DAVID 

-Año nuevo- 

El último día del año ha llegado, y cómo siempre, mi cumpleaños. Hoy me despertó Fátima junto con David, con una pequeña torta llena de velitas y me cantaron el feliz cumpleaños. 

Después, me dijeron que mi regalo era dejarme solo en el día para que yo pudiera hacer lo que deseo, debido a que ellos estarían fuera comprando algunas cosas para la fiesta y viendo los últimos detalles. Así que prácticamente pasé mi día haciendo ejercicio, leyendo una novela sobre economía y alejándome del teléfono para no atender nada que tuviera que ver con la empresa – tal como le prometí a Fátima. 

Por otro lado, estoy nervioso, porque después unos años me reencontraré con Tristán, mi amigo, que ha llegado desde México para festejar conmigo. Llegaron ayer por la mañana y se reportó hasta la noche. Me platicó que estuvieron recorriendo Madrid y visitando algunos museos que Ximena quería ver. Hoy caminarían por la ciudad, harían algunas compras y llegarían a tiempo a la fiesta para poder cerrar el año con nosotros. 

Aprovechando la ausencia de Fátima, he contado las horas para verlo. Lo extraño, y no está de más. Tristán ha sido mi amigo desde la infancia, crecimos juntos y hemos pasado tanto que extraño que se haya ido. Sé que él lo hizo para poder salvar su vida, continuar, ser feliz. No obstante, el precio que pagó fue alto, debido a que tuvo que renunciar a toda su vida aquí en España para poder lograrlo. 

Me da curiosidad saber qué ha sido de él. Ahora que no tiene sus millones, o la vida a la que estaba acostumbrado, quiero saber ¿cómo le ha hecho?, ¿qué siente de haber cambiado tan radicalmente de vida?, ¿qué se siente vivir en otro país?, y, lo más importante, ¿extraña esta vida? 

⎯Tristán siempre ha sido un hombre que se adapta a todo ⎯me dice Fátima, mientras da los últimos toques a su vestuario de hoy. 

Se ha comprado un hermoso vestido de lentejuelas doradas, ceñido a su figura y que realza su piel canela. Su cabello tiene los rizos perfectamente formados, debido al tratamiento que se puso esta mañana. No lleva ninguna joya y no lo necesita, su belleza natural hace que brille hoy, más que nunca. 

Me gusta ver a Fátima tranquila y feliz. Sobre todo porque en una semana viajaremos a Nueva York para el tratamiento y también hemos comenzado a planear nuestra boda. Esperemos a un bebé o no, nos casaremos en el verano, así que los preparativos ya están sobre la mesa; una vez más Fátima y yo caminaremos al altar y yo, volveré a tener una boda en la playa. 

⎯Lo sé. Pero esto es muy diferente. Un país nuevo, una cultura nueva, incluso, podría decirte que es un lenguaje diferente. 

⎯Hablan español, como nosotros ⎯responde ella, un poco en burla. 

⎯Hablo por otras cosas. En fin. Muero porque me cuente todo, quiero saber cómo le va, ¿te dije que es padre? 

Fátima se ríe. Camina hacia mí y me arregla el moño del esmoquin.

⎯Me lo dijiste. Es bueno que estés emocionado, me gusta. 

⎯Y a mí me gustas tú ⎯contesto, tomándola de la cintura.

Le doy un beso sobre los labios, encendiendo un poco el ambiente. 

⎯Amor, no inicies. Tenemos a 30 invitados afuera esperando por nosotros. 

⎯¿Eso qué tiene?, toda mi vida he hecho a las personas esperar afuera de mi oficina; estoy acostumbrado. 

La beso. 

⎯Y, ¿Tristán? ⎯me pregunta. 

⎯¿Qué pasa con él? 

⎯¿Lo harás esperar? Vino desde muy lejos solo para verte; no creo que quieras perder el tiempo. 

Suspiro. 

⎯Tienes razón, ¿ya habrá llegado? 

Fátima me toma de la mano. 

