Baja al restaurante del hotel, donde toma un desayuno ligero: una taza de café negro, un croissant recién horneado y un bol de frutas frescas. Sabe que el día será largo y necesita energía, pero prefiere mantener su desayuno ligero.

A las 7:00 am, sale del hotel y toma un taxi para ir a la Fundación Canarias-Lafuente. Durante el trayecto, revisa mentalmente los puntos clave que discutirá con David Tristán, asegurándose de que no olvidará nada importante.

Llega a la fundación a las 7:30 am en punto. Al entrar, saluda cortésmente al personal de recepción y se dirige al sofá del recibidor. Se sienta, saca su libro y comienza a subrayar pasajes significativos. 

Está concentrada y absorta en su lectura, sin embargo, de vez en cuándo echa un vistazo a su reloj de pulsera para ver la hora. Cuando menos lo espera, son las 7:45 de la mañana y David Tristán no llega. 

⎯¿Será que es de los típicos que llega cuando se le pega la gana? ⎯se pregunta. 

Ella sube la mirada y se encuentra con el retrato, se pone de pie. Camina hacia él y lo observa, pero esta vez se fija en sus ojos. Son café con un leve toque a miel. Tiene una mirada intensa, pero que no incomoda, sino que transmite tranquilidad, confianza, credibilidad. 

⎯Este hombre hipnotiza ⎯murmura, mientras no quita su mirada de él. Se acerca, lo hace más para ver los detalles de la fotografía⎯. Quien haya tomado esta foto es en realidad una maga ⎯dice. 

⎯Fue mi madre ⎯escucha la voz de David Tristán. 

Valentina da un pequeño salto y se separa del retrato. 

⎯¡Dios mío, me asustaste!, ¿dónde estabas? ⎯pregunta, bastante molesta, y aleja a David, empujándolo directamente del pecho. 

⎯Pero mi amor, no te molestes. Te juro que solo fue una copa ⎯responde él, de manera sarcástica. Tristán guiñe el ojo, y el color rojo pinta las mejillas de Valentina. 

⎯¡Basta! ⎯contesta, arreglándose el cabello y tratando de que se le baje el color rojo del rostro⎯. Pensé que habías dicho que a las ocho. 

⎯Llegué a las siete y treinta. 

⎯Claro que no, no te vi entrar. 

⎯¿Ahora vigila mis horas de entrada y salida? Señorita de la Torre, sí que está llena de sorpresas. ⎯Tristán se aleja de ahí y va hacia la entrada. 

La señorita de la recepción, le da una tarjeta y una pluma y después de un gracias él comienza a escribir. 

⎯Lo que decía, es que yo llegué a esa hora y estuve sentada en el sofá y no te vi pasar. 

⎯Entré por otro lado ⎯contesta David, mientras escribe. 

⎯Claro que no, yo… 

Tristán voltea y le sonríe. 

⎯Trató de averiguar si había otra entrada o salida. Lo sé, me avisaron acá abajo. 

⎯¿Te avisaron? ⎯Valentina se pone roja y esta vez no lo puede evitar. 

David se lo toma con gracia. Voltea a la hoja y firma: David T. 

Valentina logra leer lo que ha escrito antes de que lo meta a un pequeño sobre y sonríe. 

Luna y sombra, 

tu ausencia es mi noche,

 te añoro siempre.

Tristán cierra el sobre y después se dirige a la entrada donde un hombre, con un traje negro con camisa blanca y corbata negra, lo espera. 

⎯¡Francisco! ⎯le saluda, con alegría. 

⎯Joven Canarias ⎯dice, de manera educada. 

⎯Gracias por venir. Sé que Caro llega en unas horas y que preferirías seguir dormido. 

El hombre se ríe. 

⎯Desearía estar retirado en las Bahamas, joven Canarias. 

Tristán se ríe. 

⎯Quién no… ⎯Tristán le da el sobre y él chofer lo toma⎯. El ramo más grande y colorido, ya lo sabes. 

