⎯En verdad no la entiendo, no la comprendo ⎯habla David, mientras maneja por la ciudad⎯. Llega sin ser llamada, me exige más que la propia fundación, me reclama, me trata como si me conociera y ¿sabe qué es lo peor?
⎯¿Qué?
⎯¡Que le hago caso! ⎯contesta David, algo molesto⎯. Parece que no tiene límites. Usted está en un lugar muy privilegiado y no lo quiere ver. Exige, exige y exige, y yo estoy de idiota cumpliendo caprichos. Lo peor es que ni la conozco y confío en usted, y eso me tiene confundido.
Así que también está confundido.
⎯Bueno, pues… ¿Qué quiere saber de mí?
⎯¿Qué le parece todo? Creo que el retrato del recibidor la conoce mejor que yo. Es tan callada, se esconde detrás de la exigencia.
⎯Bueno, tú tampoco vendes piñas David Tristán. Todo privado, encerrado en tu oficina, no conozco más allá de lo que veo, tu Instagram personal es priv…
David iba a comenzar a reírse con la frase que le dijo, pero al escuchar lo otro abrió los ojos ampliamente.
⎯Con que viendo mis redes sociales, ¿encontró la de modelo? ⎯Baja el tono a algo menos serio.
⎯¡Claro que no! ⎯Valentina contesta, pero el color rojo en su rostro lo dice todo.
Él suspira.
⎯En fin. Yo le muestro quién soy, todos los días. Porque así soy. Aunque usted lo vea mal.
⎯No lo veo mal.
⎯¿No? Hace unas horas me dijo que era desagradable.
⎯Tú lo dijiste. Yo dije que me sacaría los ojos.
⎯¿Y cómo debo interpretar eso?, ¿eh? Que soy tan atractivo que prefiere no verme.
⎯¡VES!, y presumido.
⎯¡Entonces deme una respuesta que no me haga sentir idiota!, ¿vale?
David frena, haciendo que Valentina se vaya hacia delante. Esa tensión entre los dos se hace más grande, pero es una tortura deliciosa. A David le gusta llevarle la contraria y a ella le encanta sacarlo de sus casillas.
⎯Como sea, yo solo te doy la propuesta y vemos si aceptas.
⎯Pues la propuesta tendrá que esperar, baje el vidrio.
⎯¿Cómo?
⎯Solo bájelo.
Valentina baja la ventana del auto y de pronto se percata que está frente a una escuela. Había discutido tanto con David que no se percató donde iba.
⎯¡Señorita Castro! ⎯llama David, y la joven que está en la entrada, tomado un micrófono, se asoma y le sonríe.
⎯Tristán, un momento. ⎯Ella se aleja y en el micrófono dice⎯: Moríns y Johansson, ya vinieron por ustedes.
Tristán se baja de la camioneta, da la vuelta y abre la puerta de atrás. Él comienza a acomodar unas sillas para niños, las que no había notado hasta ahora, y se espera en la entrada.
⎯Una vez más, señorita de la Torre, tiene otro pase a mi vida privada ⎯comenta él.
⎯¡Tío! ⎯se escucha la voz de Fátima, y al voltear, ve a la niña correr hacia él, llevando un uniforme y con una hoja en la mano. En la otra lleva a una niña pequeña, de cabello negro y ojos expresivos. Otro niño, de cabello un poco más claro camina cargando un morral y una mochila.
⎯Mis Moríns favoritos… ⎯contesta, y se agacha para abrazarlos.
⎯Te hice un regalo ⎯habla la niña pequeña, Eva, entregándole una hoja. Se puede ver un dibujo⎯. Somos tú y yo, y el perro “mordidas”.
⎯¿Mordidas? ⎯pregunta Tristán.
⎯Fátima dijo que nos regalarás un perro.
David voltea a ver a Fátima y le levanta la ceja.
⎯Estoy en pláticas con mi abogado al respecto ⎯contesta, con un tono maduro.