⎯Solo hay una forma de saberlo ⎯contesta⎯. Vamos, que todavía debo ver a David. Seguro ya está jugando con su primo y no sé si ha bajado bien arreglado o de nuevo se negó a que lo peinaran.  

Sonrío. 

⎯Recuerda que su cabello es su identidad… 

⎯Eso no te hizo gracia cuando te dijo que no quería cortarse el cabello; como siempre. No entiendo, ¿por qué? 

⎯No me gusta el cabello largo, es todo. ⎯Me echo colonia⎯. Creo que el cabello corto da mucha más sofisticación y presencia. Cuando consiga un trabajo, eso dirá mucho de él. 

⎯¿Cuándo consiga trabajo? ⎯Fátima se ríe⎯. Tiene seis años, casi siete. 

⎯Bueno, es una enseñanza. ⎯Finalizo. La tomo de la mano y la beso⎯. Sé que tiene seis años, pero tiene que ser mejor hombre que su padre, y lo sabes. Cuando lo sea, podré morir tranquilo. 

⎯¡Oh!, no hables de eso ahora. Es tu cumpleaños y fin de año ⎯me ruega. 

⎯Tranquila. Te duraré muchos años. No te vas a deshacer de este viejo, todavía. 

⎯¡Viejísimo! ⎯exclama, entre risas. 

Ambos salimos de la habitación, y escuchamos la música que ya está tocando en el salón. Caminamos hasta allá, y notamos que casi todos los invitados han llegado y que David ya se encuentra corriendo por todo el lugar, con los cabellos rebeldes y el abrigo tirado sobre el suelo. 

⎯¡Fátima! ⎯escucho la voz de Amira y vemos cómo ella se acerca y la abraza⎯. Te ves guapísima. 

⎯Gracias, y tú, brillante ⎯comenta, acariciando su vientre. 

⎯Parezco una ballena ⎯se queja. 

Sonrío, y a la vez recuerdo que Alegra comentó algo así cuando estaba embarazada de David. Así que me da nostalgia. 

⎯Claro que no, te ves guapísima, ¿cierto, David? ⎯me pregunta Fátima. 

⎯Cuidado con lo que dices, David, que de tu comentario depende que tengas un buen cumpleaños o uno malo. ⎯Se acerca Nadir, con una sonrisa⎯. Por cierto, esto es para ti. 

Nadir me entrega una bolsa y con un gesto me pide que la abra. Cuando lo hago, saco de ella un libro de pasta dura, al notar el autor, me sorprendo. 

⎯¿Ansel Adams? ⎯pregunto con emoción. 

⎯Así es. Le preguntamos a Fátima cuál sería un buen regalo y ella nos dijo que esto lo era. Ábrelo. 

Lo hago, y noto que viene autografiado. 

⎯Me encanta… 

⎯Amira y yo no sabíamos que eras tan fanático de la fotografía, así que nos sorprendimos más. 

⎯Uno tiene sus placeres culposos… Aunque este no me avergüenza. Muchas gracias, lo atesoraré. ⎯Le doy un abrazo cálido. 

⎯¿Señor? ⎯escucho la voz de Esme, interrumpiendo⎯. Hay una pareja que está pidiendo acceso al piso. Dice que su nombre es Tristán Ruiz de Con. 

Sonrío. Fátima lo hace también, se arregla el vestido y se acomoda el cabello. 

⎯Vamos ⎯me pide. 

⎯Ahora regresamos. Esme, ¿puedes dejar este libro en mi oficina? ⎯le pido. 

Nos despedimos momentáneamente de mi cuñada y su marido, y de la mano vamos hacia la puerta. Le pido al guardia de abajo que le dé el acceso y como si fuese un novio esperando a su amada en el altar, suspiro. 

⎯Espero que así te pongas al verme llegar con un vestido de novia ⎯me dice Fátima, entre risas. 

⎯No te pongas celosa ⎯bromeo⎯, te juro que solo es un amigo. 

⎯David, ven ⎯habla Fátima, al ver pasar a nuestro hijo corriendo. 

⎯¿Qué pasa, madre? 

⎯Vamos a conocer al amigo de tu padre ⎯le indica. 

