-Años después
Alegra
Mi abuelo solía decir que cuando la vida es fácil y feliz, pasa muy rápido, por lo que es indispensable retratar o registrar los recuerdos. También me aconsejaba que, si quería ver cómo pasa el tiempo, tuviera un hijo. Yo tuve cinco.
Al principio, no entendía completamente lo que él quería decirme. Sin embargo, ahora, al ver a mis hijos tan grandes, ya no siendo bebés, lo comprendo a la perfección: el tiempo se escurre entre las manos.
Durante estos años han ocurrido muchos acontecimientos, algunos buenos, otros malos, pero todos importantes para mí y para mi familia. Algunos sentaron las bases de nuestros proyectos, mientras que otros nos pusieron en el ojo del huracán y nos unieron más como familia.
Finalmente, ¡he logrado abrir mi agencia! No puedo expresar lo feliz que me hace. Conseguí el socio ideal aquí en Madrid, lo que me permitió dejar de viajar una vez al mes a Nueva York. Hice un trato con mi antiguo empleo y ahora soy la encargada de la sede en Europa, lo que ha elevado mi popularidad y prestigio en el mundo de la fotografía y el entretenimiento.
La alegría que siento al ver mis campañas en la calle, en la televisión, en la web y en revistas es inexplicable. He cerrado tratos muy importantes y creado proyectos que han llegado a las grandes esferas.
Sebastián Copp, el primo de Karl, fue una pieza clave en todo esto. El día que lo vi entrar por la puerta de nuestro piso, pensé que vendría a reclamarme por lo ocurrido aquella noche en París, o tal vez a buscar algo más. Sin embargo, me sorprendió cuando me hizo una propuesta.
—No he dejado de pensar en ti —me dijo—. Me alegra que ya estés en Madrid.
A partir de ese momento, ambos comenzamos a planearlo todo: la apertura de la agencia, la propuesta y, sobre todo, las campañas. Resulta que Sebastián es muy amigo de varios artistas de fama internacional y convenció a algunos de que me eligieran para las campañas de sus productos.
De repente, me encontré saludando a grandes cantantes y actores en la puerta de mi casa, presentándoles mis propuestas y escuchando las suyas. Al final de mi primer año en Madrid, inauguré mi estudio. Mi padre, a diferencia de la primera vez, fue el primero en darme su bendición y apoyo.
Él arregló que el antiguo departamento de mis abuelos en Madrid fuera el lugar para establecer mi estudio. Mi madre me apoyó con la remodelación y me aconsejó sobre los proveedores que debía usar para las luces y el equipo de fotografía. Ambos estaban tan felices por mi logro que se notó en la inauguración, especialmente cuando mi padre lloró de felicidad. Nunca pensé que lo vería así. Supongo que los años no pasan en vano.
Por otro lado, Karl está muy feliz en su trabajo en la fundación. Ha hecho un gran equipo con David y, en el primer año, sacaron adelante dos proyectos muy importantes que han ayudado a muchas personas. Sigue asistiendo a rehabilitación y ha vuelto a hacer ejercicio. Ha vuelto a ser el Karl joven, seguro y guapo que conocí hace años, aunque ahora es aún más atractivo con esa aura de joven padre que tanto me gusta. Karl también ha regresado al hospital para dar consulta y planea hacer un postdoctorado pronto.
En cuanto a nuestros hijos, han crecido. Alegrita se ha recuperado, aunque aún tiene problemas para ganar peso, por lo que necesita suplementos que la ayuden. Sin embargo, es difícil. Si no consume las calorías adecuadas o se enferma, baja de peso rápidamente, por lo que siempre necesita estar vigilada. Aun así, es una niña sana y feliz, muy platicadora y que adora a sus hermanos.
Alma y Amada han crecido sanas y felices. Amada me recuerda a mí de niña, mientras que Alma es idéntica a Karl, desde sus gestos hasta la forma de expresarse. Alegrita es una mezcla perfecta de los dos, una combinación que nos hace ver lo maravillosa que es la vida. Aunque las tres se parecen físicamente, sus personalidades son tan diferentes. No queremos etiquetarlas, pero ya sabemos quién nos sacará canas verdes.
Aun así, mis hijas son preciosas, llenas de vida y juguetonas. Verlas correr por el jardín y divertirse con sus primos es un verdadero placer. Ser su madre es un honor para mí. A veces no entiendo cómo yo, Alegra Canarias, he tenido tanta suerte de tener todo esto; pensar que alguna vez me negaba a ello.
