TAZARTE
La bienvenida de Lu y Ella a la familia Ruiz de Con y compañía fue una de las más hermosas que he visto. No sólo por todo lo que les prepararon y regalaron, sino por el cariño que les dieron. Los niños, los tíos, los que llegamos ahí por conocerlas, todos estaban concentrados en darles la bienvenida a su nueva vida. Y la familia sigue creciendo. Sabina está en espera de su cuarto bebé. Según me enteré, Lila y Antonio quieren darle un hermanito a Mena y, pues, ahora yo he entrado.
⎯Y eso que entraste de la buena manera ⎯comenta Daniel, mientras estamos sentados en el cómodo sofá de color negro.
Después del desayuno, que fácilmente se convirtió en comida y cena, Daniel decidió, de nuevo, pasar la noche conmigo. Así que fuimos a su piso, hizo una pequeña maleta y vinimos para acá. Ahora estamos aquí, en mi sala, disfrutando de la tranquilidad de la noche, después de un día lleno de emociones.
⎯¿De la buena manera? ⎯pregunto con curiosidad.
⎯Sí. Casi todas las parejas de algún miembro de la familia entran por un evento vergonzoso. Eso dicen.
⎯¿Hasta Moríns? ⎯inquiero, arqueando una ceja.
⎯Moríns es una vergüenza en sí ⎯bromea, haciendo que me ría⎯. No es cierto, lo quiero. Ese hombre tuvo una vida difícil y es auténtico dondequiera que va. Ni el dinero que tiene ahora lo cambia.
⎯Me agrada. Todos me agradan. Antonio es…
⎯Tímido ⎯completa Daniel⎯. Su entrada a la familia fue rara… no todos la comprenden, pero es un buen hombre. Quiere mucho a Lila. Me agrada, no platica mucho, pero es que al lado de Moríns, todos somos tímidos.
Sonrío. Me gusta ver a Daniel así, relajado, hablándome de su familia con esa mezcla de humor y cariño.
⎯¿Qué se siente ser hermano mayor? ⎯le pregunto.
Daniel suspira, su mirada se pierde un poco en el techo.
⎯Siempre lo he sido. Bueno… creo que perdí ese toque.
⎯¿Ese toque? ⎯inquiero, inclinándome un poco hacia él.
⎯La depresión… ⎯murmura, con un tono más bajo⎯. Nunca he hablado de esto con nadie.
Lo miro con atención, captando el peso de sus palabras.
⎯No tienes que hacerlo ⎯le digo con suavidad.
Pero en un movimiento que me toma por sorpresa, Daniel se recuesta sobre mi regazo, acomodándose con naturalidad, como si su cuerpo estuviera hecho para encajar en este espacio.
⎯Supongo que es muy pronto para hablar de eso ⎯continúa⎯, pero ser hermano de nuevo me ha recordado lo alejado que he estado de ellos, de mi familia. Me da mucho coraje saber que me alejé y todo lo que me pude haber perdido.
Acaricio su cabello, ese hermoso y suave cabello que, cuando no lo peina, es ligeramente ondulado. Él cierra los ojos y sonríe ante mi toque.
⎯Te aman mucho, lo pude ver hoy ⎯le susurro.
⎯Lo sé ⎯responde, con una sonrisa melancólica⎯. Pero es difícil no pensar en el tiempo que dejé pasar.
⎯El tiempo que importa es el que tienes ahora ⎯le digo, deslizando mis dedos con delicadeza por su frente⎯. Y hoy estuviste ahí.
Daniel abre los ojos y me mira con una intensidad que me deja sin aliento.
⎯Pude no haberlo estado ⎯dice con seguridad⎯. Incluso, pudiste no haberme conocido.
El ambiente pasa de romántico a nostálgico, comienza a sentirse más pesado, como si las palabras que aún no dice se acumularan en el aire entre nosotros.
Le doy un beso en la frente, queriendo disipar sus miedos antes de que ni siquiera los pronuncie.
⎯Te escucho ⎯le susurro.
Daniel se queda en silencio por un momento. Sus ojos bajan hasta mi pecho, como si ahí pudiera encontrar las palabras que necesita.
⎯Me da miedo ⎯admite finalmente, su voz más baja de lo usual.
⎯¿Qué cosa?
⎯Que después de esto… no me ames.
Exhala como si se hubiese estado conteniendo desde hace rato, y algo en mí se aprieta. Lo veo. Lo veo de verdad. A pesar de lo fuerte y seguro que parece, dentro de él todavía hay sombras que lo persiguen.