⎯¿Papá tiene amigos? ⎯pregunta, y aunque él no lo ve así, la cuestión me cala hondo. 

⎯Claro que sí. Así como tú tienes a Martín y a Javier ⎯le explica Fátima, como siempre con ternura⎯. Así que le daremos la bienvenida. 

Entonces, las puertas se abren y la figura de Tristán, vestido con un traje de color negro y camisa blanca, entra de la mano de ella, la mujer que hizo que Tristán encontrara la felicidad, la mujer que lo conquistó y le dio todo, absolutamente todo. 

⎯¡David! ⎯me saluda, y camina hacia mí para darme un abrazo. 

Así, abrazo a mi amigo y siento como si la vida se me reiniciara de alguna manera.

⎯¡Cuánto tiempo!, pero veo que estás feliz, ¿es ella? ⎯pregunto, viendo a su esposa. 

Tristán sonríe, se aleja de mí y toma la mano de su mujer. 

⎯Ximena Caballero ⎯habla ella, con ese acento tan diferente al nuestro. 

⎯Ximena ⎯pronuncio⎯. Ella es mi esposa, Fátima Lafuente. 

Mi esposa se acerca, y nota que Ximena no sabe cómo reaccionar. No sé qué ve en nosotros, que ella se siente un poco cohibida, así que Fátima la toma de las manos y le sonríe. 

⎯Me encanta tu vestido, ¿de qué diseñador es? ⎯pregunta. 

⎯Diseños Ximena Caballero ⎯contesta con orgullo⎯. Lo diseñé yo misma. 

⎯Ximena es diseñadora. Principalmente, diseña vestidos de novia. 

⎯¿Eso es verdad? ⎯pregunta Fátima. 

⎯Sí. Tengo un taller, justo en la calle de las novias ⎯contesta. 

⎯¿La calle de las novias? ⎯Fátima se ve bastante interesada⎯. ¿Por qué no vienes conmigo y me platicas? ⎯pregunta. 

⎯¿Qué no me vas a presentar a mí? ⎯se escucha la voz de David. 

Todos volteamos a verlo y noto en los ojos de Tristán, ese brillo, ese reconocimiento, eso que la hace presente. 

⎯Lo siento ⎯se disculpa Fátima⎯. Ximena, Tristán, él es nuestro hijo, David. 

⎯Buenas noches, señora ⎯responde el niño, y le da la mano a Ximena. 

⎯Buenas noches. 

⎯Buenas noches, señor ⎯saluda a Tristán. 

⎯Buenas noches ⎯contesta él, con una sonrisa. 

Sé que posiblemente le diga: te pareces mucho a tu madre. Y estoy esperando que lo haga, pero Tristán no lo hace. Es David quien habla. 

⎯¿No trajo a sus hijos? ⎯pregunta. 

Tristán se baja a su altura y lo ve al rostro. 

⎯Tengo una niña. Se llama Luz. Pero es muy pequeña para viajar, así que se quedó en México, donde vivo. 

⎯Bueno ⎯responde, y le sonríe. 

⎯¿Qué les parece si pasamos a la fiesta?, el fin de año se acerca y no creo que quieran pasarla en la entrada, ¿o sí? ⎯pregunto. 

⎯No, no… adelante ⎯contesta, poniéndose de pie. 

⎯También vino Iñaki, ¿lo recuerdas? ⎯digo, sabiendo que él lo hará. 

⎯Hmmm… ⎯responde, de mala gana. 

⎯¿Todo bien? 

⎯No es plática para este momento ⎯dice con propiedad. 

Todos entramos a la fiesta y, de inmediato, comenzamos a presentarles a todos. Les presento a Amira, a Nadir, a otros socios y conocidos que Tristán ya había olvidado. Noto que comentan sobre su padre y él simplemente sonríe. 

Debe ser bastante fuerte para él regresar, porque ya ha renunciado a todo lo que tiene aquí, pero las personas le sigue recordando que pertenece aquí. Tristán dejó todo y yo no sé si podría; aunque después de que murió Alegra, me daban ganas de perderme en el espacio. 