⎯Tengo entendido que tu abogado jamás ha ganado un caso contra tu madre. Buena suerte.
⎯Gracias ⎯dice, para subirse al auto.
Valentina ve cómo todos se suben y se sientan en sus lugares. Fátima ayuda a su hermano y hermana a sentarse.
⎯Saluden, por favor.
Fátima voltea al frente y ve a Valentina.
⎯¿Eres la mujer que nos espía? ⎯pregunta.
⎯Moríns… ⎯le pide David.
⎯Cierto. Hola, ¿cómo estás? ⎯pregunta.
⎯Bien, gracias ⎯responde Valentina, con una sonrisa.
⎯Me alegro. Una pregunta, ¿eres la mujer que nos espía? ⎯pregunta, haciendo que David se ría bajito.
Valentina se sonroja.
⎯Si es así, le puedo pedir a mi primo Jon que te enseñe técnicas de espionaje, porque eres muy mala.
⎯Fátima… ⎯pide David, y le da una mirada para que no hable de más.
⎯¿Qué pasa?, solo estoy siendo amable como me enseñaron. No entiendo a los adultos. Dan mensajes diferentes.
Valentina sonríe.
Momentos después, unos niños rubios y de ojos azules aparecen por la puerta. David va hacia ellos y toma a dos niñas de la mano.
⎯Up, up, up ⎯dice David, mientras los sube a todos.
⎯¿Cuál es tu nombre? ⎯pregunta Eva.
⎯Valentina ⎯contesta ella, con ternura.
⎯Yo soy Eva ⎯se presenta.
⎯Hola, Eva.
⎯Yo soy Lolo.
⎯Yo Fátima.
⎯Yo Davide
⎯Yo soy Mäel.
⎯Yo Amada.
⎯Yo Alma.
⎯Yo Alegrita.
⎯¡Guau! ⎯expresa Valentina.
David cierra la puerta y luego va del otro lado y se sube al asiento del piloto y comienza a leer una hoja que parece una circular.
⎯Tenemos más primos, pero no viven aquí ⎯habla Lolo.
⎯Se llaman Ximena, Sirena, Jaz y Roberto ⎯agrega Fátima.
⎯Fátima… ¿No quieres decirle también dónde vives? ⎯pide David, en tono sarcástico.
⎯Sí, vivo en Calle Robles, número…
⎯Es broma. Siéntate, que vamos por Lucho ⎯dice su tío.
⎯¿Otro más? ⎯pregunta Valentina, sorprendida.
⎯Así es… Los Moríns y Johansson son la salvación del legado de mi familia. Les debemos tanto.
⎯Lucho va a otra escuela. Es un niño con capacidades diferentes. Talentoso y gracioso. Es muy lindo ⎯interrumpe Fátima.
⎯¿Lucho? ⎯Valentina pronuncia su nombre, tratando de ver su origen.
⎯Luciano, es el hermano gemelo de Lolo ⎯contesta Tristán.
⎯Lucho y Lolo, ¡qué bonito!
David arranca el auto, y mientras se pone en marcha, los niños comienzan a hacer preguntas. La conversación fluye con la curiosidad característica de los pequeños.
⎯¿Tú tienes hermanos? ⎯inquiere Fátima, su voz llena de interés.
David, sin decir una palabra, se limita a sonreír mientras maneja, consciente de que su sobrina no se detendrá hasta obtener una respuesta.
⎯No, soy hija única ⎯responde Valentina, mirando a los niños con una sonrisa amigable.
⎯¿Y no te aburres? ⎯pregunta Davide, con una expresión de preocupación genuina.
⎯Pues… un poquito ⎯admite Valentina, encogiéndose de hombros.
⎯Nosotros no nos aburrimos, vivimos juntitos, juntitos ⎯comenta Lolo con entusiasmo, señalando a sus hermanos.
⎯Vivimos en casas pegadas… y hacemos todo juntos. El tío David nos visita y juega con nosotros ⎯añade Alegra, mirando a Valentina con orgullo.
