Cecilia
Abro la puerta de la cocina con mucho cuidado. Estiro la mano, rápido, para desconectar la alarma. Son exactamente las seis de la mañana, y Miguel apenas va para su casa; yo entro con una sonrisa.
El sol apenas empieza a filtrarse a través de las cortinas, tiñendo la cocina de un cálido tono dorado. Las sombras de la madrugada se retiran lentamente, dejando lugar a la luz del nuevo día.
Con cuidado, me quito el abrigo y trato de quitarme los zapatos para no hacer ruido con los tacones de las botas en el suelo imitación mármol de la cocina. A pesar del cansancio, mi mente está despierta, inundada de recuerdos y sensaciones de la noche pasada con Miguel.
No puedo creer que hace unas horas estaba entre sus brazos, besaba sus labios, me susurraba al oído lo bella que era. Todavía siento sus manos acariciando mi cuerpo, ese aroma que me vuelve loca y su mirada, tan profunda y llena de secretos, que me tiene cautivada desde el día que la vi.
Me siento emocionada, abrumada de tanto amor. Tenía años que no sentía todo esto, hoy me siento amada. Es como si, después de tanto dolor y pena, Miguel fuese mi premio, un hombre gallardo, educado y gentil que no solo está enamorado de mí, sino que me trata como una reina.
La cocina está en silencio, pero debo apurarme, ya que en unos momentos vendrá una de las jóvenes del personal y comenzará a hacer el café para los empleados; así que no debo tardarme mucho.
Camino con cuidado hacia el otro lado de la cocina, para después tomar el pasillo que lleva a la habitación de los empleados, cuando escucho la voz de Carol al fondo llamando mi nombre.
⎯¿Cecilia? ⎯me pregunta.
Mierda.
Me quedo en silencio. No puedo fingir que no la escucho porque es evidente que estamos ella y yo solas en el corredor. Me volteo hacia ella, mientras trato de pensar qué le puedo decir.
⎯¡Carol!, una disculpa, ¿te desperté? ⎯pregunto, haciéndome la inocente.
Ella se acerca a mí, vistiendo esa bata de seda color rojo, que cubre su camisón del mismo color y material. Sus labios aún están pintados del labial que usó para presumir en la fiesta, y en sus manos lleva una copa de vino. Al parecer, la fiesta continuó en las habitaciones.
⎯¿Dónde estabas? ⎯me pregunta.
⎯Fuera.
⎯Eso ya lo sé ⎯habla, en un tono de mando⎯. Sabes lo que significa mi pregunta, ¿no?
Asiento con la cabeza.
⎯Vidal se sentía mal ⎯miento, y me arrepiento con todas mis fuerzas, pero no veo otra excusa para que yo salga de esta casa.
⎯¿Vidal?
⎯Sí. Me llamó mi amiga y me dijo que tenía un poco de fiebre y no se le bajaba. Como ya habíamos terminado de servir los postres, se me hizo fácil salir e ir a verlo. Lo llevé al médico y me quedé con él.
Lo digo con tanta seguridad que hasta yo me creo toda la mentira; solo espero que Vidal no se enferme de verdad y ahora no haya excusa que valga.
Carol toma aire y lo saca con fuerza. Su suspiro se escucha por toda la habitación. Está molesta, no sé si sabe si estoy mintiendo, pero sabe que no es toda la verdad.
⎯Cecilia, ¿me recuerdas el porqué estás aquí? ⎯me pregunta.
⎯¿En Madrid?
⎯No, conmigo, como mi chef personal. ⎯Camina hacia mí y se acerca un poco más. Puedo respirar esa colonia tan dulce que siempre usa.
⎯Pues, porque me escogiste.
⎯Te escogí… ⎯repite mis palabras.
⎯Así es…
⎯Supongo que sabes lo que eso significa en cuestión de… lealtad ⎯me dice, pasando su mano por uno de los mechones de mi cabello.
⎯Sí.
⎯Y la lealtad se paga con, LEALTAD. ⎯Pronuncia la palabra remarcándola con su voz.
⎯Estoy de acuerdo.
⎯Solo quiero que recuerdes eso cuando te lo pida.
Me quedo en silencio, pero mi rostro lo expresa todo. ¿Carol sabrá de mi relación con Miguel?, ¿es porque ella quiere tener una relación con él?