El fin de año llegó. El conteo regresivo se hizo, y los fuegos artificiales no se hicieron esperar. Fátima y yo hicimos nuestra tradición. Dejamos atrás todo lo malo que nos pasó en el año y pedimos por un año mejor, uno donde pudiéramos ser padres de nuestra hija y que nuestro hijo creciera sano y fuerte. 

Después, empezó la música, las risas, el champán y el vino corrió por todo el lugar y también la comida. Ya entrada la noche, le pido a Tristán que venga conmigo a mi oficina. Hemos estado todo este tiempo entre personas, pero me gustaría hablar con él a solas, saber de su vida, y proponerle lo que vengo pensando desde hace unas semanas: ser mi nuevo gerente de operaciones. 

⎯¿Cuánto te costó este lugar? ⎯pregunta, mientras trae una taza de café en la mano. Mientras entre a mi oficina. 

⎯Barato… 

⎯Barato, David Canarias, no es barato mío ⎯contesta. 

⎯Sabes que puede serlo…

⎯No, no lo es. Ya no lo es ⎯dice con firmeza⎯. Ahora soy un hombre que vive al día, con un salario y mantiene a su mujer y a su hija. Que se despierta a las cinco de la mañana y a la siete ya está tomando el metro. 

⎯¿Tú?, ¿cinco de la mañana? ⎯pregunto, bastante sorprendido. 

⎯Debo hacer el café y sacar al perro a pasear. Después Luz se despierta y le hago el desayuno. A las ocho la llevan con Lucha, mi madre, y la cuida mientras Ximena y yo vamos a trabajar. 

⎯¿Tu madre? 

⎯Sí. Mi madre. Tengo dos madres, oficialmente. La que me dio la vida y la que me dio su corazón. En fin, dime, ¿cómo te va a ti? 

⎯Bastante bien. Me siento bien. 

⎯¿Cómo te va con Fátima y el niño? ⎯inquiere. 

⎯Fátima es una excelente mujer y esposa. La amo. 

⎯Y, ¿el niño? Es igual a su madre. 

⎯Lo sé ⎯contesto con melancolía. 

Tristán suspira, se siente en el sofá y toma un sorbo de café. 

⎯Es bastante canijo el quitarse el pasado de encima. Siempre hay algo en nuestro presente que nos lo recuerda. Tu pasado y el mío tienen nombre, y por desgracia un rostro. ¿Qué tal la conexión con el niño? 

⎯Pésima ⎯me sincero, y sé que lo puedo decir así por qué Tristán no me juzgará⎯. Por más que trato no, no hay nada. Siento que hay algo que falta, ¿sabes?, algo que no termina de conectar. Sufro, de verdad sufro. Me vuelve loco la idea de que su padre…

⎯Su padre eres tú ⎯me interrumpe⎯. Siempre serás tú. David no conoce a otro padre que no seas tú.

⎯¿Pensarías lo mismo si Luz no fuera tuya? 

⎯No compares tu situación con la mía. Y sí, si fuera mi caso con Luz, la amaría. La amaría tanto como lo hago ahora. 

Suspiro. Me acerco al sofá que está a su lado y me siento. 

⎯Quiero decirte que te admiro, Tristán. 

⎯¿A mí?, ¿qué fue lo que hice? ⎯pregunta, con una sonrisa. 

⎯Te admiro porque eres humilde y tenaz. Humilde para dejar todo lo que conoces en este país y de tu vida. Y tenaz, para empezar de cero en otro sitio, sin saber cómo iba a resultar. Pero, aquí estás, cambiado, mejor que nunca, enamorado, más serio más… 

⎯Feliz ⎯responde⎯. Por fin, sé que soy feliz. No necesito nada más de lo que tengo ahora. Tengo un hogar, una mujer que me ama, una hija, un camino, un destino. Ahora tengo razones para madrugar y para desvelarme. Tengo la vida que deseaba. 

⎯Y, ¿no te gustaría que esa vida fuese aquí, en España? ⎯pregunto. 