Sonrío, porque no quiero que esas sombras ganen, porque quiero que entienda algo que para mí es tan claro como el día.
⎯Tu pasado y tus fantasmas no hacen que mi amor por ti disminuya ⎯respondo con firmeza.
Daniel me mira con algo entre sorpresa y vulnerabilidad.
⎯¿Cómo puedes estar tan seguro? ⎯pregunta.
Me inclino sobre él y le tomo el rostro entre mis manos, con toda la delicadeza que merece.
⎯Porque aquí estoy, pidiéndote que me lo cuentes. Quiero que cierres ese ciclo. Venga dime.
DANIEL
Me acomodo sobre el regazo de Tazarte y cierro los ojos. Siento el calor de su mano acariciando mi cabello, la suavidad de sus dedos recorriendo mi frente. Su presencia me envuelve con una calidez que me hace sentir seguro, protegido. Como si por fin pudiera hablar de esto sin que el peso me arrastre de vuelta a la oscuridad.
⎯La última vez que pensé que no tenía salida… ⎯comienzo, con la voz más baja de lo que me gustaría.
Tazarte no dice nada. No me apresura. Solo sigue acariciando mi cabello, esperando.
⎯Fue hace dos años. Ya había pasado lo del suceso. Todavía cargaba con muchas cosas… demasiadas. Sentía que nada tenía sentido, que era un estorbo. Yo…
Mi pecho se contrae al recordar la sensación de ese día. El peso insoportable, la sensación de vacío que no tenía nombre.
⎯Estaba en mi departamento, había dejado de responder mensajes. Ni siquiera recuerdo qué día era. Solo sé que no quería seguir, que me sentía como si todo estuviera fuera de mi control. Como si yo mismo ya no fuera parte de nada.
Respiro hondo. No quiero detenerme. Si lo hago, sé que será más difícil decirlo.
⎯Decidí que no iba a seguir. Lo tenía todo planeado. Hasta el más mínimo detalle. Lo haría rápido. Sin pensar demasiado. Sin darle oportunidad a nadie de encontrarme antes. Había escrito las cartas, dejado todo listo. Estaba listo.
Tazarte tensa ligeramente los dedos en mi cabello, pero no interrumpe.
⎯Eso pensé. Pero no contaba con David Tristán y Jo.
De pronto, lo recuerdo con tanta claridad que me duele. La voz de mi prima gritando mi nombre desde la puerta, como si supiera que algo malo estaba pasando.
⎯Me había asegurado de quitar las llaves de mi piso de cada llavero de la familia, pero olvidé las llaves de emergencia que le di a Tristán. Ambos entraron y yo me quedé en silencio un segundo. Tristán me dijo que venía a ver el final del reality show de parejas que nos gustaba criticar. Me dijo: “¡Ey! Traigo pizza… sé cómo odias la pizza fría, sal”.
Cierro los ojos. Puedo ver la escena como si estuviera ocurriendo ahora mismo. La televisión encendiéndose con el sonido del programa de fondo, la risa fingida de Tristán tratando de hacerme reaccionar, de traerme de vuelta.
⎯Y entonces Jo tocó mi puerta.
Mi voz se quiebra un poco.
⎯Me dijo en un murmullo: “Eres mi primo favorito, mi hermano mayor… si te vas, ¿quién me ayudará a molestar a David? ¿Quién me hará segunda en los planes de vacaciones?”
Siento la presión en mi pecho. Aun después de tanto tiempo, aun después de estar aquí, en este momento, con alguien que me ama, esa sensación de vacío me alcanza por un instante.
⎯En eso, abrí la puerta y ambos estaban frente a ella. David vio la cuerda y Jo se quebró. Jamás la había visto así. Se arrojó a mis brazos, al igual que David, y los dos repetían “gracias a Dios, gracias a Dios”.
Las lágrimas corren por mis mejillas. No las detengo. No me escondo de ellas.
Levanto la vista y veo a Tazarte. Sus ojos también están llenos de lágrimas. Pero no dice nada. Solo me mira como si sintiera cada palabra, cada recuerdo.
⎯No sé por qué o cómo. Solo que llegaron en el momento indicado. Y se los agradezco. Nunca se los dije, pero por ellos, estoy aquí y… sé que Héctor los envió.
Lo digo con certeza. Lo sé en mi corazón.
⎯No me preguntes cómo, pero sé que fue él.
Tazarte me abraza sin decir nada. No necesita hacerlo. Su calor me envuelve, su presencia me mantiene firme.