⎯Carol, no quiero…
Entonces, sin que yo me lo espere y de forma sumamente agresiva, Carol me empuja contra la pared y mi espalda recibe un fuerte golpe. El impacto me deja atónita, un dolor agudo y repentino, como un rayo atraviesa mi cuerpo. El sonido seco del golpe resuena en el aire mientras me desplomo contra la pared, sintiendo que mi corazón late con una fuerza descontrolada. Mis ojos se abren de par en par, incapaces de procesar la sorpresa y el miedo que ahora llenan mi mente.
Carol se acerca con una intensidad que nunca había visto en ella. Sus ojos están llenos de una intensidad que corta el aire. Su respiración es rápida, casi como si estuviera recuperándose de una explosión emocional.
⎯¿Qué estás haciendo? ⎯logro balbucear, mi voz temblando por el shock y el dolor.
Carol no responde de inmediato. En lugar de eso, sus ojos se mantienen fijos en los míos con una intensidad que es casi aterradora. Su cuerpo está rígido, como si la rabia estuviera tomando control de cada músculo.
⎯Te advierto una cosa, Cecilia. No te metas en mi camino, porque no me tocaré el corazón para quitarte. Si me estorbas, pagarás las consecuencias. Así que vete con mucho, pero mucho cuidado, ¿entiendes? Soy Carol Parker – Thys y siempre, ¡siempre gano!
—¡No puedes hacerme esto, Ceci! —su voz es una mezcla de ira y dolor, y cada palabra parece un golpe más a mi ya tambaleante equilibrio emocional.
La sala se siente de repente mucho más pequeña, como si las paredes se estuvieran acercando. La luz que entra a través de las ventanas ahora parece mucho más fría y distante, y el ambiente que antes era tan familiar se ha transformado en un lugar hostil. Me esfuerzo por entender lo que está sucediendo, pero el golpe a mi espalda y el dolor en mi cuerpo me han dejado aturdida.
⎯Carol… ⎯Pronuncio su nombre.
⎯Te lo estoy advirtiendo, Cecilia. Recuerda que si estás aquí es por mí, y así como te puedo dar la fama de la que disfrutas, te puedo hundir. No me provoques, ¿comprendiste?
Carol sigue mirándome, su rostro enrojecido por la ira. Ella parece estar luchando con sus propias emociones, sus manos temblando a medida que se enfrenta a su propia furia interna.
⎯Desayunaré en mi habitación, haz el que me gusta y trae más bebidas con alcohol. ⎯Después de darme un último vistazo, se aleja de mí y sube las escaleras.
Yo me separo de la pared y muevo mi cuello para tranquilizar un poco el dolor que siento por todo mi cuerpo.
Sabe de mi relación con Miguel, pienso, porque no me atrevo a hablar.
Sin embargo, lo que más me da miedo, no es que ella sepa esa información, sino esta nueva faceta de Carol que me ha mostrado.
⎯Tal vez está muy ebria ⎯justifico, aunque no me convenzo.
Supongo que más que nunca debo mantener todo en secreto. Pero, a pesar de este suceso, nada me arruinará mi alegría hoy; porque Miguel está enamorado de mí.
Que mujercita!! Para mí ese comportamiento no es de una persona estable mentalmente
Esa mujer está muy loca, pobre Ceci…pero creo que Miguel y ella deberían aclarar todo..y Ceci salir de esa casa.
Bueno Miguelito, ganaste una novia y una chef. Sacarla de esa casa prioridad.
Mas capitulos por fis 🙏🙏🙏🙏
La historia, me parece muy interesante,pero no ha terminado espero que sigas escribiendo esta historia, para saber que sucede con Miguel y Cecilia,eres una gran escritora, sabes trasmitir las sensaciones de los personajes y estos personajes están llenos de muchas sensaciones y sentimientos.
Hola, ya se ve que Carol tiene otro pensamiento hacia Miguel y no es precisamente amor hay algo más, que dará a la historia más interés, cuál es el,interés real de Carol y cómo va a defender Miguel su nueva vida…?gracias Ana, eres muy buena escritora
Ay no que miedo esa vieja Carol, esta loca. Que susto, sera que sospecha de algo con Miguel? Ceci tiene que contarle a Miguel lo que le hizo porq si no se cuidan esa vieja es de temer. Y con esas amenazas, que susto.