⎯Lo sé… ⎯responde él. 

⎯Le pones la nota ⎯le indica. 

Después, Tristán saca su billetera y de ahí un billete. 

⎯Gracias, joven Canarias ⎯dice él, cuando el hombre lo toma. 

⎯Gracias a ti, nos vemos luego, Francisco. 

⎯Sí, joven Canarias. 

David se da la vuelta y camina hacia Valentina, quien observa atenta desde lejos. 

⎯Vamos, señorita de la Torre.

Valentina no dice nada, simplemente sigue a David hasta el conocido elevador y, después de pasar la tarjeta, las puertas se cierran y este comienza a subir.

⎯La fundación está dividida por niveles y en cada nivel hay un área específica ⎯explica David⎯. El área de proyectos está en el nivel 6, donde nos encargamos de planificar y supervisar todas las iniciativas que llevamos a cabo. Es uno de los niveles más activos, siempre hay algo en marcha.

Valentina asiente, interesada, mientras el elevador sigue su ascenso.

⎯En el nivel 5 se encuentra el área de investigación y desarrollo ⎯continúa David⎯. Aquí es donde nuestro equipo trabaja en nuevas ideas y tecnologías para mejorar nuestras operaciones y maximizar el impacto de nuestros proyectos.

⎯¿Y qué hay en el nivel 4? ⎯pregunta Valentina.

⎯El nivel 4 está dedicado a la educación y capacitación ⎯responde David⎯. Ofrecemos programas y talleres tanto para nuestro personal como para la comunidad, con el fin de fomentar el aprendizaje continuo y el desarrollo de habilidades.

El elevador pasa por el nivel 3, y David hace una pausa.

⎯En el nivel 3 está la oficina del presidente ⎯dice con un tono más formal⎯. Es el corazón administrativo de la fundación, donde se toman las decisiones estratégicas más importantes. Nuestro presidente, Karl Johansson, se asegura de que todo funcione de manera eficiente y que nuestros objetivos se alineen con nuestra misión.

Hablar así de Karl, a David se le hace raro, debido a que es su cuñado y el padre de sus sobrinos. 

⎯¿Qué hay en el nivel 2? ⎯pregunta Valentina, con curiosidad. 

⎯El nivel 2 es el área de recursos humanos y relaciones públicas ⎯responde David⎯. Aquí gestionamos todo lo relacionado con nuestro personal y la comunicación externa. Es un lugar clave para mantener una buena imagen y relaciones con nuestros socios y la comunidad.

Finalmente, el elevador llega al nivel 6, y David sonríe.

⎯En el nivel 1, está nuestra cafetería ⎯dice. 

⎯¿Es todo? ⎯pregunta Valentina, cuando las puertas del elevador se abren. 

⎯Todo lo que te puedo contar ⎯contesta y le sonríe. 

Ambos caminan hacia la oficina de Tristán y Linda se acerca con el iPad entre sus manos. 

⎯Valentina, ella es Linda, mi asistente. 

⎯Un placer ⎯saluda Valentina. 

⎯El gusto es mío. 

⎯Linda es una lindura. Te agradará. Plática con ella sabe muchas cosas y las demás las inventa. 

Ambos se ríen. 

⎯En fin. Tu escritorio está al lado de el de ella. ⎯Tristán abre la puerta de la oficina⎯. Cuando podamos ver el proyecto, te avisaré. 

⎯¡Qué! ⎯pregunta ella sorprendida⎯, ¿no empezaremos ya? 

⎯No. Lo haremos cuando me desocupe, tengo la agenda llena… 

⎯No, pero… ⎯Valentina entra a la oficina de Tristán persiguiéndolo⎯. Pero, ¿no puedo ver el proyecto yo sola? 

⎯No ⎯responde Tristán, de manera contundente. Cuelga su saco y luego prende el ordenador⎯. Los proyectos están bajo mi protección. Están en el archivo y solo yo lo puedo abrir. Usted no puede entrar sola, lo siento. 