Davide y Maël también han crecido. Ya no son mis bebés, ahora son niños audaces y felices. Davide ama el aire libre, los deportes y, sobre todo, las aventuras. Varias veces se ha metido en problemas debido a su innata curiosidad, esa que estoy segura heredó de Karl. No obstante, es un niño bueno, educado, atento y tierno. Se ha asumido el papel de hermano mayor, cuidando a todos sus hermanos con amor.
Maël, por otro lado, es completamente diferente a Davide. Es lector, sensible, comprensivo y tranquilo. Tiene un alma artística. Después de ver a Fátima aprender a tocar el piano junto con su primo Héctor, decidió que él también quería tocar un instrumento y escogió el violín. Ahora mi casa está llena de notas musicales, a veces desafinadas, y de partituras con tachones y colores. También se ha llenado de libros. Desde que aprendió a leer, ha comenzado su propio viaje en el mundo de los libros, lo cual me encanta. A veces, cuando cocinamos juntos, nos cuenta sus historias con un entusiasmo que jamás había visto. Maël heredó mi lado artístico, solo que de una manera diferente a la que esperaba.
Sin embargo, no todo ha sido felicidad y armonía. Hubo un acontecimiento que provocó que nuestros planes de boda se retrasaran por completo: Daniel fue víctima de un acto homofóbico.
Este suceso sacudió a toda la familia, pero, sobre todo, nos expuso ante el mundo sin que pudiésemos hacer nada. El nombre de Daniel estuvo en todas partes: en las redes sociales y en los periódicos. Hubo burlas, comentarios hirientes y otros de empatía. Daniel se encerró en su habitación y no quiso salir, consumido por la pena y la vergüenza. Todos nos sentimos de luto, y estábamos de luto, porque esa noche el Daniel que conocíamos murió, y otro, herido y roto, apareció en su lugar. Actualmente, sigue recuperándose, pero con el corazón herido es mucho más difícil.
Por esa razón, Lila y yo decidimos posponer los planes de boda, para que todo el escándalo se calmara y, sobre todo, por respeto a Daniel. Sin embargo, este tiempo nos ha ayudado a planear mejor la boda, a afinar los detalles, y en el caso de Lila, a diseñar los vestidos. Hoy, finalmente, haré la última prueba de mis vestidos de novia.
Después de tanto tiempo, mi boda por la iglesia con Karl se vislumbra cercana. Nos casaremos a finales de agosto, en una isla privada que hemos reservado desde hace tiempo.
Aunque será una boda conjunta y los invitados son casi los mismos, asistirán 300 personas, compitiendo así con la boda de Cho y Sabina, que aún nadie ha superado.
Estamos en junio, faltan semanas para la boda y yo siento que me volveré loca de los nervios. Además, la boda civil de mi hermana es este mes y el tiempo se acaba; el momento ha llegado.
Aunque ya estoy casada con Karl desde hace años, me emociona la idea de hacerlo por la iglesia, en un hermoso altar, en una ceremonia en la que nuestros hijos participarán y nuestra familia estará presente.
No voy a mentir, estoy emocionada con los vestidos de novia. Afortunadamente, Antonio convenció a Lila de rescatar los vestidos de novia y volver a incluirlos en la marca de Maison Caballero, y yo seré una de las afortunadas en usar dos de sus diseños.
Mi hermana me permitió ayudarle con el diseño de mis vestidos para darles mi toque personal y adaptarlos a mi estilo. Usaré lentejuelas porque la boda será de noche y brillarán; muero de ganas de que Karl los vea.
Así que ahora estoy en París. He viajado sola para probarme los vestidos en el taller exclusivo de mi hermana y para que ella les dé los últimos detalles.
Al parecer, estaremos solas, ya que Antonio ha viajado a Madrid llevándose a Ximena con él. Sila, mi madre, la tía Julie y la tía Ainhoa llegan dentro de unas horas para medirse sus respectivos vestidos. Por eso, le propondré a mi hermana una noche de chicas, una última salida antes de casarnos, para disfrutar del lugar.
—Bonjour, Madame Johansson —me saluda Lila, al abrir la puerta de su taller.
La luz que entra por los grandes ventanales de su elegante piso me deslumbra un poco. Entrar a la casa de Lila es como entrar a un palacio Marroquí; no cabe duda que la decoración es una mezcla de los gustos de ella y su próximo marido.
—Es un pequeño marruecos en París, con toques de México- españoles.