TAZARTE
Sostengo a Daniel entre mis brazos. Él se quiebra llorando, y lo hace como un niño pequeño, sin reservas, sin contenerse. Su respiración es entrecortada, su cuerpo tiembla ligeramente contra el mío. Y yo… yo no digo nada. Solo lo consuelo.
Es fuerte lo que acaba de confesar. Demasiado. Siento su dolor como si fuera mío, como si cada palabra que dijo me hubiera dejado una herida invisible en la piel.
Deslizo mis manos suavemente por su espalda, intentando transmitirle calma, recordándole con mi toque que está aquí, que está a salvo. Apoyo mi mentón sobre su cabeza y cierro los ojos.
⎯Estoy aquí ⎯murmuro, más para que lo sienta que para que lo escuche.
No sé cuánto tiempo pasamos así. No sé si son minutos o una eternidad. Pero no me importa. No quiero soltarlo hasta que su cuerpo deje de temblar, hasta que su respiración se vuelva más tranquila.
Finalmente, Daniel se aparta un poco, lo suficiente para mirarme a los ojos. Su rostro está húmedo, su expresión agotada, pero hay algo más en su mirada. Algo más allá del dolor.
⎯Lo siento… ⎯susurra con la voz rota.
Sacudo la cabeza de inmediato.
⎯No tienes nada que sentir, Dan.
Limpio sus mejillas con mis pulgares y él cierra los ojos un momento, dejando escapar un suspiro tembloroso.
⎯Nunca pensé que le contaría esto a alguien… ⎯admite en voz baja, su mirada fija en un punto indefinido. Luego, toma aire y continúa⎯. Sin embargo, hoy que vi a mi familia, no puedo dejar de pensar en que los traicioné. En lo mucho que los hubiera herido. En la ausencia que hubiera dejado. El dolor que le hubiese causado a mi madre, a mi padre… a mi hermano…
Su voz se rompe al decirlo.
Trata de seguir hablando, pero las palabras quedan atrapadas en su garganta. Aprieta los labios, sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas. Su dolor es tan palpable que lo siento como un nudo en mi propio pecho.
⎯Dan… ⎯susurro, sosteniéndolo con más fuerza, como si pudiera anclarlo a la realidad, a este presente donde sigue aquí, donde sigue siendo amado.
Su respiración es irregular, pero no aparta la mirada de la mía. Como si buscara una confirmación de que lo entiendo, de que sus sentimientos tienen un lugar seguro aquí.
⎯Sé lo que estás pensando ⎯continúo, con la voz lo más serena posible⎯. Pero no los traicionaste, Dan. Estabas herido. Creíste que era la única salida. Y aun así, sigues aquí. Sigues con ellos. Y créeme… si pudieran elegir entre tenerte con esas cicatrices o perderte para siempre, elegirían tenerte, una y otra vez.
Sus ojos brillan con emoción contenida, y algo en su expresión cambia. Es mínimo, pero lo noto. Como si parte del peso que ha llevado se aflojara, aunque sea solo un poco.
Me inclino y dejo un beso en su frente, lento y firme.
⎯Estás aquí, Daniel. Estás con ellos. Y ellos, contigo. Eso es lo único que importa.
Daniel cierra los ojos por un momento y asiente. No habla, pero se aferra un poco más a mí. Y en ese instante, sé que no necesita decir nada más. Sé que este es un paso. Pequeño, pero un paso al fin.
Y yo estaré aquí, para cada uno de los que vengan después.
⎯Haz de pensar… “¡Dan es tan dramático!” ⎯dice con un intento de broma, su voz aún temblorosa.
Lo miro con ternura, sacudiendo la cabeza.
⎯No… ⎯respondo de inmediato⎯. Pienso: “Dan es tan valiente”. Porque decidió quedarse, porque decidió seguir adelante, porque sigue aquí… y porque, a pesar de todo, me dio una oportunidad.
Su expresión cambia, como si esas palabras llegaran a un lugar profundo en él. Sus ojos, aunque todavía enrojecidos, brillan con algo distinto. Tal vez incredulidad, tal vez alivio.
⎯No sé si lo hice por mí… o si simplemente ya estaba cansado ⎯murmura, su voz apenas un susurro.
Acaricio su mejilla con suavidad.
⎯Tal vez en ese momento no lo hiciste por ti… pero ahora sí. Cada día que eliges estar aquí, lo haces por ti. Y eso es lo que realmente importa.
Daniel me observa en silencio. Luego, con un suspiro, apoya su frente contra mi pecho.