⎯¿De verdad? ⎯pregunta Valentina, echando un vistazo rápido a David, que está concentrado en la carretera. Su curiosidad aumenta.
⎯Sí, es muy divertido ⎯responde Alegra con una amplia sonrisa⎯. El tío David siempre tiene tiempo para nosotros. A veces jugamos en el jardín, o él nos ayuda con los deberes.
⎯¿Y qué más hace el tío David? ⎯sigue Valentina, intrigada.
⎯Bueno, él también cocina ⎯interviene Fátima⎯. ¡Hace unas pizzas que están deliciosas!
⎯¡Es verdad! ⎯confirma Lolo⎯. Y también, a veces, nos canta canciones antes de dormir.
⎯¡Vaya! ⎯exclama Valentina, sorprendida⎯. No sabía que el tío David era tan talentoso.
⎯Sí ⎯dice Alegra⎯. Y también nos lleva al parque los fines de semana.
David Tristán suponía que esa conversación le ayudaría a saber más sobre Valentina, pero, fue todo lo contrario. Ahora ella sabía más de él y solo necesito que sus encantadores sobrinos hicieran conversación con ella.
El auto se detiene, y David se quita el cinturón y voltea para atrás.
⎯Fátima…
⎯Sí, no haremos nada… ⎯dice la niña.
Él se baja del auto y se dirige a la puerta de otra escuela. Valentina, voltea a verlos y sonríe.
⎯Creo que se enojó un poco.
⎯No, él casi nunca se enoja ⎯responde Eva, abrazando su muñeca⎯. Solo está concentrado.
⎯Es un buen tío. El mejor. Todos los tíos deberían ser como él ⎯agrega Maël.
La puerta del auto se abre y Lucho entra con una sonrisa.
⎯¡Luchito! ⎯expresan todos, y Fátima lo ayuda a subir.
⎯¡Hola!, ¡hola! ⎯contesta el niño, para luego sentarse en su silla y esperar a que David le sujete con los tirantes.
Valentina se percató por qué Fátima había dicho eso sobre su hermano, y le encantó la manera en que lo recibieron. Lucho es muy alegre.
⎯Ahora sí, ¡vámonos! ⎯dice David, para arrancar el auto y comenzar el viaje.
⎯¿A dónde vamos? ⎯pregunta Valentina, en tono bajo.
⎯¿Va a confiar en mí o no? ⎯pregunta.
⎯Valentina, ¿de dónde eres? ⎯habla Fátima.
⎯De México, soy de Puerto Vallarta.
⎯Papá es de Puerto Vallarta ⎯admite Eva, con una sonrisa.
⎯¿De verdad? ¡Qué bien!
⎯Sí, se casó con mi mamá que también vivía en Puerto Vallarta. El tío David también vivía en Puerto Vallarta ⎯contesta Lolo.
⎯Sí, sé algo de eso.
⎯Valentina, ¿y tus papás dónde viven? ⎯se escucha la voz de Fátima.
Valentina esboza una leve sonrisa.
⎯Mis papás… ⎯Se aclara la garganta⎯. Ellos están en el cielo.
⎯¿Murieron? ⎯pregunta Fátima, directa.
Valentina hace un rostro de sorpresa ante la respuesta de Fátima.
⎯Todos son hijos de doctores, así que no hay mucho que disfrazar ⎯le susurra David⎯. Aunque Fátima debió ser más gentil. ⎯Al decir eso, voltea a ver a su sobrina.
⎯Lo siento. No era mi intención ⎯con una curiosidad genuina que solo los niños poseen.
⎯No, está bien. Creo que no quería impactarlos y la impactada fui yo.
⎯Lo sentimos mucho, Valentina ⎯Contesta Lolo.
⎯Sí, mucho ⎯repite Lucho.
⎯Gracias. Nunca lo había dicho en voz alta ⎯admite la mujer.
⎯Y, ¿creciste entonces sin papás? ⎯pregunta Fátima.