⎯Entonces, ¿qué haré ahora? 

⎯No sé… 

Valentina va hacia él. Se acerca, lo hace tan cerca de su cuerpo que puede sentir la respiración de Tristán. 

⎯¿Por qué me haces esto?, no es justo. 

⎯¿No es justo, señorita de la Torre?, ¿qué no se le hace justo? Le hago caso del proyecto, me echo a toda la junta directiva encima al decirles que modificaré el proyecto de último minuto. Le doy un pase para que suba, le pago el hotel, transportes y comidas y dejo que me hable de tú y me cele como si fuese mi novia… ¿Qué no se le hace justo?, ¿esperar a que me desocupe y pueda entrar con usted para prestarle atención? ¿Eso es injusticia? 

La mirada de David Tristán se queda fija en la de Valentina. A pesar de estar molesto, su voz es firme y tranquila, y su lenguaje corporal es calmado. Pero su mirada, su mirada es hipnotizante, provocando que ella pierda por un segundo la razón de sí misma. 

⎯¿Algo más que deba agregar? ⎯pregunta él. 

Valentina sale del trance y niega con la cabeza. 

⎯Tienes razón. 

⎯Bien. Ahora, si me disculpa, tengo una videollamada y no puedo seguir hablando. En cuánto me desocupe, la llamaré, ¿vale? 

Tristán, de forma educada, le pide que salga de la oficina y Valentina lo hace. La puerta se cierra detrás de él, y ahora es la mirada de Linda la que se posa sobre ella. 

⎯¡Dios! ⎯se queja Valentina, aun con el cuerpo caliente después de lo que acaba de pasar. Va hacia la mesa y se sienta⎯. No puedo creerlo, de verdad no puedo… es hombre es… Insoportable. 

⎯¿Tristán?, ¿insoportable? ⎯pregunta Linda. 

⎯No digas nada, te paga, seguro por eso lo defiendes. 

⎯¿Por qué me paga? ⎯Linda se echa a reír⎯. ¡Ay, señorita de la Torre!, no sabe cuán equivocada está. El señor Tristán es una de las personas más nobles y empáticas que conocerá en su vida. 

⎯Eso lo dirás tú. Para mí es un presumido, insoportable y egocéntrico. Hijo de papi que solo está aquí porque tiene el apellido ⎯afirma, para después cruzar sus brazos a la altura del cuerpo. 

⎯Si usted lo dice. 

Entonces, Linda se acerca a Valentina y toma dos cajas, unas con sobres y las otras con lo que son invitaciones y los pone sobre su mesa. 

⎯¿Qué pasa? ⎯pregunta, sorprendida. 

⎯Sé que está como practicante, así que me ayudará en ciertas cosas que yo no alcanzo a hacer, como meter las invitaciones en los sobres y escribir los nombres a mano. 

⎯¿Qué? ⎯pregunta Valentina, bastante molesta o más bien, sin entender nada.  

⎯O qué, ¿se quedará ahí sentada leyendo mientras yo estoy apurada? ¡Ya quisiera!, mientras espera a que él salga, me ayudarás. Dale bonita, que no tengo tiempo ⎯le ordena. 

La orden de linda es contundente, así que Valentina hace caso sin chistar. Mientras ordena los sobres, voltea a la oficina y puede verlo levemente a través del cristal. Él se nota relajado, ríe y con su fuerte mano escribe con gracia sobre la libreta.

Valentina piensa:

¿Cómo puede parecer tan despreocupado mientras yo estoy aquí esperando por él? Su sonrisa me irrita… pero no puedo negar lo atractivo que es. Esa seguridad que emana, tan arrogante y confiada, me desconcierta. ¿Cómo puede ser tan misterioso y a la vez tan abierto en su manera de ser? Es como si quisiera desafiarme y atraerme al mismo tiempo. Maldito David, ¿por qué tengo que sentirme así? ¿Por qué hay algo en él que me hace dudar de todo, incluso de mí misma? No me dejaré llevar por su fachada de hombre gracioso, empático y romántico. No me dejaré engañar por David Tristán. 