No digo nada más. No necesito hacerlo. Solo lo sostengo, haciéndole saber, con mi presencia, que no está solo. Que nunca más lo estará.
Daniel se aparta ligeramente, lo justo para poder mirarme a los ojos. Su expresión sigue vulnerable, pero hay algo más ahí ahora. Algo nuevo. Determinación.
⎯Te prometo que ya viste lo peor de mí. Ahora verás lo mejor de mí. Solo tenme paciencia ⎯me dice, su voz más firme, aunque aún temblorosa.
Sonrío, y con delicadeza, llevo una mano a su rostro, acariciando su mejilla con el pulgar.
⎯Dan… ⎯susurro⎯. No estoy aquí esperando lo mejor de ti. Estoy aquí por todo lo que eres.
Él parpadea, sorprendido, como si esas palabras fueran algo que jamás había considerado.
⎯Pero quiero… quiero ser mejor.
⎯Y lo serás ⎯le aseguro⎯. Pero no porque tengas que demostrarme nada. Solo porque lo mereces.
Daniel me sonríe.
⎯Prometo que ya no arruinaré más noches contigo ⎯susurra Daniel, su voz aún frágil, pero cargada de sinceridad.
Lo observo con una sonrisa suave y niego con la cabeza.
⎯¿Quién dijo que la arruinaste? ⎯le respondo, y antes de que pueda replicar, lo beso. Un beso lento, sin prisa, lleno de todo lo que quiero que entienda.
Cuando nos separamos, nuestras frentes quedan juntas, nuestras respiraciones mezclándose en la intimidad de la habitación.
⎯La noche es larga… muy larga ⎯añado, rozando su nariz con la mía⎯. Tan larga como queramos.
Daniel sonríe por primera vez en lo que parece una eternidad, y en ese momento lo sé: está aquí, conmigo, en el presente.
Así que dejamos que la noche se extienda, que las conversaciones se entrelacen con los silencios cómodos, que las risas ahogadas entre besos llenen el espacio. Hablamos de todo y de nada, de nuestros sueños, de nuestros miedos, de los momentos en los que sentimos que el tiempo se nos escapó.
Y cuando el amanecer tiñe el cielo de tonos rosados y dorados, cuando el cansancio finalmente nos vence, sé que esta no es solo otra noche más.
Es el inicio de algo nuevo. Algo nuestro.
Me encanta Tazarte, tan bello 🥰🥰
Que bien que por fin se libero de esa culpa que sentía, merece un nuevo comienzo sin temores
Lo más difícil de los comienzos es forjar la confianza.
Se merecen puro amor mis niños
Wauiuu… Lloré, lloré, lloré… La depresión… Mata… Somos fuertes, valientes los que decidimos quedarnos a remar con nuestros fantasmas. Hermoso
Son la expresión más linda del amor ❤️❤️❤️
💔 cuánto dolor tuvo que atravesar par tomar una decisión como la que tuvo hace dos años. Gracias al cielo tuvo ángeles que acudieron a su rescate 🙏🏼.
Ahora que por fin pudo sacar ese peso que venia cargando, puede ver con mayor claridad lo afortunado que es al pertenecer a la familia que tiene ❤️🩹❤️🩹❤️🩹.
Mucho amor para Dan. Se merece todo el amor del mundo 🥹.
Me alegro que poco a poco Daniel vaya quitándose todo ese peso del pasado 🥹
Y lo mejor es que tiene a Tazarte para que lo consienta con mucho amor ❤️🩹🥰🥰
Que fuerte
Que difícil es aceptar que ya no querías estar. Pero a la vez. Que dejarías mal a todo el que t quiere bien. Y sentir el apoyo y poder sobrevivir, sobrellevar y continuar. Q buen apoyo que será Taz para Dan
Uffff que fuerte es abrirse y poder contar eso que nos atormenta, que nos quiebra. Muy valiente mi Dan. Y Taz es lo mas lindo con el. Cuando conozca mas de Taz será mejor aun. Que belleza. Muy emotivo el capitulo. Logra movernos fibras, como siempre.
Que capitulo más duro, la.depresión y el suicidio van de la mano, Jo y David Tristan fueron los ángeles que evitaron esta tragedia 😭. Me alegra mucho que Dan este iniciando otra fase y que Taz este con, aunque también tiene sus demonios.
Me encantan amo a tazarte y Daniel juntos. Pero me da miedo Sebastián. Que estará planeando. No me gusta.
Primera vez que leo una historia de este tipo, pero me gusta la familia y el respeto de Ana al contarla … Felicidades