—Sé que es algo raro para el resto de la familia, pero creo que la combinación se ve bien, ¿no crees? Por cierto, ¿cómo va la remodelación de casa de nuestros padres?
Lila va caminando hacia una de las habitaciones de la casa, la que está hasta el fondo, donde está su taller exclusivo. En la parte de abajo, en los otros pisos, están trabajando las diseñadoras y costureras en los modelos de su próxima exhibición.
—Lenta, por no decir que no ha comenzado. Esperaremos hasta después de la boda para hacerlo. Le pediremos a Cho y a Sabina que nos presten su casa para quedarnos ahí durante el rato que la remodelemos.
—¿Tirarás la casa? —pregunta mi hermana, sorprendida
—No, haré más baños. Somos siete en la casa y es una pesadilla. También haremos más grande la cocina. Tengo que meter un refrigerador industrial, el que tienen mis papás no me es suficiente.
Lila se ríe.
Las puertas del fondo se abren. Al entrar en el taller y ver el vestido colgado frente a mí, no puedo evitar quedarme sin aliento.
—Lila, ¡es hermoso! —expreso.
—¿Si te gusta? —pregunta ella, con una amplia sonrisa.
—¿Bromeas? Es el vestido que siempre soñé.
Ella lo toma con delicadeza y abre la cortina gruesa del vestidor.
—Mídetelo. —Me invita.
Sin dudarlo dos veces, entro al vestidor para medímerlo. Siento la suave tela adaptarse a mi cuerpo y, a pesar de que no lo he visto, siento que me veo hermosa. Lo compruebo al verme frente al espejo.
Es un sueño hecho realidad: un elegante vestido de novia en un delicado tono champán, completamente cubierto de lentejuelas que lo hacen brillar como un millón de estrellas bajo la luz tenue de la habitación.
El escote en “V” profundo le da un toque sensual y sofisticado, mientras que el cinturón dorado en la cintura acentúa perfectamente la figura, añadiendo un detalle moderno y elegante.
Las mangas largas, semi-transparentes y adornadas con las mismas lentejuelas, caen suavemente, ajustándose en los puños y creando un equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo.
La falda, compuesta de capas de tul liviano, fluyen con una gracia que parecía casi irreal, como si el vestido estuviese hecho para moverse con la brisa. No había necesidad de adornos adicionales, el vestido es una obra de arte en sí mismo, y con el velo sencillo que lo acompaña, sé que Karl quedará tan asombrado como yo al verme con él.
—Eres una mujer increíblemente talentosa —expreso, llena de emoción.
Lila, me acomoda el velo. Su caída es majestuosa y ligera.
—Un moño bajo en el cabello y el. Velo queda perfecto. Serás una hermosa novia.
—Gracias a tí — murmuro.
—Ahora, pruébate el otro. Quiero ver si capté esa esencia Alegra Canarias. —Lila va hacia el otro maniquí y toma el segundo vestido que me hizo para la recepción.
Con cuidado me quito el de la ceremonia religiosa, y me lo cambio por otro que es un poco más revelador y ajustado. Vuelvo a mirarme en el espejo y sonrío.
El segundo vestido es simplemente deslumbrante. A primera vista, me impacta su elegancia moderna.
Hecho de una tela brillante, cubierto de lentejuelas que capturaban la luz en cada movimiento, el vestido tiene un escote en forma de corazón que se ajusta perfectamente al torso, resaltando mi figura de una manera sofisticada.
Las mangas largas, igualmente adornadas con lentejuelas, se extienden hasta las muñecas, añadiendo un toque de delicadeza al conjunto.
Sin embargo, lo que realmente destacaba era la abertura profunda en la falda, que revela mi pierna con audacia y clase, permitiendo que la fluida tela blanca detrás se despliegue con cada paso, creando un contraste perfecto entre sensualidad y elegancia.
Este vestido me hace sentir bien, lista para divertirme y bailar toda la noche; porque planeo hacerlo hasta el amanecer.
—Podré perrear con esto hasta el suelo —bromeo.
Lila se ríe.
—Claro que sí, lo hice resistente del trasero, sobre todo porque el tuyo es demasiado grande.
Lila se acerca a mí y ambas nos reflejamos en el espejo. Ahí está, mi hermana gemela, la persona que más quiero en este mundo con una sonrisa de oreja a oreja.
Lejos ha quedado todo lo que pasó con Antonio. Sus problemas con los Karagiannis, su corazón roto. Ahora, es una gran diseñadora; muy exitosa. Tiene su casa de moda y poco a poco se posiciona con las mejores del mundo.