⎯Sí, pero viviendo con mi tío ⎯responde su voz llena de una melancolía suave que ella misma intenta ocultar.
⎯¿Y es cómo mi tío David? ⎯pregunta Amada.
Valentina voltea a ver a David y niega con la cabeza. Con una sonrisa tímida, responde.
⎯No, no es como el tío David.
Tristán, que no está prestando atención a la conversación, hace una pequeña mueca que se asemeja a una sonrisa. Aunque es sutil, la expresión en su rostro sugiere que está consciente de algo más en la interacción que está ocurriendo.
Dicen que los niños siempre dicen la verdad, y hoy, en esta pequeña conversación, Valentina y David habían aprendido algo del otro, pero también despertado más preguntas.
Unos momentos después, la camioneta entra al estacionamiento de otro edificio, y Valentina nota que Karl se encuentra ahí, junto con otro hombre de cabello castaño y rizado.
⎯¡Papá! ⎯grita Eva.
David se estaciona frente a ellos, y Karl abre la puerta del auto. Todos los niños se bajan de inmediato.
⎯¡Mis pequeños! ⎯expresa, abrazando a Davide.
Fátima baja del auto y corre hacia el hombre de cabello rizado, pero cambia su rumbo cuando otro, uno más maduro, sale por la puerta.
⎯¡Abuelo! ⎯expresa.
El otro hombre se queda con los brazos abiertos, sin recibir ni un abrazo.
⎯No te apures, yo te lo doy, cuñado ⎯bromea David, abrazándolo.
⎯Un día tienes hijos y al otro, prefieren al abuelo ⎯responde.
La mayoría de los niños se van con él, excepto dos: Lucho y Alegrita.
⎯El encanto del picaflor ⎯contesta Karl, que lleva a Alegrita entre sus brazos⎯. Señorita de la Torre, ¿se una a nosotros hoy? ⎯pregunta.
⎯¿Unirme? ⎯pregunta, un poco confundida.
David se acerca a ella y encoge los hombros.
⎯A veces cuando te digo que no tengo tiempo o me tengo que ir, es porque vengo con mi familia. Ahora, más vale que entres con nosotros, si no me harás ver como una persona terriblemente maleducada.
⎯¡Vamos! ⎯ habla Lucho, que la toma de la mano⎯. Vamos a comer.
⎯¿A comer? ⎯pregunta Valentina.
David suspira.
⎯¿Qué no come? ⎯pregunta él, con una sonrisa.
⎯Bueno, es que…
⎯Vamos, además, Moríns también es de Puerto Vallarta, así que podrán platicar.
Tristán camina hacia la puerta del estacionamiento y la abre. Hace un ademán para que Valentina entre y Lucho lo hace jalándola de la mano.
⎯Ojalá haya nuggets hoy ⎯le dice a su tío.
David Tristán le sonríe y le toma la mano, porque su sobrino se la ofrece. De pronto, van los dos tomando al niño y caminando por un corredor que, después de unos pasos, los lleva al recibidor de un edificio.
Valentina nota en letras doradas el nombre “Conglomerado Cancon” y el ruido de las fuentes. Hay mucho más movimiento que en la fundación y el ambiente se siente más intenso de alguna manera.
⎯¿Yuyi bajará? ⎯pregunta Lucho a su tío.
⎯Sí, ya sabes que siempre baja a comer con nosotros.
⎯¿Yuyi?
⎯Mi tía. La presidente del conglomerado. Esta, señorita, es la empresa de mi familia y hoy comemos juntos aquí, porque todos coincidimos. Así que, sin querer, estará en una comida familiar.
⎯¡Ay, qué pena!, no debería.
⎯Muy tarde. Seguro Karl ya pidió que pusieran otro lugar en la mesa. Vamos.
Los tres caminaron por el recibidor del conglomerado y mientras pasaban, David saluda a todas las personas que se acercan a hablarle. El paso por ahí parece eterno, porque todos quieren hablar con él. Sin embargo, un hombre alto, de cuerpo delgado, pero trabajado, vestido de traje, sale de una puerta y le grita.