Tristán se pone serio, y su silencio me invita a que continúe hablando. 

⎯Tristán. Quiero aprovechar que estás aquí para darte una propuesta que no puedes rechazar. Quiero que seas mi jefe de operaciones. Necesito alguien en quien confiar, un aliado, a una persona que no deba checar porque tiene mi plena confianza. Si vienes para acá, te daría una casa, un buen salario, tu hija podría ir a las mejores escuelas y bueno, le podrías dar a Ximena la vida que se merece. 

⎯Y, podrías usarme como puente para absorber a las empresas Ruíz de Con ⎯contesta, con una sonrisa. 

⎯También. 

Tristán suspira. 

⎯¿Casa?, ¿auto?

⎯Lo que desees. Incluso, podrías ser mi vecino, si gustas. 

Tristán se ríe. 

⎯¿Todavía lo recuerdas? Cuando decíamos que compraríamos casas juntos, una a lado de la otra, y quitaríamos el muro. 

⎯Sí. Te decía que mis cinco hijos correrían a la tuya, a jugar con el Tío Tristán. 

Él sonríe. 

⎯¿Entonces? 

Tristán se endereza, y me ve a los ojos. 

⎯No ⎯contesta con firmeza. 

⎯¿No?, pero, siempre quisiste trabajar conmigo. 

⎯El trabajar contigo, antes, era un grito de ayuda para tratar de enderezar mi camino. Satisfacer el ego de un hombre y los ideales de una mujer. Pero, hoy en día ya no lo necesito. Me quedaré en México, David. Allá tengo mi trabajo, mi esposa e hija. Es un mundo tranquilo amable, uno que ellas conocen. No están listas para este mundo. 

⎯Pueden estarlo… 

⎯No. ¿Viste la reacción de Ximena al llegar? Ella no conoce nada de esto, David. Ella es sencilla, real, honesta, demasiado honesta para la esposa de Iñaki que solo vive del qué dirán. Si traigo a Ximena para acá, dará como resultado una tragedia y no quiero, no quiero que le pase lo de Alegra. Al contrario, tuyo, yo, no soy tan fuerte como tú para seguir. 

Tristán me dice lo de Alegra sin dudarlo un poco, y sus palabras me llegan al corazón. Nadie me lo dice de frente, pero una de las razones del porqué perdí a Alegra, la arranqué de sus raíces y pedí que floreciera a mi lado; sin embargo, nunca le presté atención. 

⎯Es un buen trabajo, muy buena oferta, pero Ximena y Luz no están listas para navegar en este mundo. No voy a arriesgarse a que se pierdan. Quiero que Luz crezca en un mundo diferente al mío, que aprecie lo que yo no hice. Quiero que Ximena destaque en su carrera, lograr y construir cosas con ella. Necesito sanar muchas heridas, no estoy listo para ser líder. La oferta es buena, pero no llega en un momento para que pueda aceptarla. Lo siento. 

Me quedo reflexivo. Confieso que esperaba un sí de su parte, y no un rotundo no. 

⎯¿Podría ser un tal vez? ⎯insisto. 

⎯Sí. Eso sí… un tal vez. 

Sonrío. 

Nos quedamos en silencio por un momento, viéndonos, reconociéndonos. Porque a pesar de los años, seguimos siendo los mismos jóvenes, soñadores, que platicaban por horas viendo al mar. 

⎯Me dio gusto verte, Tristán. Espero ya no perdamos el contacto. 

⎯Ya no lo perderemos, te lo juro. No te desharás tan pronto de mí, amigo. 

⎯Jamás ha sido mi intención… ⎯respondo. 

Y no, no quiero que Tristán se regrese a México, necesito a mi amigo, necesito a mi aliado, me siento desamparado. Pero Tristán está en su mejor momento y él debe irse y yo solo debo esperar a que él algún día regrese, para que nuestra amistad continúe en el mismo lugar sin un mar de separación. 

4 Responses

  1. Qué lindo momento!
    Tristán siendo el amigo sin pelos en la lengua que David necesita para volver a la tierra.

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