***

Después de unas horas, David abre la puerta y llama a Linda. Valentina le da una mirada, esperando que él también la invite a entrar, pero literal él solo le sonríe. Linda entra por diez minutos y vuelve a cerrar la puerta. Para luego alejarse abrazando el Ipad. 

Valentina ve el reloj, ya son las once de la mañana y todavía Tristán no le dice nada del proyecto. Ha pasado toda la mañana haciendo las invitaciones, son más de trescientas y ya está cansada. Ella se pone de pie, se acerca levemente a la ventana para poder verlo de cerca y generar presión. Sin embargo, Tristán se encuentra viendo hacia la ventana, con la silla volteada y no la ve. 

⎯¿Qué le pasa a este hombre?, ¿quién se cree para dejarme aquí haciendo esto?, ¿qué le pasa?, ¿jamás saldrá de su oficina? Se supone que yo vine a trabajar en el proyecto, no a cerrar invitaciones.

En eso, David se voltea y ella de inmediato se aleja y va a sentarse al escritorio. Busca los sobres que todavía le faltan y sigue haciendo la tarea de las invitaciones. Momentos después, Linda regresa y sin decir ni una palabra, entra a la oficina. 

⎯¿Lo averiguaste? ⎯escucha que él le pregunta. 

⎯Sí. Al parecer, no estará disponible hasta… ⎯La conversación se pierde y, de nuevo, Valentina se queda afuera. 

⎯¿Es en serio? ⎯pregunta con furia, cerrando otra invitación⎯, ¿qué le gusta hacerme enojar? 

La próxima hora, Linda se encuentra aún dentro de la oficina, y el coraje de Valentina va creciendo con cada minuto. 

Me hizo perder el tiempo, ¿cómo se atreve? ¿Quién se cree que es para hacerme esto? Todavía qué deseo ayudarlo, ¿podría esperar más de él? Es un grosero, egocéntrico, ¿cómo le haré para soportarlo todo agosto? 

De pronto, las puertas del elevador se abren, y sale de ahí una mujer alta, de cabello rubio, largo, perfectamente cuidado. Viene vestida con unos pantalones de vestir café claro, una blusa sin mangas de color blanco y un cinturón a juego. Su cintura es pequeña, su cuerpo delgado, pero no al extremo y todo en ella grita dinero, estilo y sofisticación. 

El aroma a perfume fino llega a Valentina, mucho antes de que ella llegue a su lugar. Cuando está cerca, una sonrisa perfecta se dibuja provocando que Valentina sonría levemente. 

⎯Buenos días, vengo a ver a Tristán ⎯le pregunta, con amabilidad. 

Valentina nota los sencillos, pero elegantes anillos de oro con incrustaciones de diamantes que tiene en los dedos. Uno en el anular izquierdo y el otro en el dedo meñique de la mano derecha. 

⎯Pues ya seríamos dos que venimos a verlos ⎯contesta. 

⎯¿Disculpa? ⎯pregunta ella con educación. 

⎯Yo llevo horas tratando de que él me vea. Ese hombre no hace más que ignorarme por completo, así que le recomiendo que se siente a esperarlo. 

⎯¿Cómo? ⎯pregunta la mujer y sonríe levemente. 

⎯Así es… 

⎯¿Parece enojada?, ¿se encuentra bien? ⎯pregunta. 

Valentina se pone de pie. 

⎯¿No estaría furiosa si ese hombre le prometiera que la va a ver a las ocho y son las doce, casi la una y no le hace caso? ⎯inquiere⎯. Dime. 

La mujer saca su móvil de la bolsa, lo abre y con los dedos largos y finos envía un mensaje. Después, busca algo en su móvil y ve a Valentina. 