⎯¡Canarias!, solo faltas tú. Vente Lucho, para que te lave las manos.
⎯¡Sí, tío Dan! ⎯grita el niño, soltándose de las manos y corriendo hacia él.
Valentina se siente extraña, pero, a la vez, curiosa. Como cuando se entra a un lugar desconocido y resulta ser maravilloso. Tenía el conocimiento de que las empresas eran frías, pero, ahora, siente esto como algo familiar, como un segundo hogar.
Ambos caminan hacia un salón y al entrar, ven una mesa servida de manera sencilla. La comida está en medio, cubierta con papel aluminio y en refractarios. Valentina no sabe qué pensar, se imaginó que habría meseros y personas sirviendo comida elegante; sin embargo, parece más bien una reunión de traje, como si todos hubiesen aportado algo de comer.
⎯Adelante ⎯le pide David.
Ella entra y sonríe cuando todos voltean a verla. Fátima va por ella y la jala de la mano para que se siente en un lugar.
⎯Este es para ti, siéntate.
⎯Gracias ⎯le responde a la pequeña.
⎯Él es mi abuelo, David, es el papá de mi tío, David ⎯la presenta al hombre maduro que había salido hace rato.
David Canarias se ríe.
⎯Un gusto, Valentina de la Torre ⎯saluda con amabilidad y él la saluda por igual.
⎯¿Quieres que te los presente a todos? ⎯pregunta Fátima.
⎯Pues… claro ⎯admite Valentina, un poco avergonzada porque todos están viéndola.
⎯Bueno. Él es mi papá, Moríns. El que vivía en Puerto Vallarta.
El hombre de cabello rizado, el que había visto en la entrada al llegar, se acerca a ella y la saluda.
⎯Francisco Moríns, solo que me dicen Moríns. Es un placer conocer a alguien de Puerto Vallarta.
⎯Igualmente.
⎯Él es el tío Karl, el tío Daniel, el tío Antonio, el tío Robert, el tío… ¡Dios!, son muchos ⎯se queja, haciendo reír a todos.
⎯¿Qué le parece si nos conocemos sobre la marcha? ⎯invita David Canarias.
⎯Sí, sí claro.
Todos se sientan y Valentina hace lo mismo. David Tristán se sienta a su lado, y suspira.
⎯Bueno, pues… aquí está su oportunidad para conocer más sobre mí ⎯le dice⎯. Siéntase libre de preguntar lo que desea. Tal vez, usted deje también estar a la defensiva.
Y sin decir una palabra más, dejó que Valentina conviviera con lo más privado que tenía. Su familia.
Jajajaja amo!! Toda la familia unida ❤️
Momento perfecto para que vea que no son tan princesas como ella imaginaba a la familia
Ese momento sera la puerta que necesitan los dos para interesarse mas en el otro, por gusto y mera curiosodad. Esos momentos donde sale
todos son tan epicos. Reconfortan de verdad, son magicos al leerlos. Gracias Ana.
Hayyyy 💕 me tiene fascinada esta historia!!! Quiero saber más 😍😍
Es curioso la lleva a ella pero a la novia no, algo pasa ahi.
Waaaooo me encanta Fatima y Tio David es mi heroe jajaja lindo capitulo gracias
Tío David 😍😍 tan bellos todos los mini Canarias y más jejeje 🤭🥰
Ya Valentina cómo logras meterte en tanto lío, ya parece que eres experta…🤭 David, tus padres te enseñaron bien. Y los pequeñines siguen la misma linea de formación, todos son muy acogedores.
Ya quiero saber qué opina mi querido David Canarias sobre Valentina 🤓
Me encanta que sigan siendo siempre tan familiares y unidos. Valentina huérfana e hija única es un gran detalle para entender su desconfianza…
Los Johansson sin duda han salvado el legado jaja ,son muchos 🤭
Me encanta esa nueva generación de Canarias y compañía ❤️❤️