—Soy tan afortunada de llevar un Mena Caballero en mi boda. ¿Será que la abuela Mena lo hubiera aprobado?
Lila sonríe.
—Le hubiese encantado. Aunque ella lo hubiese hecho más recatado. Ya sabes cómo era.
—Ponte el tuyo —le pido.
—¿Cómo?
—Anda, ponte uno de los tuyos. Lo quiero ver.
Lila camina hacia el mismo armario y toma su vestido, que ya está listo y guardado en una bolsa. Ella va hacia el vestidor y minutos después sale con un vestido ajustado al cuerpo delineando su esbelta figura. La tela blanca es simple pero elegante. El escote corazón se completa de manera exquisita con una capa de tul transparente que cubre sus hombros y subía hasta su cuello, todo salpicado de diminutas perlas que brillan con sutileza bajo la luz.
Las mangas largas y vaporosas, también de tul, y adornadas con las mismas perlas, le dan al conjunto un aire etéreo y romántico que contrasta con la falda recta. Definitivamente un vestido que refleja la personalidad de Lila.
De pronto, siento un enorme nudo en la garganta y unas ganas de llorar inmensas. No sé si es el recuerdo de mi abuela Mena o el hecho de que estamos frente al espejo, vestidas de novias y a punto de casarnos.
Sonrío al recordar aquellos días de nuestra infancia, cuando Lila y yo éramos solo unas niñas con una imaginación desbordante. Lila, con apenas ocho años, pasaba horas cortando papeles viejos, creando vestidos de novia que, para nosotras, eran obras maestras.
Con sus pequeñas manos, doblaba los papeles, dibujaba encajes y decoraba cada pliegue con la ilusión de quien ya sabía que estaba destinada a ser diseñadora.
—¿Recuerdas cuando tomabas las telas que la abuela Mena usaba para hacer sus cortinas y las convertías en velos para tus vestidos de papel? —le comento.
Lila se ríe; la puedo ver reflejada en el espejo.
—Recuerdo que corría por la casa, girando y riéndo y tú tomabas fotos con esa cámara desechable que mamá te regalaba. Sila me acomodaba el velo y David…
—David quería ser payaso, ¿recuerdas? —Ambas reímos—. Le decía a papá que él sería payaso y animaría fiestas infantiles, incluyendo la boda.
Continuamos riéndo. Lila me abraza.
—Esta es la razón por la que hago vestidos de novia —me comenta.
—¿Para ver a la gente llorar?
—No. Para ver la reacción reflejada en los rostros de los que los visten. La ilusión, la felicidad, el nerviosismo, las lágrimas. La abuela decía que los vestidos de novia no solo son tela y encajes; son sueños, promesas y la materialización de la esperanza. En ti, veo la felicidad plena y no sabes lo mucho que me alegra. Le haces honor a tu hermoso nombre, Alegra. Te deseo lo mejor en este nuevo capítulo de tu vida.
Volteo a verla a los ojos y en su reflejo veo todo lo que hemos vivido juntas.
—Mientras tú seas parte de ese capítulo, Lils —contesto.
Lila me abraza.
—Por supuesto, llegamos juntas a esta vida y nos iremos de ella juntas; no te desharás de mí tan fácil.
—Te quiero —contesto, con un nudo en la garganta.
—Yo te quiero más —me responde.
Y continuamos viéndonos en el espejo, viendo cuánto ha cambiado nuestra vida, pero nosotras seguimos pareciéndonos físicamente. Recordando que no importa cuántos capítulos iniciamos o terminemos, siempre seremos hermanas: Alegra y Lila.
No paro de llorar en cada capítulo. Simplemente son preciosos. No les hace falta nada. Gracias Ana
Q hermoso capitulo. Sin palabras.
Pd. Sigue tomando tu tiempo para escribir. Eres magia. Saludos
Simplemente hermoso, que bellas 💞
Gracias Ana por regalarnos tan espectaculares historias 💖
Muy emotivo este capítulo, donde reflejadas al espejo van rememorando… gracias Ana Martínez
Extrañaba continar leyendo esta historia
Que bonito que puedan casarse al mismo tiempo…y que Lila hiciera los vestidos. Gracias Ana!!
Hermoso capítulo, hermosa dupla estas hermanas increíbles.
Mi Danielito herido por la vida
Alma, una se llama Alma.
Gracias Anita 😍🥰
Un momento muy dulce, llore con ellas, por todo lo que dijeron