⎯Tristán está en medio de proyectos y así siempre le pasa, tiene mucho trabajo. Debe ser paciente, valdrá la pena. 

⎯¿Crees?, yo digo que no, que es… 

⎯¡Cari! ⎯se escucha la voz de Tristán, y ambas voltean a ver hacia la puerta de su oficina. 

El hombre sale con una sonrisa en el rostro y ella se dirige hacia él. Ambos se acercan y ella lo toma del rostro con cariño y le da un beso sobre los labios. La escena hace que Valentina se sienta estúpida y que el color rojo le suba de nuevo por las mejillas. 

⎯¿Por qué no me avisaste que venías? ⎯pregunta Tristán. 

⎯Quería darte una sorpresa, tal y como me la diste tú. Gracias por las flores y por el recado. 

⎯Haikú ⎯interrumpe Valentina la escena. Tanto David como ella voltean y la ven⎯. No era un recado, era un Haikú. Es un poema de tradición japonés que se compone de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas.  

La mujer rubia sonríe. 

⎯Gracias por la información. ⎯Voltea a ver a Tristán⎯. Me encantó. 

⎯Y tú me encantas a mí ⎯responde él, amoroso. 

Valentina se nota confundida, ¿cómo podría ser David tan cambiante?, hace unas horas le había hablado de una forma firme y casi dura y ahora, ¿se derrite por ella? 

⎯Hum, hum ⎯se aclara la garganta Valentina.

Tristán deja de besar a su novia y voltea hacia Valentina. 

⎯Cierto ⎯pronuncia⎯. Señorita de la Torre, ella es mi novia, Ana Carolina Santander Della Rovere. 

¡Claro!, no me esperaba menos, piensa Valentina, mientras saluda. 

⎯Un placer ⎯contesta Ana Caro. 

⎯Igual. 

⎯Pasa, dime cómo te fue en Italia, ¿tu padre ha conseguido lo que quería? ⎯pregunta Tristán, interesado. La toma de la mano y pasa a su oficina. 

⎯Hola, Lindura ⎯Saluda Ana Carolina, y Linda le sonríe. 

Ana Carolina, hasta cuando camina y se mueve lo hace de forma elegante. Se nota que ha pasado por muchos tutores, no solo para su educación, sino comportamiento. No hay nada en ella que no esté perfectamente calculado: sus palabras, su sonrisa, la manera en que toma la bolsa, todo. 

⎯Lo hizo, tú sabes el dicho de mi familia: Non c’è nulla che un Santander non possa ottenere ⎯habla en perfecto italiano⎯. No hay anda que un Santander no pueda conseguir.  

¿Y si me consigues que tu novio al fin me deje hacer lo mío?, piensa Valentina. 

⎯¿Se te perdió algo? ⎯escucha la voz de Linda, cuando ve que Valentina está en la puerta de la oficina. 

Ella voltea y niega. 

⎯Bien, entonces, cerramos a puerta, ¿vale, nena? ⎯Y después de decir esto, cierra la puerta, dejando el aroma de Ana Carolina Santander Della Rovere. 

Valentina voltea a ver a Linda. 

⎯¿Por qué?, ¿cómo lo soportas? 

⎯Bueno, son novios desde la adolescencia, ya me acostumbré ⎯responde Linda. 

⎯No, eso no… que sea así. 

⎯¿Así cómo? ⎯pregunta, Linda. 

⎯¡Qué no lo ves!, de grosero, egocéntrico, presumido… 

⎯Mira, nena, yo no sé qué es lo que estás viendo tú, pero yo solo veo a un hombre sumamente ocupado y apurándose todo lo que puede para atenderte a ti. 

⎯¿Atenderme a mí? ⎯pregunta Valentina, sin dar crédito⎯. Me tiene toda la mañana aquí, cerrando sobres, mientras él se encierra y no es para decirme nada. 

Linda suspira. 

⎯Porque no te tiene qué decir nada. Él está trabajando. 

⎯Sí claro, yo lo veo riéndose y hablando por teléfono. 

⎯Todo depende del punto de vista ⎯habla Linda. 

⎯Se nota que te paga, porque lo defiendes a capa y espada. 

⎯Una, es mi jefe, y dos, no defiendo. Mira, él no te dirá nada porque no es así, pero, ¿sabes la bronca que se echó para que tú estuvieras aquí? ⎯le pregunta. 

⎯No. 

⎯¿Sabes lo que significa, lo que conlleva modificar un proyecto?, ¿sabes? 

⎯Pues no… 

⎯¿Sobre todo el proyecto de una fundación tan grande con ésta? 

⎯No ⎯insiste Valentina.  

⎯Primero, tuvo que convencer a los socios de que le dejaran modificar el proyecto, lo que representó que muchos pusieran resistencia y él los convenció. Segundo, tuvo que justificar el aumento en el presupuesto del proyecto porque modificarlo implica costos adicionales que no estaban dentro del presupuesto. Pasó toda la mañana con su primo modificando los números para que no afectaran del todo. 

⎯Ok ⎯responde Valentina, un poco intimidada por Linda. 

⎯Tercero, la modificación espontánea del proyecto genera dudas sobre el liderazgo y la visión de David, así que si esto no sale bien, su carrera y su credibilidad están en juego. Cuarto, ha retrasado el cronograma por ti, juntando dos proyectos a la vez. ¿Lo ves riendo?, ¿lo ves hablando por teléfono? No, es él lidiando con dos grandes proyectos que lo mantienen sumamente ocupado mientras tú afuera cierras invitaciones hablando pestes de él. El retrasar un cronograma significa que los socios tiene plazos específicos por cubrir y que ahora, por ti, por hacerte caso, tendrán que esperar. Cinco, puso tu proyecto como prioridad, retrasando otros proyectos por comenzar. ¿Quieres que te diga más o con eso comprendes? 

⎯No, no, está bien ⎯habla Valentina, ahora apenada. 

⎯En pocas palabras, dices que no hace nada, que no te dice nada, cuando el simple hecho de que estés aquí arriba significa que te puso como prioridad ante toda una fundación. Nunca lo había hecho, ni por su novia, ni por su familia y por nadie, y no te conoce, como tú no lo conoces a él. Pero la diferencia entre él y tú, es que él confía en ti. Aunque no te deje ver el proyecto sin él presente, pero confía en ti: de lo que tú le digas, de lo que modifiques, de todo lo que vayan a hacer. Está atado a ti en cierta manera, así que, no le falles, porque si lo haces, falla él, ¿comprendes? 

Valentina asiente con la cabeza. Las palabras de Linda son directas, sin filtro. Se siente ahora cómo una niña regañada y no sabe cómo reaccionar, así que baja la cabeza y suspira. 

⎯Lindura ⎯se escucha su voz. 

Tristán sale de la oficina, tomando la mano de su novia quien viene con una gran sonrisa y un rostro de orgullo. En verdad, si toda mujer tuviese como novio a un hombre tan guapo como David, todas tendrían esa cara. 

⎯Dime, David. 

⎯Acompañaré a Ana Caro a la entrada, no tardo.

Valentina ve la hora, y nota que está a una hora de salir y no ha visto el proyecto todavía. Pasa la tarjeta y las puertas del elevador se abren. Le da el paso a Ana Carolina, y ella le da un beso sobre los labios. Después, desaparecen. 

⎯Dios… ⎯murmura Valentina. 

⎯Entonces, ¿ya estamos, nena?, ¿o quieres que te lo vuelva a explicar? 

Valentina asiente con la cabeza, y suspira. 

⎯Iré a hacer lo de las invitaciones. 

⎯Gracias. Por cierto, eso te lo ordené yo, no Tristán. Me molesta ver a personas sin trabajar. 

⎯Vaya… ⎯pronuncia Valentina. 

Valentina camina hacia el escritorio, se sienta y comienza a guardar el resto de los sobres.

Así que supongo que no haré nada más que eso, hoy. 

⎯¿Señorita de la Torre? ⎯dice Linda⎯. El señor Tristán le pide que baje. 

¿Y, ahora qué?, piensa. 

⎯Dice que tome sus cosas y baje. 

Valentina ve la hora y se percata que en cinco minutos debe dejar el edificio. Su día hoy ha terminado, y ya no hay más que hacer. Así, toma su bolsa y después de ordenar los sobres y despedirse de Linda, va hacia el elevador y abandona el nivel. 

⎯Odio que me regañen como niña pequeña ⎯habla, aunque por dentro admite que lo que Linda le dijo le caló. ¿A caso David Canarias había hecho todo eso por ella? 

Las puertas del elevador se abren, y ahí está él, con una amplia sonrisa, el porte perfecto, con las manos metidas en los bolsillos y su camisa negra ceñida a su bien formado torso. Los rizos caen delicadamente sobre su rostro, enmarcando sus ojos. 

⎯Vamos ⎯le dice. 

⎯¿A dónde? ⎯pregunta ella, molesta. 

⎯A comer… y le platico lo del proyecto y sus condiciones. 

⎯Tuviste toda la mañana para hacerlo… creo que ya es tarde ⎯contesta Valentina, de mala gana⎯. ¿Por qué debería de ir?  

Tristán sonríe, se acerca a ella y con voz seductora le contesta. 

⎯Hasta la persona más necia tiene que comer, ¿no? Venga, va por mi cuenta, ¿recuerda? 

Tristán se aleja hacia la puerta, dejando a Valentina con los brazos cruzados en medio del recibidor y un leve cosquilleo en su cuello. Tristán voltea y le muestra el auto. Se sorprende al ver que no es un carro de lujo o de último modelo si no una camioneta marca Jeep algo recorrida, pero perfectamente limpia por fuera.

⎯Insoportable ⎯murmura ella.

Pero, como si Tristán fuera un imán, Valentina camina hacia él sin renegar. Eso es lo que es Tristán: un imán. Uno que la aleja y la atrae a su antojo, sin que pueda poner resistencia. 

6 Responses

  1. ME ENCANTA DAVID, ANA CARO Y LINDURA!!! es muy pronto para tener una percepción de Valentina, pero en este capítulo me cayo engreída.
    Claro que entiendo que tiene sus motivos, pero eso me causo ella en este capítulo, seguro mas adelante la conoceré mas a detalle!!!

  2. A Valentina le molesta lo mucho que le gustó Tristán, lo hechizada que quedó por él. Ella fue imaginando a alguien hijo de papi y se encontró todo lo contrario. 😁😁😁

  3. Hasta el momento Valentina no me cae 😂 ella es la que parece insoportable y engreída. Que pensaba, ¿que ya solo por haber ido todo iba a ser a su manera?
    Aunque admito que imaginarla discutir con el retrato me da gracia

  4. Jajajajaa me da risa que siempre la pilla hablandole a la foto de él. Jajajajaja y Ana Caro se ve que es igual de noble que el. Y Lindaaa me encantó como la peino, porq la verdad se la merecia Valentina jajajajaja. Y lo q le da rabia a Valentina es lo encantador que es David T. Y que la trae loquita jajajaja y no se ha enterado

  5. Hasta que te pusieron tu “estáte ahí, Valentina” 🙎🏻‍♀️cómo para que entres en contexto y puedas entender mejor de qué va el trabajar en la fundación 🧐… Da gracias que la ubicaína te la dió Linda y no David u otro jefe que te oyera 🤷🏻‍♀️… Sé paciente 😌, ya lograste que te preste atención para tu solicitud no tientes tu suerte 🍀 y hagas que David se arrepienta y pierdas todo. 🫳🏻

  6. Es típico, uno no sabe todo lo que implican los grandes proyectos, a veces hay que saber escuchar antes de hablar.

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